Capítulo 6

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Mew debió imaginarse que algo así pasaría, él debió planteárselo desde que pasó a recogerlo y lo vio vestido de aquella forma. Con esos pantalones que abrazaban su lindo culo y esa camisa con cuello en V que mostraba parte de su pecho, junto a la chaqueta que no tardó en quitarse nada más llegó, dejando aun más de su ligeramente bronceada piel al descubierto.

El omega grita sexo cuando lo veías y parecía muy prometedor, del tipo sucio y rudo, de ese que te mantenía despierto toda la noche y que te hacia querer quedarte en cama todo el día siguiente después de tener algunos de los mejores orgasmos de tu vida.

Relamiéndose los labios mientras veía al omega mover las caderas y el culo sexualmente (no, no se había equivocado de palabra) en la pista de baile, Mew tomó su vaso de ron-cola y tomó un trago.

Gulf le había invitado a ir con él, pero aunque a Mew le encantara bailar, esa noche no estaba muy de ánimo. O no lo estuvo hasta ese momento, porque repentinamente tuvo el impulso de ir a la pista con él.

Frunciendo el ceño, miró con cautela al tipo que había puesto sus sucias manos en la cintura de su omeg-... de Gulf. El hombre se inclinó para hablarle al oído, Gulf se giró y le sonrió asintiendo a cualquier cosa que este le hubiera dicho.

Entonces comenzó a bailar junto a él, tan cerca que Mew daba por sentado que debía estar rozando cada parte de su cuerpo contra el extraño. Aquello no le hacía ni puta gracia a Mew, pero sabía que el omega solo trataba de provocarle, por lo que se tragó su enojo y miró todo el show con semblante impasible.

Cuando el tigre le miró por sobre el hombro del tipo y le sonrió, Mew le arqueó las cejas.

—¿Te diviertes? —Preguntó, a pesar de que sabía el otro no le escuchaba, por lo que al final solo levantó su vaso en dirección a él como si estuviera haciendo un brindis y tomó otro trago.

En su cabeza, Mew pudo vislumbrar perfectamente la mueca de fastidio que el omega le lanzó, debido a que realmente no podía ver muy bien, gracias a la poca iluminación del lugar.

Entonces su vista se vio bloqueada por alguien que se atravesó en su camino. Mirando hacia arriba a la persona frente a él, Mew vio el atractivo rostro de una pelinegra.

—Hola —la chica dijo, con un claro tono de coqueteo—. ¿Por qué tan solo?

—Bueno, ahora no lo estoy. Tú estás conmigo, cariño. —La chica soltó una baja risita y tomando su respuesta como una invitación, tomó asiento junto a él, dejando la copa en su mano sobre la mesa y apartándose el pelo para dejar su desnudo hombro y cuello libre de marca a la vista.

—¿Eres nuevo por aquí? No recuerdo haberte visto antes.

"Eso significa que es habitual aquí, ¿eh?", Mew pensó.

—Lo soy, llegué no hace mucho a la ciudad —contestó, tomando otro trago de su vaso a la vez que tomaba una buena mirada de sus no muy cubiertos pechos.

"Bueno, tiene un buen par, allí".

—Lo sabía, sería muy difícil que pasaras por alto.

—¿Eso qué significa?

—¿Acaso no te has visto? —Ella preguntó, estirando su mano para tocar los músculos de su brazo—. Eres simplemente caliente. —Por la forma en que le apretó el brazo y pareció rodar la lengua en su boca, Mew podía decir que habían algunas dulces promesas bajo ese apretado vestido que llevaba.

—Bueno, gracias, escuchar eso de alguien tan sexy como tú es muy halagador —contestó—. Por cierto, soy Mew.

—Sammy. —Ella sonrió arrastrando sus dedos por todo su brazo antes de alejar su mano.

—Lindo nombre.

—Gracias. —Sammy tomó su copa y se la llevó a la boca para tomar un trago del rojo líquido—. Entonces, Mew, ¿viniste aquí solo?

—En realidad yo...

—¡Cariño! —Un aparentemente emocionado Gulf llegó gritando hasta él—. ¿Cuándo piensas venir a bailar conmigo? No es divertido si no estás. —El tigre rodeó la mesa y se sentó directamente en sus piernas, estirando la mano para tomar un trago de su ron—. Muero de sed y... oh, hola.

Mew tuvo que luchar para no reír ante la obvia escena de celos que el tigre estaba montando.

—Mew, ¿no vas a presentarme a tu amiga? —Gulf le miró por sobre su hombro.

Él habló con voz dulce, pero como se estaba volviendo habitual, le lanzaba dagas con los ojos.

—Gulf, esta preciosa chica aquí, es Sammy. —Gulf entrecerró los ojos en su dirección—. Sammy esta es mi cita, Gulf.

—Ya veo. —Ella rio, no perdiendo su encanto, aunque ahora no estaba inclinada cerca de él—. Eres un chico tomado, bien hecho. —Sammy levantó la copa en dirección a Gulf y luego tomó un trago.

—Gracias. —Gulf le guiñó el ojo—. Toda esta cosita caliente es mía.

—Veo. —Ella asintió dándole una concienzuda mirada sin importarle la presencia del omega en sus piernas—. No deberías dejarle solo, yo ya me estaba interesando y estoy segura de que muchos aquí lo están igual, solo que fui quién se acercó primero.

—Exageras. —Mew le dedicó una media sonrisa—. A diferencia de ti, no creo que llame tanto la atención.

—Eres un coqueto. —Sammy negó con la cabeza y Mew le guiñó un ojo—. Pero bueno, fue muy agradable conocerles chicos, pero no quiero ser su tercera rueda.

Sammy se puso de pie y guiñando coquetamente un ojo, se despidió de ambos, girándose para irse con un suave contoneo de caderas. Solo para molestar al omega en sus piernas, Mew inclinó la cabeza y se le quedó mirando el trasero de la chica.

—¿Buen culo? —Gulf ironizó.

—Sí, la verdad es que sí —Mew respondió.

Gulf se removió en su regazo y Mew soltó un suspiro cuando este rozó su culo en su erección.

—¿Acabas de ponerte duro por ella? —El tigre se puso de pie, mirándole rabioso.

"No, me puse duro en cuanto te sentaste sobre mí siendo todo posesivo", Mew pensó.

En cambio, todo lo que dijo fue:—Quizás.

—Eres un idiota, descarado. —El tigre se sentó en la silla donde antes estuvo la chica—. No puedo creer que le coquetearas en mis narices y en medio de nuestra cita.

—Lo dice el que estaba restregando el culo en el pene de un extraño —Mew bufó.

—Ese podrías haber sido tú si no hubieras estado de amargado negándote a bailar conmigo.

—Ya, pero la cosa aquí es que pides el respeto que no das. —Mew miró su vaso vacío y desbloqueó la tableta que había integrada en la mesa para que los clientes pudieran hacer pedidos, ordenando toda una botella de whisky junto a un par de sodas y botellas de agua—. Gulf, no sé a qué estás jugando, te traje aquí porque no dejaste de insistir en ello, pero cuando te pedí una cita, no fue para ver cómo te restregabas con otro en un estúpido intento de darme celos.

—Bueno, no creí que fueras un amargado y aburrido, cuando propusiste que si quería tomar algo, creí que te referías a alcohol, no algún café o batido en una cafetería —el omega bufó—. Debiste decirme que no eras fan de tomar alcohol.

—No es que sea un amargado y tampoco no es que no me guste beber, pero dado que se supone debo conducir de vuelta a casa y llevarte con el oh, alfa líder de tu manada, sano y salvo, es obvio que no voy a tomar más de dos o tres vasos. —Mew suspiró.

Justo entonces, una linda camarera llegó con su pedido y Mew sacó su tarjeta para pagar las bebidas, asegurándose de también darle algunos billetes en efectivo como propina. La chica sonrió y se despidió con una inclinación de cabeza.

—¿Y no ibas a beber? —Gulf le arqueó las cejas, mirando la botella que se le fue entregada.

Mew comenzó a prepararse un trago, pasándole una de las botellas de agua al omega antes. Este la tomó con un bufido.

—Dado que no pareces muy interesado en nuestra cita, pensé en que no debería importar si tomo unos tragos de más —Mew respondió—. Cuando quieras puedes volver allí y seguir divirtiéndote.

—Eres tan... querida diosa. —Gulf tomó un vaso y lo llenó del líquido ámbar hasta más de la mitad, tomándoselo de una sentada, antes de repetir el procedimiento.

Cuando trató de hacerlo una tercera vez, Mew le quitó la botella.

—Eres jodidamente imposible, podrías simplemente decir que no quieres que baile con nadie más, que estás celoso. No es necesario que escupas toda esa mierda —bufó.

—Pensaba que era de sentido común que cuando sales con alguien, solo le prestes atención a él. —Mew tomó un buen trago de su bebida—. ¿O es esto algo que haces habitualmente cuando tienes una cita?

—¿No sueles divertirte cuando vienes a un bar?

—Ese no es el punto. —Mew negó con la cabeza—. Si hubiera venido aquí por ese tipo de diversión, no te hubiera pedido una cita, simplemente habría venido observado un rato los alrededores he ido por la primera persona que me llamara lo suficiente la atención como para querer follármela.

El rostro de Gulf se arrugó en una mueca de desagrado ante sus palabras.

—No me mires así, solo te estoy hablando con la verdad —Mew puntualizó—. Estoy tratando de darle una oportunidad a esto entre nosotros, ya tienes mi atención, no necesitas ganártela intentando darme celos, porque desde que te pedí esa cita, mis ojos siempre estuvieron en ti.

—Claro y por eso estabas aquí muy a gusto con Sammy.

—Yo no la busqué, ella vino a mí. Desde que te fuiste a bailar, no he mirado a nadie más que a ti.

—Repito, Sammy.

Bueno, tu parecías muy feliz meneándole el culo a ese tipo, ¿por qué mierda tendría yo que quedarme aquí sentado como un estúpido, mientras mi supuesta cita la pasaba de lo lindo con alguien más?

—Entonces, ¿por qué no fuiste allí y dijiste que te molestaba?

—Porque ninguno de los dos somos niños, no somos adolescentes hormonales. Es obvio que algo así me molestaría, no hay razón para que yo te lo dijera.

Mew soltó un suspiro, alzando su vaso para tomar otro trago de este cuando sintió la garganta seca.

—Escucha, chico, si voy a intentar tener una relación con alguien, lo menos que espero de esa persona es que si se presenta este tipo de situación, no diga nada más que "gracias, pero no gracias, estoy aquí con alguien" —puntualizó—. No sé cómo piensas tú, pero a mí parecer eso es lo correcto. Si estaré con alguien quiero ser el único para esa persona, así que prefiero que me digas desde ahora, ¿exactamente a dónde quieres llegar con esto?

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Una hora después, en las que Gulf había entrado en una especie de estado reflexivo, regresaban a casa.

El omega se había tomado casi toda la botella por sí solo y a pesar de que Mew no quería dejarle, el ánimo de éste había decaído tanto que por un momento pensó que tal vez no debió ser tan duro con él.

Doblando por el camino de tierra que lo llevaba a la casona del alfa, Mew se detuvo en el portón que era custodiado por algunos de sus hombres, los cuales una vez se percataron de con quién iba, le dejaron pasar.

Dos minutos después, Mew detuvo su camioneta frente a la gran casa. Ambos se mantuvieron mirando los árboles a lo lejos por unos segundos hasta que el omega se quitó el cinturón y se dispuso a bajarse.

—Espera. —Mew le agarró el brazo, haciendo que este volviera a cerrar la puerta y se acomodara en el asiento.

—¿Qué es? —Mew preguntó.

—Escucha, sé que esto fue un desastre y lo siento, no estaba tratando de ser un imbécil. —Mew se pasó la mano por el cuello incómodo—. Es solo que quiero dejar claro lo que estoy buscando y quisiera tenerlo claro de tu parte también.

—Entiendo.

—Si estás de acuerdo, me gustaría que lo intentáramos de nuevo —Mew pidió—. Salir a algún lugar donde podamos conversar tranquilamente para ir conociéndonos mejor, ir viendo si esto nos llevará a algún lado o...

—¿De verdad quieres volver a salir conmigo?

—Claro, quiero decir, si quieres.

—Pero por lo que dijiste creí que, uh... lo había arruinado —sinceró.

—En cuanto a eso, te pediré que no vuelvas a hacerlo, como te dije, ahora mis ojos están en ti, así que no hay necesidad de que intentes llamar mi atención. No voy a huir o algo por el estilo.

Asintiendo, Gulf lanzó una mirada a la casa antes de volver su vista hacia él. —¿No serás más escurridizo?

—Nunca lo fui.

—Bien, entonces, no miraré a nadie más, no me meteré con nadie más, pero espero que hagas lo mismo.

—Naturalmente. —Mew asintió.

—Genial. —Gulf suspiró, lanzando una nueva mirada hacia la puerta—. Entonces, ¿te molesta si te pido que me ayudes a llegar a la puerta? La verdad es que desde hace rato que estoy bastante mareado.

—¿Hasta ahora lo dices? ¿Cómo pensabas llegar allí hace un segundo?

—Bueno, pensaba bajar y esperar a que te fueras antes de arrastrar mi avergonzado y ebrio culo a casa —el omega admitió y Mew le blanqueó los ojos.

—Eres todo un caso.

Quitándose el cinturón, Mew bajó de la camioneta, alcanzando a un inestable Gulf del otro lado, cuando el omega tropezó con la nada unos cuatro pasos después, Mew supo que él estaba realmente ebrio.

—¿Qué va a decir Phakpun cuando te vea así? —Mew regañó.

—Que me cuidaste lo suficientemente bien como para dejarme justo frente a su puerta —Gulf contestó soltando una risa.

—Por lo bien que le caigo, lo dudo —Mew resopló.

Una vez estuvieron frente a la puerta, tocó el timbre, después de todo Mew no tenía intenciones de entrar y el omega no estaba muy estable que se diga.

—Ahora me pregunto si recordarás lo que acabamos de hablar.

—Lo haré, no soy del tipo que olvida las cosas cuando bebe.

—Eso espero. —Mew asintió, volviendo a oprimir el timbre cuando después de un rato nadie salió—. ¿Qué tanto me miras? —Preguntó, después de todo, el omega no le había quitado los ojos de encima en ningún momento.

—Eres muy guapo.

—Gracias.

—¿Yo te parezco guapo?

Mew miró al desaliñado omega de arriba a abajo. —Ahora mismo me pareces un simple borracho.

Gulf arrugó el ceño y los labios. —¿Y antes de ahora? Cuando me viste ni siquiera me dijiste que me veía bien, ¿sabes lo mucho que se esmero en arreglarme? No le digas a Gulf que te lo dije, pero se tardó horas —el omega susurró, aunque de susurro no tenía nada.

—¿De qué hablas? Tú eres Gulf —Mew contestó divertido, al parecer el omega estaba entrando en la etapa de los balbuceos.

—¡Cierto! —El omega se carcajeó—. Es que quería verme sexy para ti, pero ni siquiera lo notaste y luego no quisiste ni bailar conmigo y rechazabas todos mis acercamientos, pensé que realmente no te interesaba —berrinchó.

—¿Quién dijo que no lo noté? Por supuesto, te encontré muy caliente, pero la parte que no me agradó es que no sería el único que lo notaría —respondió, presionando el timbre una vez más, cuando miró al omega, este parecía bastante avergonzado.

—Entonces no fue en vano. —Asintió conforme—. Ahora, hay otra cosa que me he estado preguntando.

—¿Y eso es?

—¿No piensas darme un beso de despedida?

Gulf rio ante lo dicho por uno de sus compañeros de clase, eran un grupo de cinco y recién salían de la biblioteca después de haber estado haciendo su proyecto final de la materia.

—Al menos no fui yo quien se subió a la barra a hacer un striptease. —La chica se defendió ante lo dicho por su amiga—. Tus padres no pudieron elegir un nombre más en desacuerdo con tu personalidad —ella dijo, fingiéndose decepcionada de su amiga, quien le sacó la lengua.

—Phi Gulf, hubiera sido genial si hubieras estado allí —uno de los chicos dijo.

—Claro, él hubiera exigido que metieran billetes entre la ropa interior de Rebecca —el único alfa del grupo habló—. Pensándolo mejor, eso hubiera sido grandioso, así podría haberlo tomado para lavar la tapicería de mi auto cuando vomitaste hasta el alma en el asiento de atrás.

—Ya te pagué por eso, deja de lloriquear —Rebecca bufó, devolviendo su atención hacia el tigre—. Pero volviendo a ti, ¿dónde te habías metido? Ni siquiera te apareciste ayer por aquí, desde el viernes que no te veíamos.

—Estuve en una cita.

—¡¿Estuviste en una cita?! —Ambas chicas gritaron casi a la vez—. ¿Por qué no lo sabíamos? —Rebecca preguntó con semblante indignado.

—¿No me digas que estás comenzando a ir en serio con el hijo de los Vachirawit? —Aum preguntó.

—No se los dije porque fue algo repentino y no tiene nada que ver con Fiat —Gulf respondió.

—¿Es ese chico de la facultad de arquitectura? —Prem, su amigo omega, preguntó.

—Por supuesto que no. Escuche que el chico tiene complejo de aspiradora. —Gulf golpeó su nariz un par de veces con su dedo índice—. No saldría con alguien así.

—¿En serio? Yo no había escuchado nada. —Prem les miró curioso.

—¿En qué mundo vives? El chisme se esparció por toda la universidad —Aum contestó y Prem se encogió de hombros—. Bien, ¿recuerdas la última fiesta de su facultad, esa donde termino yendo la policía?

—Eso sí lo recuerdo.

—Pues resulta que la razón fue porque alguien denunció que estaban consumiendo drogas —Aum explicó—. En aquel entonces el chico desapareció por una semana y se supo que fue debido a que tuvo una sobredosis que lo dejó en el hospital por dos días.

—Vaya, si no me junto con ustedes, no me entero de nada.

—¿Nos estás diciendo chismosas? —Aum entrecerró los ojos en su dirección.

—Eso lo has dicho tú —Prem burló.

—Tú, idiota, nunca más te voy a...

—Silencio —Rebecca sentenció repentinamente, haciendo que todos dejaran de caminar.

—¿Ahora qué te pasa, loca? —Boun bufó.

—Chico caliente a las doce —Rebecca respondió, acomodándose el pelo—. Joder, es tan sexy, no me importaría comerme un bocado de todo eso.

Cuando sus ojos se movieron en dirección al lugar que indicaba su amiga, Gulf no pudo reprimir la sonrisa estúpida que estiró sus labios. Allí, atravesando la puerta de la universidad, estaba Mew Suppasit en toda su ardiente gloria.

Cuando el alfa miró al rededor y sus ojos chocaron, una sexy sonrisa se extendió por su rostro antes de comenzar a caminar en su dirección. Gulf se mordió el labio inferior y esperó paciente a su llegada.

—Maldito jodido infierno, ¿acaba de sonreírme? No espera, viene hacia acá —Rebecca gritó en un susurro—. Mierda, si viene hacia aquí, ¿me veo bien? ¿Estoy despeinada?

—Idiota, ¿qué te hace pensar que viene por ti? —Aum le empujó ligeramente el hombro—. Estoy segura que viene por mí.

—Ustedes chicas, ven a alguien ligeramente guapo y ya están mojando las bragas —Boun burló, pasando un brazo por los hombros de Prem—. Por suerte mi, Prem no es así.

—Bueno, ellas tienen razón, el tipo es caliente —Prem dijo y Boun miró a su novio con indignación.

—Bebé —reprochó.

—Oye, soy sincero. —Prem sonrió, alzándose sobre las puntas de sus pies para besar la mejilla del alfa—. No estés celoso, para mí tú eres el más caliente.

—Asco —dijeron ambas chicas—. Váyanse a follar a algún lado.

—¿Celosas? —Prem movió las cejas burlón.

—Por favor, cariño, el único que querría a alguien como Prem eres tu —Rebecca le contestó y el mencionado le saco el dedo medio.

Gulf ignoró la infantil pelea de sus compañeros, solo concentrándose en el despreocupado pero seguro caminar del pelinegro. Cuando éste se paró justo frente a su grupo, la conversación murió.

—Creí que sería difícil encontrarte, dulce, pero al parecer he tenido suerte —Rebecca argumentó.

—¿Perdón? —Aum dijo, extrañada por la confianza con la que este habló.

—Oh, disculpen mi descortesía, soy Mew Suppasit —el alfa se presentó—. ¿Les importa si me robo a su amigo un momento?

—¿Perdón? —Aum repitió estúpidamente.

—Gulf, ¿me lo prestan un rato?

—¡Claro que sí! —Rebecca gritó repentinamente, empujando al tigre en dirección al alfa—. ¡Quédatelo! ¡Nosotros los dejaremos solos!

—¡Rebecca! —Gulf reprochó, pero ésta lo ignoro, arrastrando a todos lejos de allí, claro que en contra de su voluntad—. Perdona eso, mi amiga es un poco... particular.

—Bueno, debo admitir que es un poco preocupante que te entregue tan fácilmente, dulce. —Gulf contuvo el estremecimiento que su cuerpo sufrió ante lo sugerente del mote.

Como si supiera que hablaran de ella, un mensaje de esta llegó al celular de Gulf, exigiendo que le contara todo más tarde. Gulf bufó, respondiendo un ok.

—Entonces, ¿qué te trae por aquí? —Gulf preguntó.

—Me sorprende que no sepas, ¿no dijiste que no olvidabas nada sin importar cuánto bebieras? —Mew cuestionó arqueándole una ceja—. Vine a saldar mi deuda, ¿o acaso ahora que estás sobrio no lo quieres? —Agregó y Gulf no pudo evitar recordar lo dicho esa noche.

"¿No piensas darme un beso de despedida?".

"Tal parece que estas realmente ebrio".

"Estoy ebrio, pero sé exactamente lo que estoy pidiendo".

El alfa se le quedó mirando por un largo rato como si estuviera considerando sus palabras, pero al final solo suspiró y negó con la cabeza.

"Olvídalo, no sabes lo que dices".

"Te digo que sé perfectamente lo que digo. Quiero que me beses Suppasit".

"Está bien".

Gulf sonrió ante esto y se inclinó aun más cerca del alfa, buscando su boca con la suya, sin embargo, este le sostuvo por los hombros y alejó su cabeza.

"¿Ahora qué pasa?"

"Dije está bien, pero no me refería a ahora mismo".

"¿Entonces cuando?".

"Cuando estés sobrio", Mew dijo, apartándole el pelo de la cara y pasando su pulgar por su labio inferior. "Si cuando estés sobrio aún lo quieres, entonces te lo daré".

No lo he olvidado —Gulf admitió muy a su pesar.

Al día siguiente cuando hubo despertado y recordado las estupideces que hizo y dijo, quiso patear su propio culo.

—¿Eso significa que aún lo quieres?

—No veo el porqué aún sigues hablando en vez de saldar tu cuenta, Suppasit —Gulf retó y el contrario sonrió.

—Este sí es el tigre que conocí —dijo y Gulf le miró confundido.

No obstante, su confusión no duró mucho, pues Gulf estiró las manos, jalándolo de la cintura con una de ellas y llevando la otra tras su nuca para acercarle a su rostro y unir sus bocas.

Gulf jadeó por lo repentino del acto, sus manos yendo hasta los hombros del alfa y sosteniéndose de él. Cuando la lengua de Mew barrió su labio inferior, Gulf se abrió para él.

La lengua del alfa sedujo la suya, guiándola en un lento y suave baile, separándolas solo para dejar a sus labios jugar, cerrándose sobre los del otro, chupándolos con insistencia antes de volver a entrar en su boca.

La boca del alfa sabia maravillosa, con ese curioso toque dulce que le hacía suspirar y querer aun más de él. Presionándose contra éste hasta que cada centímetro de sus cuerpos estuvieron juntos, envolvió los brazos en su cuello y ladeó la cabeza para hacer el beso aun más profundo.

Gulf sabía que estaba montando un gran show en medio de su universidad y que no pasaría mucho para que estuviera en bocas de todos, pero en ese instante no podía importarle menos en volverse la comidilla del momento.

Finalmente, Mew levantó la cabeza y dejó su boca, pero lo mantuvo firmemente presionado contra su cuerpo.

—Dulce —el alfa murmuró, relamiéndose los labios, cosa que Gulf imitó por inercia.

—¿Ahora tendremos esa cita de la que hablaste? —Preguntó arqueándole una ceja.

—Por supuesto, no podría aplazarla más. —Suppasit le apartó el pelo de la cara y Gulf comenzaba a pensar que este lo hacía por el simple hecho de jugar con él—. No cuando esta tiene la promesa implícita de que podré volver a probar tus labios.

—Tonto, si quieres volver a besarme, no tienes que esperar tanto, solo deberías hacerlo. —Y con eso dicho, el omega se alzó y volvió a besarle.

Stars_Of_Saturn.

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