48. Noche inolvidable

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"Esta noche no me basta sólo con mirarte
Muero por tenerte cerca, muy cerca de mí
Dime dónde estás, en un minuto iré a buscarte"

Laura

Era extraño verme a mí misma haciendo cosas que no recordaba. Eran puros videos de Emma y Abril relatándome sobre la escuela y de la vida, o ellas contándome cosas "para cuando reacciones y no tengamos que contarte todo de nuevo" Era así como un diario de vida que me entretuvo por horas.

Así me enteré que Abril estaba de novia con Elías y que se paseaban de la mano por la escuela. Emma y Alex habían terminado, porque ella —consciente de que se iba— no quería seguir alargando lo inevitable. Y Emma envió mi postulación a la universidad ya que yo había dejado los documentos y papeles listos para hacerlo.

No pude evitar que mi corazón se acelerara al ver a Oliver en muchos otros videos e imágenes, simplemente allí preocupándose de si yo necesitaba algo. Empecé a recordar las visitas de él con mayor claridad.

Me reí al recordar las miradas atentas de Emma y Abril, que claramente estaban confundidas al ver esa faceta desconocida de Oliver. Allí entendí por qué Emma decía que lo habían cambiado. Aunque sinceramente a mi no me impresionó tanto, Oliver tenía su lado adorable y yo ya lo conocía. También se buscó otras excusas para estar cerca de mí. Por ejemplo, me pidió ayuda para que revisara muchos documentos y trabajos para que hiciese comentarios acerca de la forma de escritura y ortografía —cosa que disfruté mucho—. Así que con él pasamos mucho tiempo juntos.

Finalmente llegué a los videos del día anterior, y con un nudito en el estómago, los vi. Esperando que Diego apareciera en ellos. Después de todo, él era el que peor había estado. Y por mi culpa.

En el último video, Abril hablaba a la cámara mientras me contaba que Nicol y Vanessa se habían agarrado a pelea en plena escuela. La puerta se abrió y se quedó callada luciendo sorprendida. Bajó el celular.

—Diego —dijo, caminando hacia él. Dándome una perfecta panorámica del piso del hospital. De pronto subió la mano, y allí lo vi. Diego en silla de ruedas.

—Conejito —murmuré apenas, llevando mis dedos a la pantalla—. Estaba muy delgado comparado a la última vez que lo había visto. Y ahí terminaba el video.

Me quedé mirando la pantalla en negro, sin saber qué hacer. Hasta que empezó a vibrar bajo mis dedos. Una llamada entrante de Oliver.

Seguramente Emma ya le contó que estoy bien.

Mis manos comenzaron a sudar de inmediato, y sentí que toda la saliva se me fue.

—¿Hola? —respondí, con un hilo de voz.

—¿Laura?

Sonreí.

—¿Quién eres? —pregunté, para molestarlo. Se merecía un poquito más de venganza.

—Soy...Oliver, ¿cómo estas?

—¿El hermano de Emma?

Se produjo un silencio en el que no pude evitar reírme.

—¿Me estás molestando?

—¡Sí!

—Mierda Laura, casi me matas del susto —dijo, exhalando ampliamente.

Me dio un ataque de risa y a él también.

—Gracias Oliver por estar conmigo todo este tiempo —murmuré.

—Lo siento por irme, tuve que venir con el profesor a Miami —respondió, en un susurro—. Sino habría estado allí.

—Lo sé... ya recuerdo. Lo siento si fui muy... estresante.

—Me costó una semana completa que dejaras de mirarme extraño —gruñó, divertido—. Y eso que había días en que olvidabas todo lo del día anterior. Joder Laura, nunca me estresé tanto. —Escuché su respiración pausada—. Laura, lo siento tanto...por todo —añadió con voz queda.

—No te preocupes, eso ya pasó. No hay por qué darle más vueltas —dije, dando un suspiro largo—. Literalmente ya pasó un mes —comenté, con los ojos llorosos.

—¿Me perdonas?

—Sí Oliver, te perdono. Además, creo que la vida es muy corta para vivir con la carga de no perdonar a alguien —murmuré, muy filosóficamente.

—Gracias bonita, era capaz de estar contigo años sin que supieras quien era yo, para escuchar que me perdonabas —agregó. Su voz sonaba aliviada.

Solté una risita.

—Ya no tienes que esperar nada más... ¿cómo estás de tu pie?

—Mejor de lo que debería para haberme lanzado frente a un auto —rio. De repente se quedó callado, y agregó—: El profesor con el que trabajo quizás me de unos días libres antes de que tú y Emma se vayan. Laura...—comenzó a decir, y yo ya sabía para donde se dirigían sus palabras—. ¿Puedo volver por ti?

Cuando terminé de hablar con Oliver, me quedé pensando mientras miraba el techo con el teléfono girando entre mis dedos. Debía llamar a Diego, agradecerle por lo que había hecho por mí, y saber su estado real de recuperación. Con todo el nervio que mi pequeño ser podía aguantar para no morir, marqué su número.

—¿Laura?

***

—No puedo creer que nos vamos a ir a Nueva York. —Emma me lanzó un vestido—. Ese es vestido de cumpleaños, te quedará hermoso. ¿Por qué tienes esa cara?

—Porque lleva casi un mes esperando que su príncipe azul aparezca por esa puerta —murmuró Abril, rodando los ojos—. Laura, ya es hora de poner tu mente en orden. Ya ha pasado un mes desde que te recuperaste por completo.

Asentí haciendo un puchero, como si me estuviese regañando.

—Necesito tiempo para pensar —respondí, con obviedad.

—No sé qué tanto quieres pensar si lo tienes claro, desde esa vez en el paseo de curso que ya sabes lo que quieres —comentó Emma, revisando mi ropa.

—Sí, pero ya sabes... hubo un accidente y todo eso —bromee.

—¿Y no has hablado nada con él? —preguntó Abril, confundida—. Pensé que estabas exagerando, y que no querías contarnos.

Suspiré ampliamente y perdí la mirada en mis manos.

—No entiendo por qué solo dejaste de hablar con uno —refunfuñó Emma.

—¡Ay! Porque con él quiero intentar una amistad...ya les dije. Aunque no sé si resulte —dije, arrugando la nariz.

—Y eso mismo también podrías hacer con...

—¡No! De tan solo pensar en él mi corazón se acelera —gruñí. Llevándome una mano al pecho.

—Estas enamorada —dijo Emma, como si me estuviese sentenciando a cadena perpetua.

—Con todo mi pequeño ser. Estoy pagando mis pecados, y lo admito. Espero sobrevivir.

—¡Háblale! Dios mío. Me desesperas. —Abril negó con la cabeza. Me lanzó el celular.

Como si yo no hubiese estado con el celular en la mano a punto de llamarlo en infinitas ocasiones. ¿Pero qué sacaba con eso? Nada. Extender el sufrimiento porque yo me iba. Además, él tampoco me había llamado.

¿Se olvidó de mí tan fácil?

Menee la cabeza.

—Creo que él también sabe que es inevitable. Yo me voy. ¡Me voy! —exclamé, lanzándome a la cama con las manos en mi cara—. En dos días estaremos volando hacia Nueva York y vamos a estar demasiado lejos. No voy a tener una relación a distancia.

—El drama me seguirá unos cuantos años más —murmuró Emma. Dirigió su mirada a Abril—. Aún te puedes ir con nosotras.

—Ya que te vas a tomar un año, te podemos adoptar —sugerí.

—Mi mamá necesita ayuda con la tienda —respondió—. Al menos me quedo con Elías, no estaré tan sola. Creo que moriré extrañándolas. No sé por qué pienso que terminaré allá con ustedes de todas formas.

—Yo igual creo lo mismo. No te puedes deshacer de nosotras tan fácil —susurré—, ¿qué haremos sin tus locuras?

Abril frunció el ceño.

—Tienen estrictamente prohibido reemplazarme.

—A menos que encontremos otra chica con nombre de mes, no lo haremos.

—¡Malditas Julias! Siempre han querido destronar mi puesto como mejor nombre de mes. —Chasqueó la lengua—. Prohibido conocer a cualquier Julia...o Julio.

—Amiga, tú eres única. Nadie gritará pene en mitad de una conversación. —Emma la abrazó—. Esa solo eres tú.

—Gracias —respondió satisfecha—. Creo. Entonces, ¿cuál es el plan de hoy?

—El plan es...—comencé a decir.

—Fiesta, chicos, alcohol, y ojalá besos con alguien porque ya todas sabemos que lo necesito. —Emma puso énfasis en lo último.

—No, no. Nada de chicos ni besos. Pero estoy de acuerdo con lo demás —admití.

—Quizás un poco de coqueteo, porque...si no hay coqueteo la noche no vale la pena.

—Si tus papás te dejaron la casa libre por toda una noche, no entiendo por qué no hacemos una fiesta aquí. —Abril extendió los brazos y giró sobre su eje.

—Tengo ganas de salir. No digamos que he salido mucho este último tiempo —respondí, con las cejas unidas en la frente.

—Tienes razón. Dieciocho años no se cumplen todos los días.

Nos vestimos y maquillamos para salir a bailar. No solo era mi cumpleaños sino también la despedida de Los Ángeles. Al cruzar la puerta, no imaginaba la larga e inesperada noche que iba a tener. Una noche inolvidable.

___

¿Qué les pareció el capítulo?

!Ya queda cada vez menos!

Muchos besos <3

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