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Al salir del hospital se dirigió al parque, su parque favorito, donde habían muchos árboles y lindas flores, al parecer, un jardinero hace muy bien su trabajo, se veían realmente bien cuidadas y eso le agradaba al castaño.

Pero...

Tenía envidia, aquí en este lugar todos son felices, excepto el.

¿Por qué siempre le tocaba sufrir a Freddy?
¿Por qué no podía ser feliz?
Quería vivir, por lo menos un día, solo eso pedía.

Lágrimas a punto de salir de sus ojos, hasta que...

—¿Freddy?—esa voz, que era un fastidio para el castaño, diablos, esa voz, no le gustaba su voz, todos la creían perfecta, pero hay alguien que es más perfecto que el.

El mencionado se volteó encontrándose con aquel rubio cantante del grupo, este día Golden está hablando mucho con el, algo que le parece raro. Casi nadie habla con el, sobre todo Golden.

—¿Qué haces aquí?—preguntó el mayor preocupado y curioso. Freddy había dicho que tenía cosas que hacer, así que le pareció raro al contrario. ¿A caso había mentido? No, no puede ser. Golden no tenía esa idea de él.

Ah...—No sabía qué contestar, además, ya no quería mas mentiras, ya no más. Aunque, en fin, su vida se trataba de eso, ¿tanto cuesta mentir una vez más?—ya termine mis asuntos...—se excusó mostrando una diminuta sonrisa para que confiara en el.

Nos hubieras llamado,—el rubio llevó las manos a sus bolsillos del pantalón. Hoy no se vestía como siempre lo hacía, hoy se puso una camisa blanca y la prenda posterior de un oscuro color.—acaban de irse.

Incomodo, Freddy se sentía muy incomodo, sobre todo por mentirle al rubio, vuelvo a repetir lo mencionado anteriormente... A Freddy no le gustan las mentiras.

El problema es que el castaño si quería salir con sus compañeros, se sintió un poco mal al escuchar esas palabras salir de los labios del rubio.

Se sentía de lado.

Pero no era culpa de sus amigos, era culpa de él mismo por no integrarse con ellos.

Oh...no importa—sonrío.

Esa sonrisa es más falsa que la heterosexualidad de Bon.

Ni siquiera era una sonrisa, parecía más bien una mueca. Últimamente se está volviendo así, muecas, todo eso lograba hacer el castaño.

Casi nunca una sonrisa sincera como se lo muestran los demás.

—¿Estás bien?—preguntó preocupado el rubio acercándose un poco más al contrario, invadiendo el espacio personas de Freddy, quien se sentía en un interrogatorio. Golden lo estaba presionando mucho. ¿Cómo le podría decir que quería irse de allí mismo y no ver su horrenda cara jamás?

Si...—mintió moviendo levemente su cabeza de arriba para abajo, al ver la expresión de Golden parecía que no le creía. Freddy no sabia como mentirle o Golden puede reconocer cuando el miente.—si.—reafirmó para no causar más dudas en el cantante.

Este suspiro, un suspiro pesado, sabía que Freddy no le diría nada. Simplemente porque apenas de hablan, solo se conocen por algunas conversaciones en ensayos anteriores y miradas. Miradas que Golden parece notar que al castaño le desagrada estar con el.

Así es, Golden lo notó. Pero eso no sería impedimento para poder empezar de cero y ser el amigo de este castaño. Así como todos los del grupo.

—¿Quieres hablar de ello?—insistió.

Freddy se quedó en silencio.
¿Debía decirle?
¿Debía decirle todo aquello que lo atormentaba todos los días?

No.—por supuesto que no.

Y al rubio de le hacía más difícil el poder conocerlo mejor y ser su amigo.

Si no lo sueltas algún día podrías explotar ¿sabes?—el castaño desvío la mirada. ¿A qué se refería con eso? Ni que fuese una bomba.—Bueno...si no quieres hablar de eso conmigo...—lo pensó bien por momento—¡puedes escribirlo en un libro!

A Freddy le pareció graciosa esa idea.

Eso solo hacían las mujeres...¿no?

—¿Cómo un diario?—río un poco. Golden jamás le había hecho sacar una carcajada, y vaya...se sentía realmente bien.

—¿Por qué no?—empezó a reír con el.

Esta bien. Si eso te hace feliz, lo haré.

Palabras que el castaño había dicho sin pensar.

Se quedaron unos segundos en silencio viéndose, más bien contemplándose. Ambos nunca habían visto al otro fijamente. Se sentían bien.

—¿Quieres que te compre algo de pizza?—el cantante rompió el silencio. Sabía perfectamente que le gustaba, la rubia del grupo una vez lo menciono.

N-no...—suspiro apenado intentando sonreírle por agradecimiento a su preocupación.—No quiero que gastes dinero por...mi culpa...

Dinero.

Era cierto, Golden tenía mucho de eso.
Y Freddy lo necesitaba.

La peor idea, una horrible idea paso por la mente del castaño, quien abrió los ojos como plato al darse cuenta de lo que podía hacer.

—¿Freddy?—la voz del cantante interrumpió sus pensamientos, se había preocupado, de un momento a otro el castaño estaba con los ojos muy abiertos, como si hubiese visto un fantasma o a Foxy cantando en la ducha.

En la mente del ojiazul pasaron muchas cosas.

Si conseguiría dinero siendo su amigo, no le importaría darle su amistad a aquel rubio.

De hecho...—sonrío ampliamente—si quiero pizza.

El contrario también sonrío.

Se sentía bien complaciendo a su amigo

Bien, te dejo mis cosas—Golden dejó su mochila en la banca y justo a lado se encontraba Freddy sentado viéndolo.—¡No tardo!

El rubio se fue, entró al baño.

Y Freddy aprovechó.

Abrió el cierre de su mochila y empezó a buscar su billetera, el objeto más exacto donde tendría dinero.

Lo encontró y Lo tomó. Más bien, lo robó.

Freddy ahora tenía las manos sucias.

Rápidamente, dejó casi todo como estaba anteriormente. El cantante volvió y agarró su mochila. El castaño se levantó de su asiento quedando a lado de él.

Hay una pizzería que sé que te va a gustar,—comenzó a hablar el de ojos grisáceos. El contrario simplemente no lo escuchaba. Una parte de su cabeza le decía a gritos que devolviera aquel dinero robado, la otra parte le suplicaba que no lo hiciera.

Finalmente, ignoro las súplicas de su conciencia pidiendo que hiciera el bien.

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