Arrastrando mi sediento cuerpo por tenerlo nuevamente, gritando y maldiciendo mientras se empalma sin parar sobre mi vientre, me arrimo primariamente con comida; de verdad es voraz la hambruna que cargo como para hacerme el guapo y fornicar sin llenar mi barriga.

—Hermoso, hazte a un lado si quieres "merendar" —objeto situándome en el lecho mientras barro con mis ojos su nívea piel que me llama como braza al fuego —. Solo conseguí unos sándwiches, espero que sean de tu agrado y si no, lo lamento mi señor —socarronamente le objeto como dando a entender que no saldré por otro alimento si no es de su parecer.

—Lo que sea estará bien, solo dame de comer —dice exhalando la densa humareda de sus labios mientras rezonga por lo bajo por la dureza del colchón.

—Como usted mande, mi señor —le ofrendo sobre sus ribetes un pequeño bocado a lo cual gustoso corroe. De nada sirve objetar sobre su pseudo control o voz de mando, si al final, a la hora de la acción cae como agua sobre mi vientre calentándose velozmente.

Un bocado él, un bocado yo, y arrasamos con la compra de sustento sorbiendo cada tanto una infusión desde mi mano.

—¿No pudiste comprar una gaseosa en vez de té helado? ¿Acaso soy una maldita planta? —me dice abriendo su bocaza para blasfemar y aunque me gustaría que su utilidad fuera otra le contesto.

—¿Por qué no te levantas y vas a comprar, tú? con esas lindas piernas que posees. A parte, beber algo que no sea alcohol o gaseoso, no te va a matar —comento cruzando mis piernas por encima de la sábana mientras acomodo mis brazos por detrás y ampliando mi pecho entallado en un remera negra con el único fin de provocar su visión.

—Como si algo pudiera hacerlo... — comenta encendiendo un nuevo cigarrillo y sin moverse de su lugar.

Atisbo a su confesión como al pasar, y aunque un nudo en mi interior se me retuerza, necesito planificar poco a poco cómo debo continuar.

—¿A qué te refieres con eso? —cuestiono atento a su contestación y en un acto repentino de valor.

Él, se gira detallando mi cuerpo -paulatinamente- mientras exhala el blanquecino humo sobre mi rostro. Y toda atención a su contestación se me direcciona a sus benditos labios esponjosos, tan húmedos y rosados, como en espera al dulce ataque de impregnarme de su sabor, y entre mordiscos, mezclarlo con el metálico característico del líquido carmesí.

—A que todo lo puedo... sexi morocho, no creas que se me escapa algo —Y pitando de su cigarrillo, lo apaga con el dorso de su mano. E inmediatamente reacciono queriendo verificar su lesión pero éste, entre pequeñas risillas, se arroja contra mi pecho sosteniendo ambas manos a los costados de mi pecho mientras dicta: —Y recuerda... el dolor, es relativo.

Y con su respiración acelerada, se aboca a repartir húmedos roces sobre mi cuello, estremeciendo mi piel como lava ardiendo. Sus dedos aflojan mi toma y delinean con fuertes masajes, la musculatura de mis brazos, hasta pellizcar mis pezones provocando cierto escozor que repercute directo sobre mi bajo vientre.

Tener su cuerpo desnudo sobre mi cadera y retorciendo sus prominentes nalgas en un compás delicioso, debería ser un pecado...

Y no quiero ni meditarlo.

Porque sé, que es pecado...

Y yo, estoy ardiendo por fallar sumergido en él mismo, una y otra desquiciada vez.

—Levanta tus brazos —requiere firme y seguro con su mirada desierta de otra emoción que no es más que llamas ardiendo a través de él.

Y totalmente entregado a mi aflicción, elevo mis extremidades para luego detenerme en la blanquecina piel expuesta de su pecho mientras recargo mi dureza contra la de él.

Y aunque la ropa estorbe, siento que me quemo a tal punto que podría acabar en seco solo con su frotación.

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Es tan malditamente bonito observarlo todo preocupado por mi ser, que se olvida de los detalles que lo exponen cuando trata de comparecer frente a mí accionar.

Ayer, mi súbdito dijo al albor del venidero sol:

"Él, está entre nosotros, mi Señor. En búsqueda de su emplazamiento. Es el enviado de su Señor, inquiriendo para su compunción y derrotero..."

Y solo eso bastó para atar cabos sueltos y cerrar parte de la historia. 

Por un lado, tengo la certeza de estar frente a mi mayor exponente de lucha. Y por el otro, no quiero reaccionar para degustar lo que me dé, aunque tenga fecha de caducidad, el calor que me proporciona su piel.

Él, enerva todos mis sentidos logrando que deje de lado mi vesania condición. Solo para sucumbir en la dureza de su masculinidad, perdiendo mi raciocinio con cada arremetida de su compactada piel. 

—Eres tan malditamente perfecto Jimin, quiero... —jadea contra la nívea piel de mi torso que se eriza anticipando sus movimientos —. Quiero...

—Tómame y hazme tuyo, de la forma que desees y como quieras... Suave o duro. Tú, decides a tu maldito gusto encanto —arremeto con firmeza sobre sus labios que se abren en consecuencia, enredando nuestras lenguas mientras rebusco en lo profundo, inspeccionar esa cavidad que me exonera de mí pensar para consentir mi maldita obscenidad.

Él, jalonea de mis cabellos para pasear su caliente lengua por mi piel erizando cada porción que entra en contacto con su ardorosa dermis. Mientras aprieta denotando severos roces que se tornan carmín luego de unos momentos.

Y entre medio de tanto movimiento pasional, escucho: —¡Chupa! Chupa como si fuera mi falo hermoso —mientras arremete sin piedad, tres dedos dentro de mi cavidad bucal. Empujando a fondo y haciéndome lagrimear mientras con su otra mano, purifica mi rostro de impurezas saladas que amenazan con seguir camino hacia el sur desde la toma firme de mi nuca. 

—Estoy tan caliente contigo, que creo no poder aguardar hasta abrirte como te mereces, así que relaja tu cuerpo bonito y recíbeme brusco —jadea entrecortado mientras me retira de su pelvis para arrancar sus prendas a toda velocidad.

De inmediato, me arrincona contra el final del lecho arrastrando mi cadera para elevar mis piernas y colocarlas en sus hombros —Cambio de planes bonito... —sugestivo comenta arrastrando -aún más arriba- mis caderas, forzando a mi columna para delinear nada suave con su lengua entre mi oscuridad. Y sin previo aviso, entre lametazos hunde profundamente dos dedos haciéndome gritar tanto de dolor como de placer.

OMAIGAT😱😏😈

¿USTEDES DICEN QUE SUCUMBIRÁN A ENFRENTARSE?🤔

GRACIAS POR LEER ,VOTAR Y COMENTAR😍

LOS AMITO MUCHO❤