Capítulo 9.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Algo raro está pasando, puedo sentirlo.

Gail me abraza fuerte tan pronto como aparezco en su puerta y señala el desayuno sobre la barra, igual al de Taylor.

Me parece curioso cómo ellos se levantan muy temprano para compartir un rato juntos antes de que Grey tenga que ir al trabajo, cuando mis padres hacen sus actividades por separado.

—Espero que todo sea de tu agrado, cariño. —Gail apoya su mano en mi hombro—. Jason estará aquí en cualquier momento.

—¿Es necesario que venga? —pregunto, tomando el tenedor y comiendo lo más rápido que puedo par evitarlo.

Y no me equivoqué, Taylor aparece con su cara fea de siempre y gruñe cuando se sienta a mi lado.

—¿Terminaste? Ve afuera a revisar que los aspersores del jardín estén funcionando. —ordena sin mirarme—. Largo, chico.

Dios, qué idiota.

Llevo mi plato a la pequeña cocina y salgo, necesitando alejarme de los gruñidos de animal salvaje de Taylor y su jodido mal humor.

Supongo que el asunto de los aspersores es solo para mantenerme lejos porque funcionan a la perfección, el pasto verde y lindo aunque no tiene flores. Mi madre ama sus rosales exóticos.

—¿Andrew?

Reconozco la voz de Grey llamándome, aunque debería estar adentro tomando su desayuno antes del trabajo.

—Buen día, señor Grey. —saludo.

—¿Estás listo?

¿Ah?

—¿Listo, señor?

—Si, —asiente hacia el auto en la entrada y me muestra las llaves—. Tengo algunos pendientes qué hacer y vas a llevarme.

—¿Yo? —insisto, señalándome.

—Asi es, tienes licencia de conducir, ¿Verdad?

¡Claro que tengo una! A nombre de Anastacia Steele, no de Andrew Morrison. Sé que negarme me haría ver mas sospechosa, así que tomo las llaves y abro la puerta del auto para él.

Pensé que querría ir al trabajo, pero me pide que lo lleve a una plaza comercial, específicamente a una con tiendas muy lujosas. Estaciono el auto en un espacio libre y lo miro por indicaciones.

—Acompáñame, me vendría bien tu ayuda.

—¿Mi ayuda? —balbuceo mientras bajo, alisando mi uniforme—. No creo que le sea de ayuda, señor Grey.

Lo sigo dentro de una joyería reconocida, deteniéndome en la puerta cuando el gerente lo saluda. Es entonces que gira para mirarme.

—¿Qué comprarías tu? —dice.

¡Todo!

—No lo sé, ¿Es para una ocasión especial?

—Si, —mete las manos a los bolsillos—. Es el cumpleaños de mi madre y necesito sugerencias, ¿Qué comprarías para tu madre?

Oh.

—Eso es fácil. Lo más grande, brillante y costoso que encuentre en el aparador.

El gerente sonríe como si hubiera dicho que ganó la lotería, pero disimula cuando Grey lo mira. Sus labios se presionan para no sonreír.

—No creo que eso vaya con el estilo de la doctora Grey.

¿No? ¿Qué mujer no quiere costosas joyas?

—Entiendo, su madre debe tener muchas de estas cosas ya. —teniendo un hijo millonario, evito decir—. ¿Hay algo que ella le haya pedido antes? ¿Algo que ella deseé?

—Nietos. —vuelve a presionar sus labios.

Intento no reír pero es imposible, así que tengo que girar para mirar las vitrinas y darle la espalda a mi jefe.

—Pero usted no tiene esposa, ni una novia, ¿Verdad?

—No, por eso prefiero comprar una costosa joya.

Me acerco para mirar un poco los aparadores, tratando de controlar mi emoción porque no estoy aquí para hacer mis compras.

—Supongo que ella tiene numerosos anillos, collares y aretes... ¿Ha pensado en una pieza personalizada?

Antes de que pueda girar para mirarlo, siento que se detiene cerca de mi y se inclina un poco.

¿Qué rayos hace?

¿Está oliéndome?

Me aparto rápidamente, haciendo que él se enderece y sigo caminando a la otra vitrina para poner distancia.

—Tal vez si, algo especialmente hecho para ella podría ser de su agrado. —dice como si nada hubiera pasado.

—No suena muy convencido. ¿Ha pensado en regalarle algo más sencillo? ¿Como un arreglo de rosas?

Sus cejas se fruncen en una mueca de disgusto.

—No soy partidario de las flores.

—¿Y de los chocolates? —A mi me encantan.

—No.

Observo otra vitrina con brillantes anillos de compromiso, alianzas, y delicadas pulseras de pedrería.

—¿Y qué hay de una pulsera de oro? —señalo una de eslabones finos de oro blanco—. Y un dije con algo referente a la medicina.

Sus ojos se entrecierran un poco cuando se acerca a mirar la misma pieza que yo, sus ojos grises deteniéndose un poco más en mi cara.

—Podria ser... Pero necesito verla más de cerca.

Dios, ¿Es necesario que esté tan cerca? Siento su mirada fija en mi, así que voltéo hacia él.

Sonríe un poco más antes de girar hacia la pulsera que señalo.  Su mirada me pone tan incómoda que tengo que apartarme cuando siento el rubor calentar mi rostro.

—Si, supongo que es muy buena opción. —Hace una seña hacia el gerente—. ¿Tiene accesorios para esta pulsera?

Me aparto un poco para darle oportunidad de hablar con él gerente, que sugiere algunas piezas que están exhibidas en dijes. Le muestra varias opciones antes de que Grey tenga una idea de lo que quiere.

Ponen todo en una caja de color azul y le entregan la bolsa junto con su tarjeta.

—Estoy listo.

—Claro, señor. —empujo la puerta para que él salga, pero debo verme ridícula tratando de abrir paso a un hombre más alto que yo.

Esta vez sube adelante, sentándose en el puesto del copiloto y dejando su bolsa en el asiento trasero. Espero a que abrocha su cinturón y enciendo el auto.

—De vuelta a Broadview. —Ordena.

Tomo la autopista conduciendo a 50 km/h, por el carril de baja velocidad, escuchando el claxon de los vehículos que pasan a mi lado.

—¿Le ocurre algo al auto? —pregunta mi jefe.

—No, señor.

—¿Entonces por qué conduces tan lento?

Estúpido Grey curioso.

—Por seguridad, señor. No quisiera tener un accidente con usted a mi lado. —miento.

¿Arriesgarme a una multa y mostra mi identificación? No, gracias.

—Claro... —susurra—. Recuérdame no pedirte que me lleves a Grey House.

—Entendido, señor.

Mantener alejado a Grey y a Taylor para que yo pueda buscar mi anillo es lo más importante, incluso si tengo qué parecer una inútil para lograrlo.

No puedo esperar para dejar atrás ésta absurda farsa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro