Capítulo 33: Zarek.

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Narra Anónimo.

Al bajar del coche frente a las puertas del Castillo de Dionisio, un olor invade el aire que respiro, es delicioso.

— No puede ser...—digo.

— ¿Qué le sucede mi Señor? —pregunta Darla, y me mira.

— Creo que debemos bajar, la reunión ya ha empezado mi Señor. —me comunica Teresa por el enlace.

— Esta bien.— me quedo por unos segundos más parado disfrutando de ese olor, y es entonces cuando se acerca Nadia y Teresa, quienes serán mis  acompañantes de hoy. No es que pase algo entre nosotros, eso se lo he dejado bien claro a las dos, sólo me gusta llegar con estilo, se cuelgan de mis brazos entrelazándolos y entramos, con Darla y cinco de mis hombres.

— Ese olor... —susurro cada vez más extasiado por el. Se acerca Dionisio con su esposa y nos reciben, nos cuenta que la princesa llegara muy pronto, esta solucionando un problema que a surgido. Pasamos y al entrar veo que están todos ya, menos Aaron, pero no pregunto, nunca nos hemos llevado bien.

— Por favor siéntense. —nos dice Dionisio.

—Teresa, Nadia sentémonos, y sueltenme los brazos que me los van a arrancar. —gruño molesto. Teresa se acerca queriendome decir algo al oído, pero no le hago caso porque la veo. Su mirada va directo a una Teresa demasiado apegada a mí, siento un dolor en mí pecho, sé que es ella, alejo a Teresa.

— ¡Princesa! —la llama Dionisio acercándose a ella, no puede ser, ¡¿es la princesa mi compañera?!— le presento al Señor Zarek.

— Zarek. —dice mirándome ¿con rabia?— un gusto conocerlo al fin.—dice mordiendo cada palabra.

— Él es llamado también el niño mimado...—dice Dionisio sonriendo.

— Creo que le quedaría mejor el nombre de playboy mimado si me lo permite, Zarek.—dice fría, evediendo el torbellino de emociones que siento se arremolinan en su interior.

— ¿Cómo guste llamarme princesa estaré siempre complacido...—me levanto de donde me había sentado segundos antes y me dirijo ansioso a ella; necesito sentirla... tomo su mano y una electricidad recorre mi cuerpo, luego me acerco más y le susurró al oído— compañera?

— Eh...—carraspea y se suelta de golpe, sé que también lo sintió. Un poco nerviosa me mira fijamente— claro.

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Luego nos sentamos cada cuál en sus lugares, y yo lo hice a regañadientes porque no podía apartar la mirada de ella, estaba mas que feliz. Por fin la había encontrado, quería reclamarla, pero no quería asustarla, conocía su historia, viví y sentí hace ocho años atrás lo que le paso. Debo esperar, calmarme, pero es que no se cuánto tiempo soporte, es hermosa, toda ella, su pelo castaño largo, sus ojos azules oscuros y fríos, su piel blanca, si pudiera tocarla, sentirla... La reunión fue un martirio, pero al fin la había encontrado, si tan solo hubiera asistido a esa maldita fiesta de presentación la hubiera encontrado mucho antes.

Su aroma es embriagador, su mirada me evita todo el tiempo, puedo sentir su enojo y es por Teresa, quien se ha sentado a mi lado, al igual que Nadia y Darla, pero Darla no es lo mismo que las otras dos.

De repente veo que mira a una de mis acompañantes fijamente, su expresión cambia, sus labios se elevan en una pequeña y siniestra sonrisa, dirijida hacia Teresa. Tal vez son los celos naturales de posesión cuando encontramos a nuestros compañeros y hay alguien demasiado cerca de ellos, sí, debe ser eso. Su sonrisa se esfuma y su mirada es ahora de sospecha y aceptación, creo que esta hablando con alguien, porque asiente, ¡conexión mental, claro! Tiene que ser con alguien de su clan.

Después de la reunión traen a Aaron, quien esta en muy mal estado y débil debido a que ha perdido mucha sangre, Dionisio me informa que ha sido la mismísima princesa la que le ha hecho aquello por traidor, también traen a un cazador y siento a alguien colgarse de mi brazo y al intentar alejarla. Mis ojos se abren con asombro por lo rápido que pasa lo demás, diablos. Ella se acerca, y arranca de un tirón a Nadia.

— ¡Sueltame! —chilla mi acompañante.

— ¡Traidora! —le dice, miro sorprendido a mi acompañante, ¿una traidora? Pero si lo dijo mi princesa es verdad. De repente siento un olor a perro y  aparecen tres lobos Alfas, y no son cualquiera, son el Rey Alfa acompañado de los líderes de las dos manadas mas importantes y poderosas.

— Princesa Vivían. —la saludan con respeto y cordialidad. Desde que tengo memoria nadie de la realeza lobuna a sido muy sociable con los de la realeza de los clanes de vampiros. A pesar de que se soportaban para mantener la paz siempre a habido una brecha, pero aquí no veo eso en los lobos, ni en ella.

—Rey Alfa, Alfas.—saluda ella a los tres con familiaridad— como lo prometí, los hemos encontrado.

— Nosotros también.—arrastran a dos hombres lobos amarrados junto a los otros traidores.

Estoy desconcertado y algo intrigado por tanta familiaridad.

El juicio comenzó, fue bastante corto, son condenados al Castillo Black.

Qué jodidos estan, hubiera sido preferible la muerte, el cazador fue el único que fue condenado a morir, en manos de los lobos o lo que los lobos le tuvieran preparado, ya que ellos eran, los que mas daño habían sufrido.

Este descubrimiento nos libro a los clanes de vampiros y a las manadas de lobos de una guerra sangrienta, algo que los lobos agradecieron mucho a mi princesa, y me molesto sobremanera que esos lobos estuvieran tan cerca de ella, por que ella es MÍA, maldición creo que esto será difícil.


Gracias por leer, votar o comentar♡♡♡ Ya por fin sabemos el nombre del compañero de Vivían, espero que el pobre Zarek  tenga paciencia💕💕💕

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