13

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng




════════════════






La herida del señor Heyward en su cabeza me sorprendió mucho cuando llegamos. Le salía sangre de esa parte y le caía por su camiseta de manga corta blanca. Sin embargo, él parecía estable y hablaba con normalidad. Más que asustado, parecía confundido.

Sarah le estaba curando la herida, y después cogió una tirita que le colocó en la herida con cuidado, tratando de ser lo más dulce posible.

—Avíseme si le duele.

—¡No! No. Lo haces perfectamente.

Sin embargo, cuando terminó de colocarle la enorme tirita en la parte superior de la cabeza, justo encima de la ceja, el señor Heyward soltó un quejido por el dolor.

—Ya está.

—Gracias, cielo.

Sarah se alejó mirando a John B con anhelo, pero él apartó la mirada con pesar. Yo mordí mi labio.

—Papá, ¿qué ha pasado? —Le preguntó Pope en cuanto el señor Heyward fue curado, mirándolo con preocupación.

—Oh, tendría que habérmelo olido. Ha venido cuando estaba a punto de cerrar. Me ha pillado por sorpresa. Me ha derribado y me ha puesto la rodilla en el pecho. Y me ha preguntado por esa... esa llave. La del dibujo que me enseñaste.

JJ y yo nos miramos al mismo tiempo, con una mueca, sabiendo que aquello era más importante de lo que un momento inicial habíamos pensado.

—Y, por si os lo estáis preguntando, no le he dicho nada.

Yo sonreí.

—Es usted un hombre duro de roer, señor Heyward —dije algo divertida.

—¿Lo dudabas, Charlotte? —Miró a su hijo—. ¿Qué? ¿Fuiste a buscar la llave?

Pope se quedó en silencio y después juntó los labios con fuerza alzando la mirada hacia nosotros, que lo mirábamos con atención. Obviamente sabíamos que la tenía.

Entonces la sacó de su bolsillo y se la tendió a su padre, que la agarró y la miró con expresión estupefacta.

—La encontré en el piso de la yaya encima de la farmacia. Tal y como me dijiste. —le explicó Pope sentándose a su lado lentamente, mientras su padre examinaba aquella llave.

—Joder, tendrías que habérmela dado. Así no me habría metido esa paliza. ¿Y a qué tanto bombo? No vale nada. ¿Por qué están tan interesados en esta antigualla? —Nos miró con el ceño fruncido.

—No lo sé —Pope se encogió de hombros—. Primero recibo esa carta diciendo que vaya a Charleston. Y luego conozco a esa mujer rica que quiere que le de una llave que ni sabía que tenía mi familia.

—No tiene ningún sentido —murmuró Kie mirando al suelo con el ceño fruncido.

—Pues será mejor que no os quedéis aquí lloriqueando —nos aconsejó el señor Heyward—. ¡Averiguadlo!

—No —Respondió Pope tajantemente—. Voy a darle la llave a esa mujer. No vale...

—No, no —le interrumpió su padre—. ¿Acaso te he enseñado a huir de una pelea, hijo?

Pope lo miró con sorpresa.

—No, señor.

—No huyas —asintió su padre—. Mira, no le he dado importancia, tengo que admitirlo. Pero ahora... —señaló su herida— ¿después de esto? —nos miró a nosotros, sonriendo—. Estoy interesado. ¿Te dijeron por qué la querían?

—Algo sobre... una cruz antigua. Creo que podría ser un tesoro perdido.

—¿Otro? —emití con la voz aguda.

Kie rió por lo bajo.

—¿Sabes con quién deberías hablar? —le preguntó el señor Heyward a su hijo, señalándolo con la llave—. Con tu bisabuela. La yaya.

Así que teniendo un plan en marcha, decidimos que deberíamos hacer eso enseguida, antes de que anocheciera. Nos despedimos del señor Heyward —rezando mentalmente porque estuviera bien— y nos dispusimos a casa de John B de nuevo para poder cambiarnos y tomar rumbo a la residencia donde la bisabuela de Pope estaba viviendo.

El camino de vuelta en Twinkie fue algo incómodo respecto a todos. Sarah y John B habían peleado, por alguna razón Kie y Pope apenas se miraban, y JJ y yo estábamos algo tensos porque nuestra conversación se había quedado a medias.

—¿Crees que tu yaya sabrá algo de la llave? —le pregunté a Pope sin saber cómo romper el hielo.

—No lo sé —musitó mirando la llave entre sus dedos—. Si estaba en su casa... a lo mejor sabía algo. Pero es que estaba tan escondida y es tan vieja que es posible que ni siquiera supiera de su existencia. Me costó mucho encontrarla. A lo mejor ella no fue la que la escondió.

Así que con esa duda nos quedamos el resto del camino, sabiendo perfectamente que ya no había más que hablar sobre el tema hasta que él hablara con su bisabuela. Decidí que no intentaría hablar más hasta que otra persona lo hiciera.

Pero nadie lo hizo.

Así que cuando llegamos a casa de John B, las chicas nos metimos en una habitación para cambiarnos y los chicos se quedaron en el salón. En cuanto estuvimos a solas, nosotras nos miramos con cansancio.

—¿Qué cojones pasa? —Pregunté exasperada.

—John B está enfadado —respondió Sarah sentándose en la cama de la habitación, resoplando—. Y todo porque no le he dicho lo de nuestro "casamiento" a Topper.

—Es que estáis casados, aunque no sea oficialmente. —le recordó Kiara.

—Pero es que es ridículo decirle eso cuando los demás se pueden reír de que yo lo llame así —respondió enfadada—. Sabéis perfectamente que nadie nos tomaría en serio.

—Pero es Topper —coincidí con Kiara al decir eso—. Y John B sabe que Topper sigue sintiendo cosas por ti. Necesitaba marcar territorio, por así decirlo.

Kiara me dio la razón asintiendo. Sarah se echó hacia atrás en la cama y escondió su rostro con sus manos. Kie me miró con una ceja enarcada.

—¿Y qué pasa con JJ y contigo?

—¿Qué pasa? —me hice la tonta.

—¿Te crees que no hemos notado que desde ayer estáis de lo más raros?

—Os recuerdo que fue él el que me dijo todas esas cosas cuando me negué a ayudarlo a atracar una maldita cárcel —Puse los ojos en blanco—. Y está inseguro ahora porque dice que tiene miedo de que yo prefiera a Rafe.

—¿Lo haces? —Preguntó Sarah frunciendo el ceño.

No, no lo hacía. ¿Y cómo le iba a decir a Sarah que prefería al chico que había intentado matarla dos veces?

—Claro que no.

—Pero no consigues olvidarlo —me dijo mirándome severamente—. Te conozco desde siempre, Char.

Miré a otro lado formando una mueca, intentando no ponerme sentimental. Yo tenía mucha facilidad para llorar, así que apreté mi brazo para no hacerlo.

—Aún me cuesta aceptar cómo es. ¿Vale? Lo siento. Pero eso no significa que lo vaya a defender jamás por lo que ha hecho.

Me senté en la cama junto a Sarah, aunque no me tumbé y Kie acarició mi brazo con una mueca de lástima.

—Y luego JJ... —suspiré—. Es tan confuso también. Me gusta muchísimo pero hay veces que lo quiero matar.

Tanto Sarah como Kie rieron al escuchar eso.

—Eso nos pasa a todos, no te preocupes —me aseguró la morena. Yo reí un poco también.

Entonces alguien golpeó la puerta un par de veces.

—¡Tenemos prisa! —era Pope.

—¡Ya! —Respondió Kiara poniendo los ojos en blanco.

Sabía que algo había pasado con ellos también, pero no pregunté porque los chicos tenían prisa. Mientras nos vestíamos —Kiara nos prestó ropa a las dos— me puse a pensar en lo raros que habían estado ella y Pope desde que lo hicieron el día que volvieron Sarah y John B a Outer Banks. Al parecer las cosas no habían salido tan bien como esperábamos.

Una vez vestidos y preparados, salimos de nuevo en silencio incómodo y nos metimos en Twinkie para poder ir rumbo a la residencia. John B y JJ iban en los asientos delanteros, con John B como conductor. Incluso entre ellos estaban en silencio. Odiaba esa situación.

Pope ni siquiera miraba a Kie, la cual le lanzaba miradas a él para asegurarse de qué expresión tenía. Seguramente se aseguraba de que Pope no le lanzara miradas de odio, por alguna razón. Sarah tampoco cesaba de lanzar miradas a John B mirando al espejo retrovisor, y John B de vez en cuando hacía lo mismo. Yo ni siquiera miré a JJ porque no conseguía verlo por el asiento en el que él estaba.

—Tíos... —comenzó a decir Pope rompiendo aquel sepulcral silencio callado por la música que sonaba en la camioneta—, lo que dijo Limbrey... yo creo que se le escapó.

Pope sujetaba la llave entre sus dedos y la giraba sobre ellos para poder analizarla. Aún me costaba creer que aquel pequeño y fino objeto fuese tan importante para una señora tan poderosa como la mujer que amenazaba a Pope en ese momento.

—Dijo que "la llave lleva a la cruz de Santo Domingo".

JJ se giró y extendió el brazo en dirección a Pope.

—¿Me la dejas?

Pope se la tendió y JJ la miró de cerca.

—¿Tenemos que saber lo que es? —Preguntó Sarah.

—Supongo que se trata de un objeto histórico de gran importancia —respondió Pope.

—Pues según internet, la cruz fue un regalo de Nueva España al rey de España.

—¿«Nueva España»? —se extrañó JJ—. ¿Hay una «Vieja España»?

—Joder con el regalito —dijo Kiara enseñando su pantalla del móvil, donde salía un dibujo de lo que parecía la cruz de Santo Domingo en la web—. Mirad qué pasada.

Al lado había un hombre vestido de caballero.

—Fijaos —dije ampliando la imagen con los dedos en la pantalla—, hay un hombre al lado.

—Así que es una cruz de cojones —dijo JJ.

—En aquella época el rey no la consideró el tributo más extravagante de la historia de las provincias. —Leyó Kiara con interés. Sarah rascaba su oreja mirando a otro lado con expresión poco concentrada: aquel tema le daba igual—. Se perdió cerca de las Bermudas en 1829.

JJ rápidamente se giró y miró a Kiara con los ojos muy abiertos.

—¿Has dicho Bermudas?

—Pero no el triángulo —le avisó John B sin apartar la mirada de la carretera.

—Tío, todo se reduce siempre al triángulo —le aseguró JJ dándole un leve golpe en el hombro con la mano.

—Sí, sí...

—Cada vez que pasa algo raro, es en las Bermudas.

—¿Qué tiene que ver una llave encontrada encima de la farmacia de tu yaya con todo esto? —Le interrumpió Kie a JJ en su teoría conspiratoria mirando a Pope.

—Eso —Musitó Sarah sin muchas ganas.

Kiara no apartó su mirada de Pope y supe enseguida que lo hacía no solo por su preocupación por el tema, si no por demostrarle a Pope que ella estaba bien con él. Para entonces la conocía lo suficiente como para entender por qué actuaba de cada manera.

—¿Qué pintamos aquí? —Siguió preguntando sin dejar de mirarlo.

Pero Pope no parecía tan dispuesto a actuar como si nada, al parecer, porque miró a otro lado con cara de cansancio y de mal humor.

—No lo sé. Buena pregunta.

Para cuando llegamos a la residencia, John B aparcó y el primero en salir de Twinkie fue JJ, que corrió hacia la puerta y la abrió. Pope salió rápidamente del vehículo, y cuando Kiara estaba a punto de hacerlo también, él dijo:

—Escuchad, creo que prefiero hacer esto yo solo.

—¿Seguro? —Le preguntó Kiara.

—Sí, yo me encargo. No te necesito —contestó Pope de mala gana—. Así que...

Kiara estaba totalmente sorprendida, pero sonrió con amargura poniendo los ojos en blanco.

—¡Anda! ¡Hoy somos todos una gran familia feliz! —Exclamó JJ, y me miró de reojo—. ¿A que sí?

Suspiré y me crucé de brazos.

Pope simplemente se giró y comenzó a andar lejos de la caravana dirección a la residencia donde se hospedaba su yaya. Así que JJ se subió de nuevo a Twinkie mientras John B le avisaba desde la ventanilla que le recogeríamos después.

Entonces arrancó de nuevo y fuimos a buscar alguna tienda donde poder comprar algo que poder beber o comer mientras esperábamos a Pope. Ese camino fue también algo extraño e incómodo, pues John B y JJ parecían negarse a sacar un tema de conversación.

Cuando aparcamos en una calle con una tienda de veinticuatro horas abiertas, las tres chicas salimos para comprar algo que poder tomar para refrescarlos, y dejamos que los dos hablaran a solas.

—¡Me parece muchísimo un granizado! —Exclamé caminando rápidamente hacia la tienda.

—Buena idea —coincidió Sarah, que ahora parecía más animada al salir de aquel tumulto de energía negativa.

Pedimos tres granizados y cuando salimos miramos de lejos a los chicos hablando dentro de Twinkie.

—Seguro que están hablando de vosotras —comentó Kiara y después le dio un sorbo a su granizado.

—John B está enfadado por, literalmente, nada —Resopló Sarah—. No tiene derecho a estar así conmigo. Y JJ tampoco, ¿cómo esperaba que le siguieras en ese plan?

—Además, John B no puede enfadarse porque Top te salvase —añadí—. Entiendo que le molestara que no le dijeras que estáis "casados", pero no tiene más importancia.

—¿Le diste las gracias a Topper? —le preguntó Kiara a Sarah mientras comenzábamos a caminar hacia la caravana.

—Claro que le di las gracias a Topper. Con todo lo que le he hecho pasar, va y me salva la vida. Y por lo visto es el crimen del siglo.

—Ni que lo digas —Dijo Kiara—. Mira todo el pollo que se está liando, y... Pope me retira la palabra por no estar enamorada de él.

Yo reí levemente.

—Y somos nosotras las dramáticas —Comentó Sarah con diversión justo antes de entrar en Twinkie.

—¡Claro!

Nosotras intentamos dejar de reír cuando entramos, y me percaté de cómo los dos chicos dejaban de hablar entre ellos al escucharnos entrar.

—Creo que es hora de volver a por Pope —Les dije.

Ellos asintieron sin decir nada, aunque JJ me miró por encima de su hombro. John B condujo de vuelta y las tres nos miramos detrás con las cejas alzadas y sonrisas divertidas. Probablemente intentando enmascarar con burla lo enfadadas que nos sentíamos por aquella situación.

Para cuando llegamos de nuevo a la residencia, Pope salía de allí y caminaba directo hacia nosotros.

—Ahí viene —comentó JJ.

Esperando en silencio y con expectación, todos miramos a Pope entrar en Twinkie mientras suspiraba. No apartamos nuestras miradas y finalmente John B le preguntó cuando se sentó:

—¿Qué? ¿Cómo ha ido?

—Esto se ha vuelto mucho más personal. —Fue su respuesta.



❀∘❀∘❀


Pope era descendiente de Denmark Tanny. Mis oídos no daban crédito a lo que escuchaban. Pope era familia de aquel hombre tan importante.

—La hostia —Exclamó John B llegando con más cervezas en el muelle—. Aún no me creo que seas familia de Denmark Tanny,

Le dio una palmada a Pope en la espalda mientras le entregaba una cerveza. Yo sonreí sentada al lado de Kie con Sarah a mi izquierda, y le di una trago a mi cerveza mirando a JJ, que ahora reía.

—¡Ajá!

John B miró a Pope con los ojos y la boca muy abierta.

—¿Es un miembro de la realeza?

—¿Un rey sin corona? ¡Coronémoslo!—Dijo JJ simulando que tenía una corona entre sus manos y se la colocó en la cabeza.

—Cállate —decía Pope poniendo los ojos en blanco.

Yo reía alzando los brazos mirando al cielo como si estuviéramos ante una deidad.

—¡Salve al señor de Tanny Hill! —Gritaba JJ.

Todos hicimos como que le alabamos y que nos inclinábamos ante él.

—¡Nos somos dignos! —Exclamé simulando ofensa.

Todos comenzamos a reír al ver la cara de póquer de Pope, fruncía el ceño y nos miraba con ganas de querer matarnos.

—Vale, vale, relajaos. ¿Os queréis relajar?

—¿Cambiamos de sitio a «La Monda Lironda»? —Preguntaba Sarah bromeando.

—¡Buena idea! —coincidió JJ.

—¿Cuándo podremos mudarnos? —Continuó Kiara.

—Yo no tengo donde quedarme, así que... —Seguía hablando JJ mientras Pope hacía oídos sordos.

—Yo tampoco. —asintió Kie—. ¿Literas?

—Literas —Asintió JJ, y me miró—. Lottie ya tiene casa en Tanny Hill, pero supongo que preferiría venirse con nosotros, ¿no, princesa?

Lo miré y sonreí levemente, dejando atrás mi expresión burlona pasando a una dulce. Quizá JJ tenía un efecto en mi que me hacía parecer ridícula.

—Si tú estarás allí prefiero quedarme donde estoy —le guiñé un ojo y le di un sorbo a mi cerveza.

—Sabes que eso no es verdad —replicó bufando con una media sonrisa—. ¿Verdad que eso no es verdad, chicos?

—No, no lo es —dijo Sarah.

—Por supuesto que no —Añadió Kiara con un tono sarcástico, haciéndome reír.

JJ me miró sonriendo levemente durante unos segundos y yo también sonreí.

—Un brindis por eso.

Pope, que había estado en silencio, sumido en sus pensamientos, rascó su cabeza y dijo lo que le atormentaba.

—No me la saca de la cabeza. La carta de Limbrey. Tenía el símbolo de la espiga. Eso tiene que ser porque guarde relación con el Royal Merchant.

—Sí, creo que tienes razón —Dijo JJ.

—Pero si encontramos esa cruz, podríamos repartírnosla como el oro.

—Hala —abrí mucho los ojos.

—Por mi de acuerdo —JJ sonrió satisfecho.

Una voz femenina y elegante rompió el hilo de nuestra conversación.

—¿Y vivir felices para siempre?

Todos nos giramos en esa dirección con el corazón en un puño. Una mujer rubia que caminaba en muletas acompañada por un hombre vestido de negro que sujetaba un paraguas para ella nos miraban atentamente, de pie a unos centímetros de nosotros.

Eran Limbrey y el hombre que intentó secuestrar a Pope en Charleston: el hombre que le había dado una paliza al señor Heyward. Rápidamente me sentí nerviosa y me dio muy mala espina.

—¿Qué hacen aquí? —le susurré a Sarah con los ojos muy abiertos.

Todos estábamos incómodos y Limbrey nos miraba con severidad. Esa mujer, a pesar de andar en muletas, daba mucho miedo. Tenía un aura que imponía con tan solo mirarla.

Pope la miró con furia y comenzó a acercarse a ella.

—Atacaste a mi padre.

El hombre de negro lo empujó hacia atrás con su mano en el pecho de Pope, en un aviso de no volver a hacer eso. Pero Pope no apartaba sus ojos de Limbrey.

—No, yo no ataqué a nadie.

—Puede identificar a ese psicópata a un kilómetro —habló Kiara sin miedo, mirando al hombre de negro.

—¿Por qué iba mi empleado a atacar a tu padre? —Limbrey se hizo la estúpida y cuando miré a JJ me sorprendí al ver que le guiñaba un ojo a John B con complicidad—. Es absurdo.  Escucha, podemos seguir negociando. Pero el caso es que quiero esa llave.

Pope comenzó a respirar con fuerza e intentó acercarse de nuevo a Limbrey en un intento de quién sabe qué, pero el hombre de negro se abalanzó para separarlo.

—¡Eh! —Grité al ver la fuerza que utilizaba para pararle los pies. JJ también le gritaba.

—No tengo otra elección, así que tú tampoco —eso hizo que Pope dejara de forcejear y que simplemente la mirara.

—Eres Limbrey, ¿no? ¿Es así?—Habló John B por primera vez desde que habían llegado los dos.

Todos lo miramos y abrí la boca sorprendida al ver que tenía una llave entre sus dedos. La llave que buscaban. Limbrey se dio cuenta y sus ojos se iluminaron.

—Sí.

El hombre de negro aflojó su agarre en Pope por la atención que había puesto en la llave. Estaba totalmente estupefacto.

—¿Busca esto?

—Sí, así es —Limbrey se giró lentamente para quedar cara a cara con él.

—A juzgar por la marea, diría que hay una profundidad de... seis metros. Así que, creo que... si la tirara al canal, las probabilidades de encontrarla serían nulas.

Mientras decía eso, las tres chicas vimos cómo Pope metía su mano en su bolsillo sin que Limbrey o el hombre lo miraran, y sacó otra llave de ahí. La llave verdadera. Sarah, Kie y yo nos miramos a la vez, comprendiéndolo todo.

—¿Queréis probar? A ver qué pasa —les dijo John B girándose hacia el agua y haciendo el amago de tirar la llave por ahí.

—¡No! ¡Alto! —Chilló Limbrey corriendo con las muletas. Pero John B no tiró la llave—. No lo hagas, por favor.

John B miró al hombre de negro y lo señaló.

—Pues haz que se aleje.

—Desde luego —Limbrey sonrió con nerviosismo y se giró hacia su perro faldero—. Atrás.

Él, igual que un animal, obedeció y se alejó de nosotros, siguiendo órdenes de su ama. Pero Limbrey se acercó a Pope.

—Como te he dicho, estoy dispuesta a ser razonable.

Pope miró a John B sabiendo que esa llave no era la real, pero siguió actuando como si no lo supiera.

—De acuerdo.

—¿De acuerdo?—Limbrey no daba crédito a lo que escuchaba.

—Le daré la llave. Pero quiero la cinta.

—Por supuesto —Limbrey sonrió abiertamente—. ¡Por supuesto!

John B siguió con el teatro y rápidamente se acercó a Pope.

—Pope, escucha. —su tono de voz era de preocupación—. Ey. No tienes que hacerlo, ¿vale?

—No pasa nada.

—Tío, es de tu familia.

JJ sonreía sin poder evitarlo, pues era cómico saber lo bien que estaban actuando. Yo miré a JJ con los ojos entornados y una media sonrisa imposible de borrar. Aquel plan era verdaderamente útil y algo me decía que JJ tenía que ver con ello. Él vio mi expresión y se encogió de hombros para después guiñarme un ojo.

—No pasa nada —seguía diciéndole Pope a John B—. En serio. Es por tu padre. —le tendió la palma para que le dejara ahí la llave—. Es más importante.

John B dejó la llave sobre la mano de Pope mirando con recelo a Limbrey. Yo sonreí mientras asentía, totalmente asombrada.

—Oh, qué buen amigo eres —decía Limbrey con falsedad.

—¿La cinta?

—Sí —Limbrey señaló al hombre con su cabeza—. Dale la cinta.

Pope alzó la mano con la llave al mismo tiempo que el hombre hacía lo mismo con la cinta. A la vez, los tres hicieron el intercambio y por fin tuvimos la cinta en nuestras manos. Limbrey suspiró aliviada cuando la tuvo en su mano.

—En fin —dijo perdiendo la dulzura totalmente actuada anteriormente—, ojalá hubieras tomado esta decisión antes. Nos podríamos haber ahorrado el mal trago.

Puso los ojos en blanco y se giró en redondo para marcharse de allí. Pope la miraba con asco.

—Encantado —Dijo el hombre de negro mientras abría el paraguas. Se giró para mirar a Pope y le dijo—: Nos vemos, Pope.

—Lárgate ya —le espetó Sarah con enfado.

El hombre se giró con una sonrisa estúpida en la cara y siguió el paso de su ama. Sentí tanta impotencia por su suficiencia que me entraron ganas de gritarle entre risas lo ingenuos que habían sido.

Una vez nos aseguramos de que estaban lejos, las tres chicas nos miramos y reímos al mismo tiempo, sin poder creer que los hubiesen engañado.

Pope de repente nos miró a todos con los brazos abiertos y con mucha confusión.

—¿A quién se le ha ocurrido?

—No soy la afortunada —Dijo Kie.

—Ni yo —reí.

Miré a John B, que pasó su brazo por los hombros de JJ, el cual miraba al agua arrugando la nariz en un intento de no sonreír.

—Pues no sé —decía John B mirando al rubio—. ¿Crees que hay decírselo?

—Hala —exclamó Kiara con sorpresa al darse cuenta de que el genio había sido JJ— ¡estoy impresionada! Puede que sí sirvas para algo.

Sarah sonrió divertida mientras Pope no daba crédito.

—¡Es el mundo al revés!

Pope y John B lo abrazaban de lado al mismo tiempo mientras lo miraban con orgullo. Pope comenzó a sacudirle mientras reía y John B le revolvió el cabello rubio con la mano.

—A veces hasta un cerdo ciego encuentra una bellota —Decía JJ mientras reía, posiblemente contento de que la gente reconociera lo inteligente que podía ser.

Lo miré con dulzura, sintiendo muchas cosas en ese momento mientras lo veía riendo después de ser tan ingenioso. Sentí un cosquilleo en el estómago y entonces dejé de sonreír. No. No podía ser.

—No sé qué significa ese refrán, pero lo he visto en internet —decía él, totalmente ajeno a lo que pasaba por mi mente en ese momento.

—Chicos, no tenemos tiempo. —John B nos devolvió a la realidad—. Llevémosle la cinta a Shoupe.

—Sí, señor. Ward Cameron, ¡vamos a por ti, pez gordo! —Exclamó JJ con emoción—. ¡Me pido copiloto!

—Está acabado —asentía Pope.

Kie y yo nos levantamos y fuimos detrás de ellos con energía renovada. Sarah iba más despacio detrás y me di cuenta de la expresión en su cara: preocupación. Pero no pude preguntarle nada porque JJ se puso a mi lado y me puso su brazo en los hombros.

—¡Qué subidón!

Yo reí y pasé mi brazo por su cintura mientras caminábamos hacia Twinkie.

—Parece que eres más listo de lo que parece.

—Oh, vamos. Soy el más listo, princesa.

Lo miré de reojo y sonreí de lado mientras miraba a sus ojos azules y sus labios. Él se percató de mi mirada y apretó su agarre en mi hombro.

—Estoy impresionada.

—¿Te he impresionado? —Asentí—. Eso era lo que quería.

—Oh, vamos. —John B puso los ojos en blanco, riendo.

Kiara también comentó algo burlándose de nosotros y finalmente reí separándome de JJ para entrar en Twinkie.

Íbamos a demostrarle la verdad a la policía, y no sabía cómo sentirme. Pero sabía que era lo correcto y que yo estaba en buena compañía.




════════════════




Bueno ya sabemos que JJ puede ser ingenioso cuando puede. ¿Opiniones del capítulo? ¿Teorías de lo que puede llegar a pasar a lo largo de esta temporada?

Hay rumores de que la tercera temporada se empezará a grabar en enero, espero que sí.

Lo que me sigo preguntando es... Si en la tercera temporada hacen que Kiara y JJ acaben juntos... ¿qué pasa con Lottie? Habrá que ver cómo surge o qué puede pasar aquí.

¡Nos vemos en el próximo!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro