Capítulo 11

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El frío y la humedad caló el pelaje de Zarpa de Fuego.

A su lado se encontraba Zarpa Tormenta. La joven aprendiza tenía la mirada perdida y triste. Se notaba que estaba completamente destrozada y triste por lo ocurrido.

Se inclinó un poco y tocó el costado de su hermana con su hocico. Quería reconfortarla, pero no sabía cómo.

Se sentía demasiado exhausto y triste como para hacer más. Su pelaje aún continuaba algo mojado, recordaba el horror que había sentido cuando estaba a punto de ahogarse, y que Zarpa Enlodada le había rescatado y salvado la vida. Ni siquiera la había visto para poder agradecerle por eso.

Se levantó silenciosamente dejando a su hermana. «Necesita tiempo», pensó.

Inclinando la cabeza ante el cuerpo de la antigua curandera, se apartó y continuó.

No tardó mucho en encontrar a Zarpa Enlodada. La joven estaba recostada entre una grieta de una roca, a su lado estaba Manto Serpenteado.

Su pelaje se erizó y no supo por qué. Tal vez era por lo que el guerrero le había preguntado acerca de Zarpa Enlodada, no era que fuese protector, simplemente no se fiaba del todo de éste.

El guerrero limpiaba con delicadeza el pelaje de la joven. Zarpa Enlodada parecía estar dormida, así que su desconfianza comenzó a crecer aún más. ¿Por qué Manto Serpenteado estaba tan preocupado e interesado por la aprendiza?

Se acercó intentando parecer normal, quería asegurarse de que su amiga estuviese bien bajo las zarpas del guerrero.

– Eh, hola Manto Serpenteado –. Saludó formalmente.

– Hola, Zarpa de Fuego –. Le respondió el saludo tranquilamente.

– Zarpa Enlodada está bien, ¿verdad? –. Murmuró intentando sonar preocupado.

– Oh, si, claro, está muy bien. Se quedó dormida, y no la culpo, esta noche fue terrible. Aproveché para cuidarla un poco –. Dijo sonriendo.

– Oh vale –. Dijo con tono un poco seco.

Giró y se alejó. Las respuestas de Manto Serpenteado no lo habían dejado del todo tranquilo, pero al menos sabía que el guerrero no sería capaz de hacerle daño a su propia compañera de Clan.

– ¡Hey! Zarpa de Fuego –. Estrella Moteada lo llamó desde donde estaban los líderes y lugartenientes.

Se miró nervioso las patas y luego asintió dirigiéndose a su líder.

– ¿Si, Estrella Moteada? –. Preguntó nervioso.

– Él, es mi aprendiz ahora, tiene algo especial, estoy segura de eso –. Estrella Moteada observó a los líderes seriamente.

– ¿Estás insinuando que un aprendiz podría hacer que todos volvamos a nuestros campamentos? –. Gruñó Estrella Diurna malhumorado.

– No es que no crea en la magia y el poder… pero tampoco me parece que sea algo que ocurrirá –. Coincidió Estrella de Arroyo.

Estrella Moteada agitó la cola con desesperación. – No es lo que pretendo decir, pero…

– Y dime, ¿Hás tenido cosas especiales? Ya sabes, sueños, visiones… –. Interrumpió Corazón Mellado en dirección a él.

El lugarteniente del Clan del Río lo miró con curiosidad.

Se sintió nervioso ante las miradas de todos. No se encontraba simplemente rodeado de guerreros comunes y corrientes, sino de líderes y lugartenientes.

– No exactamente… –. Respondió no muy seguro de si contarles a los demás acerca de sus sueños proféticos y de los Cuatro Elegidos.

Cada día se levantaba intentando pensar en que él era un gato común y corriente, y que probablemente la profecía le había llegado por equivocación.

– Ummm… no suena muy interesante… tal vez simplemente sea un aprendiz normal, sin nada especial –. Murmuró Estrella Diurna.

Estrella Moteada fulminó al líder. – No me refiero a que este aprendiz pueda devolvernos nuestros campamentos. Hay algo más, una amenaza… El Clan Oscuro –. Respondió finalmente.

– ¿El Clan Oscuro? Debe de ser una broma –. Estrella Diurna soltó una carcajada.

Estrella de Arroyo apartó un poco a Estrella Diurna y se acercó a Estrella Moteada. – Siento mucho la falta de respeto de Estrella Diurna, pero no sé a qué te refieres con respecto al Clan Oscuro –.

Estrella Diurna le lanzó una mirada mordaz al líder del Clan del Río, pero no dijo nada.

– Probablemente no lo sepan… pero sabemos más acerca del Clan Oscuro de lo que ustedes saben –. Explicó Estrella Moteada.

– ¿Más? –. Estrella de Arroyo miró a la líder confundido.

– Cuando partíamos a la Asamblea nos encontramos con su nuevo líder, pero no de la mejor forma –. Dijo Tormenta de Fuego.

– Su líder es alguien que desconocemos al completo, no sabemos de lo que es capaz y lo que pueda hacer. Lo único que sabemos es que está preparando un plan de venganza para nosotros –. Estrella Moteada agachó las orejas.

– Y… ¿Quién es su líder? –. Preguntó Estrella Diurna.

– Es complicado de explicar… pero fue uno de nuestros guerreros –. Le contestó Estrella Moteada con nerviosismo.

– ¿Cómo? Lo siento Estrella Moteada, pero no estoy comprendiendo nada –. Se disculpó Estrella de Arroyo.

– Su líder fue uno de nuestros guerreros. Él fue exiliado después de haber cometido una gran falta al código guerrero. Creemos que es una venganza y que el Clan del Trueno está en peligro –. Dijo Tormenta de Fuego respondiendo por Estrella Moteada.

– ¿Y quién es ese guerrero y qué tanto lo conocen? –. Preguntó Eclipsada quien por primera vez hablaba.

– Probablemente lo conozcan… actualmente se llama Acecho de Ratón y…

– ¡Acecho de Ratón! –. Estrella Diurna se cayó de la risa. – Por el Clan Estelar, ¿qué clase de nombre es ese?

– Fue su nombre que recibió como castigo después de su exilio –. Gruñó Estrella Moteada con el ceño fruncido.

– Si, pero se llamaba Acecho, o más bien Acecho Veloz –. Tormenta de Fuego sacudió levemente la cola. – Y pensábamos que lo conocíamos… pero después de tanto tiempo sin verlo, creo que nos equivocamos.

– Este lugar está inundando, estamos débiles, no tenemos campamento, y estamos desprotegidos. El Clan Oscuro podría atacar. Así que propongo brindar protección al Clan del Trueno –. Dijo solemne Estrella de Arroyo.

– Estrella de Hielo no está aquí… pero seguro que él diría algo similar a lo que diré: El Clan del Viento se unirá al Clan del Trueno y al Clan del Río, jurando mantener una tregua y alianza frente a cualquier peligro –. Eclipsada entrechocó su hocico con el de Estrella Moteada.

– ¿Qué hay de ti, Estrella Diurna? –. Ronroneó Corazón Mellado.

El líder miró un poco dubitativo. Arañó la roca debajo de él con recelo.

– Oh, está bien –. Suspiró el líder negro. – Mi Clan se compromete a brindar apoyo a los tres Clanes frente a cualquier peligro –. Dijo malhumorado.

– Muchas gracias, enserio, a todos. No sé que hubiese pasado sin su ayuda –. Ronroneó Estrella Moteada agradecida.

– Si, no hay problema, ahora todos estamos unidos –. Dijeron Estrella de Arroyo y Eclipsada al unísono, Estrella Diurna se les unió con menos entusiasmo.

Él se había perdido tanto en la plática que había olvidado el sueño y hambre que tenía.

Aún faltaba un poco para que amaneciera, y probablemente no habría presas. Aunque la inundación ya estaba pasando, todo se veía fangoso y húmedo. Mientras tanto la lluvia había cesado.

Abrió la boca en un gran bostezo. Estrella Moteada debió de haberlo visto pues inclinó levemente la cabeza.
– Puedes marcharte, Zarpa de Fuego.

Con un bostezo asintió agradecido a su mentora y líder. Inclinó la cabeza ante los líderes y lugartenientes y se retiró.

Saltó sobre una roca y vió una grieta. Estaba vacía y parecía ser un lugar seco y con aspecto cálido.

Se coló por esta y se acurrucó con la cola encima de la naríz. Necesitaba descansar mucho.

A pesar de que lo intentaba, el constante miedo de imaginar que todo se inundaba y que después se ahogaba y quedaba atrapado en una grieta. Le había tomado fobia al agua.

Tan sólo la sensación de horror y de desesperación lo consumían.

Nunca volvería a entrar al agua en su vida, y si lo hacía sería únicamente por una emergencia, no más.

Por fin pudo conciliar el sueño… una suave ola lo engulló en un sueño tranquilo…

Continuará…

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