CAPÍTULO 12 - Onuxor

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Entrenar me relajaba por unos instantes. Quería olvidar por un momento la mierda que me rodeaba.
Y lo habría conseguido sino hubieran tocado la puerta.

—¿Ahora qué? —le pregunté frunciendo el ceño cuando abrí.

—¿Puedo pasar? —me ignoró.

—No lo sé, según recuerdo te habías marchado y sin despedirte —repliqué y suspiró.

—Lamento eso.

Miré hacia arriba, ya estaba oscureciendo pero Rachel no llegaría hasta muy tarde así que de mala gana me aparté.

—¿Debo preguntar de nuevo? —repetí cuando cerré detrás mío.

—Vine a traerte esto —explicó acercándose mientras sacaba un brazalete. La cadena era delgada de oro y llevaba un pequeño corazón de rubie como colgante—. Oí por ahí que hoy era tu cumpleaños —se justificó y bufé.

—No sé cómo te enteraste pero debes saber que no soy aficionada a los cumpleaños.

—No me sorprende. Pero también debes tener en cuenta que eso es especial, quizá ahora no lo aprecies... —tomó mi mano—, pero crecer a lo largo de tu vida es algo hermoso, no dejes que se estanque. Yo pensaba así antes y ahora es algo que valoro mucho... —Y cuando menos lo esperaba, la joya ya adornaba mi muñeca.

—No era necesario que me compraras algo, no quiero pensar en cuánto debió haberte costado —murmuré haciendo ademán para quitarmela pero me detuvo y sonrió.

—Puedo permitirme esto y más.

Él admiró un momento su obsequio.

—Además, se ve perfecto —susurró y sin poder evitarlo sonreí, ¿porque diablos sonreía? Negué mentalmente antes de carraspear incómoda.

—Gracias —mascullé en voz baja y sin agregar nada, no se me ocurría algo decente para decir. Mi mente estaba en blanco.

De pronto él se acercó a mí, y yo no me moví, más porque un escalofrío recorrió mi pecho. Por un momento creí que era el amuleto, pero la onuxor estaba inmóvil; aún así sentía algo extraño por lo que no pude evitar temblar y Dwight se dio cuenta.

—¿Tienes frío? —preguntó y asentí.

—Iré por... alguna cosa que me abrigue —avisé apartándome de él para subir a mi cuarto.
Me sentía rara, como atontada. Algo andaba mal conmigo, pero no entendía el qué.

Me senté en la cama, no quería regresar con él, porque de repente sin explicaciones, sentía mucha inseguridad y algo en la boca del estómago que no sabía como descifrar.

—¿Estás bien?  —su voz me sobresaltó. Le miré, estaba parado junto a la puerta de mi habitación.

—Sí —mentí—, no recuerdo haberte invitado hasta acá —protesté.

—¿Quieres que me vaya? —preguntó pero no respondí, después suspiré y sin pensar negué. Él sonrió y caminó lentamente hasta mi cama.

Se sentó junto a mí.

—¿Es tu padre? —quiso saber  al tiempo que señalaba una fotografía de él conmigo que estaba sobre mi mesita de noche.
Mi madre nos la tomó cuando fuimos a Disneylandia, yo tenía seis años, aún no sabía nada de los cazadores y vampiros, fue la primera y última vez que salimos de vacaciones como familia. Él me tenía cargada sobre sus hombros mientras yo sonreía en lo que en mucho tiempo no he sentido, felicidad.
Por un momento le tuve envidia a la niña que mostraba sus dientes y hoyuelos con despreocupación.

—Lo es —contesté en voz baja.

—No los conozco, ¿están de viaje?

—Murieron —dije inexpresiva y pude sentir su mirada sobre mi.

—Lo sien...

—No lo digas, escuché suficientes de esos cuando pasó —interrumpí.

—Los míos también murieron —confesó y me sorprendí, al menos teníamos algo en común—. Mi madre al darme a luz y mi padre por una enfermedad. Gregory se hizo cargo de nosotros por un tiempo hasta que nuestro tío August nos acogió cuando yo tenía catorce años —contó y lo miré no con lástima sino con admiración, tal vez yo no hubiera sido tan fuerte.

—Vaya... —no sabía qué decir.

—Gracias —soltó y lo miré confundida—, por no mirarme como las demás personas cuando se los cuento.

—Eso es porque ya me agradas un poco —admití y sonrió.

—Tú me agradaste desde el principio Scar —habló acercando su rostro al mío. Yo lo miré a los ojos perdiéndome en la oscuridad de ellos, Dwight levantó su mano hasta mi rostro pero con desconfianza, como si estuviese luchando una batalla interna, como esperando a que yo lo golpeara, pero la verdad, no moví ni un dedo.
De modo que su mano tocó mi mejilla y la acarició con la yema de sus dedos. Me sentía fuera de lugar, no me sentía yo misma y no sabía cómo reaccionar a esto.

Puso su otra mano detrás de mi cabeza y acortó la distancia con lentitud, iba a besarme. Pero de pronto su mano bajó hasta mi cuello haciendo que sus dedos tocaran la cadena de mi amuleto y como si se hubiera activado algo, la onuxor comenzó a vibrar fuertemente en mi pecho, yo me paralicé de pronto, no podía ser...

Dwight... era un ¿vampiro?, además, ¿por qué la onuxor no funcionó desde que llegó?
Lo empujé y salí corriendo hacia la puerta.

—¿Scar? —cuestionó confundido, lo miré con desprecio antes de cerrar la puerta y bajar hasta la cocina.

Saqué una estaca de un cajón, la había dejado ahí por pereza a guardarla correctamente.

Él entró y me giré en su dirección escondiendo la estaca detrás de mi espalda.

—¿Por qué saliste corriendo así? ¿Te encuentras bien? —sonaba preocupado y solo sonreí amargamente. Que gran actor.

—No seas hipócrita Dwight, sé lo que eres —espeté entre dientes.

—No sé de que hablas —dijo automáticamente y negué mientras tomaba un cuchillo común del fregadero y sin más se lo lancé hacia la cabeza pero él lo esquivó fácilmente haciendo que se clavara en la pared—. Si fueras un humano cualquiera no lo habrías esquivado —lo acusé—, aunque apuesto a que ni siquiera eres humano.

—¿Cómo pudiste lanzar el cuchillo así? —Estaba incrédulo, yo saqué la estaca dejándola a la vista y me miró dolido para después cambiar su semblante a la tristeza—. Cazadora —se respondió a sí mismo.

De pronto salté hacia él pero no se defendió, si no que cayó de rodillas frente a mí.

—¿Qué cojones haces? ¡Pelea maldita basura! —grité exigiendo y me observó.

—No, mátame si quieres pero no lucharé contra ti.

Apreté los dientes cuando él se inclinó hacia atrás dejándome el camino libre hasta su corazón.

Respiré hondo, alcé la estaca y la lancé fuertemente directo hacia su pecho creando un sonoro crujido al clavarse.

No...

Abrí los ojos lentamente, solo para ver como la estaca sobresalía del mueble de madera. El crujido no había provenido del pecho de Dwight, sino que la estaca se encontraba clavada a un lado de su rostro.
Él en ningún momento apartó su mirada de mí. Me alejé varios pasos desconcertada, ¿porque no había podido hacerlo?

—No... puedo —susurré confusa, Dwight se puso de pie antes de dar un paso en mi dirección—. No te me acerques —escupí furiosa, jamas había vacilado al tratarse de un chupasangre y,  ¿ahora?, no sabía lo que me ocurría. Solo que mi mente me gritaba débil, estúpida, traidora y más cosas desagradables por no haberlo matado.

—Tal vez no pudiste porque en el fondo no querías —habló con una sonrisa triste en la comisura de sus labios.

—Es imposible. Seguro no te maté porque me gusta que mi enemigo dé lucha, y no que actúe como un vil cobarde —reclamé.

—Sabes que eso de cierto, poco.

—Cállate de una puta vez —espeté antes de soltar un fuerte golpe a la pared con mi puño haciendo que mis nudillos sangraran. Miré detenidamente a Dwight, que ahora su postura se había vuelto mas rígida mientras apretaba la mandíbula.

—¿Quieres? —provoqué con una sonrisa amarga y llena de odio mientras alzaba mi mano ensangrentada—, porque a fin de cuentas eso es lo que hacen las sanguijuelas como tú, ¿no es así?

—No todos somos iguales, Scarlette.

—Lo son, unos asesinos solo para saciar su asquerosa sed.

—Eso es lo que crees, pero aún no has visto nada —dijo al fin acercándose más.

—He visto lo suficiente como para saber que son unos monstruos. Así que aléjate, vete de aquí, no quiero verte nunca en mi vida y más te vale por tu bien que así sea, porque la próxima que te vea a ti o a cualquiera de tus hermanos... no dudaré en matarlos a los tres —advertí pero él no se movió.

—Debes escuchar lo que tengo que decirte. Aunque aún no comprendo como es que alguien como tú forme parte de El Círculo Negro.

—Soy cazadora por mi cuenta y eso no te incumbe. Además lo que tengas que decir no me interesa en lo absoluto. Solo quiero que desaparezcas ahora —ordené de nuevo. Dwight estaba a punto de decir algo pero el sonido de un auto estacionándose afuera nos distrajo.
Diablos, Rachel estaba aquí.

Ella no podía ver a Dwight, sin embargo, cuando volví la vista, él ya se había marchado.

No sabia qué demonios ocurrió conmigo pero simplemente no había podido, y eso hacía que me sintiera furiosa conmigo misma por ser una estúpida cazadora débil incapaz de hacer su trabajo.

Escuché que Rachel salió de su auto y yo corrí a mi habitación, no quería hablar con nadie, pero antes saqué la estaca del mueble, se veía un orificio ahí, donde la estaca había estado pero lo dejé así y me fui.

Cuando llegué a mi dormitorio cerré de un portazo y tiré la lampara de cristal que había sobre mi tocador haciendo que varias piezas se desperdigaran por el suelo.

Luego solo me tumbé en la cama boca arriba mirando al techo, tratando de encontrar una respuesta ante mis mediocres actos.
Mis padres estarían decepcionados.

Me llevé un brazo a los ojos pero me detuve a medio camino cuando el dije de corazón resplandeció a la luz, yo me quité el brazalete furiosa y lo metí hasta el fondo de un cajón.

No estaba segura de si Dwight volvería, pero si era así no me quedaría de otra más que ir por los Wellyntong. No podía dejarlos convivir libremente con los humanos, era peligroso e iba contra mis principios.

Así que si mañana aparecían en la escuela, no me tentaría el corazón para atravesar el suyo.

* * *

Manejé con rapidez hacia la escuela y cuando estuve en el estacionamiento lo observé todo solo para confirmar que el BMW no se encontraba.

Tal vez y hasta ya se habían ido de Washington, pero aún se me hacia extraño el hecho de que se hubieran inscrito en el instituto. ¿Para qué? Seguro ya tenían siglos de existencia y los conocimientos que la escuela brindaba les eran innecesarios, ellos habían venido a este lugar con un objetivo, ¿pero cuál?

Anduve por el estacionamiento para entrar. Por suerte Honor no vendría hoy, ya que su madre la notó rara y no le quedó de otra más contarle lo de su desmayo, conociendo a su madre tal vez en estos momentos esté con el doctor.

Aunque cuando iba pasando por un auto rojo una mano me detuvo por detrás haciéndome girar bruscamente, por un segundo creí que era Dwight, pero cuando logré enfocar la vista fue solo para encontrarme con Bryan, era un chico popular que no escondía su pequeña obsesión conmigo y al que había rechazado hasta el cansancio.

—Te encontré Scarlette, quería invitarte a mi casa, haré un a pequeña fiesta —dijo y me zafé de su agarre.

—No.

Volvió a agarrarme, —Vamos será divertido, no puedes decirme siempre que no.

—Sí puedo, no me interesa así que déjame tranquila.

—Ya me cansé, vamos pequeña zorra —escupió haciendo su agarre más duro y enfurecí.

—¿Qué te crees grandísimo idiota? ¿Acaso no te basta con que te diga que no? —solté malhumorada, él me miró furioso, yo solo lancé mi codo directo a sus costillas haciendo que se doblara hacia adelante con un gruñido.

—A mí ya no me dirás que no —escupió y me reí sin darle importancia.

—No me provoques y no me vuelvas a tocar —amenacé cuando de repente alguien me agarró por la espalda, le di un fuerte golpe con mi pie sobre el suyo antes de que me liberaran,  pero gracias a esa distracción no me di cuenta cuando Bryan sacó un pequeño cilindro de su chaqueta hasta que me lo clavó en el brazo. Sentí un pequeño pinchazo y me lo saqué rápidamente, tardé unos segundos en adivinar lo que era, un sedante.
¿Pero qué mierda...?

Quise correr para al menos llegar a la escuela pero ya estaba surtiendo efecto, mis piernas se doblaron hacia adelante y me hubiera dado contra el concreto si no me hubiesen sostenido a tiempo.

—Se van a... —bostecé—, arrepentir —finalicé con voz somnolienta. Pude escuchar sus suaves risas triunfales antes de que todo se volviera negro.

Abrí mis ojos de golpe para encontrarme en una enorme habitación decorada al estilo victoriano. Las paredes eran blancas con una franja dorada, me encontraba sobre una cama blanca con dosel, enfrente había un espejo dorado y a lado una puerta de madera enorme.

¿Dónde cojones estaba? Me levanté rápidamente para comprobar que yo seguía intacta, alguien me las pagaría y muy caro.

De pronto llamaron a la puerta y busqué desesperadamente algo que me sirviera como arma, pero no logré encontrar nada útil.

El pomo de la puerta se empezó a girar y me preparé para saltar sobre quien fuera que estuviese del otro lado.

—Escuché que habías despertado —dijo Dwight entrando y yo me quedé congelada en mi posición de ataque, él en cuanto vio esto levantó sus palmas—. No te haré daño, estás a salvo —afirmó y alcé una ceja.

—¿Cómo llegué aquí? ¿Dónde estoy? ¿Tú mandaste a esos a que me secuestraran? —exigí saber y con cada palabra me ponía más furiosa solo de pensar que él estaba detrás de todo esto.

—Para empezar, eso de mandar a secuestrar chicas, no es mi estilo —respondió enarcando una ceja—, te diré que yo te salvé de que te llevaran porque cuando casualmente llegué al estacionamiento, los vi tratando de meterte a un auto... y solo terminaré diciendo que no podrán levantarse de la cama en mucho tiempo —contó con una sonrisa cómplice.

—¿Por qué me salvaste? No lo entiendo —cuestioné, no había razón para que hiciera eso por mí.

—Los cazadores debemos de ayudarnos mutuamente.

Fruncí el ceño.

—Tú eres vampiro, no un cazador —repliqué con obviedad y él se comenzó a desabrochar los botones de su camiseta.

—Mejor míralo tú misma —dijo y cuando su pecho quedó al descubierto abrí la boca helada por la sorpresa.

Allí, sobre su corazón, tenía por tatuaje un círculo con una inscripción en latín idéntico al de Alec.

Dwight era de El Círculo Negro.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro