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YoonGi se dirigió a la azotea de la escuela. Nadie podía ir ahí si no tenía una llave y él tenía una en su poder.

La lluvia había parado, pero el lugar tenía charcos, el único lugar que encontró para sentarse sin mojarse el culo por completo era una esquina.

Daba igual, mientras pudiese ver el cielo desde ahí no importaba donde estuviera. Su única queja era el puto frío de mierda que había.

Saco sus cigarrillos y encendió uno.

Vaya día de mierda.

TaeHyung y YeonJun se miraban sin decir nada. ¿Cómo iniciar una conversación después de todo lo ocurrido? ¿Qué era lo más correcto? Ambos estaban igual de nerviosos de que el otro reaccionara mal.

Finalmente uno se decidió a hablar.

— Te traje esto — dijo YeonJun, sacando del bolsillo de su chaqueta una caja pequeña.

TaeHyung tomó la pequeña caja y la abrió. Dentro había un anillo. Había visto demasiadas películas como para saber que esa cosa esa carísima.

— Tiene un rubí — le dijo YeonJun con voz suave — . Deberías probártelo.

TaeHyung no podía hacerlo, esa cosa valía más que él mismo, valía quizás incluso más que todas sus cosas juntas. YeonJun sonrió y tomó el anillo, se acercó más a TaeHyung y se lo puso a él.

— Te queda perfecto — se rió y, aprovechando su cercanía, le dio un beso en la frente. Respiró sobre su cabello, olía a cerezas y... ¿cigarrillos?

— YeonJun, tenemos que terminar esto — al escuchar esas palabras YeonJun sentía que volvía a perder el control.

— ¿Es por lo de la ultima vez? — Preguntó tratando de no alterarse. — Tae, de verdad siento haber actuado así, yo...

— No es sólo eso — interrumpió — , ¿de verdad crees que esto es sano?

Yeon no respondía nada. Tae notó el cambio de actitud a una más agresiva.

— No quieres esto — le dijo YeonJun.

— Sí, sí lo quiero.

— ¡No! ¡No lo entiendes! — La voz de YeonJun sonaba desgarrada. — ¡Es ése maldito tipo que está detrás de ti! Te está metiendo ideas erróneas...

— YeonJun, YoonGi no tiene nada que ver en esto.

— ¡¿Y por qué coño tienes su chamarra?!

Ahora era TaeHyung el que estaba sin respuesta. Se miraron, Tae pudo ver por primera vez el odio dentro de los ojos de YeonJun. YoonGi tenía razón después de todo. YeonJun estaba mal de la cabeza.

— Lo siento, YeonJun— dijo — . No es lo que quiero.

YeonJun entró en pánico internamente. Tenía que quedarse a TaeHyung, sentía que no podía respirar de nuevo. Estaba ahogándose, corrió hacia afuera del lugar y TaeHyung lo siguió, intentado llamarlo, pero YeonJun lo ignoró.

YoonGi expulsó su humo. El frío lo iba a matar después de todo pero no se arrepentía de haberle dado su chamarra al cabrón de TaeHyung. De la misma forma en que le hacía gracia ver a JungKook con su ropa, le daba gracia TaeHyung.

Apagó la colilla en uno de los charcos que tenía cerca a él.

Ese día no había invitado al otro con él porque necesitaba desestresarse.

El concepto de ver a su padre en dirección, a JungKook estresado y con tanta mierda encima lo ponían de nervios. Prendió otro cigarro y se calentó sus manos frotando una con la otra.

Entonces escuchó la puerta abrirse de golpe. Mierda. Solo los profesores tenían la llave del lugar, si lo veían ahí y encima fumando se iba a llevar una sentencia más larga. Se escondió como pudo y entonces escuchó la voz de TaeHyung.

— ¡Joder, YeonJun, para!

Se asomó discretamente y vio como TaeHyung trataba de alcanzar al otro.

Entonces YeonJun, con la cara empapada en lágrimas, se acercó a la orilla peligrosamente. Tae se detuvo.

— Da un paso más y salto — advirtió YeonJun.

Mierda.

Incluso el corazón de YoonGi se aceleró.

— YeonJun, aléjate de ahí, por favor.

TaeHyung verdaderamente no tenía idea de cómo actuar. No quería que nada pasara pero YeonJun estaba portándose tan jodidamente impulsivo.

YeonJun miró a TaeHyung, estaba deshecho.

— ¿Por qué no me amas, TaeHyung? — Soltó entre su llanto.

— YeonJun, claro que te amo — contestó TaeHyung desesperado — , pero no está bien nada en este momento. Quizás, quizás...

— No puedo vivir sin ti — respondió YeonJun con la voz quebrada.

Iba a saltar, iba a saltar y era su culpa, TaeHyung no podría vivir con eso en la conciencia. Empezó a sentirse mareado, ¿Qué se suponía que hiciera? Iba a matar a YeonJun. Joder. Joder. Necesitaba ayuda. Necesitaba a YoonGi con él.

— Entonces salta — escuchó aquella voz grave detrás de él. YoonGi miraba la escena, con un cigarrillo en la boca y las manos en los bolsillos — . Salta si tienes los huevos.

Por un lado se sintió aliviado de que estuviera ahí, por otro, ¡¿qué mierda estaba diciéndole?!

— ¡YoonGi, ¿Qué mierda haces?! — Le gritó TaeHyung al borde del llanto.

— ¡Eres un hijo de puta! — Le gritó YeonJun. — ¡Me quitaste lo único que tenía!

— ¡TaeHyung no es una puta posesión! — Gritó YoonGi muy enojado.

Dentro de los bolsillos apretaba sus manos con muchísima fuerza.

— ¡YoonGi, cállate de una puta vez! — Le gritó TaeHyung de nuevo.

— ¡No! ¡Quiero que salte! Quiero ver si tiene los cojones — dijo YoonGi con un tono retador.

YeonJun miró fijamente a YoonGi, con tanto odio en la mirada que sus ojos podrían ponerse rojos en cualquier momento si fuese posible. Lo había arruinado. Había arruinado su último plan para recuperar a TaeHyung.

— ¿No vas a saltar? — Preguntó YoonGi mientras se acercaba al castaño. — ¿En serio eres un puto cobarde?

Yeon sentía su cara arder de la ira.

— ¿Entonces solo lo hacías por meterle mierda en la cabeza a TaeHyung? — Le cuestionó.

TaeHyung miró a YeonJun estupefacto, ¿YeonJun era capaz de hacer esto solo por tenerlo a su lado? ¿En serio estaba tan enfermo? Sentía que cada segundo que pasaba viendo a su novio lo desconocía más.

— Eres un maldito desgraciado — dijo YeonJun y se le echó encima a YoonGi.

Del impulso tiró a YoonGi al suelo y apenas le rasguñó la cara.

YoonGi rápidamente le dio la vuelta la situación y lo golpeó una y otra y otra vez en el rostro. Tenía queriendo hacer esto un tiempo y valía la pena cada maldito golpe. TaeHyung intentó separarlos, pero YoonGi era demasiado fuerte.

— ¡YoonGi, carajo, suéltalo!

YoonGi se levantó al escuchar la petición y vio sus nudillos, se había roto la piel de los mismos. Estaba sangrando.

TaeHyung intentó ayudar a YeonJun cuando YoonGi notó el jodido anillo. Tomó a TaeHyung de la muñeca. YeonJun se quedó en el suelo, tenía la cara destrozada.

— ¿Te dio esta cosa él?

TaeHyung asintió. YoonGi le quitó el anillo y lo lanzó con toda su fuerza hacia abajo.

— ¡No! — Le gritó YeonJun.

YoonGi regresó a YeonJun y lo sujetó del cuello del uniforme.

— Escúchame bien, hijo de perra — dijo amenazante — , si te atreves de nuevo a dirigirle la palabra en tu puta vida, no vuelves a ver la luz del día.

YoonGi lo soltó con fuerza, provocándole un golpe nuevo contra el suelo.

Tomó a TaeHyung de la chamarra y lo jaló dentro del edificio.

Sus manos temblaron.

Acababa de hacer algo muy estúpido que quizás causaría que lo expulsaran. Uno de los detenidos golpeando a una de las estrellas de la escuela. Como había dicho BamBam, era una de las cosas en las listas que no debían de hacer y aun así no se arrepentía ni un poco. Se giró bruscamente y vio a TaeHyung a los ojos, él se veía perdido.

— Escúchame — le ordenó — , nada de esto es tu jodida culpa ¿entiendes?

TaeHyung se desbordó y comenzó a llorar. YoonGi se sintió culpable rápidamente.

Entonces la campana sonó. Había sido la media hora más larga de su vida.

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