fifteen ──── the sleeping astral

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────────── CHAPTER FIFTEEN,

THE SLEEPING ASTRAL ──────────



❛ Cuando la muerte se precipita sobre el hombre,  la parte mortal se extingue; pero el principio inmortal se retira  y se aleja sano y salvo ❜



Giles y Calista aparecieron en el momento indicado, dando por finalizada la conversación que Acacia y Alexander estaban teniendo. Ambos estaban limpiados y llevaban diferentes atuendos al desastre con el que aparecieron.

──── ¿Fue difícil escapar? ──── Giles interrogó, ajustando el cinturón donde cargaba varias armas ──── Los policías nos acorralaron. Pensaban que éramos un grupo terrorista o algo así.

──── Pudimos escaparnos de los policías, los humanos estaban volviéndose locos con la presencia de los astrales en el bar ──── dijo, manteniendo en privado el ataque donde casi no pudo salir ──── Nos encontramos una gran sorpresa. Parece que los guerreros de los reinos no son los únicos que bajaron.

──── ¿A qué te refieres? ──── Calista preguntó, arreglando su corto cabello rosa.

──── Nos encontramos con los Duksol ──── informó la astral, mirando la reacción desconcertada de los primogénitos ──── No tengo ni idea como pudieron encontrarnos tan rápido, pero hay que tener cuidado. Alexander fue herido por uno de ellos, deberías de echarle un vistazo ──── le pidió a Giles ──── Tal vez puedas prestarle una camiseta.

──── No es necesario ──── Alexander contradijo con voz dura.

──── Si lo es ──── Acacia dijo, rodando sus ojos.

──── ¿Qué le has hecho? ──── Calista se dirigió a la astral, entrecerrando los ojos.

Acacia la miró con inocencia desde su puesto en el sofá ──── Nada, los Zoqri son tan sensibles cuando le dices que no.

──── Ignórala ──── Giles se entrometió, quitando la venda del brazo de Alexander ──── Todo el tiempo ofende a las personas para subir su autoestima, por eso es de Poxzia.

──── Oh, disculpa. No sabía que los de Tharan se entrometían donde no son bienvenidos ──── replicó la princesa, sonriéndole con burla.

Entrometerse con su reino era algo que Acacia odiaba. Se lo tomaría con tranquilidad porque necesitaba a Giles, pero sí fuera otro momento, no le importaría dirigir una flecha directo a su corazón.

──── Hay que relajarnos ──── Calista intervino, sentándose junto a Acacia en caso que tuviera que calmar a su amiga ──── No hablemos de nuestros reinos en estos momentos sensibles.

──── ¿Todos tienen reinos distintos? ──── Alexander preguntó, alzando su cabeza con curiosidad ──── ¿Cómo funciona eso?

Giles asintió, limpiando la herida nuevamente ──── Si, es muy completo de explicar. Estoy seguro que lo entenderás una vez que te demos toda la información.

──── Desearía que lo hagan ahora. Estoy muy confundido y realmente quiero terminar con esto. No tengo ni idea del por qué estoy aquí o por qué esas personas quieren matarme.

Giles sonrió, pudiendo entenderlo ──── Tranquilo, no haremos nada que te pueda lastimar. Estás con los indicados.

──── Así es, lo entenderás todo ──── Calista apoyó, balanceando sus piernas ──── Me alegro que te hayamos encontrado. Ya ha pasado un día desde que bajamos así que vamos comenzando bien.

La puerta fue abierta por tercera vez. Los astrales se levantaron hasta ver a Bronte entrar junto a Gaea y Dion, pudieron tranquilizarse. Ya estaban reunidos y ninguno se quedó atrás, todos volvieron a cómo debían.

──── ¿Por qué tardaron tanto? ──── Calista preguntó, ayudando a Gaea quitarse el pesado carcaj.

──── Vimos a astrales oscuros ──── Bronte comentó, respirando con fuerza. Tiró su cabello hacia atrás, alejándolos de sus ojos claros ──── Demasiados astrales andan rondando en la ciudad y seguían bajando, cada maldita hora.

Todos fruncieron el ceño, confundiendo a Alexander con sus miradas preocupadas. Esos astrales no eran los favoritos de Acacia, representaban un constante dolor y culpa por lo que su odio hacia ellos fue demasiado que necesitaba expulsarlo.

──── No entiendo cómo es posible ──── Calista replicó, apretando sus manos ──── Los oscuros van a querer matarnos. Karsten no tenía que haberlo permitido, por nosotros.

Acacia bajo su mirada, también sintiéndose molesta por las acciones de Karsten. Se suponía que eran mejores amigos, se cuidaban las espaldas, pero él no detuvo a su padre al momento de tomar esa decisión.

──── Ya no son parte del planeta así que no deberían de aliarse ──── Gaea habló con dureza, mostrando su enojo ──── Eso significa que los Neex los buscaron para acabar con nosotros. Nos quieren llevar nuevamente al planeta Astral.

──── No creo que nos quieran llevar al planeta Astral, amor, ellos nos quieren muertos ──── Dion contradijo, sentándose en una mesa. Estiró sus brazos, necesitando quitar esa tensión ──── A los Duksol no les importa las leyes y mucho menos a quienes atacan así que deberíamos de hacer lo mismo.

──── No tienes ni que dudarlo que voy a matarlos si se acercan a mí ──── sonrió Acacia haciendo que el astral también hiciera lo mismo ──── No me entregaré tan fácil.

──── Jamás ──── Bronte negó, tirándose al sofá junto a Acacia ──── Hay reputación en las acciones, ¿no?

──── Bien, astrales, les presento a Alexander ──── Calista intervino, callando a los primogénitos de su conversación sobre los oscuros ──── Él es Bronte de Bastos, Gaea de Talris y Dion de Kordax.

Simultáneamente asintieron, mirando al que sería el futuro rey astral de su planeta. Los astrales supieron esconder sus expresiones cuando Alexander los miró, revelando esos detalles que lo hacían tan parecido a su padre.

──── ¿Han hablado con él? ──── preguntó Gaea, tomando lo último que tenía de agua.

──── Aún no ──── negó Giles, apoyándose en uno de los pilares.

──── ¿Quién lo hará? ──── cuestionó Dion, quitándose la chaqueta sucia.

──── Bronte lo hará ──── Giles confirmó, tirando al basurero las vendas sucias que tenía puesto en sus brazos ──── Eres el único que tiene tacto, además, ha pasado demasiado tiempo con Acacia. Necesita alguien amable.

──── Dándome mala reputación ──── ella se quejó, chistando su lengua.

Bronte sonrió, levantándose de su asiento ──── Princesa, sé cómo eres.

El astral agarró una silla enfrente de Alexander para analizarlo con su mirada azulada. El resto se dispersó por el espacio, cuidando puntos estratégicos del chico como si estuvieran acorralando mientras Acacia decidió seguir acostada en el sofá. Calista corrió a su lado, alzando sus piernas.

──── ¿Qué ocurrió entre ustedes dos?

──── Estoy segura que... nada ──── respondió con tranquilidad.

Ella se arregló su corto cabello detrás de las orejas decoradas con unos pequeños diamantes. Conocía a Acacia para reconocer sus pequeños gestos que la delataban, aunque no quisiera decir nada, sabía que algo más sucedió.

──── Vamos, no es malo sentirte atraída un poco hacia él. ¿Lo has visto? Tiene su encanto ──── ella persuadió, agitando sus cejas con diversión ──── Es un Zoqri y a ti siempre te han gustado.

Acacia rodó sus ojos ──── Es un humano diferente y si, tiene su encanto, pero por el momento no quiero problemas con el futuro rey de Zoqri ──── comentó, cerrando sus ojos ──── Es demasiado sentimental y está fuera de mis límites.

──── Es como un gatito dulce y temeroso. De todas formas, solo es atracción, ¿no? ──── Calista insistió, esperando una confesión de parte de su amiga.

Ella lo observó, entendiendo lo que estaba ocurriendo ──── Sé lo que tratas de hacer y no, las historias de los ancianos te están engañando ──── susurró, entrecerrando sus ojos ──── ¿Por qué todos creen eso de los Poxzia y Zoqri?

──── Porque lo hemos visto ──── Calista replicó, creando un puchero que Acacia pensó que era adorable ──── No temas en expresar lo que sientes. Tú no eres Karsten para pensar que los sentimientos nublan las decisiones.

Ese era un punto que Acacia no deseaba hablar. Karsten y Acacia han tenido el mismo pensamiento desde pequeños que los sentimientos llegan a ser abrumadores en el momento de ser parcial para tomar una decisión, pero el resto de primogénitos piensa distinto.

Para Acacia es difícil cambiar ese pensamiento cuando ha pasado por momentos donde sus sentimientos le jugaron en contra. En ese instante, lo menos que necesitaba era sentir algún tipo de atracción hacía ese humano desconocido.

Se negaba a aceptar que el hijo de Zoqri era todo lo que esperaba. No quería que tuviera el mismo final que tuvieron todos esos astrales que ella amó.

Bronte aclaró su garganta, tomando la atención de todos los primogénitos. Sus ojos claros observaron a cada uno, dándoles el mensaje de que estaba preparado para dar el siguiente paso.

──── ¿Cómo estás, Alexander?

──── Estoy bien ──── respondió él, sintiéndose receloso de todas esas miradas encima de su presencia ──── Estoy confundido, todo lo que sucede es muy extraño.

──── Puedo imaginarlo, perdónanos si Acacia ha sido grosera contigo. Ella fue la mejor opción para mantenerte a salvo de los astrales que iban detrás de ti ──── Bronte explicó con calma.

──── Te lo dije ──── susurró la mencionada, sonriéndole.

──── Lo que te contaré parecerá una fantasía ──── Bronte interrumpió, manteniéndose tranquilo ──── Quiero que sepas que es verdadera. Tienes como prueba a seis príncipes y princesas enfrente de ti.

Alexander pasó las miradas por todos los presentes, dándole una reverencia con sus cabezas. Esos seres no eran humanos, eran algo más, tan diferentes a él que sintió su corazón latir.

La pregunta de dónde se había metido empezó a aparecer en su cabeza, ahora todo se estaba convirtiendo en una mala historia, una de aquellas en la que se sentía como el protagonista, pero todo era una fantasía.

──── Pertenecemos a un planeta lejano conocido como Astral. Hace mucho tiempo fue creado por la destrucción de los humanos. Crearon a doce hombres y mujeres para gobernarlos, se repartieron el planeta en reinos para que cada uno pudiera gobernar a su manera.

──── ¿Por eso cada uno tiene un nombre diferente? ──── se animó a preguntar ──── Tu eres Bronte de Bastos, ese es tu reino.

──── Exacto, Bastos es el reino donde yo gobernaré ──── asintió, mostrando una sonrisa amable ──── Pero en cada planeta se necesita un gobernador que proteja todos los reinos como uno igual. El rey de Zoqri fue elegido.

──── ¿Por qué él?

──── Su casa es de justos. Hace poco murió junto a su pueblo, no quedó ningún descendiente que tomara la corona. Fue una emboscada por el rey Neex para obtener el poder y al hacerlo, rompió una de nuestras mayores reglas. Ahora, su primer mandato es reanudar la guerra que tuvo con los humanos hace miles de años atrás.

──── ¿Una guerra? ──── repitió Alexander ──── ¿Por qué quisiera hacerlo?

──── Tiene una extensa problemática con los humanos ──── Bronte contestó, apretando los labios ──── La maldad en ellos hizo que fuéramos creados. Las familias que se opusieron, crearon un plan para buscar a un Zoqri que pueda tomar la corona por juramento.

──── ¿Es lo que están buscando? ¿Realmente creen que exista una persona que provenga de su planeta? ──── interrogó ──── Sigo muy confundido.

──── El secreto fue descubierto después de su fallecimiento, escondió un hijo en el mundo humano por el miedo que tuviera el mismo destino que los anteriores ──── explicó el astral, sintiendo la confusión del humano ──── Ahora llegó el momento de encontrar a ese hijo, para proteger este mundo y el nuestro.

──── En pocas palabras ──── Gaea intervino ──── Tú eres ese hijo que buscamos.

──── No, no puedo ser ese hijo que buscan ──── Alexander replicó, negando ──── Mis padres fallecieron, los papeles del internado no mienten, ahí está en el registro.

──── Tu padre no te busco por temor ──── Giles se acercó, mirándolo con seriedad ──── Fue lo mejor que hizo por ti.

──── Ustedes están muy equivocados ──── insistió Alexander, negando a aceptar lo que esos desconocidos estaban diciendo ──── No pueden cambiar lo que yo sé y mucho menos que lo acepté solo porque ustedes lo necesitan.

──── Alexander, no hay motivos para mentirte ──── Dion murmuró, frunciendo sus cejas ──── Puedes vernos, ¿no? No somos como ustedes, no somos humanos y hay otros seres buscándote, ellos quieren matarte por ser el obstáculo entre la guerra que puede haber entre nuestro planeta y los humanos.

──── Pensé... pensé que sería otra tontería de mis amigos. Miren, no quiero seguir jugando ──── Alexander masculló, perdiendo todo color en su rostro ──── Sé que mis amigos son idiotas y no sé cuánto les pagaron para armar todo este desastre, pero estoy fuera, no seguiré corriendo ni sintiéndome mal porque herí a otras personas así que detengan está mentira.

──── No lo es ──── negó Calista con tranquilidad ──── No es un juego lo que estamos haciendo ni tus amigos nos contrataron. Es real, todo lo que has visto, es real.

Alexander rio, una carcajada llena de tensión y poca diversión ──── ¿Realmente van a creer que me trague toda esta mentira? Es mi cumpleaños y por más que me divierten las bromas de mis amigos, no quiero estar en una donde hablen de mis padres muertos ni de un planeta que desconozco ──── pidió el chico, cruzándose de brazos ──── ¿Ya puedo irme? Tuve suficiente por esta noche.

──── ¿Es tu cumpleaños? ──── Gaea preguntó, acercándose cautelosamente ──── ¿Qué edad tienes?

──── Estoy cumpliendo veintiuno ──── dijo el chico, mirándola con curiosidad ──── ¿No lo sabían?

Ella negó, haciendo que sus rizos se movieran ──── No, lamento que esto esté ocurriendo en tu cumpleaños. Sé que es una noticia nueva y tienes el derecho de estar confundido, pero ninguno de los presentes te estamos mintiendo sobre lo que está ocurriendo.

──── En el planeta Astral, todos los primogénitos obtienen la corona a los veintiuno años ──── Calista informó, levantándose del sofá ──── Tú tienes la edad para poder ser un rey. Tu padre, el rey de Zoqri, hubiera bajado por ti.

Alexander negó, sin creer en lo que estaba oyendo. Toda la frustración y molestia llenaron su cuerpo, haciendo que miles de preguntas llegarán a su cabeza. Si la historia que esos desconocidos le estaban diciendo era verdadera, significaba que él tenía una familia, tenía un padre y una madre que lo dejaron solo en ese mundo por temor a lo que podría ocurrirle.

──── Mi padre está muerto ──── él susurró, apretando sus manos en puños ──── Mi madre también y ahora me están diciendo que me necesitaban para evitar una guerra, ¿eso es todo?

──── Entiendo que es frustrante ──── habló Dion, inclinándose para observar al chico ──── Lamentamos que seamos nosotros quienes te den esas noticias y especialmente en tu cumpleaños.

──── Esas personas que han estado persiguiéndome toda la noche, ¿me quieren muerto?

──── Si ──── aceptó Dion, ladeando su rostro ──── Pero no debes preocuparte, tienes a los mejores de tu lado. Créenos, te llevaremos a salvo a donde perteneces.

Alexander se quedó callado, volviendo su mirada al suelo hasta que inesperadamente se levantó de la silla. Todos los primogénitos se pusieron en posición, incluida Acacia que se levantó de su cómoda posición en el sillón.

──── ¿A dónde vas? ──── inquirió Gaea, la más cercana al humano.

──── Me voy. Es demasiada información por una noche y si realmente su historia es verdadera, iré directo a la policía ──── dijo, dando un paso adelante que la astral se opuso, quedando frente a frente ──── ¿Qué haces? Déjame salir, ya no quiero seguir con esta tontería.

──── Siéntate ──── Acacia ordenó desde su posición ──── No te estamos mintiendo. Si quieres pruebas, puedo dártelas.

──── ¡No! ──── él gritó, girando para observarla con sus ojos azulados ──── Voy a irme, te dije que no quiero más juegos y es lo que están haciendo.

──── No sabes a lo que te enfrentas, Alexander ──── Bronte habló, acercándose con cuidado ──── Créeme cuando te digo que esos astrales son asesinos, fueron exiliados de nuestro planeta por una razón y ahora te quieren a ti.

──── ¿Cómo puedo saber que no son ustedes los que me quieren muerto? ──── contradijo el humano con molestia.

──── ¿Crees que malgastaría mi tiempo en convencer a un humano sobre un planeta para después matarlo? ──── Acacia interrogó, ladeando su rostro con la misma molestia del chico ──── Si te quisiéramos muerto, ya lo estarías.

Alexander la miró por unos segundos hasta romper el contacto y observar al resto de primogénitos. La espada de Gaea seguía colgando de su traje y el chico supo que esa era su oportunidad para irse. No deseaba estar con esos desconocidos que estaban llenándole la cabeza de historias ficticias que se negaba a creer.

Sin dudar, Alexander se lanzó hacia adelante, pero Gaea fue más rápida, deteniendo la mano del chico que quedó a centímetros de su espada. El miedo apareció en su rostro cuando la astral dobló su muñeca sin poner su mayor esfuerzo y lo lanzó hacia atrás, golpeándose con el pecho del astral más grande.

Giles solo suspiro, entendiendo que iba a ser una noche difícil ──── ¿Quieres ir con tus policías? Puedes ir ──── él dijo, señalando la puerta ──── Cuando todos estén muertos, puedes venir de vuelta y te ayudaremos.

Con cansancio, el astral se dio la vuelta, dirigiéndose a una vieja silla. Gaea sonrió, acercándose a Alexander con burla que lo hizo molestarse.

──── Buen intento en agarrar mi espada ──── ella mencionó, enseñándole el pomo de su arma ──── Deberás de ser más ágil si quieres ganarme o por lo menos, entrenar un poco para vencer mi fuerza. Espero que tu mano se encuentre bien.

El chico bajó su mirada a su muñeca dolorida, estaba latiendo de dolor, pero no mostró ninguna expresión, no queriendo que ellos pudieran ver cómo estaba sufriendo por dentro. Gaea golpeó la mejilla de Alexander con el pomo con diversión, caminando directo a las dos astrales.

──── Deja de molestarlo ──── le reprochó Acacia, volviendo a acostarse ──── No necesitamos que se moleste más.

──── Alexander ──── Calista lo llamó sin moverse de su posición ──── ¿Estás bien?

Acacia levantó su cabeza, curiosa por saber que estaba ocurriendo. Alexander no se había movido, manteniendo su mirada baja sin mostrar alguna expresión, parecía ido en sus pensamientos. Un instinto creció en la astral, sabiendo que algo no estaba bien.

──── ¿Por qué no te sientas un momento? ──── Dion ofreció, acercándose al chico ──── Calmémonos y hablaremos más sobre lo que tú necesites.

El chico alzó su rostro, sin cambiar su expresión en blanco ──── ¿Por qué mejor no me dejan en paz?

Con una rapidez impresionante, Alexander agarró la espada de Dion, haciendo que el filo saliera con su contacto. Giles fue el primero en reaccionar, alzando su espada para detener el ataque de Alexander que iba dirigido a Dion.

Sus brazos temblaron con la fuerza que el humano estaba ejerciendo, no podía creer lo que estaba ocurriendo con ese chico que parecía tener deseos de acabarlos. Bronte también se acercó, alzando su espada para atacarlo cuando la espada de Gaea salió desprendido de su agarre, directo a la mano de Alexander.

Todos los primogénitos quedaron sorprendidos de lo que estaba sucediendo. Alexander no parecía estar poniendo toda su fuerza como el resto de astrales que trataban de detenerlos.

Con un gruñido, Alexander golpeó con fuerza las espadas de los dos astrales, haciendo que ambos cayeran al suelo. Acacia se levantó del sofá, sacando su espada.

──── No quieres pelear conmigo ──── ella le dijo, entrecerrando sus ojos rojizos ──── Voy a golpearte y no seré amable.

Alexander camino directo a ella, moviendo las dos espadas ──── No te lo estoy pidiendo.

La molestia creció en la princesa, olvidándose de todos los sentimientos que tenía por ese chico, ahora convirtiéndose en esa maldad que solo la impulsó a atacar, sin importarle lo que podía suceder.

Acacia movió su espada, bloqueando cada golpe que Alexander tiraba. Las espadas creaban un gran golpe que los muebles a su alrededor temblaban, algunos cayendo al suelo, pero eso no los detuvo. El rostro de Alexander no cambió, sin mostrar alguna expresión, solo estaba en blanco, enfocado en el deseo de querer herir a esa astral.

La espada de Acacia golpeó con fuerza una de las armas, haciendo que el chico la soltara, pero no perdió tiempo en bloquear el golpe que la astral mandó directo a su pecho. Puso toda su fuerza en detener el filo que estaba acercándose a su hombro, sus brazos empezaron a temblar y el sudor estaba apareciendo en su cuello, pero no se dio por vencido.

Quería herir a esa astral que lo hizo sentir como un tonto por haber creído que ella sentía algo por él.

Un quejido brotó de los labios de Acacia al sentir como Alexander golpeó su estómago, haciendo que perdiera parte de la fuerza. Solo fueron necesarios esos segundos para que el chico balanceara la espada entre sus dedos y la introdujera directo al hombro de la astral, sorprendiéndola.

──── ¡No!

Giles golpeó a Alexander justo en su rostro, desenfocándolo en su objetivo. Acacia cayó al suelo, sacando la espada que quedó encajada en su hombro. Calista se puso a su lado, poniendo una venda en la herida para detener el flujo de sangre.

──── ¿Qué está ocurriendo? ──── interrogó la astral, mirando como Alexander estaba peleando contra Giles sin problemas.

──── No lo sé, pero hay que detenerlo, ahora ──── ordenó la princesa, amarrando la venda en la herida ──── Tiene el don los Zoqri.

Las cejas de Calista se fruncieron, confundida ──── ¿Qué don?

──── El don de quitar las espadas sin necesidad de tocarlas ──── informó, levantándose del suelo ──── Sentirás como una fuerza está jalando tu arma, pero no es una fuerza, sino Alexander.

Las dos astrales se movieron cuando Alexander lanzó una daga a sus posiciones. Giles intentó entrometerse cuando el chico lo cargó, arrojándolo directo a una mesa donde el astral quedó en el suelo, sin poder concentrarse.

Gaea fue la siguiente en atacar, sin tener éxito en acabarlo cuando Alexander golpeó su rostro, dejando inconsciente a la astral. Bronte detuvo el segundo golpe, torciendo el brazo hacia atrás con todas sus fuerzas.

──── ¡Dion! ──── llamó.

El astral supo que tenía que hacer cuando agarró el otro brazo de Alexander, también torciéndolo cuando Calista pasó su brazo por el cuello del chico, apretándolo para no darle ningún chance de moverse.

Acacia también se acercó, preparándose para acabar con el humano. No podían dejar que los siguiera lastimando, no sabían que estaba sucediendo, pero iban a recurrir a lo que mejor sabían, dejarlo inconsciente.

La princesa alzó su puño, preparada para golpearlo directo a su rostro cuando Alexander puso toda su fuerza para jalar a los dos astrales que sostenían sus brazos, ocasionando que se golpearan entre sí. Agarró la parte trasera de la cabeza de Acacia, tirándola directo a una mesa donde cayó sin ninguna fuerza.

Alexander se levantó en toda su estatura, enfrentándose a Acacia con una mirada brillante. La princesa entendió que él quería acabar con ella, pero no iba a dejárselo fácil.

Ella se lanzó, golpeándolo directo a su estómago para después pasar sus piernas por el cuello del chico, haciendo que ambos rodaran por el suelo. Alexander golpeó su pierna varias veces, intentando que la astral soltara su agarre, pero no cedía así que hizo lo menos esperado, mordió su muslo, ocasionando que Acacia gritara.

Con rapidez, él se levantó del suelo, golpeando la pierna donde Acacia tenía una herida. Alexander utilizó su agilidad para agarrar el cuello de la princesa, alzándola del suelo con facilidad.

Acacia intentó soltarse de su agarre, pero no podía, sus pies ya no tocaban el suelo y sentía como el aire iba disminuyendo. Miro a los ojos azulados del chico, preguntándose qué estaba sucediendo con ese humano débil y tímido que ella conoció.

Ningún astral tenía esa fuerza como la de él.

Alexander extendió su otro brazo, haciendo que una espada llegará directo a su mano donde envolvió sus dedos en el pomo.

──── No quieres hacer eso ──── ella negó, intentando eliminar ese agarre ──── Alexander, me estás haciendo daño ──── susurró, mirando directo a sus ojos.

Por un segundo, la mirada del chico se suavizó, recordando a quien estaba atacando hasta que cambió, mostrando ese desinterés.

──── No me importa, ni siquiera sé quién eres ──── él musitó, balanceando la espada entre sus dedos ──── Espero que no duela.

Los labios de Acacia se apretaron, llenándose de esa molestia que estaba abarcándola. Su mirada rojiza se llenó de peligro en esos segundos que la espada iba directo a su pecho así que agarró cada energía que todavía poseía en pasar sus piernas en el cuello del chico, apretándolo.

Movió su torso, cambiando todo su peso para que ambos cayeran al suelo. Su cuerpo golpeó el suelo, quejándose por el dolor que lo atravesó cuando recordó que no podía perder ni un segundo.

Ella se levantó al mismo tiempo que Alexander y fue cuando comenzó a golpearlo, sin importarle quien era. Su puño se estrelló en el rostro del chico y después directo a su estómago. Una sonrisa creció en su rostro al oír cómo el humano se quejaba, dándole el impulso para acabarlo.

Con una sola patada directo a la cabeza, Alexander quedó inconsciente en el suelo. Acacia también cayó, sintiéndose cansada por los golpes y sintiendo como el ardor recorría toda su garganta, justo donde Alexander la tenía.

Apenas pudo observar al resto de astrales que también estaban en el suelo. Pelear con los Duksol había acabado su energía y ninguno estaba preparado para enfrentar al humano que tenía una larga explicación que darles.

Sin poder evitarlo, Acacia dejó que sus ojos se cerraran, dejándose llevar por esa mancha oscura que apareció en su vista. Su cuerpo perdió todas las fuerzas, evitando que pudiera incluso rodar para llegar a Calista que estaba levantándose.

Un pitido apareció en sus oídos, molestándola cuando esa oscuridad apareció por completa, dándole la oportunidad de descansar.

La princesa intentó mover sus labios, pero no pudo, no salió ni una palabra de su boca ni tampoco tuvo la fuerza para abrir sus ojos. Todo en ella se sentía entumecido después de tantas peleas y por esa vez, decidió ceder.






Con una buena dosis de pelea, se comienza este capítulo. Espero que les guste y no olviden de votar, su apoyo lo valora demasiado 🍒




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