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Min Yoongi había estado demasiado sereno cuando lo gritó por participar de aquel disturbio público. De todos modos, no había mucho que decir al respecto cuando se hizo la vista gorda sobre el incidente gracias al contacto de Kim Seokjin. Y fue luego el comentario de este mismo —es que acabó dos veces antes de recordar que debía castigarte— lo que le indicó a Jungkook que había sido librado de una reprimenda o castigo peor. No obstante, Jungkook no supo si agradecer por ello o estar enojado. 

Decidió estar indiferente.

Había concluido que tenía que hacer lo necesario para evitar a Kim Seokjin y con las postulaciones y la presentación de candidatos para las elecciones en marcha no fue difícil hacerlo. O se convenció de ello: se convenció de que los roces de Seokjin al pasar por detrás de su silla eran apenas imaginaciones suyas; que las miradas cargadas de intención que este le daba cuando conectaban sus ojos eran simplemente una percepción errónea, producto de cansar su vista en el monitor de la computadora por horas; y el que almorzaran juntos –okay, en la misma mesa, aunque a unas sillas alejadas— era por cuestiones de espacio y no que de pronto Kim Seokjin decidió dejar a Min Yoongi almorzando solo y acercarse a él. 

En cambio, que ambos jefes siguieran discutiendo, aunque sin menos entusiasmo sí debía decir algo. Suponía que el que Min Yoongi haya sido padre recientemente reafirmaría valores familiares que vencerían cualquier fantasía laboral que pudiese compartir con Kim Seokjin. Y la poca insistencia de Kim Seokjin de buscarlo, cosa de la que supo por Namjoon que era bastante cotilla a veces, dio por finalizado el amorío.

Y se alegraba por la señora Min, quien ya no tendría que compartir a su marido con el imbécil redomado. Aunque se sintió un tanto humillado de saber que era por esa razón, porque Seokjin se quedó sin nadie con quien joder, que se enfocaba en él. Cierto era que el jefe antidisturbios supo gravitar alrededor suyo desde que llegó a SIN, pero siempre desde un lugar de pulla, de bromear y querer hacerse el gracioso. Nunca hubo un diálogo cordial entre los dos, porque era bastante difícil seguirle el ritmo a Kim Seokjin cuando no tomaba nada en serio. 

¿Por qué razón iba a creerse Jungkook que el interés de Kim Seokjin fuese honesto? Y cuando este le pidió aventón, un mes después del incidente, se dijo que no daría espacio a que se burle de él. 

Seokjin escuchó, asintiendo al final, para luego decir:

—Hice bien en presumir que te atraía.

Jungkook se detuvo mientras abría la puerta de su coche. 

—¿Qué dijiste?

—Que te atraigo, ¿a que sí? Diablos, debí apostarle a Im Jaebeom cuando me discutió lo contrario –Kim Seokjin, que probó la puerta del copiloto y la notó desbloqueada, se coló en el interior del auto.

Jungkook lo siguió, aturdido por lo que había dicho este. Vio entorno al playón del estacionamiento de NIS dando con que una compañera del área de lingüistas lo saludaba desde otro coche. Respondió el saludo, y no dejó que su nerviosismo de ser visto con Kim Seokjin sea notorio.

—¿De qué rayos estás hablando? 

—No te preocupes –tranquilizó el temor de ser expuesto en su trabajo. Aunque sus palabras escondían cierto regocijo que Jungkook no entendió ni quiso saber—. Jaebeom es una tumba.

—No es eso a lo que me refería –se enfadó, quitando las manos de Seokjin de la guantera—. ¿Por qué diablos dices que me gustas?

—No dije gustar, sino atraer –Sin rendirse, Seokjin consiguió esquivar las manos de Jungkook y hurgueteó lo poco que guardaba allí el chico; robó el encendedor y de su bolsillo extrajo una cajetilla. Ofreció un cigarrillo a Jungkook y encendió uno para él—. Es ligeramente distinto, y altamente más sexual. Aunque no sería una perspectiva asustadora si fuese ambas opciones.

Jungkook bajó los vidrios. 

—No, no fumo –viendo la mirada del otro, que se guardó el encendedor ajeno, agregó—. Es de Namjoon. Ahora, responde algo. ¿Apostaste que me atraes? ¿Por qué?

—No, pero si lo hubiera hecho habría ganado.

—Para nada –cortó, imitando a Seokjin al apoyar la espalda en la puerta. Así, podían estar medio enfrentados—. No es verdad, estás armando una historia en tu cabeza de la que no soy ni seré parte. 

—El que arma historias eres tú, por eso me huyes. 

—Yo no estoy huyendo –y su voz flaqueó, así que obtuvo de Seokjin una fuerte risotada—. ¿Qué no te das cuenta? ¡No te soporto!

—Lo sé, pero no me apartas lo suficiente para que lo entienda y te deje en paz. Podría apostar que no quieres que lo haga.

—¿Tienes un problema de apuestas? –Jungkook se rindió de verlo, por lo que se acomodó en el asiento, apoyando los brazos sobre el volante y el mentón en ellos—. Corta ya. Es en serio, déjame en paz. Te vi una vez recibiendo sexo oral, bien, lo siento, lo sentí y lo superé. 

Vio salir una camioneta gris y al pasar captó la mirada fría de Min Yoongi. Sin querer, desvió el rostro en dirección a Seokjin para estudiar su reacción, pero este sostenía el cigarro entre los dientes y lo miraba a él. Solo a él. Una bola cálida y tibia se asentó en el estómago de Jungkook que pareció abrigar vaya a saber qué desorden emocional suyo y lo obligó a echarse hacia atrás con las manos sobre el abdomen, como si así lo contuviera.

—No lo has hecho, por eso sé que te atraigo –Jungkook retomó el hilo de conversación, agradeciendo que lo distraiga de sus traicioneros sentimientos—. Además, soy un experto en notar cuando tengo oportunidad con alguien. Y te me antojaste lindo desde que llegaste, nomás tuve que esperar que también notaras que es recíproco.

—Desde que llegué me caíste pésimo –comentó. Las manos, contrario al verano que se instaló ahora en su pecho, estaban frías cuando entrelazó los dedos—. Revisa tu radar sexual o lo que sea, porque fallaste conmigo. Y ahora baja, por favor.

—¿Es que seguirás negándolo? Aquella vez que nos atrapaste, seguro lamentaste cortar el rollo. Apuesto que deseabas ver más. No, aguarda, quisiste estar en su lugar –Y la afirmación fue acompañada de una mirada sugerente de Seokjin a su cuerpo.

El repaso hizo que Jungkook se tense. Aguantó como pudo la mirada al jefe antidisturbios esperando que ría de la broma para descender del auto e irse. Solo que no era una broma. Y al quitarse el cinturón e inclinarse en su dirección, Jungkook supo que estaba en problemas. Con espanto, se encontró siendo incapaz de alejarse del cada vez más cercano rostro de Seokjin, y por desgracia, cuando evaluó la respuesta de su cuerpo, la bola de calor en su pecho se encendió y esparció por todos lados. Su rostro, sus manos, y hasta sus pies. 

Los inteligentes y traviesos ojos de Seokjin lo midieron como un predador y el resultado al escrutinio lo dieron esos putos labios –hermosos y besables labios que no lo dejan dormir hasta que se toca pensando en ellos— al sonreír confiado. Adivinando la reacción positiva del agente de inteligencia.

—Puedo denunciarte por acoso –arrojó sus palabras, que volvieron a trastabillar, como última defensa; y Seokjin no se apartó, pero quedó a medio camino de estarle encima—. Lo digo en serio, puedo hacerlo.

—Por supuesto que puedes, y de hacerlo tendría que declarar frente al tribunal de autoridades del Centro para testificar que hice un avance y fui brutalmente rechazado. También puedes ir más allá de eso –Sin permiso, la mano de Seokjin cayó sobre el pecho acelerado de Jungkook. El toque distrajo a Jungkook del parloteo y por esa razón, se dijo, no impidió que le recorra hasta subir al cuello, donde acarició con el pulgar su garganta—, podrías anunciar que me acosté con Min Yoongi, que nos viste usando las instalaciones que cede el gobierno para protección estatal como un puto motel y así sería despedido; probablemente con Min Yoongi sean indulgente por su paternidad. Aun así, recibiríamos un castigo por nuestra fechoría ¿mmm? –la inclinación de cabeza de Seokjin, extrañamente, lució adorable aunque era el cazador—. Pero para ello solo debes…

—¿Qué? –jadeó Jungkook, como si hubiera corrido un maratón y el aire no alcance para llenarle los pulmones.

La respuesta fueron los labios de Kim Seokjin sobre su boca. Un instante de quietud dentro de su mente, tal cual si hubiese abierto su cráneo y expulsado cualquier duda y negativa sobre permitir el coqueteo del Jefe de Policía Antidisturbios, ex amante de su jefe, Kim maldito Seokjin. Y casi inmediatamente el vacío, el blanco mental de Jeon Jungkook fue reescrito de órdenes de que responda, de que no se deje apabullar por los voluptuosos y suaves labios que se movían sobre los suyos.

Descruzando las manos y volteando hacia Seokjin, Jungkook lo tomó de los hombros y lo acercó. Mierda. Jodida gloria era esa boca besándolo hasta imprimir su fuerza y su intención: Kim Seokjin lo quería devorar. Estaba dicho, allí, en la succión repentina a su labio inferior; allá, donde dejó caer otro sentido beso para alertar de que vendría el dolor y cuando lo hizo, cuando los dientes de Seokjin encontraron alimento, Jungkook ya no era más que una masa sin voluntad.

Abriendo la boca, aceptó la lengua de Seokjin y la encontró con su lengua para advertirle que ese derecho que le cedía, mientras las manos se aferraban en el otro como para estrecharlo e impedir que se aleje, era temporal. Sí, Jeon Jungkook no estaba engañándose en que esto era el preludio de nada. Solo un beso, se dijo. Y permitió ser probado, a la vez que saboreó el cigarro, asquerosamente erótico. 

Por alguna razón, la mano apretando un poco, tan solo un poco, su cuello no lo amedrentó. Al contrario, le gustó ese gesto bruto y cavernícola. Por eso tiró del cabello de Seokjin, que previamente había desordenado con los dedos. Quería provocarlo, hacerlo enojar. Y tan predeciblemente, Kim Seokjin gruñó, pero ese sonido áspero no lo hizo despertar de esa locura, sino que lo calentó.

El radar sexual que antes comentó Seokjin debió captar el efecto de aquel gruñido, porque la mano libre de Seokjin, con la que se sostenía del asiento de Jungkook, se movió guiado hasta donde era necesitado: y encontró que Jungkook estaba medio duro ya.

—Quererlo. Y lo que quieres es algo más, tal vez… –aventuró Seokjin retirando su mano un segundo para ser frenado por Jungkook, que no lo dejó ir—¿no quieres que me aparte?, lo copio.

Con esto, todo fue entendido. Kim Seokjin primero apreció el grosor del miembro de Jungkook, subiendo y bajando la palma por sobre la ropa y exasperándolo. Aunado al movimiento insistente, el fuerte perfume de Seokjin, que olía a colonia y tabaco, y a hombre, mareó a Jungkook. Y respiró hondo, inclinado hasta pegar el rostro en la curvatura donde se une el hombro y cuello de Seokjin. Pegó los labios allí, a la par que los besos de Seokjin en su mejilla lo derretían y la mano en su erección continuaba con su labor.

—Te detesto –suspiró Jungkook, satisfecho de que el jefe antidisturbios fuera piadoso y le desprendiera el pantalón para liberar su miembro ya humedecido en la punta—. Jhm

La risita baja de Seokjin chocó con su cabello y acarició su oreja hasta darle cosquillas. Se estremeció y, captando esto, Seokjin se dedicó a susurrarle cuanta cosa caliente y sucia, y putamente obsceno se le ocurriera. En algún sitio de su cabeza, Jungkook tenía presente que esto no era lo que había decidido, pero ¿qué más da?

—Vaya, ¿tan manso eres cuando te tocan? 

—Púdrete –disfrutó de que Seokjin tiemble cuando le chupó el cuello, ¡ja! No era el único perdido—. Cualquiera se rinde a una paja.

—No lo sé, tendrás que devolverme el favor para saberlo.

Y esta vez, como no hubo mandato en la voz, Jungkook estuvo de acuerdo. Despegó el rostro del apetecible cuello largo de Seokjin y, viendo hacia abajo hasta dar con el cierre del pantalón, liberó la erección del otro. La amoratada cabeza dejó salir una lágrima blanca y deseó probar el preseminal que se derramaba lentamente. 

El picante aroma a sexo inundó el coche y ninguno de los dos quiso respirar otra cosa que no fuera el viciado aire de ese momento. El sonido del exterior se aisló y eran sus propias reacciones y respuestas las que llenaban el interior del auto de Jungkook. ¿Qué les podía importar que alguien estuviera en el estacionamiento viéndolos o que los descubran, que los coches hagan bramar sus motores?  Nada.

Jungkook ya no estaba del todo cuerdo para entender lo que seguía conversando Seokjin, y para hacer que se callara lo pajeó con movimientos secos y largos. Por su parte, Seokjin usó para lubricar el preseminal y así debilitar a Jungkook.

No hubo besos que no fueran en el cuello, en la cara, incluso Seokjin empujó el suéter que traía Jungkook para abarcar algo de su pecho, pero no en la boca. El anterior estallido les acojonó cuando un beso no significó apenas un momento fugaz de satisfacción mutua. Por eso, sin unir sus bocas por pura autopreservación sentimental, se dedicaron a disfrutar hasta que sus orgasmos, primero el de Jungkook, y luego el de Seokjin, los dejaron laxos, tibios, sucios. 

No quisieron pensar que ese abrazo –algo patoso— también excedía el límite de intimidad del momento.

—Diablos.

Aunque esperó una broma al respecto, Seokjin parecía no tener planeado hacerla. Hasta lucía algo desconcertado cuando Jungkook lo apartó.

—Ajá –Jungkook se reacomodó la ropa mientras pensaba qué decir, solo que no tuvo que hacerlo ya que el otro hizo lo propio en recomponerse e, increíblemente, bajarse del coche—. Adiós, Kim.

Jungkook puso el auto en marcha, obligándose a tranquilizarse. Se sentía fatal de no llevar a Seokjin, pero quería estar solo.

Asomando el rostro desde la ventanilla, Kim Seokjin le guiñó el ojo y dijo:

—Adiós, Jeon. Gracias por la venida.

El estúpido sentido de humor de Kim Seokjin esta vez no molestó a Jungkook, sino que lo hizo menear la cabeza incrédulo. Arrancó con una sola cosa en mente: llegar a casa y reorganizar sus pensamientos. 

Oh, y masturbarse. Porque este nuevo recuerdo, sin dudas, reemplazaría cualquier otra fantasía. 




Nota:

Publiqué sin querer y estuve a punto de dejarlo, pero había una cosa que no me gustó y lo anulé rapidísimo jaja sorry...

Ay, noté en esto qué fácil que es rozar el "dub con", pero espero dejar en claro que esto es entre dos adultos que se atraen y quieren tener algo.

Que Jungkook sea indeciso no lo hace indefenso, aclaro, por eso trae a colación lo de la denuncia de acoso, ¿vio?

Aunque esto no exenta a Seokjin de ser como es de ..... ¿O cae bien este Seokjin así como está?

Las canciones del multimedia me dan energía para esto, así que amén a ellas. Y esta en especial es todo lo que está bien, sí sí.

Y amén a mis datos, también.

:)

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