Capítulo 4

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Capítulo 4



La noche de ayer fue estresante...

Y no lo digo porque sí.

Aunque me haya tomado la pastilla para dormir, tenía una migraña en mi cabeza que nada podía pararlo.

Ni siquiera las dos aspirinas que tome por la tarde... pienso que algún día voy a morirme de una migraña en la cabeza. Empieza en la frente, luego se desplaza hacia los costados de mis ojos y luego me hace doler la vista. Lo único que quiero hacer en esos momentos es arrojarme a la cama y que nadie me moleste...

Ayer a la noche, fue una de esas de las que no pude dormir por el dolor...

No sé qué le estaba ocurriendo a mi cuerpo...

No sé qué me estaba ocurriendo a mí.

Cuando pude conciliar el sueño, tuve una visión de cuando yo tenía diez años... como un recuerdo que quería recordarlo y bueno mi mente me lo dio como obsequio.

El recuerdo se trataba que yo de pequeño, estaba en el sótano de mi casa... estábamos en medio del campo y lo sabía, por eso el silencio de esa era realmente relajador y bueno para una persona nerviosa. Mama era nerviosa, quizás por eso creo que me tuvo toda la infancia, trastornado con la bendita granja que era sus padres.

Hasta cuando me escape y pude hacer lo que me diera la gana. Que hermosa sensación que sentí, cuando mientras ella dormía a la noche, tome una mochila y la llene de cosas básicas, y me fui corriendo una noche de verano diciendo que nunca más volvería a esa casa.

Tenía dieciséis y era un completo imbécil.

Volvemos al recuerdo cuando tenía diez años, y estaba en el sótano lleno de polvo y desordenado. Ahí mama guardaba las cosas que usaba para mantener la granja, cosas de trabajo.

Pero yo no estaba ahí porque me imaginaba encontrado algo interesante para jugar o simplemente porque quería explorar.

Ya no era Curt Kobain, era Stanley que quería hacer cosas realmente frías a las que no se las conté nunca a nadie.

En la mano sostenía alfileres...

Y estaba mirando la trampa que había puesto para que la rata quedara atrapada. Aquí había muchas cosas de esas, porque vivíamos en medio del campo, y bueno eso no me asustaba en cambio a mi mejor amigo Paul, sí.

Cuando la rata estaba media noqueada, por la trampa, con unos guantes que le robe a mi mama de trabajo, la tomaba rápidamente para sacarla de la trampa y mirarla por unos cuantos minutos...

El bicho estaba sufriendo y yo lo sentía.

Y me gustaba.

Era una sensación inmensamente grande que no podía ocultar, entonces en lugar de estar en mi habitación viendo dibujos animados o jugando con los "autitos" de juguetes, estaba en el sótano de mi casa, atrapando ratas, para matarlas de a poco... dejarlas agonizar porque era un juego sádico y realmente preocupante. Pero nunca le había contado nada a nadie porque sabía qué pensarían que estoy demasiado loco para vivir aquí en este mundo. Donde la sociedad impone todos los días cosas nuevas, de lo que está mal, de lo que está bien y los humanos tenemos que aprender a respetar estas tonterías.

Yo era un niño, y jugaba a esos juegos por diversión. Quizás era siniestro, pero quizás era a lo único que lo encontraba lo divertido... quizás mi personalidad era más fuerte, y tétrica que la de los demás, pero no creo que en mi mente haya algo oscuro a pesar de todos los sucesos que me pasaron de pequeño.

Siento que hay algo... no sé si es malo o bueno, pero algo que me está atormentando en estos días.

Cuando esa pobre rata cayó en manos de ese Stanley de diez años, no sabía lo horrible que le esperaba... dicen que el dolor físico, es el peor, pero yo creo que el dolor interno es lo peor.

Vivimos con el efecto mariposa...

Las cosas que no son menores, nos afectan más que las que son muy fuertes.

¿No entiendes porque?

Déjame que te explique, los humanos somos complejos tan complejos que nos dejamos llevar por las cosas mínimas que nos pasan, por eso cuando estamos locos, no sabemos por qué o creemos cosas que son totalmente falsas.

La rata estaba media muerta, movía sus pequeñas patas, y los ojos. Yo de pequeño me acerque a observarla y tenía una enorme curiosidad por descubrir que era lo que le pasaba...

Como se sintiera en ese momento.

¿Bien, normal, mal? Esas no eran las respuestas.

Tome un alfiler, fino y pequeño y lo observe en la pequeña luz que había en el sótano. Su punta filosa, brillaba por la luz, y yo estaba encantado que sea tan filosa como era...

Llegaba a pinchar solo un dedo mío con eso, creo que la sangre correría por mi dedo por una semana. Sabía que podía penetrar bastante así que mejor no probarla con mi dedo, mejor probarla con la rata...

Sus orejas eran grandes... se movían un poco.

Su cuerpo ahí indefenso me daba tentación, algo tan grande, que no podía entender que un niño tan pequeño ya sienta esas sensaciones...

Me levante de la cama, porque el sudor había impregnado mi rostro, cada vez que recordaba algo como eso me pasaban esas cosas que no terminaba de comprender.

Mi yo de pequeño dirigió el alfiler al estómago de la rata y se lo hundió tan fuerte, que cuando sintió que la punta se hundía en la carne, exhalo un suspiro de satisfacción...

El animal movía las patas rápido al sentir ese pinchazo, que no se esperaría... Stanley de pequeño estaba disfrutando en todos los sentidos, realmente en todos... moje mis labios con mi lengua, y hundí un poco más el alfiler en la panza de la rata.

Luego tome otro sin pensarlo, porque creía que lo que hacía estaba bien y hundí otro de esos puntiagudos en su pequeña pata...

Luego en la otra...

Hasta que detrás de la rata empezó a salir el líquido rojo de su cuerpo, el líquido que nos mostraba que estábamos vivos... realmente vivos... pero este pequeño animal, ya estaba muerto y Stanley no estaba satisfecho con su trabajo, hubiera querido que haya sido más descontrolado la situación, pero el animal ya estaba semi muerto cuando lo encontré en la trampa.

Eso me descontrolo en ese momento, hasta que me llevo al límite de tomar el ultimo alfiler que me quedaba y clavárselo por todas las partes de su cuerpo, hasta que la rata quedo media mutilada...

Mama siempre me había dicho que tenía una mente negra, como el color... no se a que se refería con eso, pero ahora me estoy dando cuenta que los acontecimientos que pasaba cuando era pequeño, eran preocupante.

El día antes de escaparme a los dieciséis años, había encendido una hornalla a la noche para hacerme un café antes de irme, pero el fuego detuvo mi acción... su ruido inundaba mis oídos como si tuviera auriculares escuchando el sonido que omitía ese maldito fuego.

Me arrodille porque color me hacía querer verlo más de cerca y me sonó la panza del hambre cuando sentí el calor en el rostro...

No era importante el hambre que me había agarrado en ese momento, lo único que quería hacer era ver y ver el fuego.

Quizás quemarme la cara...

Tome todo el vaso de agua que me había servido y la garganta dejo de molestarme... estaba exhausto en estos últimos días y no tenía ganas de enfrentarme a un modelaje en donde iban a ir todas las personas más importantes del mundo...

Thomas me había llamado pero no lo había atendido... cuando pase una noche tan mala, no pensaba hablar de idioteces de modelos cuando realmente mi semana venia mal...

Otra vez sonó el maldito teléfono... pero esta vez iba a contestar.

— ¡Maldita sea, Thomas!

— ¿Qué?

Una voz fina sonó a través de mi teléfono.

Paul.

Mi mejor amigo... lo supe, su voz era inconfundible.

—Ah...

— ¿Estás en un mal momento?

—No, no...

—De hecho quería pasar por tu apartamento estoy en la esquina... por eso me preguntaba si...

—Sí, puedes.

Un poco de compañía no me vendría mal después de todo, aunque de seguro no me quedaban fuerzas para hablar... recordar mis pasados era del todo difícil, no podía contener esa sensación nueva que sentía.

—Gracias...

—De nada.

—Ya voy.

Y me cortó sin darme tiempo para decir al menos un "adiós". Tire mi celular en el sofá y mire por todos lados haber si no había nada inadecuado como un preservativo arrojado en el suelo.

Pero no, no había nada de esas cosas que las tienes que sacar de tu vista lo más antes posible.

Acomode mi pelo celeste, y me delinee la zona debajo de mis ojos con un poco de negro.

Lucia como la mierda, al estilo de palabra que diría Summer... pero creo que esta vez era verdad. No dormir una noche puede hacerme muy mal y realmente a mí me afecto demasiado.

No podía recibir de esa manera a mi amigo...no estaba del todo bien para recibir visitas.

Después de que se fuera mi novia a su casa, porque claro no vivíamos juntos, me agarro ese dolor de cabeza insoportable y aquí estoy.

Camine lentamente dentro de mi apartamento y me acerque a la ventana... vivía en pleno centro, donde cuando salía estaban todos los paparazzis esperándome para preguntarme como estaba y tomarme fotos.

Cada día que pase las ganas de vivir se van consumiendo un poco más, eso no puedo evitarlo.

Me ha dicho mi mejor amigo que era porque no hacia alguna actividad... pero todas las mañanas del fin de semana, salgo a correr... por un parque donde lo usan para esas cosas.

No me basta con eso, quizás probar otra cosa.

O mejor la ciudad no me dejaba tranquilo, alteraba mis nervios más de lo habitual, tras que yo soy una persona nerviosa... no debo estar en un lugar de estos.

Me lo pensé mejor mientras miraba la ventana y veía los autos, el cielo, escuchaba los ruidos.

¿Mudarme?

Lejos de la ciudad, de los paparazzi, lejos de mi madre, de mi novia, de todos. Claro, solo tendré que viajar para venir a la agencia de modelaje, pero aquí en Inglaterra se viaja para todo, eso no era un problema.

Siento que alguien toca timbre en mi apartamento... es Paul, mi queridísimo amigo de la infancia que siempre viene a verme...

—Si eres Paul, adelante.

Se abrió la puerta y se apareció el con una leve sonrisa, la nariz colorada, un gorro de lana y un mechón de pelo rojo cayéndole por su rostro.

—Hola...

Dijo suavemente.

—Hola.

Me senté en la silla y lo invite a pasar como casi siempre hacia.

— ¿Cuándo vas a sacarte ese color rojo del pelo?

Le pregunte con una sonrisa, porque sabía que lo hacía fastidiar.

—Nunca... ¿Y tú nunca vas a sacarte el azul?

—Quizás sí.

A todos los modelos nos piden renovar nuestro estilo, ya que trabajamos con la imagen, básicamente es para que la gente no se aburra de nosotros, que se acostumbren a los cambios que nos hacemos en nuestro aspecto.

—Yo soy modelo internacional, tengo que cambiar de look...

—Bueno ahí está, yo soy un simple fotógrafo... nadie me exige que cambie de look...

Es un idiota.

Su estilo no es más que el de un hispter bien gay... aunque a él no le gusta decir que es gay, bueno mejor dicho ni siquiera asume que es gay, no sé porque no es nada malo, solo que prefiere a las personas de su mismo sexo y eso es porque digo que me prefiere a mí.

Nunca me lo dijo pero yo me di cuenta, solo, no tuve que hacer ningún esfuerzo para darme cuenta de todas estas pequeñas cosas.

A veces siento que analizo a la persona.

—Qué suerte tienes...

—No lo creo no tengo el mismo dinero que tu...

— ¿Y el dinero, que?

El levanto una ceja confundido.

—Vamos Stanley, ahora me vas a decir que no te importa el dinero...

—En estos días... no.

Siempre me mostré como una persona materialista y eso mi amigo lo había notado, siempre dije que me importaba el puto dinero por eso deje que Thomas me tomara como a su juguete.

Todo por dinero.

—Me voy a mudar.

Me miro con la ceja levantada y luego asintió.

— ¿A dónde?

—Voy a seguir aquí en Manchester pero quiero mudarme a algo que este alejado de la ciudad... ¿Comprendes?

—Eso era algo de lo que pensaba hace mucho...

—Si.

Paul me miro con sus ojos grises y luego asintió conforme con su decisión. Se sacó el pequeño abrigo marrón que llevaba y la bufanda negra que tenía en su cuello.

— ¿Frio?

Pregunte curioso porque no había salido en todo el día.

—Si, como siempre.

— ¿Café?

—Claro.

La migraña en mi cabeza seguía pero levemente, solo espero que esta noche no tenga otra vez esos recuerdos de cuando era pequeño y me aumente, porque hoy quiero dormir.

— ¿Y tienes pensando a dónde ir?

Me pregunto con su voz infantil.

—No... pero voy a buscar una casa por internet...

—Solo ten cuidado.

Largue una carcajada.

—Yo sé lo que hago...

Levante la ceja, mientras prendía la hornalla para calentar el agua y otra vez vi el fuego.

Un golpe en el corazón me dio porque volví a sentir esa sensación de esa vez que me escape de casa.

Trate de no mirarlo mucho, pero mis ojos no podían despegarse de él, y es más hacia que mi boca se entre abriera...

— ¿Estas?

Apoye la pava en el fuego, largando un suspiro.

—Estoy bien...

Paul estaba detrás mío un poco confundido... él tampoco sabía nada de lo que pase y de lo que me estaba ocurriendo de a poco, ni siquiera lo sabía yo, pero al menos tenía una idea de la mierda que me sentía.

Temblé un poco y me toque la frente.

—Te veo cansado...

—Ayer no pude dormir...

Me toco el hombro y yo lo mire automáticamente. Tenía las mejillas sonrojadas y su gorro color amarillo claro seguía en su lugar.

— ¿Hay algo que está pasando?

—No...

Me aparte de él y camine hacia adelante.

—Quizás este ansioso...

— ¿Por?

—El desfile de modas que se me viene no es nada sencillo...

— ¿Viene un desfile de modas?

Me pregunto mi amigo emocionado.

—Si...

— ¿No estas entusiasmado?

—He hecho muchos de esos...

Dije con la voz apagada, me di vueltas y otra vez dirigí la mirada al fuego que estaba calentando la pava.

—Pero...

—Si este es muy importante...

Le dije mientras no apartaba la vista, las llamas eran lo que me perdían y su color también... a veces me hacía nublar la vista.

— ¿Es internacional?

Pregunto interrumpiéndome de mis pensamientos y eso era lo malo de estar con personas, que no te dejan concentrarte, que te irritan por hablar, que no te dejan tener un espacio para ti solo...

—Si... si...

— ¿Puedo ir?

—Claro...

—Tú mama...

Y ahí se me fue todo la concentración que tenía en el fuego y en su sonido profundo para desviar la mirada hacia mi amigo que se cayó cuando vio mi rostro.

— ¿Qué... pasa?

Pregunto tímidamente como siempre hacia. Me recordaba a los viejos tiempos que íbamos a la escuela y se dirigía a la profesora con ese mismo tono, solo porque veía su autoridad en ella...

A veces me decían que intimidaba con la mirada y más cuando algo me molestaba.

—Ella... no está invitada.

—Deberías hacer las paces...

—No creo que sería una buena idea...

Hicimos una pausa.

—Yo creo que si sería una buena idea... aprovecha que está viva...

¿A mí que me importa que estuviera viva? Es más me generaba molestias esa mujer, me hacía llenar mi cuerpo de un odio que desconocía, era tan irritante que cuando sentía su voz me daba ganas de taparme los oídos y de agarrarla del cuello...

— No me importa.

—Lo dices porque estás enojado...

—No quiero que este ahí viéndome y haciéndose la gran madre como siempre...

—Stanley no seas tan duro...

—Y tú no seas tan imbécil porque nunca entendiste la situación mía y la de ella...

Note mi voz ronca, mi rostro sonrojarse y dedo señalar su figura. Paul se quedó quieto mirándome con miedo...

—Perdón.

Le dije y le sonreí tratando de que toda esa furia que estaba en mi cuerpo se acabara una vez por todas.

— ¡Caminen y caminen derechos!

Thomas estaba realmente irritante esta mañana.

Mire a uno de mis compañeros de modelaje, suspirar y ponerse más nervioso de lo que estaba.

Yo estaba de brazos cruzados, esperando que por fin hagan la entrada los que estaban adelante mío, porque yo no había podido ensayar ni una vez.

— ¡No me gusta cómo están trabajando!

Grito de nuevo.

Quejas y quejas.

Me mire las uñas pintadas de negro, y me mordí el labio inferior tratando de que mi boca no largue un insulto demasiado espeluznante. Pero ganas no me faltaban de hacerlo.

Summer se aproximó a mí junto a mi novia Lana.

— ¿Con ustedes ha estado así?

Les pregunte disgustado.

—Si...

Dijo mi novia con una mirada seria como habitualmente acostumbraba a llevar.

—Hoy esta rompe ovarios...

Dijo Summer.

—Me gustaría pegarle una piña en las bolas...

Dije con furia, mientras ellas dos largaban una carcajada. Mi mirada se posó en la mirada enojada de Thomas...

— ¡Quiero que todos ustedes hagan en una entrada especial para presentar al modelo!

—Si ya se... la entrada para Stanley...

Dijo un colega mío desilusionado, mientras yo sonreía sarcásticamente porque sabía que tenían razón.

Thomas en todos los desfiles, hacia una entrada especial para mí, porque como yo soy el modelo más especial de esta agencia.

—No, no esta vez para Stanley no...

Thomas dijo con poca importancia.

—Hay un nuevo modelo... quiero que la preparen para el...

Mi novia y Summer escucharon y abrieron los ojos como platos al escuchar eso... y toda la agencia estaba sorprendida por el maldito nuevo cambio.

Yo me quede duro... sin nada que decir...

Pero no dudaría mucho tiempo, porque no puedo aceptar lo que acabo de escuchar.

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