CAPÍTULO 24 - Seraphine o Friggia

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La calle en la que nos encontrábamos era solitaria y la dirección anotada era de una gran mansión, muy diferente de la última a la que fuimos con Reynald ya que esa se veía abandonada y descuidada
Pero esta era todo lo contrario, grande y elegante, tenía un enorme espacio para solo el jardín, que estaba muy bien cuidado, parecía el hogar de una familia numerosa y rica, aunque eran solo vampiros. Y quizá eso explicaba lo costosa que se miraba.

—Llevan la buena vida —susurré irónica.

Este era el sexto lugar que recorríamos. Habíamos ido a algunos almacenes, bares, simples casas, y en ninguna pudieron darnos información.

Yo sin embargo, me sentía inquieta, en primera porque no habíamos descubierto nada, y en segunda porque no podía sacar mi estaca y matarlos a todos, según Dwight veníamos en son de paz, patético.

Ahora estábamos frente a la enorme reja de metal esperando a que nos abrieran.

De pronto una mujer castaña con traje de mucama salió. Que extraña...

—Queremos ver a... —empezó a decir Dwight mirando la hoja de Patrick, porque aparte de los lugares, tenía el nombre de los líderes de los clanes—, Seraphine —finalizó, la mujer nos miró más detenidamente, era humana, no necesitaba un amuleto para adivinarlo.
¿Qué hacía una humana con un clan de chupasangres?

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó amable mirándolo a él.

—Soy Dwight Wellyntong —informó, la mujer abrió más los ojos.

—Un Wellyntong... —susurró sorprendida y sin más nos dejó pasar.

—Al parecer ustedes son famosos —le dije entrecerrando los ojos y él se encogió de hombros restándole importancia.

La mujer nos llevó adentro y vaya que era una increíble casa. Aunque no veía a nadie más aparte del guardia de entrada que sin duda era vampiro.

Nos dirigimos a un gran despacho y se fue sin decir nada. Pero que mujer más rara...

—¿Conoces a la tal Seraphine? —quise saber y negó.

—No, pero al parecer ella sí nos conoce a nosotros, tal vez a Agust o...  —murmuró pero la puerta se abrió dejando a la vista a una vampiresa de pelo y ojos negros y un largo vestido también negro, era amante del negro sin duda. ¿Qué se creía? ¿Una vampiro emo?

Aunque su rostro era hermoso, tanto que dolía verlo... y ya lo había visto antes ¡Que diablos!
Era la misma chupasangre con la que había soñado, miré a Dwight que la observaba sorprendido y tenso.

—¡Dwight querido, ¿cuánto tiempo?! —exclamó ella dándole un abrazo que él no respondió porque seguía sin habla—. ¿Qué te pasa? ¿Te comieron la lengua los lobos? —se burló.

—¿Friggia? —preguntó él incrédulo y ella sonrió. ¿Friggia? ¿No se llamaba Seraphine?

—Hace setenta años que no te veía. No has cambiado nada... de hecho no he encontrado a nadie que sea como tu —ronroneó seductora y sentí que hervía por dentro, yo me aclaré la garganta porque se habían olvidado de mí y sonrió antes de mirarme.

—Oh, una cazadora...

—¿Ustedes se conocen? —cuestioné cortándola y ella se acercó más a él.

—Claro, verás niña... Dwight y yo fuimos pareja hace tiempo... —contó y los miré boquiabierta.

—Ella me transformó en mitad vampiro —la interrumpió con voz seca. Esa tal Friggia no dejaba de sonreír y me dieron ganas de golpearla.

—Fue un deseo de los dos. ¿No es así querido? —susurró antes de tomarlo del rostro y besarlo.

¡¿Que carajos?!

* * *

Narrador omnisciente

Arthur y Danny se encontraban frente a Deverus mientras este hablaba furioso sobre el escape de Rachel.

—Alguien tuvo que ayudarle, no se pudo escapar por sí sola —se quejó y Arthur asintió serio.

—Claro padre, encontraremos al traidor —aseguró pero por dentro se sentía nervioso, si lo descubrían estaría perdido.

—¿Qué tal tu pequeña? ¿Segura que no sabes nada? —comentó Deverus insinuando con la mirada hacia Danny, él sabía que su nieta era débil e incompetente, sería fácil para ella dejarla libre.

—Tal vez no sea la cazadora que esperas abuelo, pero nunca te traicionaría de ese modo —soltó molesta y Deverus la observó hasta que suspiró furioso.

—Bien, en ese caso, ustedes dos la buscarán y la traerán de vuelta, así como también encontraran al traidor que la dejó ir —ordenó y ambos salieron.

Danny estaba confundida, no sabía quién podía haberla ayudado o peor, matado, porque no todos los del círculo tenían un corazón bondadoso. Se mordió el labio con incomodidad de solo pensar que la mentira que le dijo a Scarlette podía hacerse realidad.

—Danny necesito hablar contigo —dijo Arthur en voz baja para que solo ella escuchara.

—¿De qué? —preguntó temblorosa, él no le dijo nada, solamente la tomó del brazo y la dirigió hacia el estacionamiento. Danny no sabía lo que haría así que no estaba muy cómoda ni segura pero de todas formas lo siguió sin replicar.

Salieron del Palacio para que nadie pudiera oírlos y Arthur comenzó a caminar por las calles llenas de gente y turistas.

—¿A dónde vamos? —interrogó al fin y él la miró sobre el hombro.

—A ver a Rachel —respondió y Danny se detuvo un segundo antes de correr para alcanzarlo.

—¿C... cómo? —tartamudeó y su tío le dio una sonrisa cómplice—. Tú la sacaste —adivinó ella sin poder creerlo.

—Así es. Las escuché hablar el otro día y... no lo sé, simplemente no pude dejarla ahí. No se lo digas a Deverus —advirtió y ella sonrió feliz al saber que él no era igual que su abuelo.

—No te preocupes —lo tranquilizó.

Tomaron un taxi y Arthur le indicó la dirección de Emma.

Cuándo llegaron Danny tocó la puerta impaciente hasta que Emma abrió mirándola sorprendida, ya se conocían.

—¿Danielle?  —preguntó Emma pero Danny  solo asintió en saludo y entró para encontrar a Rachel comiendo un emparedado en la cocina.

—¡Rachel! —dijo efusiva dándole un fuerte abrazo, Rachel casi se atragantó pero se lo devolvió extrañada.

—¿Danny qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste?

—Mi tío me lo dijo —anunció señalando a Arthur y Emma al oír eso lo miró molesta—, por cierto deberías ir a ver a Scarlette, se puso terrible con la noticia de tu muerte —añadió y Rachel asintió, ahora que estaba libre podía hablar con su hermana.

—Sí, llévame con ella —pidió.

—Ahora no la encontrarás, está en busca de su madre por todo Londres. No es fácil encontrar a un vampiro sobre todo los clanes tan rápido, ¿Sabes? Verás, es que... —comenzó a explicar.

—¡¿Mamá está viva?!  —exclamó costernada algo demasiado alto y Danny se maldijo al darse cuenta de que no sabía nada.

* * *

(Scarlette)

No estoy celosa, no lo estaba, solo miraba a esa maldita vampiro besar a Dwight, así que no estaba celosa.

Claro que no.

Dwight la apartó de él mientras negaba.

—¿Qué haces? Lo nuestro acabó hace décadas —dijo irritado y por dentro me alegré.

—Donde hubo fuego cenizas quedan, ¿no? —insinuó antes de mirarme—. ¿O será más bien que ya encontraste el amor de nuevo? —preguntó dulcemente.

—Si es así no es tu problema Friggia. Y lo que tuve contigo jamás fue amor.

—Señora Seraphine le llaman —anunció la mujer que nos había llevado hasta ahí mientras entraba.

—Ahora que nadie me moleste Olivia —ordenó y la mujer volvió a irse no sin antes dirigirnos una mirada nerviosa.

—¿Seraphine? Ese no es tu nombre —comentó Dwight y Friggia sonrió.

—Sabes que no mantengo el mismo por mucho tiempo. Aunque solo pocos saben el verdadero, como tú.

Y yo...

—¿Qué haces en Londres? La última vez que nos vimos fue en Rusia —exigió él.

—La última vez que nos vimos fue hace muchos años querido. Pero estoy aquí por ti, he venido a buscarte —dijo por primera vez seria y Dwight soltó una risa amarga.

—No esperes que crea eso —replicó.

—Es toda la verdad, pero eso lo veremos después. Mejor díganme a que han venido.

—A nada, tu no eres de fiar —espeté y me miró desafiante. Yo me lancé sobre ella empujándola contra una pared poniendo mi brazo en su cuello de modo que la ahorcaba. Lo hice tan veloz que ni la propia Friggia se lo esperaba ya que por solo un segundo levantó las cejas sorprendida.
Pero luego sonrió.

—Scarlette, basta —advirtió Dwight pero lo ignoré.

—Ahora mismo me dirás porqué invades mis sueños —ordené y rió.

—Yo no he hecho nada niña loca —gruñó.

—Claro que sí, no mientas.

—Si es así, no he sido yo —habló tranquila, quería golpearla pero unas manos me agarraron por detrás haciendo que la soltara.

—¡Déjame, voy a destrozarla!  Está mintiendo —repliqué.

—Cálmate, ¿qué pasa contigo? —preguntó él y me sacudí de su agarre.

—Vendré a por ti —amenacé antes de salir de ahí. No entendía nada, solo sabía que si me quedaba mas tiempo terminaría haciendo un caos. Sí, uno mayor.

—Espera Scarlette —me llamó Dwight mientras yo iba hacia el auto. Me tomó del brazo y me giró hacia él.

—Puedes quedarte si quieres, no me interesa nada lo que hagas con esa zorra —solté.

—Dime qué te pasó allá dentro —ordenó.

—Esa maldita se ha metido en mi cabeza mientras duermo causándome pesadillas —expliqué.

—No es posible.

—Claro, debí imaginar que no me creerías —le corté furiosa—, no sé lo que pasa con ella pero voy a averiguarlo—añadí—. Además me debes una explicación sobre eso de que ella fue la que te convirtió.

—Y lo haré, pero por favor tranquilízate —suplicó.

—Sácame de aquí —pedí impotente prometiéndome que volvería sola.

Si Friggia era la culpable de ese sueño haría que deseara no haberlo hecho nunca.

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