Sonrisas y lágrimas

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200 años en el futuro, una utopía soñada. 

Una mañana maravillosa como pocas, el sol resplandeciendo con calidez, los vientos dando brisas refrescantes y el cantar de los pájaros resonando en los árboles.

La gente paseaba con tranquilidad y felicidad por Central City, sin caos, sin ataques, sin mal, solo paz.

Entre los habitantes se encuentra un peculiar erizo de pelaje color plata rodeando el blanco, acompañado de una sonrisa soñadora y una caminata alegre caminaba tranquilamente, sin preocupaciones ni miedos.

Este erizo que ha visto su mundo devastado de diversas maneras, que ha viajado entre el tiempo para cambiar un futuro inhóspito y devastado, ahora mismo solo tenía un objetivo en mente 

"Vivir".

Disfrutando cada pequeño detalle, maravillado por cada vista, pero sobre todo feliz, sin prisa o preocupaciones, solo tranquilidad.

Sin prisa se encontraba ayudando a cruzar la calle a una anciana, tal vez no era un problema de urgencia ni demasiado importante, pero la naturaleza del erizo le impedía ignorar a ayudar a los demás.

Y al terminar de cruzar la calle, la señora se giró a ver el erizo.

—Gracias por la ayuda jovencito—Agradeció la anciana con su bastón en mano encorvada y con arrugas en la cara.—Ya no hay jóvenes como usted.

La señora era una oveja de avanzada edad con anteojos y un bastón de aspecto futurista, junto con una cartera artesanal y una espalda encorvada.

—No hay porque, señora, vaya con cuidado—.

—¿Cuál era tu nombre, muchacho?—.

—Silver señora.—

—Bonito nombre—Reconoció la señora para luego meter su mano en su bolso y sacar unos caramelos.—Ten te los ganaste, usualmente se los doy a mis nietos, pero como eres tan buen chico te los doy.

—No se moleste, no tiene porque—Rechazo amablemente el erizo.

—No, insisto por favor—Dijo la anciana para extenderle los dulces a la mano del erizo mientras mostraba una amable sonrisa.

—Bueno, si insiste—Acepto con cordialidad los dulces.

Mientras probaba los dulces el erizo, pudo ver cómo la anciana tenía una mirada de nostalgia al verlo como si recordara algo de años atrás.

—Sabes me recuerdas una a mi hijo cuando era pequeño, con esa mirada llena de esperanza y esa sonrisa pura—La abuela no pudo evitar poner una sonrisa triste.

—¿Le paso algo?—Silver sabía que no debía preguntar si este era un tema delicado, pero la curiosidad le gano.

—No por suerte no, solo que con el tiempo empezó a perder su sonrisa, a medida que crecía cada vez se distanciaba más y más de todos, todo para cumplir sus metas, me alegro de que lo haya logrado y él se encuentre bien, pero sabes uno a veces se extraña como eran las cosas antes.... —Con un suspiro, la abuela se dio una pausa—Pero bueno, así siempre ya nadie se preocupa de escuchar o visitar... a los ancianos... .

Ante las palabras de las ancianas, Silver no pudo evitar pensar en lo solitaria que debía sentirse y el cómo aquella anciana añoraba los viejos tiempos en los que disfrutaba de cuidar a su pequeño y alegre hijo.

—Menciono sobre que ya nadie escucha sus problemas, quizás podría contarme de sus problemas, tal vez podría ayudarla... claro si no le molesta—

Mientras iban caminando encontraron un banquillo en él, decidieron sentarse, y la señora procedió a explicar el origen de todo desde el fallecimiento de su esposo y el cómo afecto a su hijo, podía ver cómo lágrimas saliendo a medida que explicaba la anciana como si todo este tiempo estuviera reteniendo un dolor que conservaba y necesitaba liberar, como si lo único que necesitaba era alguien que la escuchara, el erizo escucho atentamente cada palabra dicha.

—No soy la persona más sabia, ni la más lista para dar consejos—Admitió Silver mirando al cielo—Pero sé que esto es algo que necesita hablar con su hijo, estoy seguro de que se preocupa por usted y pueden volver a comunicarse más menudo... quizás solo necesitan hablar.

—Oh jovencito, es visto a varios con un corazón de oro, pero tú tienes el de una estrella—La señora hablo mientras se limpiaba las lágrimas y luego mirar su reloj.—Oh, mira la hora, ya me tengo que ir.

—Hasta luego señora—.

—Hasta luego, muchacho, cuídate mucho, y no olvides esto muchacho, aunque tus días se tornen oscuros, y ya no sepas quién eres, mira dentro de ti y mira al destino que quiere verte fracasar y dile NO.

—Claro lo recordaré.

Y así siguió el día del erizo, disfrutando de la belleza de la ciudad, disfrutando de la paz.

Se encontraba en la cima de un edificio, comiendo unos caramelos, viendo el comienzo, el atardecer, mostrando el esplendor en su máxima virtud, los destellos del sol iluminando la ciudad junto con bello cielo azul.

 Viendo la razón de sus esfuerzos, el fruto de sus sacrificios, era todo por esta calma, esta sensación de tranquilidad que llenaba de calidez por saber que cada gramo de su esfuerzo había valido completamente la pena.

Al empezar la noche decidió volver a su hogar, también al contemplar que se venía una lluvia.

Su hogar era una cueva, que hospedaba entre los bosques, lejos de la ciudad, permitiéndole vigilar la ciudad de lejos, no era algo lujoso ni cómodo, pero era suficiente, tal vez en un futuro él pueda llegar a conseguir un empleo y con ello un cuarto propio.

Se recostó en colchón que tenía lleno de resortes que sobresalían, al acostarse al frente de su vista pudo contemplar las fotos de sus viajes, a través del tiempo, de sus amigos, de sus experiencias, todos formando diversos recuerdos formados a través de su camino.

Todas las fotos pegadas a la pared de la cueva, junto con un traje futurista de color negro y cian.

Y sin más el erizo cerro los ojos y el sueño comenzó.

Un sueño precioso como pocos donde él estaba reunido con sus amigos del pasado, contándoles lleno de alegría como había alcanzado su mayor y más deseado objetivo en la vida y el cómo ellos mostraban una alegría al escucharlo y decían lo orgullosos que se sentían de saberlo.

Todo lo que estaba viviendo Silver aún antes que durmiera era un sueño uno hecho realidad.

Todo este bello sueño fue interrumpido por un trueno.

El trueno fue tal que pudo sentir como retumbo la cueva ante la potencia, acompañado de una lluvia agresiva que cada vez parecía ir en aumento.

Silver despertó de golpe, aún aturdido por el resonante ruido, salió de la cueva escuchando el retumbar de los truenos y el caer de las gotas.

Volando a máxima velocidad, el erizo no tardo en llegar a la ciudad para encontrar... nada.

Al mirar la ciudad, el sueño de su vida acabo para convertirse en una.... pesadilla.

Toda la ciudad estaba destrozada, edificios en ruinas, pero lo más curioso de todo era que no había nadie... ni siquiera robots o monstruos como evidencia simplemente... nada.

Un sueño en vida que termino para convertirse en una pesadilla encarnada, donde no eran monstruos o ninguna amenaza los que lo atormentaban solo... .

Soledad.

Cuando vivía feliz, con sueños y paz, todo se esfumó, esto solo parecía ser una cruel broma del destino, el experimentar vivir en un mundo de paz y armonía para ser reemplazada por una cruel soledad.

El destino dictaba la miseria en su vida, el vacío en un alma que solo añoraba calidez y amor, pero ese no era su camino, la felicidad no lo era... solo el vacío.

Sus lágrimas se perdieron en la lluvia, sus sollozos fueron opacados por los truenos, el viento helado sacudía con fuerza su cuerpo y un sentimiento profundo emergía dentro de él.

Detuvo sus sollozos a la par que se levantaba, apretaba tan fuerte sus puños que sentían que comenzaban a sangrar, y miro fijamente al violento cielo lleno de truenos feroces.

No...

Este era su negación a su futuro, este era Silver levantándose de la miseria, desafiando al tiempo y espacio, pero sobre todo este era un NO al destino.

Y finalmente estallo el sentimiento en una ira contenida, soltando todo sentimiento en un grito lleno de melancolía, liberando una explosión de energía que rompió las ventanas de los edificios a su alrededor.

Finalmente, se levantó y con una determinación única comenzó a caminar, no sabía quién o como, fue el responsable, solo sabia que iba, que daría su alma y corazón para transformar aquel desolado tiempo en un lleno de vida y alegría.






Nota de Autor: ¿Les gusto el capítulo y que opinan?






























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