Capítulo 12

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Una sacudida la despertó. Los vientos alborotaban su pelaje como fría escarcha.

Al abrir los ojos esperaba ver nieve a su alrededor o la roca en la que había dormido. Sin embargo lo que vió fue distinto.

Un amargo aroma que se le filtró por la nariz hizo que arrugara el entrecejo asqueada. El olor poco a poco se fue intensificando hasta que lo reconoció como sangre.

Observó el lugar en el que se encontraba. Era un bosque de altos árboles. Tenía las cortezas podridas y cerca de ahí crecían unos extraños hongos de aspecto luminoso que relucían provocando sombras aterradoras.

El cielo se encontraba sumido en un rojo oscuro, y la luna que se suponía brillar plateada, relucía de un rojo escarlata.

El bosque lucía extraño y aterrador. Espesa niebla se acumulaba bloqueando su vista hacia el resto del bosque.

Los arbustos se mecían alborotados. Y cuando pensaba que un conejo o ratón iba a salir de ahí, el movimiento desaparecía revelando que no había nada vivo más que árboles y arbustos con extrañas hojas.

Aquel bosque aterrador y fantasmal parecía estar completamente solo y abandonado, y no se atrevía a intentar buscar señales de vida.

Aquel no era el Clan Estelar, eso seguro. Nunca había visto el territorio del mismo, pero se suponía ser brillante y hecho de luz Estelar, cosa que ahí no había en absoluto.

La valentía encendió su corazón y se dispuso a avanzar siguiendo el pequeño sendero que se formaba a través del bosque.

Zarpa Enlodada captó con un sobresalto que la niebla se había comenzado a envolver en ella, como si tuviera vida propia.

Retrocedió un poco y sacudió la cola bruscamente para ahuyentar aquella espesa niebla.

El aroma a sangre se fue difuminando, aunque otro olor ocupó su lugar.

El espeso bosque tenía pinta de no tener fin. Los árboles lucían marcas de garras que aparentaban formar rostros horribles junto con las sombras.

Una especie de matas se cruzaron en su camino. Poseían bayas extrañas y que nunca había visto, sin embargo no se atrevió a tocarlas. En un bosque como aquel, lo peor que podrías hacer es fiarte de algo desconocido.

El sendero se fue estrechando hasta que se perdió y desembocó en un claro.

Los árboles crecían curvados, manteniendo encerrado el lugar, y haciendo la única entrada por donde estaba ella.

Avanzó con alerta hacia el claro. Parecía tranquilo. Una enorme roca se encontraba en el claro. Ésta lucía una hermosa corona de unas extrañas gemas rojas que brillaban de una forma hermosa.

Se acercó más hacia el centro. Quería tomar una de esas preciosas rocas tan brillantes.

Se inclinó mordiendo una e intentando arrancarla. Aunque ni siquiera sabía para qué la estaba tomando. Cuando se despertara todo se borraría. Aún así siguió intentando.

A pesar de que usaba toda su fuerza no lo consiguió. Con un suspiro de desgane y decepción, estaba a punto de marcharse cuando una voz atrás de ella le dijo:

– ¿Te vas tan rápido, querida? –.

Se giró en guardia erizando el pelaje y desenvainando las garras. Puede que no supiera muchas técnicas de lucha, pero sabía algo de defenderse.

– ¿Quién eres? –. Gruñó sin bajar la guardia.

– Hey, tranquila linda. Me llamo Luminosa. No pretendo hacerte daño –. Ronroneó tranquilamente.

– ¿Y yo cómo sé que no estás mintiendo? –. Le espetó.

– Porque si yo hubiese querido hacerte daño ya le hubiera dicho a mis amigos –. Maulló señalando por detrás de ella.

Se giró alertada y aterrada solo para contemplar a tres musculosos gatos de aspecto oscuro y desafiante.

Retrocedió asustada chocando contra la roca.

– No te haremos daño –. Dijo uno de los tres que resultaba ser un gato de pelaje negro como la noche más oscura.

Ella no respondió. No conocía a esos gatos, y no se fiaba de ellos.
Sintió como temblaba de miedo y confusión. No tenía ayuda de nadie, y no tendría oportunidad de vencer a los cuatro sola.

Sintió un roce de pelaje contra el suyo. La gata que se hacía llamar Luminosa estaba a su lado contemplándola con calidez.

– No te haremos nada, querida. Es una promesa –. Le volvió a decir.

Sus ojos azules la hipnotizaron y le dieron una confianza que no esperaba sentir.

Envainó las garras de nuevo y su pelaje se alisó con tranquilidad.
Se relajó suavemente dejando que la gata la guiara hacia el centro.

Los otros gatos la rodearon tranquilamente. No parecían agresivos, ni tampoco que quisieran hacerle daño.

– Venimos a hacerte una propuesta –. Ronroneó un poderoso gato gris.

Ella asintió. – ¿Qué? –.

– Antes, hay que presentarnos, conozco tu nombre, pero tú no nos conoces a nosotros –. Le respondió éste suavemente.

– Yo soy Zarpa Enlodada –. Maulló firmemente.

El guerrero inclinó la cabeza ante ella. – Mi nombre es Paso de Alce. Él es Pico Afilado –. Señaló al que había hablado. – Y este de acá es Reflejo Solar –. Ronroneó señalando a un guerrero rojizo que poseía una cicatriz que le dividía la cara en dos.

Reflejo Solar también inclinó la cabeza ante ella cortésmente.

La cola de Luminosa pasó por su costado provocandole un escalofrío.
– Escucha, hemos visto mucho de ti. Tienes un gran potencial, y creemos que sería bueno explotarlo al máximo –.

– De los gatos que han entrado aquí, salen siendo poderosos guerreros imbatibles –. Maulló Reflejo Solar.

La idea de impresionar a sus compañeros pero por encima a sus padres la deleitó. Quería ser poderosa, llegar a liderar algún día su Clan. Quería vencer sola a la supuesta oscuridad, y por encima de todo, quería derrotar al líder del que supuestamente todos temían.

Su cola se sacudió con emoción. Asintió mirando con firmeza a los cuatro guerreros.
– Me parece bien, quiero que me entrenen –.

Los guerreros oscuros la miraron con un destello en los ojos.

– Este es el Bosque Oscuro. Sabemos lo que vives constantemente, las burlas de tu hermana, y el desprecio de tus padres. Pero no te preocupes, todos aquí pasamos por algo similar y estamos dispuestos a ayudarte, y sobre todo a ser tu familia –. Paso de Alce pasó la cola por su lomo. El aroma del guerrero la rodeó junto con sus palabras.

"A ser tu familia" Siempre había buscado algo así, que alguien quisiera ser su amigo, hermano, en pocas palabras familia. Además no tenía nada que perder, podría entrenar y a la vez conocer más acerca de aquellos guerreros, no era todo tan malo.

– Entrenarás conmigo cada noche, querida –. Dijo Luminosa dulcemente.

– ¿Por qué no puedo entrenar de día? –. Preguntó nerviosa. No quería tener que desvelarse por las noches, y más aún sabiendo que formaba parte de una profecía.

– Porque de día tienes que hacer tus labores y proteger a tu Clan, ¿No? –. Reflejo Solar la miró con un extraño destello que no supo descifrar.

– Está bien –. Zarpa Enlodada agachó las orejas sin más. – Entonces nos veremos otra vez en la noche –.

Todos asintieron inclinando las cabezas ante ella en forma de despedida.

Fue lo último que vió antes de que una sacudida la despertara.

Al abrir los ojos se encontró cara a cara con Manto Serpenteado. El guerrero la miró cálidamente.

– ¿Cómo dormiste? –. Dijo dándole un lametón.

– Bien, gracias –. Ronroneó.

No había razón por estar  malhumorada o cosas así. Su visita con el Bosque Oscuro le había levantado el ánimo, por fin podría sentir que alguien al menos la valoraba.

– ¿Quieres salir a cazar conmigo? –. Preguntó Manto Serpenteado nervioso.

– Seguro –. Maulló incorporándose.

Salió de la grieta seguida del guerrero.
Se sorprendió al ver a los cuatro clanes juntos y ayudándose.

Había varias patrullas listas para salir, pero estas patrullas estaban conformadas por guerreros y aprendices de todos los Clanes.

– Se llaman patrullas Mixtas. Los lugartenientes decidieron hacerlas para estar más seguros. Estrella Moteada le contó a los demás acerca de la amenaza del Clan Oscuro, y todos decidieron ayudarnos –. Explicó Manto Serpenteado como si le hubiese leído el pensamiento.

– ¿Todos? ¿Incluso el Clan de la Sombra? –. Dijo sorprendida.

Manto Serpenteado asintió. – Si, incluso ellos, es sorprendente, ¿Verdad? –.

– Vamos a cazar –. Ronroneó. – Espero que haya suficientes presas para alimentar a los cuatro clanes –. Murmuró.

– Con la inundación todas las presas terrestres se fueron –. Susurró el guerrero.

– Pero podemos cazar aves –. Propuso. – ¿Una carrera? El quien cace la primera presa ¡gana!.

– Suena bien –. Aulló Manto Serpenteado con emoción.

Ella salió disparada sin esperarlo. Bajó de la enorme roca hacia el suelo, la inundación había desaparecido, pero en su lugar había dejado todo lodoso y húmedo.

Ignoró el lodo y continuó avanzando. Manto Serpenteado corría trás de ella con determinación.

No iba a permitir que un guerrero le ganara en algo que era tan buena, así que aceleró la velocidad.

Patinó estando a punto de resbalar pero se aferró clavando las garras en el barro.

Manto Serpenteado la rebasó por detrás. – Tendrás que ser mucho más rápida para ganarle al mejor guerrero del Clan del Trueno –. Bromeó éste.

– ¿Mejor? ¡Ja! ¡Esa soy yo!, bola de pelos –. Ronroneó con risa.

Sin embargo de la nada perdió el control y el barro la hizo resbalar velozmente. Se intentó frenar con la rama de un árbol pero acabó yendo más rápido.

Al cabo acabó chocando contra Manto Serpenteado quien soltó un grito de sorpresa.

Los dos se fueron a estampar contra una enorme roca.

– Lo siento –. Dijo nerviosa y apenada.

– No te preocupes, fue divertido –. Ronroneó el guerrero.

Éste la miró sosteniendo su mirada.
De repente ella se sintió más nerviosa que nunca, los ojos de Manto Serpenteado brillaban con calidez, pero por encima de todo había una expresión que no sabía descifrar.
Le sostuvo la mirada por un tiempo en la que se vió a si misma con una sensación que nunca había experimentado.

– ¡Zarpa Enlodada! ¡Manto Serpenteado! ¿Están aquí? –. Gritó una voz que reconoció como la de Zarpa de Fuego.

Al instante Manto Serpenteado se separó de ella dejándola de mirar algo avergonzado.

Observó como Zarpa de Fuego aparecía corriendo por detrás de unos arbustos llenos de barro.

– Ufff, están aquí –. Suspiró aliviado.

– ¿Para qué nos querías? –. Murmuró ella.

– Solamente para ver si podría unirme a ustedes a cazar… –. Ronroneó. – No interrumpo nada, ¿Verdad?.

– No, solamente un momento especial –. Manto Serpenteado hizo una mueca y gruñó lo último entre dientes.

Zarpa de Fuego fulminó con la mirada al guerrero, no parecía que le cayese muy bien del todo.

– Puedes venir –. Ronroneó ella con entusiasmo.

Los tres se pusieron en marcha hacia el bosque. Esperaban encontrar varias presas y poder cazar algo rápido.

Solamente el Clan Estelar sabía que pasaría después…



Continuará…





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