Capítulo 3

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―Entonces ―continúa diciendo el profesor―, esa energía acumulada sirve como combustible almazenable, por lo que pueden recurrir a ella en caso de, por ejemplo, pasar un largo tiempo sin agua o alimento, o incluso sin haber dormido ―determina, encerrando en un círculo la palabra catalizador. Algunos en la clase toman notas mientras otros simplemente lo miran con atención, siendo Renjun parte de los primeros.

Le ayudaba mucho a recordar el tomar notas.

El profesor logra recalcar la importancia de retener el catalizador en caso de alguna emergencia, terminando así la clase. Se despide de los alumnos y se retira para ir a almorzar. Renjun guarda sus cosas, dispuesto a hacer lo mismo.

Hacía dos semanas había iniciado sus clases en la Academia. Por suerte, Jisung (al que ahora llamaba Han para evitar confusiones con Park Jisung) y él terminaron en la misma clase junto a otro amigo suyo llamado Felix, quien era muy amable y tranquilo. Él y Han se habían asegurado de hacerlo sentir bienvenido y cómodo, almorzando juntos si Lucas o Shotaro no estaban disponibles. De hecho, ambos ya habían logrado entablar amistades con personas de sus respectivas clases, dejando contento y satisfecho a Renjun, pues no se sentirían tan solos.

Todo había estado bien y era incluso fácil desenvolverse. La mayoría eran muy amables o abordables, podían explicar sin molestarse algún tema que Renjun preguntara y disfrutaban ayudando a los demás, haciéndole pensar a Renjun si es que acaso ser educado era una característica innata de los Celestiales.

Las clases eran de lo más interesantes, tanto las teóricas como las prácticas. Era aprender sobre una especie entera de cero, con detalle tras detalle saliendo a la luz. Renjun ya había mejorado su transportación, había aprendido que la conexión con el resto de seres vivos se debía a que todos provenían del mismo núcleo, se enteró de que sus rayos podían utilizarse de más formas además de dañar (cosa que ya deseaba practicar) y los entrenamientos hechos para entrenar sus habilidades de pelea junto con sus poderes para poder usarlos combinados.

A Renjun no se le daba bien ello, pues tendía a pausar sus ataques de cuerpo a cuerpo unos segundos antes de tirar rayos; Lucas igual tenía problemas, pero no tantos como él; y Shotaro era el mejor en ello, maniobrando de forma decente su combate combinado. Lo entendía al ser su catalizador más sencillo de manejar en ese aspecto.

Todo era tan nuevo, se sentía ajeno y a la vez parte de ello. No sabía tanto de su especie, pero quería conocer todos y cada uno de los secretos sobre sí. Era mágico, siempre lo sería. No importaba cuántas veces ni cuanto tiempo le tomara, siempre sería fascinado por los descubrimientos que el mundo le brindaba cada día. Había una inmensidad de detalles ocultos y seres por explorar, así que ser en parte eterno tenía sus ventajas.

Renjun da un tamborileo en el pupitre, mirando a dónde Han y Felix, quienes se levantan de sus propios asientos para ir dónde él. Felix se sienta a su lado mientras que Han se posa atrás de ambos y coloca sus manos en la parte superior de los respaldos de las sillas. ―La siguiente clase es de entrenamiento ―anuncia Han, emocionado―. Ya iniciaremos con el uso de poderes combinados ―espeta, sonriendo de oreja a oreja.

El profesor de dicha clase les había pedido una demostración de sus catalizadores, una de pelea cuerpo a cuerpo y una en conjunto, analizando las habilidades de cada uno en las respectivas áreas, concluyendo en que debían aprender ciertas maniobras primero antes de ir de lleno con lo más esperado: El uso de poderes combinado con pelea física.

Renjun no era muy bueno en ello, a diferencia de Shotaro o incluso Lucas. Renjun era más de decidirse por pelear con el cuerpo o con su magia, Lucas analizaba y después atacaba, y Shotaro reaccionaba de forma instintiva a lo que recibía. Renjun los envidiaba en ese aspecto y todavía no lograba hacer ambas cosas de forma pulida. Tener un experto en eso ahora le venía como anillo al dedo.

Felix asiente, tan ansioso como él. ―A mí no se me da bien y ya quiero comenzar para mejorarlo ―dice con una mueca, pero sin dejar la emoción.

Renjun le sonríe, dándole una mirada de reconocimiento. ―A mí tampoco, nunca he podido combinarlos ―afirma, encogiéndose un poco de hombros.

Han alza ambas cejas, sorprendido. ―Pensé que lo dominarías mejor que nosotros. Eres mayor ―admite, inclinándose hacia ellos.

Renjun murmura. ―A pesar de que aprendí muy joven a pelear, las peleas física no son mi fuerte. Se me da bien por mi naturaleza de Celestial, pero creo que sí no fuera por eso no lo haría bien. Sobre todo, porque cuando me enteré de que lo era tuve que entrenar de cero mi fuerza y reflejos. Fue muy duro y, aunque llevo años entrenando en casa, me sigue resultando difícil coordinar para lograrlo ―suspira, tratando de no molestarse por ello. Era normal no ser el mejor en algo. Mientras se enfocara en conseguirlo todo iría para bien.

Han asiente, mostrando que comprendía su sentir. ―Te entiendo. No soy bueno en cosas fuera del ejercicio o mis poderes ―confiesa, algo apenado aunque sonriendo.

En ese momento el profesor se abre paso dentro del aula, por lo que Han y Felix regresan rápidamente a sus asientos. El profesor se coloca frente a la clase y les sonríe. ―Buenos días, chicos. Cómo muchos ya saben, hoy iniciaremos con el entrenamiento combinado ―aclara, ganándose expresiones llenas de jovialidad―. Pero no tan rápido. Primero me gustaría ver qué tanto han avanzado y a partir de allí les diré qué deben mejorar, ¿Sí? ―cuestiona, recibiendo afirmaciones―. Bien. Vayamos a ello entonces ―dice en voz alta, saliendo del aula con los alumnos detrás.

Renjun se reúne con Han y Felix, los tres dirigiéndose felizmente a fuera de la Academia, en uno de los patios utilizados para las clases de entrenamiento. Caminan todo el tramo del pasillo y bajan dos pares de escaleras antes de llegar al primer piso y salir de la Academia. Pasan a un lado de otra clase, donde los profesores se saludan y siguen de largo, deteniéndose sólo cuando el profesor lo hace.

La inmensidad del bosque los rodea, dándoles una sensación de fortaleza y paz. Todos los Celestiales entrenaban fuera porque era más fácil concentrarse y apegarse más a la conexión con la naturaleza. El profesor los hace formarse en filas y se coloca frente a ellos de nuevo. ―A muchos les indiqué el primer día que debían mejorar sus habilidades de batalla cuerpo a cuerpo mientras que a otros su catalizador ―menciona, por lo que todos asienten―. Hoy quiero que me muestren qué tanto han mejorado aquello y dependiendo de qué tal lo hagan, empezaremos su entrenamiento combinado. Si no han avanzado mucho, no pasa nada, les enseñaré de acuerdo a ello y los voy a emparejar con alguien de su nivel ―indica, mirando a toda la clase.

El profesor asiente para sí al finalizar la explicación y los va llamando uno a uno, admirando los movimientos de su cuerpo y el control que tienen con su catalizador. Cuando es el turno de Felix, da un buen espectáculo de batalla cuerpo a cuerpo, aunque su catalizador requiere algo de esfuerzo para controlarlo justo como lo desea. Jisung, por su parte, hace bien ambos, deslumbrando bellamente sus movimientos. Finalmente, Renjun trota al frente de la clase y se prepara, iniciando a moverse en cuanto el profesor se lo indica.

Cierra los ojos y se imagina en su usual entrenamiento en casa, vislumbrando la silueta de Yuta, el mejor peleador cuerpo a cuerpo de la manada. Recrea uno de los combates con él, en donde el mayor usó muchos ataques de patadas y giros en el aire. Renjun siempre odiaba entrenar con él porque Yuta nunca repetía movimientos de forma seguida y no se guiaba por patrones. Renjun parece dar una danza de ataques antes de detenerse y tomar una aspiración, haciendo una corta reverencia.

Prosigue con su catalizador, relajando los hombros para dejar salir los rayos que ha retenido hace días. Estaba probando una nueva técnica para subir o bajar de intensidad la fuerza de sus rayos, por lo que haría una demostración de eso en aquella clase. Al abrir sus ojos, estos tienen el característico color azul blancuzco, y concentra su atención en tres árboles a la lejanía.

El primer rayo que sale disparado le hace cosquillas y le da una ligera descarga al tronco del árbol que no deja nada más que la vibración. El segundo rayo es un poco más fuerte, marcando una mancha de quemadura en la corteza. Y el tercero que deja salir, es más fuerte que los otros, resquebrajando el árbol. Renjun termina la demostración y se acerca a la flora para curarla de los golpes.

El profesor asiente y espera a que Renjun regrese, viéndose tan serio como con los demás. ―Ese no fue tu rayo más fuerte, ¿Cierto? ―pregunta y Renjun asiente―. Entiendo. Con un catalizador como ese puede ser difícil dejarlo salir por completo por los daños que causa, así que lo dejaré pasar, pero luego me mostrarás su totalidad ―anuncia, recibiendo otra afirmación. Prosigue a comentarle a Renjun sus fallos o donde debería mejorar, prestándole su atención al siguiente alumno.

El resto de los alumnos pasan y el profesor los empareja, dejando a Han y Renjun juntos. ―Muy bien, los he puesto así porque me parece que tienen una habilidad similar a la de su compañero ―indica, por lo que Han y Renjun se sonríen―. Algunos están con su opuesto, es decir, aquella persona que domina mejor lo que ustedes necesitan mejorar, por lo que batallar con su pareja les ayudará a ir puliendo esa deficiencia ―y con eso dicho, el profesor pasa con cada pareja para explicar en qué deben ayudarse.

Cuando es el turno de Renjun y Han, el profesor pone una mano en sus hombros. ―Ustedes están a un nivel muy a la par en cuanto a fuerza de pelea y catalizador. Los puse juntos porque me parece que Jisung maneja mejor la combinación de ambos y te ayudaría, Renjun ―explica, continuando con otros dos alumnos.

Renjun exhala y le da una mirada a Han, quien hace varios estiramientos. ―¿Listo para una buena paliza, anciano? ―dice Han con una sonrisa burlona.

Renjun entrecierra sus ojos, pero le regresa la sonrisa. ―Alguien me enseñó una vez que subestimar a tu oponente podría ser tu peor error ―responde Renjun, colocándose en una postura de batalla. Han lo imita y toman una profunda respiración antes de comenzar.

Una rivalidad amistosa recién cosechada daba los mejores frutos a la larga.

《✢》

Muy bien, no sería tan complicado. Sólo era llamar, decir hola y colgar. Podría hacerlo. Taeil estaba en uno de sus viajes de trabajo, los Celestiales estaban en la Academia y el resto, en su mayoría, habían salido o se hallaban en sus habitaciones, por lo que haría esto solo. No es como que hablar con tus padres después de dos décadas sea un evento monumental.

Ok, sí, lo era. Pero no pueden culparlo, es la primera vez que les hablará en mucho tiempo.

Siente escalofríos en el cuerpo y un nudo en la garganta de los nervios que nada tiene que ver con el frío de diciembre. El miedo y la ansiedad le carcomen por dentro, pensando en las millones de preguntas que lo atormentan y las palabras que casi se desbordan en la punta de la lengua. Sabe que haber retrasado tanto ese momento es una de las razones por las que ahora se siente tan difícil, pero no pudo evitar hacerse ignorante de un suceso que todavía le duele en lo profundo del corazón.

Mira el número grabado en su teléfono, leyendo también el nombre que le acompaña:

Mamá.

Se siente tan extraño llamarle así. Hace mucho no había llamado a nadie así. Siempre pensaba en ellos como mamá y papá, pero era la idea de, el concepto de un recuerdo. No... ellos. Su abuela le había confiado el número tras armarse de valor y pedírselo. Ella se había ofrecido a estar con él y darle su apoyo, pero era algo que él necesitaba hacer por su cuenta.

Sonríe con ironía y desvía la mirada, diciéndose que alargar el momento sólo empeoraría su inquietud. Se relame los labios y toma una larga respiración. Nadie más conocía ese número, así que sus padres pensarían que era su abuela preguntando sobre su estado de salud y demás. Asiente para sí, presionando 'llamar' y colocando el aparato en su oído.

El teléfono suena, suena y suena, hasta que finalmente alguien toma la línea. ―¿Sí? ―responde una suave voz del otro lado.

Haechan cuelga de pronto, sin saber qué más hacer. Maldice para sí, sintiéndose como un idiota. Su teléfono comienza a sonar, reflejando en la pantalla que mamá intenta llamar de vuelta. Boquea como pez, no muy seguro de estar listo.

Se relame los labios y entonces responde. ―¿Mamá? ―murmura una voz femenina. Haechan guarda silencio, con el tintineo haciendo eco en su cabeza y el silencio en espera de la otra persona―. ¿Mamá?, ¿Pasó algo? ―ahora había preocupación en su voz―. ¿Estás bien?, ¿Hyuckie está bien?

Hyuckie. Todavía le llamaba así.

¿Le pasó algo a Donggie? ―logra escuchar a su padre, probablemente preocupado por la pregunta de su madre.

Su madre le dice algo para calmarlo antes de volver a la llamada. ―¿Mamá? ―intenta de nuevo. Haechan se queda mudo, procesando lo recién acontecido.

«Sí, suenan justo como los recuerdo.»

Hay tanto que quiere decir, tanto por preguntar. Quiere romper el hielo y bromear para ocultar lo afectado que se siente, pero también desea decirles cuánto los extrañó. No puede soportar la fuerza de los sentimientos que lo embargan en este momento, sólo con el hecho de escuchar sus voces.

No sabe qué decir, así que recurre a sus instintos por primera vez. ―...M-Mamá ―murmura apenas, apretando el aparato entre sus manos.

Se escucha un jadeo del otro lado y después silencio. ―¿Es... es...? ―dice su padre entre murmullos, cuestionando a su madre.

No se oye nada por un largo tiempo hasta que la mujer responde. ―Mi amor... ―susurra ella. Haechan siente que se le aguan los ojos y le tiemblan los labios.

―Mamá... ―vuelve a decir, sonando lloroso sin poder evitarlo. Su madre comienza a sollozar junto a su padre, pero nadie más logra decir otra cosa.

Haechan se aferra a su teléfono, deseando poder traspasarlo y poder abrazar las dos personas del otro lado. Siente que un enorme peso invisible por fin le deja respirar y las emociones de años fluyen libremente a la superficie. Intenta decir algo, cualquier cosa, pero no puede, sintiéndose flotar en el nubarrón que le inunda el pecho.

No es hasta varios minutos después que Haechan logra calmarse y decide romper la cadena de llantos. ―Hola ―dice entre sollozos y risas.

Sus padres se tranquilizan poco a poco y por fin responden. ―Mi amor, Hyuckie, ¿Cómo...? ―inquiere su madre, sin terminar la pregunta.

Haechan exhala, mirando por el cristal de la puerta trasera de la cocina. ―Le pedí a mi abuela que me diera tu número ―anuncia, escuchándose más relajado―. Quería... oír tu voz, la de ambos ―confiesa, mordiéndose el labio.

Hay algo de movimiento antes de que vuelvan a hablar en la llamada. ―Oh, cariño... No sabes cuánto te extrañamos ―dice su madre, ocasionando nuevas ganas de llorar en Haechan.

«Tú no sabes cuántas noches deseé escuchar aquello.»

Haechan traga saliva, aguantándose las ganas. ―Yo también los extrañé mucho ―sé sincera, suspirando para sí.

¿Cómo has estado? ―pregunta su padre con cariño, tomando el teléfono ahora.

Haechan sonríe, sintiendo que se le aprieta el corazón con anhelo. ―Bien, yo... Muy bien. De verdad bien... ―logra articular. Dios, se sentía de 10 años otra vez.

Qué bueno, me alegro ―dice su padre sinceramente―. ¿Y todo está bien con Taeil? Tu abuela nos habló de él ―menciona, no muy seguro de qué decir.

Haechan asiente, antes de darse cuenta de que no pueden verlo. ―Sí, él y yo estamos bien. Es muy bueno conmigo ―admite, sonriendo con dulzura―. Lo amo demasiado ―dice después.

No hay respuesta por unos segundos. ―Eso he escuchado ―dice su padre.

Hay movimiento otra vez y luego su madre habla a continuación. ―Lamentamos muchísimo no haber estado allí ―espeta con sentimiento, dejando a Haechan desarmado.

Haechan se muerde el labio con fuerza, sintiendo una torrente de dolor, anhelo, resentimiento y tristeza. ―Lo sé ―es todo lo dice, sonando ahogado.

Siempre le enviamos a tu abuela dinero para tu cumpleaños, ¿Lo recibiste? ―pregunta ella, anhelante.

Haechan recuerda todos los sobres que su abuela le daba, con pequeños dibujos bonitos hechos en un pedazo de papel. Siempre había pensado que era su abuela queriendo hacerle memoria a su madre, quien solía pintar en ocasiones. ―Sí... ―dice en un suspiro. Guardan un cómodo silencio, sólo sintiendo la presencia metafórica del otro tras la línea telefónica. Es entonces que Haechan decide hacer la pregunta―. ¿Por qué nunca vinieron a verme? ―silencio.

No hay más ruido por largos momentos. ―Cariño...

―No ―escupe Haechan, sin poder aguantarlo. Su respiración se acelera, buscando las palabras―. ¿Por qué? ―masculla―. Díganme por qué.

Escucha el suave lloriqueo de su madre antes de oír su voz otra vez. ―No podíamos ―dice ella con cierta dificultad―, nosotros... cambiamos ―comienza diciendo, pero Haechan no le deja terminar.

―Lo sé, mi abuela me contó todo, pero por qué nunca... Por qué... ―se corta, queriendo calmarse―. Por qué nunca intentaron verme aunque sea una vez... ―susurra, llorando nuevamente.

Su madre ya está llorando a este punto. ―Tratamos ―admite, haciendo una breve pausa―. De veras que tratamos ―toma una fuerte respiración―. Intentamos muchas veces, pero siempre nos asustó hacerte daño ―confiesa―. No podíamos arriesgarnos a lastimarte, siquiera la idea nos aterra. Preferiría morir antes de que algo te pasara ―agrega, calmándose poco a poco.

Haechan quiere reclamarle tantas cosas. Decirle lo solo que se sintió todos esos años, lo mucho que le hicieron falta, las veces que se sintió insuficiente, los días que deseó verlos llegar en su cumpleaños y las fotos de graduación que habría deseado compartir con ellos. Quiere decirles tantas cosas, pero no puede porque no sería justo. No cuando él habría hecho lo mismo de estar en su posición.

Pero ahora las cosas son diferentes y él estaba dispuesto a dejar su pasado atrás para vivir un futuro con ellos.

Haechan no dice nada por un largo tiempo, sin saber cómo confesarle aquello a sus padres. ―Entiendo ―murmura, no queriendo contaminar ese momento con sentimientos negativos―. Pero quiero verlos ―suelta de pronto―. Ya no soy un niño y tampoco soy el mismo de antes ―se relame los labios y antes de que su madre se niegue, él la interrumpe―. Yo también cambié ―es todo lo que dice.

Ninguno responde tras aquello, procesando sus palabras. ―¿A qué te refieres? ―inquiere su padre, no muy seguro de haber entendido bien.

Haechan exhala, dejando caer la cabeza sobre la cabecera de la silla. ―Muchas cosas han cambiado ―dice, sin saber cómo comenzar a explicar―. Conocí a muchas personas que nunca creí y me enamoré de alguien que parecía imposible de todas las formas, pero... ―cierra los ojos y toma aire antes de decir―. Soy un Oscuro ahora ―se escuchan exclamaciones de sorpresa del otro lado―, y el amor de mi vida es un Nocturno ―agrega, sonriendo con cierta diversión.

¿Cómo...? ¿De qué estás hablando, Donghyuck? ―cuestiona su padre, más aturdido que molesto.

¿Donghyuck, qué...? ―espeta su madre, igual de confundida.

Haechan suelta una suave exhalación, contento con las reacciones. Al menos no parecían odiarlo por ello. ―Y ya que tengo su atención, me gustaría invitarlos a mi bella morada. Pregúntenle a la abuela mi dirección, seguramente la encontrarán rápido.

¿Qué...? ―dice su madre, siendo interrumpida por Haechan.

―Oh, y si quieren saber de qué estoy hablando, vengan a verme, de otra forma no sabrán nada más de mí. Adiós, los amo, los espero en mi casa ―y cuelga la llamada, suspirando al final. Nota entonces lo que ha dicho.

«Los amo.»

Su corazón late con suma velocidad, recordándole que todo había sucedido. Los amaba... Sí, los amaba. Nunca había dejado de amarlos.

Recuerda entonces que debe pedirle a su abuela que no divulgue nada sobre ser un Oscuro a sus padres, no sin antes bloquear el número de su madre para dejar de recibir sus llamadas.

《✢》

Observa la silueta caminar con sigilo, que analiza cada pequeño recoveco que les rodea para encontrarle. Chenle mantiene su postura inmóvil, y oculta su presencia lo mejor que puede, tanto como Taeil les ha enseñado durante todos esos años. Sigue con sus ojos a la persona caminando por el bosque y se desliza poco a poco lejos del tronco, saltando del árbol cuando parece que el sujeto no se dará cuenta. Sabe que lo logra cuando Jisung apenas es consciente de su trayectoria, volteando en el momento justo.

Ambos caen sobre la tierra, Jisung sosteniendo a Chenle para protegerlo de los golpes. Chenle se ríe a carcajadas mientras que Jisung le dirige una mirada llena de molestia. ―¿Quieres que te mate? ―espeta Jisung, aunque no parece realmente enojado al abrazar su cintura.

Chenle tiene sus manos a los lados de la cabeza del más joven, pero se inclina y lo besa en la boca. ―Te morirías antes de ponerme un dedo ―afirma, conociendo bien a su novio.

Jisung rueda los ojos, pero no lo niega. ―¿Dónde estabas? Llevo una hora buscándote ―menciona, recibiendo caricias en su cabello por parte del contrario.

Chenle le sonríe. Una sonrisa de suficiencia. ―Te faltan años para alcanzarme ―se burla, recostándose sobre el menor.

Jisung exhala, aunque aprieta el abrazo y cierra los ojos, aspirando el olor de Chenle. Su aroma era inconfundible e imposible de imitar. Sin importar cuántas veces tratara de hacerse pasar por él, era descubierto tarde o temprano. No podía igualarlo en nada más que su personalidad, pero eso también era una vil copia, para nada como el original.

Chenle acerca su mano al cuello de Jisung y le descubre la mordida de aquella mañana, revisando que todavía no se hubiera curado. Cómo pensaba, Jisung aún no había hecho nada por hacerla desaparecer. ―Eres mío ―murmura Chenle, tapando el área de nuevo.

Jisung lo observa alzarse sobre su torso y sentarse en su estómago. ―Y tú mío ―corresponde Jisung―. ¿Qué estabas haciendo? ―pregunta, más curioso que molesto.

Chenle da vistazos a su alrededor, como si buscara a algún tercero que los estuviera espiando. ―Estaba... ―comienza a susurrar, acercándose al rostro de Jisung―, ocupado ―determina, sonriéndole después a Jisung con diversión.

Jisung bufa molesto y lo empuja, aunque no logra tirarlo. Chenle se termina carcajeando, justo cuando Jisung entrecierra los ojos, mirándolo con disgusto. Chenle inclina la cabeza hacia atrás, riéndose de su expresión; probablemente irritado con su negativa de responder sus preguntas. Cuando se calma poco a poco, se dispone a ofrecer una tregua, viendo el momento exacto en el que la expresión de Jisung cambia.

El menor lo mira con una mueca algo molesta, algo usual cada que Chenle jugaba con él, pero repentinamente, Jisung le dedica una mirada intensa, con una cara llena de seriedad y ojos bañados en desconfianza.

Chenle suspira para sí, abrazándose a Jisung al momento. El menor se pone rígido; sus manos temblando sobre su cuerpo, no muy seguro de corresponder. Chenle esconde el rostro entre el cuello de Jisung, restregando su aroma en el cuerpo del más joven. ―Yo soy muy real ―afirma Chenle, mordiendo un poco la piel―. ¿No puedes olerlo? ―susurra, ronroneando.

Jisung cierra los ojos con ojos temblorosos, moviendo la cabeza con incomodidad. La voz de Chenle estaba cerca, pero se escuchaba algo lejana, como si estuviera debajo del agua.

"Deberías comprobar el olor de su sangre para ver si es verdad."

Jisung aprieta los dientes, tensando los músculos de la mandíbula. Gruñe molesto, arrastrando los dedos sobre la tierra del suelo. Chenle le dirige una mirada, notando el entrecejo fruncido de Jisung, señal de un episodio largo.

Chenle le da un tirón a la camisa de Jisung, rompiendo un poco la tela y descubriendo la marca de mordida. Se relame los labios y besa su cuello antes de morderlo con fuerza en la misma área. Jisung abre los ojos en ese momento, parpadeando y jadeando. ―¿Te atreves a ignorarme? ―espeta Chenle después, alzándose sobre Jisung para mirarlo.

El mayor tenía la boca llena de sangre, con los colmillos asomándose y una mirada llena de intensidad y preocupación. Jisung suspira y lo atrae a un abrazo, aferrándose al mayor. ―Sí estás, sí estás... ―murmura Jisung, besando la frente de Chenle.

Chenle lo deja estar, aliviado de verlo más calmado. Besa la piel a su alcance y lo acaricia lo mejor que puede. ―Lo siento, olvidé que la incertidumbre te pone así ―dice Chenle, disculpándose en voz baja.

Jisung niega un poco, sin parecer molesto. ―Esto es así. Viene cuando menos lo necesito ―se queja, metiendo ambas manos bajo la ropa de Chenle. El tacto de su piel cálida era arrullador.

Chenle olfatea al menor, notando que ya no había angustia en su sentir. ―Sólo me estaba escondiendo de ti ―confiesa finalmente―. Quería que me atraparas ―agrega, sonando algo avergonzado.

Jisung sonríe con cariño, arrastrando a Chenle a un beso. ―Al final tú fuiste quién me atrapó ―afirma, aunque sus ojos parecen hablar de otra cosa.

Chenle le sonríe de vuelta, juntando ambas frentes. ―Siempre iré tras de ti y te traeré de vuelta ―dice con firmeza, buscando transmitir sus sentimientos con la fuerza de sus palabras.

Sabe que lo consigue cuando Jisung le arrebata otro beso, queriendo profundizar y unirse de aquel modo. Chenle no se queda atrás, tratando de dominar en el beso, aunque, al igual que siempre, ambos pelean por vencer y demostrar quién ganaría sobre los dos. Jadeos y quejidos resuenan en el espacio, algunos gruñidos posesivos y territoriales, y manos deslizándose por todas partes dejan ver un espectáculo.

Jisung lo empuja hacia atrás, alejándose para comenzar a sacarse la ropa de encima. Chenle lo imita, tratando de apresurarse para volver a colisionar en otro beso. Cuando ya no queda ningún trozo de tela en sus cuerpos, se abrazan de nuevo y vuelven a besarse, jadeando en la boca del otro mientras se restriegan un poco.

Jisung se mueve para besar el cuello de Chenle, haciéndolo reír. ―No creas que ya ganaste con eso ―se burla Chenle, paseando su mano por la espada del más joven.

Jisung deja salir un gruñido, conforme con la actitud rebelde de Chenle. ―Quiero ver qué tanto lo quieres ―dice Jisung, refiriéndose al rol dominante.

Chenle sonríe y lo toma de las mejillas para besarlo, viéndolo a los ojos al separarse. ―Te amo, idiota ―menciona, sonando irónico a pesar del cariño tras su mirada.

Jisung le acaricia una mejilla, sintiendo que se le llena el corazón. ―Te amo ―responde, dándole un corto beso―. Te voy a marcar ―afirma, moviéndose para encontrar el cuello del mayor.

Chenle se ríe y trata de detenerlo, forcejeando con el más joven. Las risas y besos pasionales hacen eco en el bosque solitario.

《✢》

Sicheng hace una mueca de concentración y se inclina hacia adelante, sin apartar los ojos de la pantalla. Haechan, a su lado, también se lo toma en serio, apretando el control entre sus manos. Se remueven en el sillón, peleando tanto como pueden hasta que finalmente Haechan termina vencedor. Se levanta, dando un grito de victoria. Sicheng bufa y se desparrama en el mullido mueble, sin ánimos de otra ronda.

―Como se esperaba ―dice Haechan con orgullo. Sicheng rueda los ojos, pero lo deja estar, desviando su mirada a la cocina, donde Taeyong parece practicar algún postre nuevo―. ¿Otra ronda? ―cuestiona el moreno.

Sicheng niega. ―No, ya me aburrí ―admite, mirando a Haechan al decirlo. El contrario se encoge de hombros y busca un juego individual en la consola.

Taeyong les da una mirada, sonriendo con cariño. Continúa rellenando el postre, inmerso en su propio mundo, antes de que alguien abra la puerta trasera y un Yuta arrastrando a dos personas se deje ver. Taeyong suspira para sí, reconociendo las dos presencias. ―¿Qué? ―se queja Taeyong, sin siquiera dirigirles una mirada.

Yuta lleva de la camisa tanto a Jisung como a Chenle, sucios de tierra y con la ropa y el cabello desaliñados. ―Tus niños ―responde Yuta con ironía―. Ya va siendo hora de que aprendan a no aparearse como animales en celo en medio del bosque ―determina, sonando divertido a pesar de todo.

Jungwoo, sentado en el sofá junto a Sicheng y Haechan, hace una mueca. ―Qué asco ―exclama, sin dejar de mirar su teléfono.

―Dudo que no lo hayas hecho con Lucas ―menciona Haechan, sin prestarles toda su atención. No parecía muy impresionado.

Jisung y Chenle se sientan en las sillas del comedor cuando Yuta los deja ir. ―Dudo que nadie no lo haya hecho ya ―se queja Chenle, haciendo una mueca, escéptico.

―Yo no ―dice Taeyong con seguridad―, y estoy casi seguro de que muchos tampoco ―agrega después. Le da el último toque a su postre y por fin se da la vuelta, dándoles la cara. Exhala al ver la apariencia del par―. ¿Es en serio? ―masculla, poniendo ambas manos en sus caderas.

Jisung y Chenle se dan una mirada. Chenle señala a Jisung al momento. ―Él empezó ―se excusa.

Jisung le mira con molestia. ―Tú me estabas cazando. Y me mordiste ―exclama.

Chenle se encoge de hombros, haciendo una mueca de desinterés. ―Pero tú me besaste y ya sabes que eso no termina en cariñitos ―contraataca.

Jisung gruñe y se toma del cuello de la camisa. ―Me la rompiste ―le reclama, mostrando la tela desgarrada.

Chenle entrecierra los ojos y comienza a gruñir también. ―Pues tú me rompiste-...

―¡Ya! ―dice Taeyong con enojo, interrumpiendo el hilo de la conversación―. No puede ser que esto sea cada semana ―se queja, viendo de uno al otro. Ambos desvían la mirada, sin ánimos de enfrentarse al mayor―. Ya no son adolescentes ―les reprocha, frunciendo el entrecejo.

Yuta hace una mueca en desacuerdo. ―Técnicamente están en la adolescencia de un oscuro ―menciona, ganándose una mirada aguda de Taeyong que lo hace guardar silencio.

Jaehyun aparece en ese momento, sin inmutarse por la disputa repentina. Apenas ve a Taeyong se acerca a besarlo en la mejilla. ―¿Qué hicieron esta vez? ―cuestiona, recién llegando de revisar el ganado que cazarían en la tarde para comer.

―Estaban jugando al doctor modo extremo ―dice Yuta con una mueca.

Haechan, Sicheng y Jungwoo les miran con desagrado. ―Ugh ―espeta Haechan.

Yuta suspira. ―No todos somos voyeuristas como Jaemin ―murmura, dándole una mirada a cada uno.

Jaehyun toma a Taeyong de la cintura y le susurra algo antes de volverse a dónde los más jóvenes. ―La próxima vez, agradecería qué logren llegar a su habitación ―dice Jaehyun, luciendo tan sereno como siempre.

Chenle bufa, pero no se niega y Jisung asiente, poniendo un brazo sobre los hombros de su novio. Ambos se encaminan a su propia recámara, ignorando a los demás. Taeyong niega para sí, sin poder creer que eran los mismos chicos que se avergonzaban con el tema del sexo en el pasado. ―¿Tan necesario es tener sexo en sus vidas? ―exclama Taeyong, volviendo a su platillo.

Jaehyun sonríe de medio lado y lo abraza por detrás. ―No, pero fueron transformados en un momento muy peculiar de sus vidas ―le recuerda. Taeyong suelta una exhalación que suena más bien a risa, calmándose poco a poco. Sabe que Jaehyun se refiere a la etapa más cachonda de su desarrollo.

Yuta les da una mirada, notando que ya han pasado del tema, por lo que le pone su atención a Sicheng y le hace una seña con su dedo de que le siga. Éste así lo hace, sonriendo y yendo detrás de él. Sicheng se encamina a su habitación compartida, en donde Yuta lo acorrala sobre la puerta, causando que se cierre así.

Sicheng lo abraza de la cintura y se miran con sonrisas llenas de afecto. ―¿Qué hacías espiando a esos dos? ―pregunta el menor de los dos.

Yuta sonríe divertido y tararea. ―No los espiaba, patrullaba, y da la casualidad que escuché sus gritos de animales en celo ―rueda los ojos―. Admito que me acerqué a ver quién era porque, vamos, ¿Quién diablos se va a la mitad de la nada a tener sexo? Y luego recordé que, de hecho, ellos lo hacen ―explica, soltando una risa corta.

Sicheng hace una mueca, pero no comenta nada al respecto. ―Mark vendrá la semana que viene ―dice, recordando las palabras de Taeyong sobre el tema. El hermano mayor estaba muy emocionado por verlo.

Yuta sonríe de oreja a oreja, igual de feliz. ―Ah, mi Mark está de vuelta ―dice con alegría.

Sicheng alza una ceja, pero le devuelve la sonrisa. ―¿Debería estar celoso? ―cuestiona, aunque no parece estarlo.

Yuta niega, besando sus labios. ―Tú eres la única luz de mis ojos ―dice, entre bromeando y siendo sincero―. Mark es como... mi amorcito, pero tú eres mi amor ―afirma, como si acabara de decir algo con todo el sentido del mundo.

Sicheng rueda los ojos, acostumbrado a las expresiones del mayor. ―Lo peor es que sí lo entendí ―murmura para sí.

Yuta sonríe satisfecho e inclina la cabeza. ―Entonces, ¿has pensado en lo que te dije? ―inquiere, admirando sus labios.

Sicheng sabe que busca por un beso, pero decide ignorarlo deliberadamente. ―¿Sí era en serio? ―pregunta él en cambio.

Yuta asiente y lo lleva a la cama, donde ambos se sientan. ―¿Por qué no? Sería bueno conocer el mundo, para ti al menos. Nunca has ido lejos de aquí sin toda la manada ―responde, acariciando su oreja.

Sicheng se muerde el labio, poniéndose serio. ―¿No sería como... dejarlos y así? ―cuestiona, dudoso.

Yuta niega suavemente, besando sus labios. ―Tampoco es como si nos fuéramos para siempre ―instruye―. Creo que ya es hora de buscar nuestra independencia. Hace muchos años vivimos en manada, y me encanta, pero sería bueno descubrir el mundo, solo nosotros dos. Además ―agrega, acercándose más al menor―, quiero tener algo doméstico. Solos tú y yo ―dice, antes de besar a Sicheng con soltura.

El menor de los dos lo sostiene de las mejillas y le corresponde, subiéndose sobre su regazo cuando Yuta lo maniobra así. Se desenvuelven entre toques y caricias, terminando por apoyar sus frentes juntas. ―¿Me dejas pensarlo bien? ―pide Sicheng, con los ojos cerrados.

Yuta asiente, suspirando para sí. ―Claro ―afirma.

Sicheng abre los ojos y le mira. ―No es que no quiera, es sólo que... Me cuesta mucho separarme de mi familia ―indica, viéndose afectado por primera vez.

Yuta le da otro beso, tratando de tranquilizarlo. ―Lo sé, está bien. También me inquieta pensar en alejarme de ellos, aunque no sea para siempre ―dice con una sonrisa confortante.

Sicheng sonríe y se abraza al mayor, atrayéndolo hacia la cama. Ambos caen entre risillas, disfrutando del aroma y la calidez del otro.

《✢》

Jeno vigila todo el paisaje, buscando algún movimiento extraño en su visión. No encuentra nada raro, como era usual, así que sigue su patrullaje en el resto del área. Yangyang y Sungchan vigilan los otros extremos del pueblo, tratando de identificar anomalías o intrusos de por medio. Corre mientras usa su instinto de alerta, terminando de revisar su parte media hora más tarde.

En cuanto se reúne con los otros dos, comparten información y reafirman que todo se encuentra tranquilo. ―Lo único malo es que esto es aburrido ―se queja Yangyang, bostezando falsamente. Jeno le dedica una mirada, sin decir nada al respecto. Sungchan, por su parte, no parece prestarles atención.

Van de vuelta a la casa, viendo a lo lejos la locación del club NeoCity. ―Oye, Sungchan, ¿Puedo hacerte una pregunta? ―inquiere Yangyang, mirando al menor. Sungchan frunce su ceño por breves segundos, confundido, pero no se niega. Yangyang toma eso como un sí―. ¿Por qué te alejaste de Shotaro? ―cuestiona, mirando entre ratos por dónde camina.

Jeno se van tan interesado como él, mirando de uno al otro. Sungchan desvía la mirada, en un gesto incómodo. ―No quiero decirlo ―responde, sin ánimos de decir la razón.

Yangyang hace una mueca, esperando aquel resultado. ―Sinceramente esperaba otra respuesta ―admite, pero no vuelve a presionar sobre ello.

Siguen su camino en silencio, cómodos a pesar de todo. Jeno piensa para sí, antes de hablar por primera vez. ―¿Tuviste una visión? ―le pregunta al menor de los tres, sin mirarlo. Sungchan no parece perturbado por su pregunta, aunque no responde nada. Entonces, Jeno analiza unas ideas que se le ocurren―. Ya no has visto nuestro futuro ―menciona, algo intrigado.

Yangyang mira a Sungchan con sorpresa, desconcertado por las palabras de Jeno. Sungchan solía ver sus futuros cada ciertas semanas; por curiosidad y también para saber de algún evento catastrófico. Sungchan mira a Jeno por el rabillo del ojo, pero no se ve exactamente molesto. ―No ―dice Sungchan, dándole la razón.

―¿Por qué? ―Yangyang se apresura a preguntar.

Jeno parpadea una vez antes de decir. ―¿Viste algo que no te gustó? ―intenta él.

Sungchan niega, sin inmutarse. ―Sólo ya no quiero ―admite, deteniéndose de su caminar. Los otros lo imitan al momento―. Siempre tengo que verlo todo. Siempre tengo que saberlo todo. Nada me sorprende y nada es nuevo para mí ―responde, sonando algo cansado―. No siento que esté viviendo nada, sólo veo lo mismo una y otra vez ―fija su mirada en un árbol, sin realmente verlo.

Yangyang comprende al momento, suspirando con afecto. ―Entiendo, lo siento ―dice, alzando una mano y después volviendo a bajarla. Sungchan odiaba el contacto sin empezarlo antes―. Quizá yo debí apoyarte con eso, no es justo dejarte todo ese peso a ti ―se lamenta, mirando al contrario con disculpa.

Jeno asiente, tan impasible como Sungchan. ―No tienes que hacerlo. Antes hemos podido arreglarnos sin saber lo que vendría, aún podemos ―indica, tratando de calmar al menor.

Sungchan todavía mantiene su mirada lejos, sin deseos de hacer contacto visual. Ya era su costumbre. ―Hum ―murmura, pensando sus siguientes palabras―. Gracias ―dice, algo cohibido. Siempre le era confuso los agradecimientos y demás palabras de respeto.

Yangyang le sonríe y le da un ligero golpe en el hombro, volviendo a caminar junto a ellos dos. ―Estaremos bien, también mereces vivir la vida al máximo como todos ―le dice, mirándolo con cariño. Sungchan traga saliva y asiente, sin decir nada más.

Tras varios minutos, vislumbran la casa, por lo que se apresuran a llegar para tomar algún refrigerio. Al primero que ven es a Xiaojun, que entrena junto a HuangLin para ayudarse entre sí a esquivar golpes. Yangyang sonríe al verlos y se adentra con los otros dos al interior de la casa. Taeyong y Jaehyun están sentados en el mueble, viendo algún programa en la televisión. No hay señales de nadie más a la vista, por lo que se dirigen al refrigerador por un trago de agua o algo para comer.

―Todo limpio ―dice Yangyang, sorbiendo de la botella de agua. Jeno se decide por unos bombones con chocolate que la madre de Renjun le había traído hace unos días y se los come. Yangyang hace el amago de quitarle uno, pero Jeno le gruñe y le muestra los dientes.

Sungchan prefiere ir hacia el congelador que tienen a un lado del refrigerador, de dónde saca un pedazo de carne crudo y lo mastica. ―Sungchan, toma un plato ―lo regaña Taeyong, sin mirarlo.

Jaehyun les pone su atención, riéndose internamente al ver cómo Yangyang le hace mala a cara a Jeno, quien parece tan posesivo con su comida como es usual. ―Los padres de Haechan vendrán la semana que viene, así que comportense ese día ―menciona el mayor, llamando la atención de los tres.

―¿¡Los llamó!? ―exclama Yangyang, sorprendido.

Jaehyun asiente. ―Sí, y Mark también vendrá, así que habrá muchos reencuentros estos días ―dice con una sonrisa.

Yangyang jalonea a Jeno de la camisa con emoción, quien lo ignora mientras sigue comiendo. Sungchan se desliza a su habitación, deseando un momento de privacidad. Taeyong vuelve a hablar. ―¡Lávate las manos! ―le indica, recostándose en Jaehyun.

Jaehyun atrae a Taeyong de forma inconsciente con un brazo en su cintura. ―Mark vendrá en dos días, pero no le hemos dicho nada a Haechan o Johnny para que sea sorpresa ―expresa, mirando de Yangyang a Jeno.

Yangyang asiente, sonriendo con diversión. ―Ya quiero ver su cara ―se burla, saliendo de la casa para ir dónde Xiaojun.

Jeno se termina sus bombones y lava el tazón donde se hallaban, haciendo una nota mental de regresar el traste donde la mujer. Cuando se da la vuelta dispuesto a irse, ve a Kun bajar por las escaleras. ―Jeno, ¿Quieres ir conmigo a ver a la abuela de Haechan? Planeaba pedirle a alguno de ustedes ―dice Kun, sonriendo con amabilidad.

Jeno asiente y se encamina a seguirlo hacia la puerta, secretamente emocionado de verla. La abuela siempre le preparaba galletas apenas lo veía.

《✢》

El profesor les deja ir con un corto aplauso, sonriendo con orgullo. ―Bueno, chicos, practiquen esos movimientos para el entrenamiento de la próxima clase. Nos vemos el miércoles ―se despide, viéndolos alejarse a almorzar.

Lucas se despide también del profesor con un movimiento de manos, seguido de sus amigos. Changbin, el más burlón de los tres, pasa un brazo por sus hombros mientras se encaminan a por una mesa de la cafetería. ―¿Qué se siente estar por debajo de mí? ―le dice al más alto, burlándose.

Lucas le sonríe de vuelta y lo aleja con un empujón en la cara. ―En tus sueños, te faltan años ―le responde, sin inmutarse. Lucas era varios años mayor.

Minho, que no dice nada pero los sigue con una sonrisa, niega para sí. ―Muy bien, anciano, lo veremos en la próxima ―dice Changbin, dejando el tema en cuanto llegan al lugar. Es el primero en ir a la fila para pedir su comida.

Minho y Lucas se sientan en una mesa para apartarla, aunque Lucas se levanta de nuevo para sacar su teléfono. ―Haré una llamada, vuelvo en un momento ―le dice a Minho, quien asiente.

El mayor se aleja de la cafetería y sale al piso principal de la Academia, buscando un contacto. Se pone el aparato en la oreja en cuanto lo encuentra.  ―Hey ―responde la persona del otro lado, sonando ocupado.

Lucas sonríe al escucharlo. ―¿Te interrumpo? ―dice con doble sentido.

Jungwoo se burla del otro lado de la línea. ―Sí, ya sabes, siempre tengo compañía ―menciona, antes de que un ruido de destape se haga oír.

Lucas rueda los ojos, pero no deja la sonrisa. ―¿Con quién me estás engañando hoy? ―espeta Lucas con diversión, antes de aclararse la garganta cuando dos chicas que pasan a su lado le miran extrañadas.

Jungwoo suelta una risa, exclamando una afirmación de éxito después. ―Con el excusado, por fin arreglé ese ruido extraño que hace ―anuncia, jalando la cadena. Lucas escucha el ruido del éxito tras aquello.

―Creo que saldré antes de mis clases, ¿Quieres que hagamos algo? Hace días no salimos para hacer algo nosotros dos ―dice el menor de los dos, recostándose en una pared.

Del otro lado, suena como si una puerta se cerrara y Jungwoo suspira. ―¿Te vienes solo o esperarás a los otros? ―pregunta, refiriéndose a Renjun y Shotaro.

Lucas murmura, pensando. ―Les avisaré que me iré antes ―indica, por lo que Jungwoo tararea.

¿Juegos con alcohol? ―ofrece el mayor y Lucas sonríe.

―Estoy totalmente dentro ―acepta, volviendo a la cafetería―. Hablamos al rato, voy a almorzar ―se despide, dirigiéndose a la mesa con Minho y Changbin, que ya ha regresado de la fila.

Jungwoo dice una afirmación. ―Adiós, te amo ―contesta, recibiendo un te amo de vuelta antes de colgar.

Lucas se siente con una exhalación de tranquilidad. ―¿Tu esposa? ―pregunta Minho, mientras Changbin le da una gran mordida a su comida; una carne envuelta en una hoja de lechuga.

Changbin mastica un poco antes de decir. ―Es un chico, el otro día escuché su voz ―indica, tomando después un poco de agua.

Minho asiente en comprensión y come también. ―Es mi novio, no estamos casados ―aclara Lucas, buscando en su mochila la comida que Taeyong le había preparado a los tres celestiales de la manada.

―¿Has pensado en casarte con él? ―pregunta Minho, curioso.

Changbin le frunce el ceño. ―¿Por qué la obsesión con el matrimonio? No es la gran cosa ―se queja, tragándose lo que tiene en su boca―. Es igual a ser novios, sólo que ahora le llamas esposo y así ―se encoge de hombros.

Minho alza una ceja, escéptico. ―Bueno, me parece algo sagrado entre dos personas, pero si a ti no te gusta no me importa ―responde, sin verse muy afectado.

Changbin tampoco se disgusta con ello, observando después a Lucas. El mayor de los tres mastica su propio almuerzo. ―No lo hemos pensado ―dice tras un rato, indiferente―. Incluso antes, tampoco me preocupé mucho por pedirle que sea mi novio. Yo quería estar con él y él conmigo, lo demás son sólo formalidades ―menciona, no muy interesado en el tema.

Changbin lo señala, como dándole la razón, mientras observa a Minho. ―Sólo un pedazo de papel ―agrega, tomando un poco de arroz.

Minho rueda los ojos, pero no discute. ―Como sea, no es mi problema ―dice, sin ánimos de discutir―. Creo que le gusto a alguien ―menciona de pronto, ganándose la atención de los otros dos.

Lucas y Changbin se dan una mirada. ―Oh, no, lo descubriste ―dice Changbin, haciendo una mueca de dolor―. Quería esperar a la graduación para confesarme ―agrega, pasándole un brazo. Minho bufa y se lo quita de encima, recibiendo sus risas a cambio―. Ya, dinos quién es ―dice después.

Minho hace una mueca. ―Una chica de la clase de Seungmin ―responde, suspirando―. Apenas la conozco, y si es verdad, no quiero que se me declare o algo así. No me gusta rechazar a las chicas ―se queja, algo culpable. No sería la primera vez que le pasaba.

Lucas alza ambas cejas y toma un trago de agua. ―Eso no sonó para nada egocéntrico ―ironiza, justo cuando Changbin asiente, de acuerdo.

―Sí, eso es algo que diría Hyunjin más bien ―acepta el menor de los tres―. Demasiada compañía suya ―murmura, negando con fingido reproche.

Minho rueda los ojos, pero luego hace una mueca. ―Ok, sí fue algo muy narcisista de mi parte ―se queja después. Lucas le sonríe y sacude sus cabellos, recibiendo un manotazo de éste.

Sus nuevos amigos le recordaban a sus hermanos de algún modo.

《✢》

Jaemin admira el paisaje del bosque y la casa, sentado sobre la enorme roca que se hallaba dentro del bosque, dándole la vista perfecta. Ten, a su lado, le da una calada al cigarrillo antes de pasárselo. ―Creo que Doyoung me está siendo infiel ―dice Ten de pronto, recostándose en la roca al apoyarse con ambas manos.

Jaemin alza una ceja y aspira una calada, pasándole el cigarro de nuevo. Siempre se subían allí para no ser regañados por Taeyong, Kun o Renjun. ―De los tres espero que el infiel seas tú ―admite él sin escrúpulos, dejando salir el humo por su nariz.

Ten abre la boca con indignación antes de dar otra aspiración profunda. ―No te proyectes ―le responde mordazmente, por lo que Jaemin le hace una mueca de molestia.

―¿Por qué crees que te engaña? ―pregunta Jaemin, viendo a Yangyang y Xiaojun ser perseguidos por HuangLin en el patio.

Ten exhala el humo por la boca. ―Lo he visto actuar de forma sospechosa. Se encierra mucho en su habitación y a veces sale solo al bosque sin detallar mucho de lo que hace ―entrecierra los ojos―. Más vale que sea una etapa de lobo solitario o le haré castración manual ―masculla, gesticulando con el cigarro en mano.

Jaemin hace un puchero, en cierto modo dándole la razón. ―No puedo ver a ese ñoño siendo infiel ―menciona, algo incrédulo―. Es como... No lo veo dedicándole tiempo a nada más allá de sus investigaciones o tú. Odia hablar o conocer gente nueva ―le recuerda, sin realmente defender a Doyoung sino diciendo lo obvio.

Ten hace una mueca, aceptando eso. ―Lo sé, sólo... ¿Por qué se ve tan raro entonces? ―murmura, inseguro a pesar de todo.

Jaemin toma el cigarro de vuelta y aspira, pensando. ―Apesto en dar consuelo y lo sabes ―se excusa, mirando después a Ten.

El tailandés sonríe y asiente, sin parecer molesto. ―No esperaba que te volvieras un ser lleno de amor de la nada ―afirma, suspirando para sí.

Jaemin hace una mueca, pero le pasa un brazo por los hombros. ―Quizá se droga en secreto y no quiere que sepas ―es lo único que se le ocurre decir. Ten le mira de vuelta y arruga su entrecejo―. Nosotros fumamos hierba a escondidas ―le recuerda, alzando la mano donde tiene el cigarro ya consumido.

Ten sonríe más tranquilo, a punto de bromear al respecto cuando alguien se aclara la garganta detrás de ellos. ―El lado bueno es que gané una apuesta ―dice la voz.

―Mierda ―se queja Jaemin, apagando el cigarro al momento. Ten le echa un vistazo a la persona en cuestión.

Es Hendery, quien niega y sonríe divertido. ―Si hubieras esperado un poco más te habría ofrecido un trato a cambio de una probada ―dice el menor, cruzándose de brazos.

Jaemin sonríe de medio lado y se saca otro del interior de su camiseta. ―Si cierras la boca te dejo iniciar éste ―lo interrumpe, y sabe que no necesita nada más cuando Hendery se sienta en medio de ambos y se pone el cigarrillo en la boca, inclinándose para que Ten se lo encienda.

―Trato ―exhala Hendery de acuerdo, poniendo ambos brazos en los hombros de cada uno y con el cigarro todavía en la boca―. Hansol dejó al mejor legado ―menciona, divertido y nostálgico.

Ten sonríe también, al igual que Jaemin. ―Estoy seguro de qué nos habría encontrado en cada escondite ―dice Jaemin, mirando a la nada.

Hendery suelta una risa suave, estando de acuerdo. ―Y te habría confiscado cada cigarro ―añade divertido.

Ten toma una respiración, poniéndose algo serio. ―Me pregunto si pensará en nosotros ―menciona, algo decaído.

―Yo espero que no  ―dice Jaemin, serio―. No debería aferrarse a nosotros cuando está en un lugar mejor ―espeta, quitándole el cigarro a Hendery para darle una calada.

Hendery y Ten le miran, siendo el tailandés quien le mira con tristeza. ―Jaem... ―comienza, antes de ser interrumpido por el mayor, quien se levanta y se quita la tierra del trasero.

Exhala el humo y les guiña un ojo. ―Los veo en casa ―anuncia, antes tirarle el cigarro de vuelta y saltar.

Ten suspira, siendo Hendery el que le acaricia los cabellos. ―Ya sabes que no ha superado ese tema ―le recuerda, aspirando otro poco―. Sólo déjalo ―le reprocha.

Ambos se quedan pensando, abrazados mientras el aire les acaricia la cara.

《✢》

Dando un suspiro, Renjun se transporta hacia el bosque con Shotaro tras él, ambos caminando hacia su hogar después de un largo día. Por el momento, no hay nadie en el patio entrenando o pasando el rato, así que era seguro que estarían adentro o en algún otro lado. Renjun observa tras la puerta deslizable de cristal a Yangyang y Haechan reírse de algo, por lo que se apresuran a ingresar.

Tanto Haechan como Yangyang les dan la bienvenida al verlos, aunque Renjun es abrazado por Jaemin en cuanto éste baja por las escaleras. ―Hey, nene, ¿Cómo te fue? ―pregunta, dándole un beso.

Shotaro se acurruca sobre Yangyang y le roba una fritura de las que tiene en la mano, por lo que Renjun se concentra en el mayor. Le acaricia los cabellos. ―Hum, hueles muy bien, ¿Recién te bañaste? ―dice Renjun, sonriendo con cariño. El aroma del jabón corporal de Jaemin le resultaba exquisito por alguna razón.

Jaemin sonríe y asiente, besándolo otra vez. ―Ya sabes, me gusta prepararme para ti ―responde, sentándose con él en la isla de la cocina.

Renjun ensancha su sonrisa, pero contesta su pregunta anterior. ―Todo bien, algo abrumador por el tema del entrenamiento, pero es divertido. Que sea desafiante le da el toque ―indica, suspirando para sí.

Jaemin asiente, haciéndole una mueca de complicidad a Haechan cuando éste pasa por su lado y le golpea el hombro de forma bromista. ―Adivina qué, Mark viene en unos días y los padres de Haechan también ―anuncia, viendo con diversión a Renjun abrir mucho la boca.

―¿¡Qué!?, ¿Tan de repente? ―exclama el menor, emocionado―. ¿Cómo pasó? ―pregunta, más interesado en la conversación sobre los padres de Haechan.

Jaemin se encoge de hombros. ―Su majestad espera tener a su público completo para dar detalles ―alega, rodando los ojos―. Además, quiere ser quien le diga a Taeil y eso ―toma una mano de Renjun y entrelaza sus dedos.

Renjun hace una mueca, sonriendo a pesar de todo. ―¿Dónde están los demás? ―cuestiona, sin haber visto a Jeno «uno de los primeros en estar preparado para su llegada» y el resto de la manada.

―El cachorrito salió a ver a la abuela, volverá pronto supongo. Los demás no sé más allá de que Yuta y Sicheng están ocupados ―explica, alzando ambas cejas juguetonamente al decir lo último.

Renjun suelta una ligera risa, divertido. ―Muy bien, no hay que interrumpirlos ―bromea, desviando su mirada hacia Jisung sobre el mueble, despatarrado allí mientras observa algo en la televisión―. ¿Lucas y Jungwoo siguen en su cita? ―pregunta de la nada, recordando el mensaje de su primo.

Jaemin niega, pero parece notar algo extraño en su expresión. ―¿Pasó algo? ―inquiere, sabiendo bien que Renjun decía cosas aleatorias cuando algo le preocupaba o quería pasar de un tema.

Renjun se relame los labios y le mira, paseando sus ojos por la habitación antes de tomar la mano del mayor y subir con él hacia su recámara. Los hace sentarse en la cama, donde toma una respiración y luego exhala. ―Ok, creo que hay algo extraño en... ―hace una mueca, sin ánimos de admitirlo―, en la Academia ―finalmente dice, no queriendo ocultarle nada al mayor.

Jaemin frunce su entrecejo unos segundos y entrecierra sus ojos. ―¿Por qué lo dices? ―indaga, justo cuando alguien abre la puerta y un Jeno masticando unas galletas se deja ver.

Renjun le sonríe e inclina la cabeza para recibir el beso de bienvenida. ―Hola ―lo saluda Ren con una exhalación expectante dada la conversación en pausa.

Jeno le da un sutil golpe a la cabeza de Jaemin con su propia cabeza, saludándolo también. ―La abuela quiere que la visiten también ―le dice a Jaemin y a Renjun, quienes asienten.

―Luego ―dice Jaemin, antes de poner sus ojos en Renjun―. ¿Entonces? ―reitera, esperando su respuesta.

Jeno nota que es algo importante, así que deja sus galletas y se sienta al otro lado del menor. Renjun murmura, pensando bien sus palabras. ―Al principio... Bueno, la verdad es que nada raro ha pasado ―aclara, acomodándose para no darle la espalda a Jeno gracias a su posición anterior―. De verdad que todo está bien y nadie se comporta sospechoso, pero siento como que... Siento algo raro en el pecho, y me inquieta no saber qué es ―confiesa, suspirando otra vez.

Jaemin desvía la mirada, pensando, y Jeno toma su mano, sin saber bien qué decirle. ―¿Por algo en especial? ―pregunta Jeno a pesar de todo.

Renjun hace una mueca. ―He comenzado a pensar que, hum, puede que tenga que ver con la visión de Lucas. Quizá algo malo sí suceda a futuro ―se muerde el labio inferior―. ¿Y si se enteran de ustedes o toda la manda y eso ocasionó la visión? ―mira a cada uno a los ojos, inseguro.

Jaemin presiona sus labios en una línea. ―No puedo negarte que eso no sucederá, pero si Lucas pudo ver más allá de nosotros y tu abuelo igual, entonces ellos también, ¿no? ―espeta, tratando de tranquilizarlo.

Jeno asiente, dándole la razón. ―Está en la naturaleza de un Celestial mirar en el corazón de los demás ―indica, sonando sincero.

Renjun se calma ante sus palabras y le da un beso a cada uno. ―Gracias, de verdad me estaba molestando eso ―sonríe con alivio y se recuesta en la cama―. Quizá me estaba sugestionando, todo estará bien ―dice, aunque en el fondo siente una pizca de incertidumbre.

¿Y si no lo estaba?

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Hola una vez más, ojalá estén teniendo una buena mañana o tengan un buen día, dependiendo la hora en que lean esto<3 (Al final hay un anuncio muy importante, si no desean leer las notas está bien, simplemente vayan al final que ahí lo leerán).

¿Qué les pareció? La verdad es que yo lo odiaba con todo mi corazón (abajo expliqué por qué), pero ahora, tras leerlo para editarlo, me di cuenta que no estaba tan mal.

Traté de plantear más o menos la dinámica que suele tener la manada, sin contar a los Celestiales. Igual ya se han introducido personajes nuevos. Serán importantes, pero no saldrán tanto como se espera.

Aquí les dejo el capítulo de hoy, la verdad tengo un amor-odio por este capítulo. Lo odio porque me dio un bloqueo donde no pude escribir nada por meses, salvo Pacificador (otra historia que estoy publicando) que me ayudó a salir del bloqueo. Pero al mismo tiempo le tengo cierto cariño porque durante el tiempo que lo escribía algunas personas me preguntaron por esta historia y me inspiraron a querer continuarlo. Muchas gracias, les dedico este capítulo a ustedes :')

Dedicatorias a:

Angelsspot (mi mayor fan :')

bestminheeista (cada que me preguntabas yo volvía a decidirme a escribir hasta quebrarme la cabeza<3)

wukongcidio (simplemente me diste el empujón para decidirme a publicar este año u,w,u)

skz_lovetxt (gracias por esperar :D)

Aquí el anuncio: La semana que viene no habrá capítulo. Yo sé que prometí que sería semanal y todavía planeo hacerlo, pero estas últimas semanas he estado muy ocupada y estresada. Un familiar mío tuvo un accidente y, aunque está bien, he tenido que apoyarle mucho por ello. Tampoco he dormido bien y no he escrito nada de ninguna historia. Básicamente, actualizo porque ya tenía guardado los capítulos anteriores.

Usaré esta semana y la siguiente para escribir y tener guardados capítulos y así evitar este tipo de cosas otra vez. Les agradezco de antemano por la comprensión y me disculpo profusamente por dejarles esperando de nuevo. De hecho, mañana que actualice la otra historia les dejaré la misma nota.

Perdón si ha sido una nota muy larga, sólo quería dejarlo salir de algún modo. En fin, mejor cuéntenme qué les pareció el capítulo y qué teorías u opiniones tienen :D

Sin más que decir, nos leemos el lunes 16 de octubre (mucho tiempo, yo lo sé u.u). Les ama, Jordan. Recuerden que valen millones de galaxias, coman y tomen mucha agua, y cuídense siempre que ustedes son su principal prioridad en la vida.💜

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