Capítulo15

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Jade

El horrible asunto de mi padre y Ashleigh hizo que olvidara el hambre de perros que tenía pero luego de calmarme y parar de lamentarme, mi estómago volvió a rugir avisándome que no he comido nada desde el desayuno antes de salir hacia Roberts and Adams. Así que le pedí a Lucas de favor que nos detuviéramos en London Bridge Café, un local ubicado en la historica área de mismo nombre y mi cafetería favorita. Estar aquí me recuerda al día del asalto que mi guardaespaldas detuvo cuando Ashleigh y yo...

Mando a volar inmediatamente esos recuerdos. Pensar en mi ahora ex mejor amiga me hace querer vomitar y estoy disfrutando de unos panqueques con crema de cacauates deliciosos como para desperdiciarlo.

Mis ojos van hacia Lucas quien está sentado frente a mí, estábamos ubicados en una mesa de dos casi al fondo del lugar y en estos momentos eso me agrada. Sinceramente ahora ni siquiera deseo estar rodeada de personas. Demasiado irritable, lo sé.

Lucas no me mira, se limita a devorar sus huevos revueltos. Una sonrisa se forma en mi rostro porque ahora que lo analizo, esta es la primera vez que él y yo compartimos una comida, a solas y por alguna razón eso me emociona. ¿Me estaré volviendo loca? Bueno, yo siempre lo he estado. La palabra cordura no se encuentra en mi diccionario.

Siento una necesidad inmensa de desahogarme y hablo a pesar de saber que seré ignorada.

—Cuando era pequeña tenía una obsesión. Pensé que con el tiempo pasaría pero a medida que fui creciendo esa obsesión se hizo más grande hasta hacerse una pasión. Una de la cual no quería desprenderme. Entonces...

—Cantar—dice para mi sorpresa y lo miro de golpe, nuestros ojos conectándose y una sensación me recorre.

—Si—murmuro. Me quedo callada por unos segundos solo me dedico a mirar la oscuridad de sus ojos. Ni azules ni verdes, negros. Tan difíciles de encontrar como los ojos dos colores anteriores a pesar de que se confundan con marrones oscuros. Los ojos negros son únicos y son perfectos en él, contrastando con sus facciones y color de piel.

—¿Entonces...

Dejo de analizarlo. Continúo.

—Entonces mi padre decidió por mí, trató de convencerme que ser cantante era un sueño vacío, sin expectativas y que mi destino era ser tan importante como él en el mundo de los negocios—me río amargamente ante el recuerdo—Es estúpido lo sé, pero yo obté por complacer a mi padre, por hacerlos sentir orgullosos a ambos y no darles disgustos. Los elegí a ellos por encima de mis deseos.

Lucas me mira con atención, demostrando que escucha todo lo que le digo y eso me insita a continuar.

—Me dediqué a estudiar administración en cuerpo y alma, no me desagrada mi profesión y estoy contenta con las notas que alcancé—aclaro—Pero sin dudas la música sigue viviendo en mí como un sueño frustrado. No he dejado de cantar ni tampoco de tocar guitarra, intentando aprender a base de tutoriales en Internet—suelto con una sonrisa sincera.—Por eso me siento tan decepcionada. Mi padre me pidió renunciar a mi verdadera vocación y ahora...ya no me siento orgullosa de él, de mi ídolo y modelo de vida.

El corazón se me encoje.

—No sé que hacer—bufo—Mamá tiene que saberlo aunque eso...destruirá su matrimonio y también su corazón. Si se lo oculto tampoco podré vivir con ello, y no por mí, sino que...

—¿No crees que Jason es quien debería decírselo?—me interrumpe y para mi sorpresa es un consejo—Después de todo eres hija de ambos. Así que...¿no crees que deberías mantenerte neutral?.

Puede que tenga razón. Es a mi padre a quien le corresponde sincerarse con mi madre, su esposa. Aclarar todo lo que está ocurriendo y disculparse. Eso sería lo correcto.

—No puedo mantenerme completamente neutral—él frunce el ceño—Supongo que debería hablar con mi padre, fui testigo después de todo.

Él lo piensa por un momento y luego asiente en acuerdo. Aprieto mis labios porque de nueva cuenta quiero sonreir, me aguanto puesto que sus ojos están en mí.

—Lucas Walsh dándome un consejo—lo analizo—Eso es nuevo. Me agrada. Podría acostumbrarme a esto.

Pone sus ojos en blanco.

—Y yo a que no me llames por mi grado.

Alzo una ceja.

—¿Quieres que vuelva a hacerlo?.

—Por supuesto que no.

—Que raro—bromeo—Juraría que lo excitaba, Capitán.

Deja de comer y sonrío satisfecha. Mi declaración lo ha dejado estático, más bien diría que fue mi atrevimiento.
Como me gustaría que fuera cierto lo que acabo de decir.

—¿Te gusta el chocolate?—le pregunto de repente, queriendo aliviar la leve tensión que se ha formado—El pastel que hacen aquí es delicioso. Pienso pedirme una porción. ¿Quieres?.

Se encoje de hombros.

—Lo que sea.

Amargado.

Llamo al camarero de más o menos mi edad que siempre me recibe sonriente y ordeno dos porciones del pastel tan característico de este lugar.

—¿Siempre quisiste ser soldado?—decido preguntar aprovechando que hoy ha compartido más que una simple oración conmigo como casi siempre lo hace.

—Digamos que era algo que me hacía ilusión de pequeño—tarda unos segundos en responder—Lo veía como algo increíble pero al estar allí la realidad que se afronta es un poco más dura.

—Lo puedo imaginar—me sincero recordando aquel día en el gimnasio de la casa—Las marcas en tu cuerpo son una prueba clara.

Se tensa un poco y decido callarme cuando el mesero aparece con el pedido y le doy las gracias. Pruebo el delicioso sabor de mi porción deleitándome. Sin dudas el chocolate siempre será mi favorito.

—¿Por qué dejaste el ejército?—me atrevo a preguntar pero el no dice nada, solo se dedica a comer el pastel y sé que es la señal para que deje de preguntar. Su silencio es una respuesta clara: tema delicado. Recuerdo que a pesar de este día tan inusual, él sigue siendo hombre de pocas palabras.

Lo observo, detallándolo, cada rasgo y cada facción de su varonil rosto, su perfecta nariz y como corta su barba, nunca la deja crecer. Por la comisura de sus labios sobresale un poco de pastel y eso me inquieta aunque parezca raro. Según mi madre tengo indicios de trastorno obsesivo compulsivo pero yo digo que son sus exageraciones como doctora que es. Simplemente no puedo controlar ver las cosas sucias, desordenadas y fuera de lugar. Solo es un hábito como cualquier otro.

—Tienes...—le hago una señal pero parece no captarla. Chasqueo mi lengua y me inclino un poco para limpiarlo.

Cuando mi pulgar toca el lugar que tiene migajas del pastel los ojos de Lucas me penetran y los músculos de su cara se contraen. Trago en seco pero termino mi tarea. No lo hago para lograr nada ni con algún fin coqueto por muy raro que parezca viniendo de mí, la acosadora número uno de Lucas.

—Listo—meto el dedo en mi boca y su nuez de Adán se mueve. Me quedo estática porque no lo hice con un trasfondo-repito- ni con otras intensiones pero su oscura mirada está en mis labios y eso...Oh, Dios, eso si lo convierte en otra intención. 

—Vamos.—demanda con voz grave y se levanta de la silla, pasándome por un lado.

—Pero aún no he terminado de...—me callo cuando lo observo pagando la cuenta en la barra y bufo.

¿Acaso está huyendo?.

O simplemente le sigo pareciendo horrible. No soy su tipo eso siempre ha estado claro. Pero...

No, Jade, ni siquiera pienses en hacerte ideas.

Pero es que ese hombre es...

Menuda estúpida que soy. Discutiendo conmigo misma. Me recuerdo que tengo que ser como él, tratarlo como lo hace conmigo.

Ni siquiera se voltea a mirarme así que recojo mi abrigo del espaldar de la silla para colocármelo y salir tras él. Esta vez ni siquiera me abre la puerta del auto. ¿Pero qué carajos le pasa? ¿Se puso así por esa simpleza?. Ruedo mis ojos fastidiada porque ahora me aplica nuevamente la ley del hielo.

Segundo camino a casa silencioso en el día, comienzo a inquietarme y me dedico a pensar en la difícil conversación que tendré con mi padre al llegar. Debe escucharme, necesito que lo haga, por el bien de nuestra familia.

Hago uso de todas mis fuerzas para no mirar a Lucas pero tampoco me molesto en encender mi teléfono. No tengo intensiones de responder ningún mensaje, tengo entendido que en cualquier momento tendré que hablar con Ashleigh y enfrentarla también, pero en estos momentos no quiero verla, es a quien menos quiero ver aunque no es la única culpable.

Llego a casa y los nervios me invaden. El corazón me late a mil cuando mi madre es quien abre la puerta cuando toco puesto que al salir desenfrenada ni siquiera tomé mis llaves.

El rostro de mi mamá se ilumina.

—Felicitaciones mi calabacín—me abraza y los ojos se me humedecen. No sé como mirarla ni siquiera como actuar. Clava su mirada en mí cuando se separa con esa preciosa sonrisa que la caracteriza—JoJo me contó. Estaba tan segura que lo lograrías.

—Gracias, mamá—susurro y un nudo se me forma en la garganta.

—Intenté llamar a tu teléfono pero...

La corto hablando rápidamente.

—Se descargó.

—Está bien—mueve su cabeza restándole importancia—Prepararemos tu comida favorita para celebrar que mi pequeña trabajará en una de las mejores empresas de la ciudad. ¿Se lo dijiste ya a tu padre?.

Hago el mayor intento por no llorar pero miro esos ojos tan brillantes, esa sonrisa despampanante y no soy capaz de destruir su expresión.

—Iré a verlo ahora.

Le doy una última mirada para subir las escaleras, dejo escapar un leve suspiro que deshace el nudo en mi garganta. Limpio las silenciosas lágrimas y vuelvo a tomar aire para entrar al despacho de mi padre sin siquiera tocar. Lo encuentro sentado en su escritorio, me sorprende no ver a Walter aquí. La expresión al verme es de arrepentimiento lo sé, conozco a mi padre porque después de todo vine de él y tenemos una conexión. Siempre lo tuve en un alto pedestal pero en este instante ese monumento de adoración está roto.

—Jade...

No lo dejo continuar.

—No quiero ni tengo intensiones de averiguar desde cuando estás haciendo esa porquería—hablo firme, demandante pero también dolida—No puedo verte con los mismos ojos, papá. No sabes lo decepcionada que estoy.

Hace una mueca de dolor y se levanta de su silla. Se acerca dejando una distancia prudente.

Me cruzo de brazos para continuar.

—Te daré la oportunidad de decírselo a mamá porque a pesar de que no apruebo para nada lo que hiciste considero que el problema lo debes arreglar tú. No debería intervenir.

—Lo haré—su expresión se alivia—Te prometo que lo haré y arreglaré esto.

—Si vuelves a hacerlo juro que me meteré en medio y mamá lo sabrá.

—Hija yo no sería capaz de...

Lo corto porque no quiero que haga promesas vacías.

—Guardaré silencio por mamá, porque ella merece una vida feliz. Es tu error, así que espero que lo arregles.

Doy media vuelta para irme porque no tengo ánimos de seguir hablando, ya dejé mis cartas sobre la mesa. Abro la puerta y antes de salir su voz me detiene.

—Espero que algún día encuentres el valor de perdonarme.

Trago grueso porque el nudo reaparece. No lo miro así que salgo de ahí lo más rápido posible. Doblo a la derecha para irme a mi cuarto y me encuentro a Lucas subiendo los escalones. Nuestras miradas se enlazan y nos detenemos por un momento mirándonos fijamente.

¿Quieres decirme algo, Lucas Walsh?.

Estoy insitada a preguntarle pero antes de que pueda hablar mete sus manos en los bolsillos del pantalón negro y me pasa por un lado.

Ignoro lo fuerte que late mi corazón de repente y con una mano en mi pecho camino hacia mi habitación.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro