CAPÍTULO 25 - Sangre oscura

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Dwight condujo hasta un lugar poco concurrido antes de parar el coche. Sinceramente estaba furiosa y confundida.

—Comienza a hablar —ordené acomodándome para mirarlo de frente.

—¿Recuerdas que te dije que cuando August nos sacó de los calabozos estuvimos huyendo de los cazadores por varios años? —preguntó y asentí—. Pues fuimos de país en país, de clan en clan, éramos como nómadas por así decirlo, no teníamos un lugar fijo.
Hasta que llegamos a Rusia, al clan más poderoso de aquella época en el cuál Friggia era la líder. Nos dio asilo por un tiempo, un tiempo en el que yo creí haberme enamorado por primera vez, de verdad pensaba que era amor, pero no, era como admiración o algo así y fui lo bastante estúpido como para no darme cuenta de eso. Ella usó engaños y me convenció prometiéndome que estaríamos juntos para siempre si me convertía en un mitad vampiro... —él relataba con aire ausente.

—Aguarda, ¿Friggia también es mitad? —pregunté interrumpiéndolo.

—Así es, la transformación es diferente que la de uno completo que supongo ya sabes como es  —aseguró.

—Tres mordidas y después beber sangre de vampiro.

—Esta es casi parecida pero al beber la sangre de vampiro tiene que ser hechizado por un brujo oscuro. No sé que es lo que hacen, pero es indispensable usar la magia para poder crear un mitad vampiro y la sangre tiene que ser de otro mitad. Además nosotros tenemos un nombre por el cuál nos llaman, somos conocidos como los sangre oscura —contó.

—¿Entonces a ti, a tus hermanos y a Friggia se les dice Sangre oscura? —pregunté impresionada y asintió.

—Y a todo aquél que sea mitad vampiro, obviamente —añadió y negué.

—Nunca había oído hablar de esa especie —murmuré.

—Lo ocultamos bien, aparte hay leyendas pero todos creen que solo son eso, leyendas.

—¿Y porqué no seguiste con Friggia? —quise saber.

—Porque fui tan imbécil en creer que sería el único hombre en su existencia. Pero yo era su capricho y al parecer lo sigo siendo, así como también mis hermanos... Ella quiso seducirlos pero ninguno cayó, eso la enfureció y los convirtió a la fuerza, lo que desató su furia, la de August y la mía. Mis hermanos quisieron destruirla pero yo no los dejé, si se enfrentaban a ella seguramente saldrían perdiendo, más si eran novatos. Es muy poderosa.
Después solo nos fuimos de ahí para seguir huyendo —explicó con voz amarga.

—Ella será un problema, dijo que venía por ti —dije molesta y sonrió.

—¿Acaso suenas celosa? —insinuó y resoplé sacudiendo la cabeza.

—Claro que no, solo que esto atrasará mis planes, a no ser que te quieras ir con ella entonces no sería mi problema. Puedes hacer lo que se te venga en gana, no me importa  —solté algo demasiado brusca—. Aunque que no creo que a tus hermanos les guste la idea de que ella esté aquí entonces.

—Exacto, así que te pido que no les digas nada. Yo arreglaré este asunto —ordenó y asentí. Que él hiciera lo que quisiese, de todos modos yo hablaría con ella.

—Es hora de volver —avisé mirando el cielo oscuro.
Sin decir nada arrancó el coche y se dirigió a la casa de August.
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—Les preguntaría cómo les ha ido pero viéndolos sé que no descubrieron nada nuevo —dijo Gregory en cuanto entramos y le miré mal.

—¿Y cómo te fue a ti August? —preguntó Dwight ignorando a su hermano.

—Fue un vampiro —anunció y fui hasta el sofá para sentarme a su lado—. Revisé el cuerpo de Patrick y pude descubrir ponzoña corriendo por sus venas. Así que probablemente lo mordieron antes de matarlo. Pero la pregunta aquí es: ¿quién lo habrá hecho?

Para mí solo habían tres sospechosos: Radrick, Reynald o Friggia.
La pregunta correcta sería:  ¿Por qué?

*     *     *

Narrador omnisciente

Rachel se había quedado muda por varios minutos después de que Danny le había contado el como Scarlette había ido a Londres para rescatarla a ella y buscar a su madre.
Lo peor era que su hermana estaba en una casa de cazadores del Círculo Negro.

—Necesito que me lleves con ella ahora — dijo más como en orden y Danny asintió.

Estaban en la habitación temporal que Emma le había dado para que Arthur ni ella escucharan su plática.

—Creo que lo mejor sería mañana Rachel, ya es tarde —observó  Danny mirando por la ventana.

—Bien, a primera hora me llevarás solo tú, no le digas nada a Arthur.
No quería ocasionarle más problemas a él.

—No lo haré, tranquila, será mejor que te alistes —habló Danny antes de salir a la sala de estar para tomar una siesta y llevar a Rachel con Scarlette.

Arthur y Emma seguían conversando. Ella iba a ir hacia ellos hasta que tocaron la puerta fuertemente.
Danny se dirigió para abrirla y se  encontró a su abuelo Deverus con cinco cazadores más.

—Hola querida nieta —dijo él con una sonrisa amarga.

*     *     *

(Scarlette)

Era tarde pero eso no me impidió escabullirme de la casa y correr por la acera. Habría tomado un auto pero hubiera hecho demasiado ruido y me hubieran atrapado. Así que tomé un taxi y ordené a que me llevara al mismo lugar al que había prometido que regresaría, con Friggia.

Cuando llegué, la mujer que se llamaba Olivia no le sorprendió verme allí, tampoco me dijo ni una palabra, solo me llevó hacia adentr. Pero ahora me condujo hasta una gran habitación de espacio abierto en donde habían dos sofás grandes de cuero rojo.

Friggia estaba con el mismo vestido escarlata de mis sueños bebiendo de una copa que tenia un liquido carmesí, sangre.

—Me preguntaba cuánto tardarías en venir—murmuró sin verme.

Olivia solo me hizo ademán a que me acercara antes de irse dejándonos solas.

—¿Qué puedo decir? Estar alejada de ti es como una tortura —bufé.

—Eres lista Scarlette Bloodwod, me recuerdas a tus padres, pero más a tu madre —soltó y se me fue el aire.

—¿Cómo es que tú... —no pude terminar y rió.

—Un día fui a Washington. Me enteré de que ahí estaban los cazadores que tenían la piedra de la noche, así que hice varios asesinatos para que tus padres buscaran a los vampiros culpables, les tendí una trampa y maté a tu padre.
Pero cuando le pregunté a tu madre sobre la piedra no quiso decirme así que la convertí en una sangre oscura... —confesó riendo y sentí que hervía por dentro—.
Pero la maldita se escapó, así que después te busqué a ti y a tu hermana, pero los amuletos onuxor me impiden localizarlas, hasta que un día Radrick te encontró y te quitó el tuyo. Así era el plan y ahora estás aquí, justo como yo quería.

Esta maldita había asesinado a mis padres, me imaginaba todo excepto esto.

—Yo fui la causante de tus pesadillas, yo me posesioné del cuerpo de tu hermana y yo fui la voz que escuchaste en tu cabeza antes de que desmayaras. Ahora querida, tú serás mi boleto a la piedra —aseguró.

—Lástima porque no sé en dónde está —dije amargamente y sonrió.

—Tú no, pero como dijo Oklinazz, tu madre sí, y en cuánto se entere de que yo te tengo, ella vendrá, puedes estar segura de eso.

—Tú y Radrick se conocen —dije pero sonó más como una pregunta.

—Querida, él y Reynald son mis hermanos —anunció y sentí mi mundo caer. Era demasiado.

—Te destruiré. Juro por mi hermana que te arrepentirás de haberme causado tanto daño —gruñí—. ¡Los haré pagar a todos ustedes! —grité furiosa antes de saltar sobre ella.

Aquí era morir o matar.

*     *     *

Narrador omnisciente

—¡Corre! Busca a tu hermana. —Es lo que Arthur le había dicho a Rachel antes de dejar que se escapara.

Su padre no la había atrapado, pero no podía decir lo mismo sobre Danny y Emma, que estaban metidas en un calabozo al igual que él.

Irónico, ahora todos lo creían un traidor, jamás llegaría a ser la cabeza del consejo, aunque no es como si le molestara. Nunca había querido tomar el poder, así que después de todo es como si le hubieran quitado un peso de encima.

No sabía cómo los habían atrapado, pero lo más seguro es que los hubieran seguido.

Solo podía pensar en una cosa y esa era la chica de pelo negro que había rescatado y que ahora estaba afuera y él adentro.
No sabía lo que le pasaba con ella solo que quería verla a salvo.

—Debo estar volviéndome loco —murmuró para sí haciendo que las paredes de piedra que lo rodeaban hicieran eco.

—Al menos lo reconoces —la voz de Deverus sonó afuera haciendo que Arthur se levantara para verlo de frente—. ¿Dónde está la traidora? —exigió luego.

—No lo sé padre —dijo serio.

—No me llames así, tú ya no eres mi hijo traidor, y como cualquier traidor pagarás como tal —replicó Deverus inexpresivo sacando los cables con púas que usaba para azotar y torturar a los prisioneros. Eso es lo que Arthur necesitaba para entrar en razón.

Arthur no se amedrentó con eso. Solo sabía que ese día no estaría entre sus favoritos.

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