Capítulo 26

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Capítulo 26



"Eres tan linda"

Susurre en su oído y ella se rió por lo bajo.

Empezó el juego, la entorpecí demasiado, ella pensaba que yo estaba bajo su hechizo y que la pasaríamos bien.

Pero aquí la cosa era egoísta, yo la pasaría bien... ella no.

Porque estaba todo mal en este mundo, porque las personas están mal y yo soy una de esas personas que está muy mal de la cabeza así que no me quejo de las cosas que están pasando en este mundo.

La mire fijamente y cuando ella fijo su vista en mi rostro, le sonríe seductoramente, mientras tomaba la bolsa donde traía la lencería sensual.

Se vería también su cuerpo muerto con esa lencería.

Ella retenía mi vista, lo cual para seducirla más me acerque a ella y bese sus labios dulces, con un beso corto pero excitante.

Luego vimos la banda tocar que por cierto, era muy buena, y me gusto a pesar de lo que llevaba dentro de mi sobretodo. Ese cuchillo filoso, preparado para ver salir sangre y lastimar.

Ella me toco la mano y estaba tan cálida a comparación de la mía que estaba tan helada como mi corazón.

Solo espero que nadie me pueda reconocer, porque traigo este disfraz esencialmente para eso, para ocultar mi identidad de modelo famoso.

Luego de caricias, de susurros de amor, de besos, de todo ese tipo de cosas, decidí decirle que era hora de irnos...

Irnos al hotel.

Para que realmente comience el juego del que vengo tratando de jugar...

—Vayámonos.

— ¿Ya?

Me pregunto ella con una sonrisa irónica.

—Si...

— ¿Ansioso?

—La verdad que si...

Ella se rió con una risa que me llego a los oídos y me hizo dar un escalofrió realmente electrizante. Taylor estaba entusiasmada...

Y yo estaba entusiasmado por verla morir de a poco...

—Quedémoslo un rato más...

— ¿Tu no estas ansiosa por Stanley?

Pregunte con un rostro serio, mientras ella pensaba un poco la respuesta, haciéndose la importante...

—Es que realmente me gusta la banda...

—A mí también, pero tú más...

Cuando dije eso se me nublo la vista porque había bebido mucho alcohol de hecho... La bebida blanca estaba moviendo mi cuerpo, caliente.

—Está bien.

—Gracias.

Ella se levantó acomodándose su ropa y toda la gente estaba en su mundo... por suerte no habíamos llamado mucho la atención, no me convenía porque soy el modelo más famoso del mundo y no quiero que me vean con la próxima mujer que va a ser famosa por su muerte...

Había olor a alcohol, había olor a cuerpos humanos, hacía calor y la banda hacia retumbar los vidrios del bar, tome de la mano a mi presa, y fui hacia la barra para pagar demás a las personas que atendían allí.

Ellos me agradecieron y yo nos despegue la mirada de la puerta de la salida. En cuanto sentí el viento en mi rostro, suspire porque nadie fue capaz de reconocerme...

No, claro que era muy difícil hacerlo.

Todo allí estaba muy oscuro, era muy tarde y quien imaginaba que Stanley se encontraba en un lugar de esos, y con una mujer que no sea "famosa". Además este vestuario, nunca había usado este tipo de ropa.

— ¿A dónde vamos? —Ella pregunto.

— ¿Tienes un hotel nuevo?

— ¿A qué te refieres...?

—No quiero ir a ese hotel donde trabajas... quiero conocer otro.

—Pero son caros...

Por fin oía su voz clara... llevaba la bolsita en la mano izquierda y su cartera en la otra mano, con su mirada perdida y confundida.

El alcohol la estaba llevando a un sitio del cual no conozco.

Todos actuamos de una manera diferente cuando estamos alcoholizados.

—Yo pago todo.

Ella se quedó mirando unos segundos y yo sonreí.

—Está bien... tengo uno que me encanta.

—Bien.

Por suerte era fácil de convencer...

La tome de la mano y ella empezó a caminar mientras me guiaba al hotel donde iba a acabar con su tonta y miserable vida.

Bueno, quizás a ella le gustaba su vida pero iba a tener que terminar por confiar en cualquier idiota que se le cruzaba en el camino.

Lo olvido siempre... yo soy el gran modelo famoso Stanley Silver por eso todos me quieren cerca, simplemente para robarme fama.

Le apreté la mano, mientras ella tenía una sonrisa en su rostro y miraba hacia adelante.

No sabes dónde te estas metiendo, pequeña conejita.

Pocos autos se avecinaban esta noche, y todo estaba tan tranquilo que pensé que mi plan estaba saliendo a la perfección, solo espero que nadie se interponga o que no haya cámaras en el hotel o por los pasillos. La nueva tecnología me está matando.

Eran casi las dos de la mañana y no tenía ni un poco de sueño estaba más despierto que nunca porque sabía lo que el destino me esperaba.

— ¿No hay cámaras no?

— ¿En dónde?

—En el hotel...

—Creo que no...

— ¿Crees?

Ella me miro con la ceja levantada para que le dé una explicación.

—Tu novio que dirá de esto...

—Yo no tengo novio...

—Oh vamos, como una chica tan linda como tú no tiene novio...

— ¿Y tú? Oh cierto... Lana...

Ella es una novia de mentira, pensé.

Podría decírselo, si no iba a abrir la boca porque para el día siguiente cuando se acuerde que lo tiene que contar, va a estar muerta.

—Bueno... ella también se da sus permitidos.

—Así que son una pareja de permitidos...

— ¿Qué tiene?

—Es medio raro...

—No lo es, es divertido.

Taylor me miro con un rostro que no comprendía la situación en donde estaba con mi novia porque para las personas normales, eso no es lindo.

Para las personas normales, salir con una persona es divertido, que te regale cosas y que te de un beso en la nariz es lindo, pero... para personas como yo y toda persona que entra en el mundo de la fama y el poder esas cosas ya nos parecen aburridas.

—Es bastante pervertido.

—Claro y tú eres pervertida, o que piensas hacer con esa lencería que compraste.

Me dio un golpe con la misma bolsa y me reí.

—No seas bobo.

—Aprovecha tu belleza...

—Lo haré muy bien...

Cuando llegamos al hotel, ella entro por la puerta pesada y transparente y yo mire hacia todos lados, pero las calles seguían vacías y sin cámaras.

Entramos y por suerte en la entrada estaba despejada y no había cámaras, pero me acorde de algo que era esencial para un asesino... que no le vean el día de su crimen.

—Ve a pedir tú la habitación...

— ¿No me acompañas?

—Lo haría —La tome de la mano y la acaricie —Pero... me llamo tanto la atención este hotel que quiero ver el ascensor y varias cosas antes de ir a la habitación.

—Oh claro... Te dije que era genial...

—Tenías toda la razón...

Asintió con una sonrisa y se fue a la recepción donde le darían la habitación donde ocurriría el asesinato.

Me aleje enseguida de la recepción y me oculte en el pasillo del hotel para que nadie me vea, aunque todos estarían en sus habitaciones durmiendo, nadie estaría paseando por el hotel a estas altas horas de la noche.

Suspire, mire mi celular, lo silencie y lo apague.

Por suerte, nadie había sospechado que no estaba en el hotel descansando para la sección de fotos de mañana porque no tenía ni una llamada perdida.

Seguía mirando hacia todos lados por si alguien pasaba y me veía esta noche, en este puto hotel. Me oculte mi rostro con mi sombrero y todo estaba silencioso que me hacía temblar y preocuparme más.

Toque el cuchillo donde estaba esperando para que toda la acción y toda mi felicidad comenzaran, pero tan nervioso como estaba ahora, no creo que las cosas salgan como espero.

Taylor estaba demorando tanto, que lleve mí uña a la boca y comencé a morderla por impaciencia. Nadie se aproximaba la ascensor y un pequeño dolor de estómago se asomó por mi cuerpo ¿Tienes miedo Stanley?

No, y no.

Podía pasarme cualquier cosa, menos tener miedo, eso es de gente estúpida, yo no soy estúpido, soy superior pienso mejor que los demás, me doy cuenta de todo antes que los demás, no necesito de los demás para sobrevivir.

—Aquí estas.

Me sobresalte al sentir la voz de Taylor.

— ¿Qué es lo que ocurre?

Ella tenía el rostro de espanto y yo también. Me acerque a ella y le di un pequeño abrazo.

— ¿Estas bien?

—Si solo que te extrañaba un poco...

—Me había asustado cuando te encontré tenías cara de haber visto un fantasma o de estar asustado por algo...

—No, no... estoy bien...

—Está bien.

La tome de la mano y me dirigí rápidamente al ascensor para no perder más tiempo de lo que estaba perdiendo.

— ¿Cuál es el número de la habitación?

Le saque la llave que tenía en la mano, para fijarme donde le habían asignado y por suerte era el piso número seis, bastante lejos de la recepción por si escuchaban algún grito o algo raro que de seguro lo habría, estábamos muy lejos.

Habitación 60.

Sonreí, parece que esta noche estaba teniendo suerte.

—Pero ¿Qué pasa? Porque me sacas así las cosas...

No le conteste, solo me concentre en presionar el piso seis y verificar si no había cámaras en el ascensor.

— ¿Qué te pasa?

Me acerque a ella, la tome del cuello, la acerque a mí y bese sus labios tan fuerte que me dolieron un poco mis labios.

Luego apoye su cabeza en la pared del ascensor, y abrí los ojos verificando si ella cerro los ojos al besarme y si estaba tan concentrada en mi boca, que me daba tiempo a tocar donde tenía escondido el cuchillo y ver si estaba.

Estaba como siempre.

Enrollo sus brazos en mi cuello y yo la tome de la cintura y la empuje más para que nuestros labios estuvieran cerca y pudiera besarla con más profundidad.

Luego cuando sentí que habíamos subido al piso seis, me separe de ella y me relamí los labios mientras ella me miraba con deseo.

—Llegamos.

—Si lo se...

—Vamos.

La tome de la mano y comencé a caminar lo más rápido posible, y ella me siguió con los mismos pasos veloces.

El hotel parecía abandona porque no había nadie, solo nosotros corriendo hacia la habitación.

Ella para sentirme y yo para sentir su sangre en mi cuerpo en mis labios... en todo mi ser, solo quería sentir esa sensación, solo quería sacarle la vida.

Un poco más corríamos en los pasillos magníficos del hotel y solo esperaba no encontrarme con nadie que arruinara este momento.

Cuando llegamos a la maldita habitación sesenta, tome las llaves y enseguida abrí la puerta, claramente deje que ella pasara primero, mi presa tenía que ser atrapada primero y luego pase yo mientras que me quede con la llave y cerré la puerta.

Oh, estaba encerrada.

Con la bestia que necesita matar para satisfacer sus necesidades.

Ella se abalanzo a mí, y me beso los labios, haciéndome chocar con la puerta y que se me caigan las llaves al suelo.

Maldita sea.

Luego sus labios bajaron a mi cuello y me mordió enseguida la piel, haciéndome estremecer y haciéndome nublar mis pensamientos.

Las llaves en el suelo... ¿Ahora qué hago?

Cuando comenzó a desprenderme el sobre todo, mi vista se desvió a la pequeña bolsa que traía ella en su mano antes de entrar a la habitación.

La lencería.

—Oye, espera.

Le tome las manos suavemente.

— ¿Qué pasa? —Pregunto confundida— ¿Lo estoy haciendo mal?

—No, no... tranquila.

Taylor separo mis manos de mi abrigo, se relamió los labios y pude ver que sus mejillas estaban sonrojadas.

—La lencería... quiero que la uses...

—Oh... ¡Lo había olvidado!

Me reí para hacerme el idiota, y que me dé tiempo de guardar las llaves para que no intente escapar cuando la este por asesinar.

Ella también largo una carcajada, se separó de mí y fue hacia la bolsa que estaba arrojada en el suelo como las llaves. Pero por suerte a eso no le dio importancia.

—Ya vuelvo.

—Te estaré esperando.

Se dirigió a la puerta del baño para cambiarse, en cuanto sentí el sonido de la puerta cerrarse, me dirigí corriendo a las llaves.

Las escondí debajo de un jarrón, luego me dirigí a las ventanas y les puse trabas a todas y corrí las cortinas, aunque estábamos en un piso muy alto.

Luego saque mi cuchillo y lo observe.

Su filo estaba tan brilloso que hacía que mi corazón empezara a latir fuertemente. Luego lo guarde, me desprendí el sobre todo, me saque el sombrero y lo deje en la mesita de luz. Suspire y cerré los ojos.

Camine hacia la cama, me senté y mire la puerta del baño que aún estaba cerrada.

— ¿Te falta mucho?

—No...

Luego saque de nuevo el cuchillo, alargue mi dedo al filo y me corte pequeñamente. No deje salir a la sangre porque enseguida metí mi dedo a mi boca.

—Deliciosa.

Luego puse mi cuchillo en el bolsillo del sobre todo y apreté mi dedo para que no salga más la sangre. Despeine mi cabello y mordí mi labio.

Estaba listo para asesinar.

Taylor salió del baño con el cabello rubio y suelto y sin maquillaje.

Con un saco transparente, un corpiño violeta, y casi desnuda.

—Te ves hermosa.

Ella me guiño el ojo y sin dudas camino hacia mí, para subirse a mis piernas pero yo no iba a dejar que pasara más nada, porque tenía mucha sed de su sangre.

—Disfrútame.

—Lo hare.

—Qué bueno que no eres el hombre que creía que eras...

—No... soy el mejor de todos.

La lance a la cama y ella se quedó tirada en la cama con toda su melena esparcida, luego me subí encima de ella.

Ella me sonrió con deseo, se mordió su labio, acaricio mi mejilla y yo también le sonreí con esa sonrisa perversa que tenía.

Me senté encima de ella, saque rápidamente el cuchillo, sentí un pequeño grito y con todas mis fuerzas se lo clave en su cuerpo.

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