Capítulo 6

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Después de su entrenamiento, había regresado al campamento muy orgullosa por su captura.

Esperaba poder enseñárselo a sus padres.

Zarpa de Fuego apareció corriendo en dirección a ella. Parecía alarmado.

– ¿Que sucede? –. Murmuró preocupada.

– Tengo dos noticias –. Dijo Zarpa de Fuego jadeando.

– ¿Cuáles? –. Preguntó.

– Soleado está en la guarida de los curanderos, estaba cazando y un conejo le arañó los ojos –. Dijo el rojizo.

El horror encendió el corazón de Zarpa Enlodada.

Zarpa de Fuego iba a decirle algo más sin embargo ella ya había salido disparada rumbo a la guarida para ver a su hermano.

Al llegar vió a Perlada y Corazón Florecido mirando con preocupación a Oreja Parda, la Curandera tenía las orejas gachas y susurraba algo con preocupación.

A su lado apareció Zarpa de Nieve derrapando sobre la nieve. – ¿Cómo está Soleado? –. Aulló desesperadamente.

Oreja Parda se volvió hacia la familia. – El conejo le destrozó los ojos completamente, no creo que pueda hacer mucho por él… esto estará en patas del Clan Estelar –. Susurró.

Corazón Florecido asintió inclinando la cabeza con respeto ante la Curandera. – Gracias Oreja Parda –.

La Curandera asintió y volvió a internarse en su guarida.

Con un nudo en la garganta regresó al claro. Recordó lo que tenía planeado hacer, enseñarle a Corazón Florecido y Perlada su buena captura.

Corrió hacia sus padres con orgullo. Quería que vieran lo capaz que sería de ser una buena cazadora en un futuro.

Zarpa de Nieve también surgió con su resbaladizo pez colgándole de las fauces.

No es un gato del Clan del Río, no tiene ni siquiera porque cazar presas que no nos corresponde, pensó.

La joven también se dirigía hacia sus padres, así que se dió prisa, quería ser la primera.

Llegó barriendo la nieve con las zarpas traseras y deteniéndose con determinación. Su presa colgaba inerte de su boca y lucía buena y apetitosa.

Zarpa de Nieve miró a sus padres con orgullo y dijo. – Miren lo que he cazado. Flor de Ceniza dice que seré una excelente cazadora, y que en un futuro tal vez pueda cazar peces –. Ronroneó.

Ella no se iba a quedar atrás, así que también soltó levemente su captura y los miró. – También yo casé esto, es una de las presas más complicadas, y Tormenta de Fuego piensa que soy una gran cazadora –. Maulló orgullosa.

A Perlada le brillaron los ojos con orgullo. – Eso es mi pequeña, sé que serás una gran cazadora –.

Corazón Florecido también ronroneó gustosamente. – Muy bien hija, te convertirás en una gran cazadora dentro de poco –.

"Hija" esa palabra no era una expresión para dos. La tristeza y horror la invadió cuando se dió cuenta de que se lo estaban diciendo únicamente a Zarpa de Nieve.

Ni siquiera le prestaron ni la más mínima atención, los dos estaban felicitando y lamiendo a Zarpa de Nieve.

– ¿Pero qué hay de mí? –. Susurró con tristeza, pero ni siquiera eso escucharon.

Se alejó cabizbaja hacia el montón de carne fresca y depositó su inútil captura ahí.

El dolor abrumaba su corazón.
Con gran tristeza se dirigió a la guarida de Oreja Parda, estaba pensando en visitar a su hermano.

Al llegar se detuvo un momento para contemplar a sus padres junto a Zarpa de Nieve. Esta vez la tristeza no emanó, sino la rabia.

Con una sacudida molesta entró. Soleado estaba tumbado sobre un lecho cálido de musgo.
El joven parecía dormitar, sus ojos antes azules ahora lucían desgarrados.

Se agachó y se recostó al lado de él, hundió el hocico en su pelaje con tristeza y a la vez ira. Cómo era posible que Perlada y Corazón Florecido solamente se hubiesen preocupado un rato por el joven y ahora ni siquiera lo recordasen.

Zarpa Tormenta apareció con un fardo de hojas en la boca que depositó en el suelo. – Mmm hola Zarpa Enlodada, viniste a ver a tu hermano, ¿Cierto? –.

Ella asintió. – Si… ¿Oreja Parda está aquí? –.

La joven gris negó. – No, salió a por hierbas para Soleado pero volverá –.

Se acurrucó más contra su hermano aspirando su aroma que siempre la tranquilizaba. Soleado y ella compartían un vínculo muy especial, incluso ambos detestaban a la engreída de Zarpa de Nieve.

Zarpa Tormenta sacudió la cabeza y carraspeó un poco para atraer su atención.
– Tuve un sueño muy extraño –. Susurró.

Ella levantó las orejas interesada, alguien más con visiones y sueños extraños no era normal.
– ¿Y de qué fue? –.

– Era… acerca de una profecía, sobre cuatro gatos y una oscuridad –. Respondió.

– Yo también tuve una visión el primer día que salí a conocer el territorio, fue en un lago congelado. Una sombra cubrió mi reflejo y dijo unas extrañas palabras acerca de tomar buenas decisiones –. Susurró.

– ¿Te hás preguntado que tal vez nosotras podríamos ser dos de las elegidas que se mencionan? –. Dijo Zarpa Tormenta.

– No lo había planteado de esa manera… pero ¿Quienes son los otros dos? –. Murmuró pensativa.

– Hay que hablar con Zarpa de Fuego y con Zarpa de Nieve, tal vez ellos sean los dos elegidos faltantes –. Propuso la aprendiza de curandero.

La sola idea de que Zarpa de Nieve fuese una elegida le daba repugnancia y furia. Apartando sus emociones continuó. – Yo le diré a Zarpa de Fuego, por la noche nos reuniremos fuera del campamento. Ahí veremos acerca de la profecía, si es verdad entonces tenemos que actuar contra la oscuridad –. Ronroneó determinada.

Zarpa Tormenta asintió agitando la punta de la cola. – Estaba pensando en lo crecido que está el río, en el Clan Oscuro, y en las peleas constantes con los Clanes… cualquier cosa podría ser la oscuridad –. 

– Si… tienes razón, pero sea lo que sea tenemos que hacer algo –. Le respondió ella con la voz neutra.

– Entonces al anochecer –. Dijo Zarpa Tormenta.

– Al anochecer –. Maulló.

•         •        •

La luna brillaba por encima de los árboles. La luz se proyectaba sobre la nieve haciéndola parecer una lámina de plata.

Pequeños y finos copos de nieve caían sobre el campamento del Clan.

Algunos guerreros permanecían aún en el claro, mientras que otros ya estaban listos para irse a dormir después de un largo y agotador día.

Zarpa Enlodada se encontraba soportando la sensación de sueño valientemente, esa noche tenía que hablar con Zarpa de Nieve, Zarpa de Fuego y Zarpa Tormenta.

Vió a los aprendices distribuídos por el claro haciendo unas cuantas tareas antes de finalizar sus labores.

Zarpa Tormenta se desapareció sigilosamente por detrás de la guarida de los aprendices, aquella era la señal de que el encuentro había comenzado.

Ella se incorporó tranquila, intentando parecer muy normal.

Zarpa de Fuego y Zarpa de Nieve dejaron de realizar sus tareas y comenzaron a acercarse a ella sigilosamente.

Sin hacer el menor ruido posible se coló por detrás de la profunda grieta que se habría paso en el muro.

Salió al bosque con cuidado, tratando de no hacer ningún sonido.
Los demás la siguieron hasta que llegaron al claro.

Con un bostezo se sentó al lado de Zarpa Tormenta.

– ¿Para qué nos hicieron venir hasta acá? –. Dijo cortante Zarpa de Nieve.

La furia la invadió. Estuvo a punto de soltarle un insulto pero se contuvo a tiempo

– Para tratar un asunto importante con respecto a una profecía. ¿Han tenido algún sueño extraño o visión? – Dijo Zarpa Tormenta.

– Ahora que lo mencionas yo sí –. Ronroneó Zarpa de Fuego. – De hecho me visitó Nutria y Destello Soleado, ellos mencionaron algo de una oscuridad y cuatro gatos.

– Yo también tuve algo similar –. Apuntó Zarpa de Nieve.

El nerviosismo barrió su cuerpo. Ella y los tres eran los grandes elegidos que prometían traer paz.

No se lo esperaba, y sobre todo por el simple hecho de estar con su hermana Zarpa de Nieve.

Se preguntó vagamente si alguien más tendría el conocimiento de la profecía, tal vez se lo pudiesen comunicar a su líder.

– No podemos decir nada más. Nosotros somos los elegidos seguramente, así que hay que intentar averiguar más –. Maulló Zarpa Tormenta.

– Y… ¿Cómo no sabemos que sea otro gato y que solamente hayamos tenido un mal sueño –. Protestó Zarpa de Nieve.

– Porque nadie más hace nada. Además creo que la oscuridad tal vez esté relacionada con el Clan Oscuro y su líder –. Respondió la joven gris.

– Pues seguramente es peligroso, y hay que estar atentos –. Susurró Zarpa de Fuego.

Ella no le tenía miedo a aquél líder. Sabía que lo podría enfrentar, y la sola idea de ganarse por primera vez el respeto de sus padres y su aprobación, la deleitaba y la impulsaba a querer hacer algo valioso por su Clan.

Se incorporó brevemente. – Creo que deberíamos de intentar saber algo más acerca de eso… no dudo que el Clan Oscuro ya esté planeando algo contra nosotros –.

– Zarpa Enlodada tiene razón. Además eso no es lo único que dijo la profecía que recibí, decía: "Amor, Liderazgo, Tiempo y Muerte" –. La aprendiza de curandera se quedó pensando.

– Tal vez sea una cosa para cada elegido –. Sugirió Zarpa de Fuego.

– Pues yo no quiero morir, prefiero el amor –. Maulló Zarpa de Nieve con las orejas aplanadas.

– El amor tal vez se refiera a que no tendrás… pero no precisamente tiene que ser el amor de compañeros…

– Cosas asquerosas –. Interrumpió ella haciendo una mueca.

Una risita brotó de sus compañeros.

– Tal vez el tiempo sería que no tendrá opción o tendrá que hacer las cosas repentinamente –. Murmuró Zarpa de Fuego.

– Puede que la muerte sea que uno de los elegidos morirá –. Dijo Zarpa de Nieve con los ojos dilatados a simples rendijas.

– Pero… ¿Y el liderazgo? –. Dijo ella.

– Pues… tal vez que… alguien tendrá que hacerle frente a todo –. Sugirió Zarpa Tormenta dubitativa.

– No podemos deducir nada hasta que no sepamos más –. Zanjó Zarpa de Fuego.

Todos asintieron con murmullos.

La profecía estaba comenzando, lo sabía, y tendría que hacer algo…


Continuará…

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