- ¿Qué haces? - pregunta Diana mientras me sigue - Charlie, ¿a dónde vamos?
- A buscar a Max, quiero verlo.
- ¿Y no puedes esperar a la salida? Estoy segurísima que vendrá a buscarte.
Me volteo hacia mi mejor amiga y hago un puchero. ¿Así quiero lucir madura? Agh...
- Quiero verlo ahora.
- Bueno - pone los ojos en blanco - te acompaño, ¿pero en dónde crees que esté?
- No tengo idea, pero podemos ir a las canchas de la escuela, debe estar ahí en la patineta.
Mi amiga y yo caminamos hasta la parte central de la escuela, donde las canchas de básquetbol se ubican pero no hay señal de Max.
- ¿En donde podría estar?
- Casi es la hora del almuerzo, ¿podríamos echar un vistazo en la cafetería?
- Nunca lo he visto en nuestra cafetería, Charlie.
- Porque no va a esa, tonta, Max seguro va a la cafetería de la preparatoria.
- ¡Oh! Es cierto.
Caminamos más allá de las canchas hasta el edificio de la preparatoria, la cafetería igual a la nuestra se ubica a un lado. Tan pronto como nos acercamos, Diana y yo recibimos miradas curiosas de algunos alumnos
- Estamos fuera de lugar - se queja Di.
- Claro que no, comimos en esta cafetería el año pasado, no ha pasado tanto tiempo.
- Pues se siente raro, ven, hay que entrar.
Pasamos la puerta de cristal y nos detenemos. Mierda... Muchos más ojos curiosos nos miran paradas junto a la puerta.
- ¿Lo ves? - le pregunto.
- No, pero creo que aquel chico es mi vecino - susurra Di.
- Concéntrate Diana - le gruño - Max... ¡Creo que lo veo!
- ¿Dónde?
- Allá, tres mesas antes del final, el chico de cabello cobrizo de espaldas a nosotras.
- Bueno, pues es tu momento para redimirte... ¿Te pongo música?
- ¡No le voy a cantar! Solo quiero hablar con él. Espérame aquí.
Di levanta su pulgar en señal de apoyo y comienzo a avanzar por el pasillo en dirección a Max. A pesar de que muchos chicos y chicas nos miran, Max no levanta la cabeza.
Ni siquiera cuando me paro junto a él. En la misma mesa están sentados dos chicos y una chica, y los tres me miran.
El chico frente a Max pasa su vista de mi a él. Con su cuchara, golpea la charola de Max para llamar su atención.
- ¿Qué? - le gruñe.
Su amigo me señala con su cabeza, haciendo que Max estire el cable de los audífonos que lleva puestos. Luego levanta su vista hacia mi.
- Charlie.
- Hola - le sonrío - ¿puedo hablar contigo?
- Si - también sonríe - vamos a afuera.
Asiento lentamente y espero a que él se levante. Toma su mochila, luego mi mano y caminamos hasta la salida. Los ojos curiosos aún nos miran, incluida Di.
- Hola Max - lo saluda.
- Diana.
- Bueno, me voy. Te veo en clase Charlie - me guiña un ojo - adiós Max.
Nos quedamos en silencio un momento viendo como Diana se aleja. Respiro hondo antes de decirle lo que he estado pensando desde hace dos días.
- Lo siento.
- Yo lo siento, no debí burlarme.
- No, es mi culpa, no debí enojarme por algo tan tonto.
- No es tonto si es importante para ti.
- Bueno, si es importante porque es algo que he creído toda mi vida, pero no es razón para discutir contigo. Te extraño...
Balbuceo tratando de alejar las lágrimas, no quiero llorar aquí frente a Max y los chicos de su escuela.
- Yo también te extrañé - dice y sonríe.
No resisto más las ganas de abrazarlo y me lanzo hacia él. ¿Puede ser esto posible? ¿En algunas semanas y ya se ha vuelto una persona tan importante para mi?
Apoyo la cabeza en su pecho para inhalar el aroma de su colonia y del suavizante de ropa de su sudadera favorita.
- Me gusta tu olor - le digo bajito.
- ¿Si? Yo no percibo el aroma del perfume. ¿A qué huele?
Al amor de mi vida. Levanto la cabeza para mirarlo y le sonrío. ¿Estaré en problemas si lo beso? ¿Algún maestro indiscreto que me llame la atención?
- Max - lo llamo.
Lo libero de mi abrazo para sostener su rostro con mis manos y besarlo. Primero un beso de piquito, muy inocente. Luego más y más besitos que nos hacen sonrojar.
Hasta que el timbre para regresar a clases en la preparatoria suena... ¡Rayos! No quiero separarme de Max.
- Tienes que irte - le digo.
- Tú también debes regresar a clases - me sonríe.
- Si, pero no quiero.
- Charlie - dice en tono de regaño.
Me aparto de él para respirar hondo y que el sonrojo se me pase. Contenta de haber arreglado las cosas entre nosotros, me despido.
- Ya me voy, te veo después.
- Por cierto - me detengo para volver a mirarlo - hoy tengo que quedarme a hacer un trabajo en la biblioteca, pero tengo algo para ti.
- ¿Qué es?
Pregunto mientras él revuelve cosas en su mochila y saca un cuaderno de dibujo, me entrega una hoja.
- ¿Un dibujo? - pregunto emocionada - ¿Uno más para mí colección?
- ¿Colección?
- Si, los guardo en una carpeta, gracias.
- Okey - se ríe - te veo después, princesa.
- Por supuesto, chico anime.
Ambos sonreímos y camino de vuelta hasta mi edificio. ¡Otro dibujo! La curiosidad me mata, así me que detengo para ver con atención.
- ¡Oh, Max! ¡Es precioso!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro