twenty eight ──── the true

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────────── CHAPTER TWENTY EIGHT,

THE TRUE ──────────



❛ Ser profundamente amado te da fuerzas,  mientras que amar profundamente a alguien te da coraje 



Acacia pasó varios días refugiada en sus actividades como princesa junto a su padre. Dando conferencias y leyendo informes sobre los bienes repartidos en cada habitante del reino de Poxzia.

Esa noche, la cena transcurrió con normalidad en casa del reino de Kordax. Tal como los reyes prometieron, las clases particulares junto a los entrenamientos, ayudaron a Alexander a ser un astral más.

La princesa pudo ver el cambio, pero siempre mantenía su característica timidez e inocencia en la mirada azulada.

──── Tenemos buenas noticias ──── informó el padre de Dion, levantándose del asiento con una gran sonrisa ──── Se pudo establecer una reunión con el resto de reyes, incluido el rey de Neex.

──── ¿Realmente lo hicieron? ──── Giles masculló, frunciendo sus cejas ──── ¿Cuándo será?

──── En dos días, partiremos al reino de Neex──── contestó su padre, dando palmadas en su hombro ──── Pedimos que se mantengan alerta por cualquier emergencia.

──── ¿La reunión tiene que ser en su reino? ──── Acacia cuestionó, levantando su ceja ──── No es lo más conveniente.

──── Iremos en paz ──── replicó el hombre, levantando sus manos ──── Sin armas o guerreros para darles confianza.

──── Pienso que Alexander será refugiado, ¿no? ──── Gaea habló, tirando de su cabello hacia atrás ──── Exponerlo ante él sería muy tonto.

──── Una prueba de sangre será suficiente ──── su madre respondió, acariciando su mano.

──── Así es ──── confirmó el rey de Grabzia ──── Propongo un brindis, por un futuro mejor en el planeta astral. Por el futuro rey de Zoqri y que todos gocemos de esta exquisita comida.

──── Hay que celebrarlo ──── Dion apoyó dando una gran sonrisa ──── Una gran fiesta de bienvenida.

Acacia solo asintió con la propuesta, chocando su mirada con el rey de Talris. Su mente no pudo olvidar sus palabras y eso causó el malestar en su estómago.

Las sesiones de terapia en un principio fueron voluntarias, sabía que estaba mal con la muerte de su madre, ver como la astral que dio su vida caía, fue devastador, pero fueron convirtiéndose aburridas y con las mismas palabras.

Repetir el mismo suceso una y otra vez no fue divertido, menos recordando a su madre muerta. Ese día, las dos habían salido de la casa, directo a su jardín.

Acacia se hacía la graciosa, contando chistes que los primogénitos decían, entretuvo tanto a su madre que no pudo percatarse que un astral oscuro se acercaba.

La flecha pasó su pecho, asustándola por unos segundos hasta percatarse que Acacia tenía sangre en su rostro. Su cuerpo cayó en los lirios, oyendo los gritos desgarradores de dolor que su hija daba.

Ahora con el recuerdo nuevamente flotando, la mente de Acacia no dejaba que durmiera con tranquilidad, desvelándose cada noche y el enojo por tratar mal a Alexander seguía ahí.



Al día siguiente, Acacia se levantó tarde, perdiendo el desayuno con su padre y Alexander, sabía que el hombre estaría enojado, pero en su defensa, cayó en un profundo sueño.

Mev ayudó a alistarse, arreglando el corto vestido que llevaría puesto por el día. Dejó que la princesa mantuviera el cabello suelto, cepillándolo para mantenerlo perfectamente recto.

──── Baja a desayunar ──── Mev le dijo, atando los cordones en su espalda.

──── Eso fue hace cuatro horas ──── masculló.

──── Sí, pero Cho te adora así que solo sonríe ──── asintió, dándole un guiño.

Acacia hizo lo mandado, bajando a la cocina para hablar con Cho y dándole una sonrisa. Tal como Mev supuso, un plato apareció enfrente lleno de pan y mermelada hecha por el Planeta Astral.

──── Acacia ──── llamaron detrás de ella.

Alexander se aproximó, manteniendo sus manos sujetando el borde de la camisa.

──── Oh, había olvidado que estabas aquí ──── murmuró, masticando con fuerza ──── Pensé que te enviaron al mundo humano por chismoso, cariño.

──── Vamos, no seas dura ──── pidió, jalando una silla y colocándose enfrente ──── Lamento involucrarme donde no debo, pero me siento ajeno a todo lo que ocurre con tu vida, a todo lo que me rodea ──── exclamó, frunciendo el ceño.

La sinceridad en sus ojos hizo que Acacia se sintiera mal, una parte de ella esperaba que todo siguiera con su curso normal, sin obstáculos.

──── Te contaré todo a su tiempo ──── susurró ella en una silenciosa promesa ──── He pasado por mucho, Alexander y quiero que todo funcione, eso solo ocurrirá si dejamos mi basura de lado.

Alexander negó, entrelazando sus dedos con los de Acacia.

──── Eso jamás sucederá.

──── Espero que entiendas tus palabras ──── musitó ──── Ahora abre la boca.

Él hizo lo que pidió, Acacia le dio uno de sus panecillos rellenos de mermelada. Ella chupó su dedo, mirándolo con diversión.

──── Te ves muy bien masticando ──── Acacia ronroneó.

──── Eso es... nuevo ──── rio.

──── ¿Nadie te daba halagos en el mundo humano? ──── preguntó, alzando una ceja.

──── Las chicas no les parecía muy varonil ──── confesó, encogiéndose de hombros ──── No cuando no soy tan duro como el resto.

──── Entonces no ven lo que yo hago ──── susurró, inclinándose para juntar sus labios.

Alexander la rodeó, sintiendo la familiar calidez que desprendía. Con ella a su lado, la adaptación al planeta astral le parecía mejor, más sencillo y no sentía ese ahogamiento por tener un liderazgo sobre sus hombros.

Siguió comiendo, sin miedo de ser vistos por Cho, confiaba en la astral y la sonrisa en su rostro lo demostró.



El rey de Poxzia no perdió oportunidad para una celebración y la llegada de Alexander al Planeta Astral no fue una excepción por lo que un día antes de su reunión decidió hacer una fiesta, demasiado grande para llamar la atención.

──── ¿Preparado, Alexander? ──── Acacia interrogó, agitando sus cejas con diversión ──── Tu entrada al mundo astral.

──── Solo espero que no me pongan enfrente de los reflectores ──── bromeó, pasando su mano por la pierna de la astral ──── O voy a vomitar encima de todos.

──── Dramático, no sucederá ──── negó, rodando por la cama ──── Mi casa es reconocida por dar unas de las mejores fiestas.

Alexander arrugó la nariz ──── ¿Dion no se enojaría si te oye?

──── Ya aprendes de la vanidad de los Kordax ──── exclamó, dando una sonrisa.

──── ¿No crees que es algo imprudente en medio de está... situación? ──── titubeó.

──── No, no son estúpidos para hacer algún movimiento con tantos astrales reunidos. Buscarán debilidades, cosa que no tenemos.

──── ¿Por qué son los mejores? ──── indagó, arqueando las cejas.

──── Ya lo sabes ──── asintió, besando sus labios con delicadeza ──── Extrañaba esto.

──── ¿Sí? ──── preguntó, su mirada centellante de felicidad.

──── Bastante, ahora hazme feliz.

Alexander replicó la sonrisa, tirándose encima de Acacia mientras la envolvió entre sus brazos. Observándola detenidamente no pudo dejar de pensar en que realmente así se sentía tener un hogar.

Ignorando los deseos de retener a Alexander en su cama, Acacia sabía que Tany lo necesitaba para prueba de vestuario, su dama quería dar un perfecto traje astral y eso requería ser perfeccionista. Por lo que ahora, la princesa se dirigió a su sala, siendo interceptada por Bronte.

──── ¿Aún siguen aquí? ──── interrogó con una ceja alzada ──── Pensaba que querían pasar tiempo con sus padres.

──── Solo quería preguntarte si iras al baile ──── masculló.

──── No, ni siquiera sabía que iban a hacer uno ──── respondió con sarcasmo.

Bronte rodó los ojos, divertido con la respuesta de ella.

──── Ignora eso ──── negó ──── Alexander va a invitarte como pareja, Giles le dijo que nosotros tenemos pareja, obviamente solo bromeaba.

──── ¿Por qué el astral de Tharan se está metiendo? ──── replicó, entrecerrando los ojos ──── ¿Quiere jugar sucio?

──── No, no, no. Solo fue una broma o tal vez si quiere jugar contigo ──── dijo en voz baja, sin entender esa pelea silenciosa que ambos tenían ──── Alexander se lo tomó personal, no seas dura y acepta de forma agradable.

──── Alexander es un astral grande para aguantarme ──── murmuró, chasqueando su lengua ──── Además, ¿quién dice que quiero pareja?

──── Por favor ──── rogó, mirándola directamente con sus ojos claros.

──── Bien ──── aceptó, sintiéndose débil por su mirada ──── De todas formas hubiera aceptado.

Antes de irse, golpeó el brazo de Bronte fuertemente, murmurando que era un idiota. En la sala, encontró a Gaea quejándose con Calista, la astral atenta a sus palabras.

Acacia se dejó caer a su lado, riendo por los sucesos durante su día de embriaguez. De reojo, observó una cabellera rubia acercarse.

Sin evitarlo, creó una pequeña sonrisa, Alexander también lo hizo, uniendo sus manos mientras se sentó, rascando su barbilla repetidas veces.

──── Giles me dijo que las fiestas de los astrales suelen llevar parejas ──── Alexander habló en su oído.

──── No deberías hacerle caso ──── ella replicó, negando ──── Él es un poco extraño.

──── Entonces estuve pensando en que no quiero ir solo.

──── ¡Ve al punto! ──── Gaea gritó, desde su posición.

Acacia río, observando a las dos astrales atentas a sus palabras.

──── Iba llegando a eso ──── carraspeó con los dientes apretados ──── ¿Quieres ir conmigo?

──── Supongo, si no tengo opción ──── contestó, encogiéndose de hombros.

──── Es su forma de decir que sí──── Calista tradujo, dándole un guiño.

──── Muy sutil ──── asintió el astral, sonriendo.

──── ¿Por qué siguen aquí? ──── Tany llegó, regañándolos ──── Tienen que cambiarse, ¡ahora!

Teniendo miedo de lo que Tany podía hacer, los cuatros astrales sentados corrieron directo a las habitaciones que les cedieron.

Cuando Acacia llegó, Mev estaba preparando para ayudarla con su vestimenta. Siguiendo instrucciones, la princesa dejó que la dama deslizara las ropas suavemente por su cuerpo. El vestido de esa noche era uno de los preferidos de Acacia, divididos en dos piezas perfectamente creadas.

El top rojo contenía un largo escote, exponiendo parte de sus pechos apretados por el corsé. En cambio, la falda completamente larga, tenía una abertura en su pierna izquierda, enseñándola con cada paso.

La princesa soltó un quejido cuando vio que Mev se acercó al cajón donde sacó su apreciada corona.

──── ¿Tengo que utilizarla?

──── Sí, órdenes del rey ──── respondió mientras la colocó sobre su cabeza, los diamantes resplandeciendo con cada giro ──── Quiero que la traigas en buen estado.

──── Trataré ──── sonrió, lista para salir.

Acacia entró al gran salón, saludando a cada invitado que ofreció una reverencia. Con cuidado de no estropear el momento, se colocó a un lado de su padre imitando la pose dura que el hombre ofrecía.

Su mirada conectó directamente con Alexander, estando de pie frente a los astrales. Acacia no pudo dejar de recorrer su cuerpo, aceptando que el humano ya no era más un chico nervioso, ahora era un rey.

Alexander mantuvo sus manos enfundadas por guantes. Su traje oscuro perfectamente liso le dio un aspecto más fuerte, incluso el pesado abrigo café parecía ser parte de él. Su mirada seria paso por cada astral, disfrutando de ver lo diferente que eran, incluso adivinando de donde procedían.

──── El planeta astral está pasando un momento difícil donde nos vemos forzados a escondernos tras muros que no deberían de estar ──── habló el rey de Poxzia, su voz neutra abriéndose paso por el salón.

──── Si todo sigue su curso, tal como se debe, muy pronto la esperanza florecerá entre nosotros de nuevo ──── apoyó el rey de Bastos, alzando su copa.

──── Ahora proponemos un brindis por un rey que resurgió bajo los humanos, un rey digno de una corona. Alexander, primogénito sobreviviente de Zoqri.

Acacia tomó una copa, alzándola al mismo tiempo en dirección a Alexander. Tomó el contenido en un solo trago, casi riendo por el diminuto sorbo que dio el resto de los astrales. Los aplausos surgieron en dirección al astral, los más cercanos estrechando sus manos.

──── Agradezco por está cálida bienvenida ──── Alexander habló ──── Sé que debe de ser difícil confiar en una persona que apenas se da cuenta que es un astral, pero prometo poner cada onza de mi ser en llenar todas sus expectativas y ser el rey que necesitan.

──── ¡Salud! ──── Dion gritó, alzando nuevamente la copa.

Acacia iba a bajar de su puesto cuándo su padre la regresó a su lado, apretando su brazo.

──── Espero que hayas tomado medidas para alejarte de ese astral ──── murmuró sacudiendo su brazo ──── O tomaré medidas que no serán de tu agrado.

Ella solo pudo parpadear, viendo el rostro ensombrecido de su padre. Alejó su brazo, frotando con suavidad mientras se abrió paso por los astrales que rodeaban a Alexander.

──── ¡Acacia, bailemos! ──── Calista pidió, tomando sus manos para jalarla a la pista.

Dejó que la guiara, queriendo eliminar ese sentimiento abrumador de su pecho. No era novedad ver a las dos astrales bailando sin necesidad de hombres, era una costumbre silenciosa que lo hicieran.

Calista mantuvo sus manos en la cadera de su acompañante mientras ella lo apoyó en sus hombros con la copa nuevamente rellenada.

──── Mi padre quiere que me separe de Alexander ──── comentó, girando alrededor de Calista.

──── Imagino que te negaste.

──── Lo hice y solo obtuve una bofetada ──── replicó, apretando los dientes ──── De igual forma, él hará cualquier cosa para arruinarlo.

──── Lo siento ──── susurró, rodeándola con sus brazos.

──── Da igual. Voy a embriagarme, necesito un tiempo.

Sintió la pesada mirada de su padre en ella por lo que observó al hombre, dándole un reto silencioso. No lo haría, a pesar de las atrocidades que pasaban por su mente para separarlos, se negaba a dejar a Alexander.

──── ¿Puedo bailar con Acacia? ──── pidió una voz muy reconocida.

──── Claro ──── Calista asintió, ofreciendo la mano de la princesa.

Acacia giró, encontrándose con la mirada azulada de Alexander.

──── Hola, astral lindo ──── saludó.

Sin miedo, los dos astrales se acercaron tanto que podían convertirse en uno solo. Ella apoyó su cabeza en el pecho de él, oyendo los latidos de su corazón retumbar con fuerza.

──── Te ves hermosa ──── Alexander susurró, recorriendo su brazo desnudo ──── Una auténtica reina.

──── Pronto tendrás una corona sobre ese complicado cabello ──── dijo una broma, alzando la mirada ──── Una que sea digno para ti.

──── Sí, me excluyeron de sus coronas ──── murmuró, dando un puchero que fue sustituido por una sonrisa que no pudo esconder.

──── Los reyes no tardaran en crearla. Imagino que será simple, nada complicado, eso te representaría.

──── No me importa tener una corona ──── replicó, encogiéndose de hombros ──── O utilizar la de mi padre.

──── Tiene que llevar tu nombre y esencia ──── ella negó ──── Por cierto, mejoraremos tu discurso.

──── ¿Fue muy malo? ──── preguntó, frunciendo las cejas.

──── No, de hecho, me sorprendió, pero necesitas pulir algunos detalles para que los astrales se sientan incluidos.

──── Con tal que tú me enseñes ──── pidió, juntando sus frentes.

La canción se detuvo, haciendo que los astrales aplaudieran a los músicos. Acacia se inclinó, hablando directo al oído de Alexander.

──── Vamos, busquemos a los otros.

Entrelazó sus manos, llevándolo al balcón que poseía donde el resto de los primogénitos se escondían. Giles tenía atrapada a Calista entre sus brazos, esa noche decidió ignorar las dudas entre su relación para tener a la astral que le gustaba.

Por otro lado, Bronte y Gaea reían, escondiendo la botella de alcohol en la oscuridad mientras Dion hablaba, contemplándolos con enojo por no ponerles la atención que deseaban.

──── ¡Por fin vienes! ──── exclamó el príncipe, alzando los brazos ──── Hermano, te extrañe.

──── Estamos en el mismo salón ──── Acacia replicó ──── Y en la misma fiesta.

──── Además, estábamos bailando ──── Alexander aportó, sonriendo.

──── Eso vimos ──── Bronte asintió.

──── Tú eres increíble ──── Dion se entrometió entre la pareja, llevándose a Alexander ──── Resaltaste entre todos como yo.

Las bromas empezaron a surgir, siendo Alexander el enfoque sobre su vestimenta y lo bien que parecía adaptarse al ambiente. Cuando Acacia miró las mejillas sonrojadas decidió intervenir, dando una nueva víctima al público.

Ver a todos los primogénitos riendo y jugando con Alexander, hizo que su pecho revoleteara de felicidad y al mismo tiempo sintiera la tristeza de que no todos los astrales con los creció conocieran al astral que tanto quería.

Karsten lo molestaría por su desgarbado porte hasta aceptarlo. Naia contaría chistes malos, tal como Dion, le agradaría porque Alexander ríe, incluso en aquellos que no tenían gracia y sucesivamente se ganaría a cada uno.

Apartó el cabello rubio de Alexander, dándose tiempo en tocar su mejilla suave. Él devolvió la sonrisa por unos segundos, sintiendo como el calor desprendía de su cuerpo.

──── ¿Quieres ver qué secretos tengo por mostrarte? ──── ella susurró, moviendo las cejas con diversión.

Sin necesidad de responder, dio una excusa sobre llevarse a Alexander. Recorrieron el salón, escabulléndose por las zonas oscuras hasta llegar a su destino.

El jardín de Poxzia era uno de los más grandes, conteniendo flores de diferentes especies, incluso aquellas que estaban extintas.

──── Tenía tantas ganas de traerte aquí ──── Acacia habló, abriendo las ventanas para que la luz entrará ──── Mi padre está borracho así que es la oportunidad perfecta.

──── Es muy hermoso ──── expuso, abriendo la boca de la impresión por la gran cristalería que los rodeaba.

Acacia asintió, satisfecha del resultado. Se acercó, abrazándolo por su abdomen y colocando su mentón en el pecho.

──── ¿Te gusta? ──── inquirió.

──── Me encanta ──── dijo, inclinándose para juntar sus labios suavemente.

Él se separó, manteniendo sus ojos cerrados para recordar ese momento. Cuando los abrió, pasó su dedo por los labios enrojecidos de Acacia, sonriendo por los escalofríos que pasaron por su cuerpo.

──── Tengo un deseo muy peculiar ──── Acacia murmuró, lamiendo sus labios ──── Una donde combinamos nuestros cuerpos.

Quitó la pesada corona de su cabeza, posándola encima de Alexander. Sin perder tiempo, juntó sus labios, besándolo con dureza mientras él exploraba sus piernas, alzándola.

──── No puedo hacerlo ──── Alexander la detuvo, soltando un suspiro.

──── ¿Qué? ──── ella masculló, retrocediendo.

──── No me acostaré contigo en un lugar como este, es inapropiado.

──── Es el único modo con el que puedo demostrarte mi amor antes que lo peor empiece ──── sentenció, apretando los labios.

──── Además, no estás absolutamente consciente ──── susurró, viendo como sus ojos brillaban.

──── Eres el primero que me rechaza ──── confesó, sintiéndose ofendida ──── No me gusta.

Se bajó, arreglando su falda mientras salía del jardín, manteniendo una distancia con Alexander. Regresaron a la fiesta, Acacia alejándose cuando Gaea gritó su nombre desde la distancia.

Después de unos tragos, las tres astrales parecían totalmente perdidas en sus acciones, riendo y bailando sin interesar la atención que obtenían. Calista decidió salir al balcón, juntando nuevamente al grupo.

El aire frío hizo que los brazos de Acacia se erizaran, necesitando traer calor. Mientras Gaea se tambaleó, la princesa Escorpio fue agarrada por Dion antes de caer.

──── ¡Eres mi héroe! ──── chilló con emoción ──── Te daré mi último trago por eso ──── musitó, extendiendo la copa vacía ──── Alguien se la robo.

Dion solo rodo los ojos ante sus balbuceos sin sentidos, dejó que Calista la agarrara, girando a su alrededor mientras reía con las expresiones aburridas que la astral ofrecía.

──── ¿Siempre se pone en ese estado? ──── Alexander cuestionó.

──── Lo heredó de su padre ──── Giles respondió, soltando unos botones de su abrigo ──── Esto es mejor que una prueba de sangre.

──── Cierra la boca ──── Acacia dijo, chasqueando la lengua ──── Necesito otro trago.

──── Tampoco abuses, mañana tenemos un día ocupado ──── reprendió, cruzando los brazos.

──── Díselo a tu compañero ──── Gaea río.

Los astrales giraron su rostro, observando como Bronte dormía a un lado del asiento, en el mismo estado de las princesas. Su cabeza cayó a un lado, Dion lo ayudó, sabiendo sus razones para perder la inconsciencia.

──── ¡Acacia! ──── Calista exclamó, viendo como la astral cayó al suelo por sus mismos tacones. Alexander decidió pararse, extendiendo sus manos.

──── Vamos, te ayudaré ──── le dijo.

Giles decidió tomar a Calista, dando espacio a los astrales. Dion también lo hizo, llevando consigo a Bronte en su hombro y Gaea a un lado, ella cuestionando por qué se iban tan temprano.

──── Buenas noches, Alexander ──── Dion se despidió, golpeando su brazo con diversión ──── Bienvenido, de nuevo.

Él asintió, envolviendo sus manos en la cintura de Acacia mientras ella apoyó su cabeza en el pecho, respirando con fuerza.

──── Tengo que alejarme de ti ──── ella susurró, sintiendo sus ojos pesados ──── Antes que todo empeore.

Alexander tomó el mentón de Acacia, levantándolo para enfocar sus miradas.

──── ¿Qué sucede?

Sus labios temblaban sin control ──── Deje morir a mi madre como lo hice con tus padres ──── confesó ──── Yo... soy la culpable.

Él frunció sus cejas, confundido con sus palabras.

──── No lo entiendo.

──── La noche del incendio, avisé al rey que había astrales que no encajaban, ellos no pertenecían a Zoqri ──── negó, dejando que las lágrimas bajaran por sus mejillas ──── El rey de Neex los estaba mandando a quemar todo, poner municiones para hacerlos explotar y yo no hice nada.

──── ¿Ellos no hicieron nada?

──── No, solo quedaron sentados, esperando que murieran ──── escupió con enojo ──── Fui parte de su muerte como mi madre, la entretuve tanto que no... nos percatamos que los astrales oscuros se acercaron hasta que sentí su sangre en mi rostro.

Alexander solo la envolvió en sus brazos, dejando que Acacia liberara todo ese dolor de su pecho. Era lo que él quería, saber que tanta culpa llevaba en sus hombros, pero no esperaba que sus padres fueran parte de ellos.

──── Siempre quise a alguien a mi lado ──── Alexander habló, dejando que su boca contará ──── Pero le temía al amor que podían darme porque siempre ven defectos en mí. Tú no lo haces así que no debería de juzgarte por los errores que cometemos.

──── ¡No comprendes! ──── exclamó, golpeando su pecho con desesperación ──── ¡Todo lo que amo, muere! ¡Todo!

──── Yo sigo aquí ──── él murmuró, acercándose con cuidado ──── Estoy aquí y te amo.

Acacia levantó su mirada con rapidez, oyendo las palabras que provenían de la boca del astral. Sus ojos rojizos no escondieron la sorpresa y menos cuando Alexander terminó de acortar la distancia, colocando sus labios en la frente.

──── Muy pronto o no, necesito decirlo ──── él explicó ──── Quiero que obtengas esas palabras.

──── También te amo ──── ella susurró ──── Lo hago.




y el secreto se revelo, Alexander es tan bello que lo acepto y aun así sigue amándola



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