Capítulo 3.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Esta vez decido hacer las cosas yo sola, de cualquier forma Kate no era de ninguna ayuda. Puedes hacerlo, Anastasia.

Recogí mi cabello castaño y coloqué una peluca de cabello corto. Si quiero ganarme su confianza y parecer amigable, debo dejar los lentes oscuros atrás.

Sencillos jeans azules y chaqueta del mismo tono, tomo el arreglo de flores que compré para mis falsos nuevos vecinos y sonrió, confiando en mis habilidades.

Camino hasta el domicilio indicado, encontrando una enorme mansión rodeada por una reja negra tan alta que es imposible saltarla. Unos pasos más adelante revelan que la entrada para autos está abierta y una mujer rubia toma bolsas con compras desde la cajuela.

—¿Hola? —Saludo con suavidad para no asustarla.

—Hola, —ella me mira con una gran sonrisa—. Buen día.

Su vista sigue el arreglo de flores en mis manos.

—¡Oh! Esto es para ustedes, bienvenidos a Broadview.

—Gracias.

Carajo, es tan dulce que por un momento me quedo callada. No quiero presentarme, pero igual extiendo las manos para que tome las flores.

—¿Necesita ayuda? —Señalo las bolsas con la cabeza.

—No, está bien. Jason viene por ellas.

¿Jason? ¿Quién es ese?

—¿Gail? —He ahí mi respuesta. El guardaespaldas grosero se acerca con el ceño fruncido—. ¿Te está molestando?

¿Yo? ¡Imbécil!

—No, al contrario. —Ella ríe y él detiene sus pasos—. Está ayudándome a llevar esto a la cocina.

—¿Quién es? —Insiste. Vaya, qué amigable.

—Es... Se llama...

—Soy An...drew.

Dios mío, ayúdame.

—¿Andrew? —Gail sonríe y me mira fijamente—. ¿Estás aquí por el puesto de ayudante?

Eww.

—¿Si? —Respondo con una mueca.

—¿Lo ves? Pude conseguir a alguien yo misma, —Le dice al rubio malencarado—. Me debes una cena, Jason Taylor.

Él arquea un sola ceja, no muy convencido de las palabras.

—Falta que el señor Grey lo apruebe. —Sus brazos se cruzan sobre su pecho—. Es demasiado pequeño, demasiado flaco. ¿Sabes conducir, niño?

Me enderezo para lucir más alta.

—Si, señor.

—Estoy segura que puede hacer todas las tareas, ¿Verdad Andrew?

¿Yo?

Carajo.

—Si, señora. —Mi voz un poco más grave.

Gail me sonríe, pero de pronto se queda callada. Su vista viaja a la entrada principal de la casa, donde el hombre que busco está ahí con los brazos cruzados.

—Eso fue rápido, Señora Jones. ¿Ya consiguió su ayudante? —Le sonríe a ella pero a mí ni me mira.

—Lo hice, Señor Grey. ¿Andrew puede quedarse?

Finalmente sus ojos oscuros se desplazan hacia mi y un escalofrío me recorre la espalda.

—Bien. Que firme el acuerdo de confidencialidad y que consiga un maldito uniforme.

—Señor, no creo que debería... —El rubio gruñe, convirtiéndose en mi enemigo número 1.

—Vigílalo.

Grey ordena y vuelve dentro de la casa, dejando a Dolor en el Culo y señora Rubia conmigo, que sigo confundida.

¿Cómo rayos me pasó esto? Vine a ganar su confianza para llegar a Grey, ¿y me voy con empleo?

—Nos vemos mañana, Andrew. —Gail toca mi hombro suavemente—. No te preocupes por Jason, es solo un gran perro viejo.

El guardaespaldas toma la bolsa que queda en la cajuela y baja la tapa, sin quitar su mirada amenazante de mi. Aún confundida, retrocedo.

—Hasta mañana. —Hago un gesto rápido con la mano y corro hasta mi auto.

Aléjate.

¡Aléjate!

Enciendo el motor y piso el acelerador tan rápido que el carro se balancea un poco. Cuando creo que estoy segura, lanzo la estúpida peluca al asiento del copiloto.

—¡Agh! ¡Esto no puede ser posible! —golpeo el volante de mi auto.

Bien, nuevo plan. Trabajo para el estúpido de Grey sólo hasta que consiga hablar con él, obtengo mi anillo y renuncio. Eso es todo, no necesito el trabajo porque seré la esposa de Paul Clayton.

Estaciono el auto en la entrada de mi casa y salgo, encontrando a papá y mamá en la sala bebiendo una copa. Ambos fruncen las cejas cuando miran mi atuendo.

—Pastelito, ¿A donde fuiste?

—Por ahí.

—¿Vestida así? —Chilla mamá—. ¿Por qué?

—Tenía algo qué hacer mamá. De hecho, estaré ocupada algunos días.

—¿Con Paul? —Sus ojos brillan—. Annie, creo que es el momento de tener la charla.

—Mierda. —Gruñe papá—. Carla, mi nena no tiene por qué saber eso justo ahora, podría darle ideas.

¿De qué? ¿De sexo?

—Cariño, ella tiene qué saber cómo cuidar a su esposo...

Ray interrumpe.

—He dicho que no, mi hija...

—¿Podríamos por favor no hablar de sexo? Ya es bastante incómodo como para escuchar algo de ustedes. —me dejo caer en el sillón frente a ambos—. Conseguí un trabajo.

Silencio.

Sus caras se arrugan en un gesto de confusión, antes de comenzar a interrogarme.

—¿Por qué? —chilla de nuevo mamá—. ¿Se acabó el crédito de tu tarjeta?

—No.

Creo.

—Ray, ¿La escuchaste? ¡Está trabajando! Sus uñas van a quebrarse.

Dios, dame paciencia.

—¡Ni siquiera sabes qué tipo de trabajo es! —me defiendo.

—Bueno, ¿Y qué es?

Carajo.

—No lo sé todavía, asistente de algo, creo...

—¡Raymond! ¡Dile algo a tu hija!

Presiono los labios con fuerza para evitar lanzar más leña al fuego mientras espero el veredicto de papá.

—Estoy de acuerdo, pastelito.

¿Qué?

—¿Escuchaste bien lo que dijo? —Mamá luce tan confundida como yo.

—Si, y me parece bien. Annie aprenderá el valor del trabajo y la importancia del dinero, incluso podría hacerse cargo de los pagos de su tarjeta de crédito.

—¿Que? ¡No, no, no! ¡No es eso lo que quiero! —Ahora soy yo la que chilla—. ¡Papi!

—Creo que es una excelente desición, pastelito. Tienes la energía y el tiempo libre para un empleo antes de casarte con el chico Clayton. Incluso te vendría bien ganar tu propio dinero.

—¡Papá! ¡Por eso me caso con Paul!

—¿Para no tener qué trabajar? —Contiene una risita. —Creí que te casabas porque lo amabas.

—Eso también, pero tú sabes tan bien como yo que jamás ganaré el dinero que necesito para cubrir mis necesidades.

—Lo sé, —se levanta del sofá y se acerca a besar mi frente—. Será mejor que comiences a ahorrar.

Agh.

Ya te odio, Christian Grey.



~ • ~

Aquí comienza la fila para saludar a la princesita Steele:

😅

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro