Capítulo 12

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¿Le dijo quién era Jason? No y Lexa tampoco quiso tentar a la suerte, solo el mero hecho de despertarse gritando y tirarse un buen rato llorando en los brazos de Lexa, ya puso de mala gana a Clarke, como si se enfadase consigo misma por mostrar esa faceta suya a Lexa. Lo cual obligó a la morena estar distante parte de la mañana y andando con pies de plomo mientras que las preguntas perforaban su cabeza "¿Quién era Jason? ¿Qué la hizo? ¿Por qué no confías en mí?" o la pregunta que podía llegar afectarla más "¿Por qué no me mira?" Después del día en que Costia no atendía ni una de sus llamadas, ni por Skype, ni por teléfono, con la excusa de que había estado dando apoyo en un evento a Octavia donde fue a recoger un premio y luego se fueron de fiesta su relación a distancia se normalizó, volviendo a contactar, tanto por videollamadas por Skype, Smartphone, o llamadas normales y comunes. Siempre tratando de ponerse en un lugar que no enfocara a Clarke o que diera a entender que estaba en su suite. Incluso en el momento que estuvieron hablando por Skype, Clarke estaba sentada enfrente leyendo una revista que había publicado un artículo que hablaba de ella:

- En un rato me tengo que preparar- decía Costia mirando su agenda- quedé a las 17:30 para merendar con las chicas.

Bueno, diferencia horaria entre Estados Unidos Este, ubicación de la ojiverde y Milán ubicación de Costia eran seis horas, por lo cual, si en Nueva York eran las 10:00 en Milán eran las cuatro. Estaba en su habitación sola, o eso parecía, aun con el pijama puesto, bueno tenía una de sus camisetas de tirantes que usaba para dormir, debió de escuchar algo se incorporó un poco para mirar por la ventana, ese instante Lexa achicó los ojos:

- ¿Qué es eso que tienes en el hombro?

Preguntó entre dientes, Costia se miró y habló quitándole importancia:

- Ya me conoces, cuando llevo una copa para el cuerpo ya soy muy patosa y sin darme cuenta me di un golpe.

Lexa se lamió los labios:

- Costia- retorció los dedos nerviosamente- ese golpe ¿no te lo habrá hecho alguna boquita verdad?

Costia puso una mueca de enfado, algo exagerado, a decir verdad:

- Lexa últimamente te estás pasando con tus comentarios posesivos- bufó airada- Nunca has sido así ¿alguna vez te he dado motivos?

La ojiverde se pasó las manos por el pelo, bien era consciente que no hacía falta dar motivos para que existiese cornamenta, así que tomó aire para seguir hablando con más tranquilidad a le vez que forzaba una sonrisa:

- Lo siento, es que, te echo de menos.

Y en esta ocasión, fue Lexa quien sonó forzada. La rubia que había parecido concentrada en la lectura miró por encima de la revista, "Pero que mentirosilla":

- Y yo a ti- contesto la chica mordiéndose el labio inferior- hay algo que me ha dado por pensar últimamente ¿por qué no hacemos sexo telefónico un día?

A Lexa se le pusieron ojos como orbitas, desviándose la dirección de su mirada a Clarke, que sonreía divertida y dejaba la revista junto al plato, esperando a ver que respondía Lexa. Hablar con la novia teniendo a la amante al lado no era buena idea:

- Ahora tengo un ratito- siguió diciendo coqueta a la vez que bajaba uno de sus tirantes- ¿qué te parece la idea?

Clarke agarró su móvil y rápidamente mandó un mensaje rápido, Lexa lo sacó para leerlo:

"por favor quiero ver cómo te masturbas mirando a la guarrona de tu prometida"

- Parece ser que hoy no va a poder ser, satanás me ha mandado un mensaje solicitando mi presencia- Clarke esbozó una amplia sonrisa- De verdad Costia ¿Cómo has podido soportarla tantos años?- a la vez que se relamía los labios, comenzó a acariciar la pierna de la ojiverde con su pie descalzo- a veces me dan unas ganas de darle unos buenos azotes, pero de los que duelen.

Clarke volvió a mandar otro mensaje:

"Cuando quieras"

- ¿Ves? Que pesada y que oportuna porque me muero por ver que esconde ese top- Costia puso un puchero- te dejo adiós.

Iba a cortar la video llamada por Skype, cuando Costia la detuvo:

- ¿No vas a decir que me quieres?

- Te... - le entro la risa nerviosa, aunque fuera por cam, los ojos castaños de Costia estaban fijos esperando ese "te quiero" que había escuchado de sus labios desde hacía doce años. Era la primera vez que le costaba decírselo, quizás porque Clarke tenía el pie en una zona prohibida y la sangre no le llegaba al cerebro- eres increíble Costia, cuento los días para verte.

Y cortó la video conferencia. Quitó el pie de Clarke de su entrepierna y se levantó nerviosa, ahora era ella quien necesitaba asomarse por el balcón y coger aire. Tenía razón, hipócritamente le había echado en cara si el golpe de su hombro era un golpe, o un chupetón, para luego ¿qué? No poderle decir "te quiero":

- Ahora creo que todos son de mi igual condición- dijo cuando sintió a la rubia asomada, mirándole fijamente- ¿Qué me has hecho Clarke? ¿Qué he hecho? Y lo peor de todo es que lo sigo haciendo.

Clarke la agarró de la mano y la giró para que esta quedara de frente:

- ¿Quieres parar?

Era la primera vez que una pregunta le causaba pavor, quitando el día de su boda cuando le hicieron la pregunta "¿quieres como esposo a Finn Collins?" incluso se podía decir que esa cuestión le dio más terror. Lexa asió sus mejillas y se inclinó para darle un beso, lleno de anhelo y ternura, cuando se separó unos centímetros apoyando sus frentes, la ojiverde cerró los ojos mientras que Clarke los mantuvo entrecerrados mirando los labios carnosos de Lexa, que respondió con un débil:

- No.

Maldiciendo en su fuero interno por lo débil que era ante su cercanía, deslizó sus manos por la espalda de la ojiazul y abrazarse, ésta apoyó su cabeza en el hombro de Lexa, que mantenía sus labios pegados en su sien, la brisa de la mañana les acariciaba, revoloteando sus cabellos, mientras que de fondo se escuchaba el bullicio de la gente caminando, hablando, corriendo, los coches alguno que otro pitaba, sin embargo, resultó ser un murmullo lejano, puesto que la ojiazul estaba perdida escuchando los latidos de Lexa y la morena se encontraba perdida en sus tortuosos pensamientos:

- Lexa.

Rompió el silencio la rubia, que aun desistía de alejarse de sus brazos:

- ¿Ummm?

Emitió un sonido la vaquera:

- ¿Me quieres?

- Sí.

Y en este instante a Clarke por casi le dio un infarto, una sensación de lo más extraña le embargó todo su ser, aparte de que el corazón se le iba salir disparado por la garganta, sentimientos de terror, dicha, de querer salir corriendo, de júbilo, de... miró a Lexa con ojos como orbitas y totalmente pálida, la morena al ver la cara de espanto que había puesto comenzó a carcajear:

- No me refiero en el sentido romántico Clarke- alivio y decepción, un sentimiento bipolar- si me hubieras preguntado si estaba enamorada de ti la respuesta hubiera sido otra- le besó en la frente tratando de calmar ese susto que acababa de sufrir- quiero decir, te tengo cariño a pesar de tus puñeteros defectos, siento la necesidad de estar protegiéndote ¿Y tú?

Clarke carcajeó, recuperándose de ese susto:

- Mirándolo de la forma que tú dices- le acarició sonriente- aunque tenga mis arrebatos y lo pague contigo, también te tengo mucho cariño.

Su vida se había convertido en una montaña rusa, por un momento se odiaba por hipócrita, por otros momentos como ese, aun sabiendo de su hipocresía sentía un mínimo de felicidad, había derribado un muro, puesto que algo en su interior le decía que Clarke Griffin no le había dicho nada parecido a nadie en mucho tiempo. También le llenaba de dicha el hecho de que a cada día que pasaba más sonriente la veía. Al menos conseguía algo y por el momento se conformaba con eso. Clarke la agarró fuerte de las manos y con una sonrisa traviesa le llevó hasta la habitación. Lexa dibujó media sonrisa, pues sabía que iba a pasar.

Costia estaba enfrente del espejo, terminando de vestirse, se llevó la mano al abdomen, sufría acidez y en más de una ocasión llegó a vomitar, antes de cerrarse la blusa observó su busto, había aumentado de tamaño, se llevó las manos a la cara y maldijo en su fuero interno, si al menos se hubiera acostado con Lexa antes de viajar a Milán hubiera ganado algo de tiempo. Acceder a mantener relaciones sexuales de la noche a la mañana después de insistir por años hubiera levantado las sospechas de Lexa, o eso creía, su plan era ir poco a poco, pero Clarke la concedió su ansiado ascenso. Unos golpecitos a la puerta le sacaron de sus pensamientos, se terminó de abrochar la blusa y fue a abrir, con la sorpresa de que se trataban de los hermanos Blake. Costia miró a ambos, un poco con cierto temor al Blake mayor. El fotógrafo, iba vestido de Armani, traje, gabardina y tenía el pelo engominado, éste amplió una sonrisa:

- Hola preciosa- entró a la habitación sin ser invitado a la vez que se quitaba los guantes de cuero negro- me han comentado cierto asunto del que debemos hablar.

Costia miró con reproche a Octavia, que agachó a la cabeza:

- Octavia.

Dijo la prometida de la señorita Woods:

- Tuve que hacerlo- contestó avergonzada- ya sabes que puede ser muy insistente.

- No le eches la culpa a mi hermanita- dijo divertido- ya sabes que puedo ser- caminó hasta colocarse detrás de Costia y susurrarle en el oído- muy insistente, eh leoncita.

Costia apretó la mandíbula, se apartó rápidamente, señaló con el dedo índice la puerta y con determinación:

- Todo lo que te haya dicho Octavia es mentira, el hijo que estoy esperando es de mi prometida.

Bellamy frunció el ceño unos segundos, antes de poner expresión burlona:

- ¿Tu prometida? ¿La que acompaña a Clarke Griffin?- carcajeó fuertemente- me parece que tu jefecita también se la está follando.

Costia se irritó ¿Cómo osaba insinuar algo así? Lexa no era de esas, siempre la había sido fiel:

- FUERA DE MI HABITACIÓN AHORA MISMO.

Vociferó. Mala elección, pues Bellamy Blake podía ser un hombre caballeroso y dulce de cara al público, pero en la intimidad, podía llegar a ser un capullo misógino. En un principio solo era negocios, Ford Models hacía competencia a Division Models Griffin a cambio de una buena suma de dinero y para una persona tan ambiciosa fue una oferta tan tentadora que no pudo rechazar. Bellamy podía llegar a ser muy "persuasivo" cuando una mujer iba pasada de copas, dice ser, las que apenas pudiesen oponerse. Bell la miró airado y de un arrebato dio un par de zancadas y agarró fuertemente del cuello a la morena estampándola contra la pared:

- Escúchame putita, será mejor que te encargues de esa mierda o ya puedes buscar una buena excusa para que el bicho raro de tu novia se encargue porque no pienso pringar por un mal polvo de una noche- Octavia reaccionó para separar a su hermano de la chica ya que empezaba a ponerse colorada, pero el mayor de los Blake se la quitó de encima dándola un guantazo y siguió amenazando a Costia- Ahora, dame lo que he venido a buscar.

Costia intentado respirar llevó una mano al antebrazo de Blake y con la mano derecha señaló una carpeta que estaba encima del escritorio. Bellamy sonrió y soltó a la chica que comenzó a toser con las manos en el cuello. Octavia desde el suelo observó los chanchullos que se traía Bellamy con Costia y entendió enseguida porqué últimamente Ford Models se adelantaba a Division Models:

- Como siempre, es un placer hacer negocios contigo cosita linda, Ontari te enviara las gratificaciones- se dispuso a salir de la habitación cuando volvió a mirar el abdomen de la morena- supongo que te ha quedado claro ese asunto ¿Verdad?

Costia temblorosa asintió:

- Lo siento hermanita- dijo mientras salía de la habitación- sabes que ocasiones puedo dejarme llevar por mi mal carácter- antes de cerrar la puerta- nos vemos O.

Octavia se levantó tapándose la nariz con el reverso de la mano y miró airada a Costia:

- ¿Qué era eso que se ha llevado?

- Nada- respondió reteniendo las lágrimas- ¿por qué narices le has contado la puñetera situación?

- Porque había que hacer algo ¿qué pensabas hacer? ¿abortar?- Costia agachó la cabeza- ¿No pensarías encasquetárselo a tu novia la virgen?

- Tenía un plan, Lexa será una gran madre, pero ahora con este viaje... a lo mejor puede pasar por un hijo sietemesino- se llevó las manos a la cabeza- o si le cuento lo que ocurrió de verdad lo entendería.

- ¿Qué abusó de ti? querría denunciarlo o peor, matarlo- se dirigió hacia la puerta indignada- antes de saber en los chanchullos en los que andabas metida te hubiera apoyado, porque es mi sobrino.

- Oh por favor- dijo con un mohín- ya sabes lo zorra que puede llegar a ser Clarke Griffin ¿te piensas que voy a soportar tantos años a su lado siendo humillada? ¿Por el sueldo de una asistente?

- Eso es espionaje empresarial- respondió Octavia entre dientes- se te caerá el pelo por esto.

Costia alzó las cejas con sorpresa:

- Ni se te ocurra- achicó los ojos- si no quieres que Clarke sepa que te acostaste con Finn estando ella aun casada con él.

- No te atreverías.

Dijo sorprendida Octavia:

- Provócame y lo verás.

Octavia alzó las manos con dejadez:

- De las dos yo tengo una reputación, podría encontrar trabajo rápido, pero tú- la señaló con el dedo índice- puedes perder a tu prometida, tu trabajo y hasta la posibilidad de encontrar otro trabajo en el mundo del modelaje, pero ¿sabes qué?

Después de haber mantenido un buen rato intenso y duro en la cama, la morena cada vez cogía más confianza y a pesar de la rudeza conseguían conectar con miradas llenas de deseo, besos entre gemidos e incluso los abrazos que le daba a cada embestida. Tanto así que en esta ocasión fue Lexa la primera en dormirse. Clarke a pesar de la fatiga, lo achacaba a la edad, tuvo que mantenerse despierta, tumbada boca abajo junto a la morena, estaba apoyada con los codos con el Smartphone en la mano, antes de abrir el correo contempló durante unos instantes a Lexa dormir, dibujó una sonrisa, era realmente preciosa y en esos momentos estaba siendo suya, se le erizó el bello de la piel cuando admitió que la quería, aunque no de forma romántica. Suspiró, encendió el Smartphone y Mr. Jekyll salió de nuevo a relucir, emitiendo un sonoro gruñido estampó el Smartphone contra el suelo mientras se ponía de rodillas, Lexa se sobresaltó y con preocupación actuó:

- ¿Qué pasa? ¿Qué tienes?

- ¿Qué tengo?- preguntó con furia- Ontari se ha vuelto adelantar con uno de mis fichajes.

Lexa puso los ojos en blanco y cayó desplomada de nuevo sobre la cama:

- Ah- dijo un poco quitando importancia- pero si es la versión Gremlin de Clarke.

Clarke le miró fulminante:

- No todo son eventos y mis almacenes bonita- esa fue una inversión que hizo Clarke aparte de haber recibido la empresa, Alex Vause no tuvo nada que ver y prácticamente era dueña única de los almacenes, una jugada que le salió muy bien- hay otros elementos que si fallan todo se va a la mierda, tu sueldo y el del resto de mis empleados- respondió irritada- No eres el centro del mundo Lexa, a mis espaldas hay miles de puestos y aunque grite, ladre o muerda sí que me preocupa que mantengan su trabajo.

Se levantó y fue hasta su equipaje, cuando se enfadaba tenía por costumbre tirar su Smartphone contra el suelo, contra la pared y bueno, en una ocasión llegó a escalabrar a uno. Así pues, siempre viajaba con un par de repuesto. Lexa se sentó al borde de la cama. Tenía razón, aborrecía tanto ese trabajo que no le prestaba atención. Lo único que le gustaba de ese puesto, era la rubia encabritada que estaba extrayendo la tarjeta sim y SD de un móvil para introducirlo al otro:

- Perdona, Clarke- la ojiazul seguía concentrada en lo suyo- tienes razón, a veces puedes ser tan prepotente que a nadie le da por pensar que miras realmente por tus empleados.

- La época que trabajé para Ontari Fish- comentaba mientras recogía el desastre que había montado en un momento- llegué a pasar días con quemaduras por los cafés que me echaba encima o cuando pasé a trabajar para Alex Vause, me enseñó que si quería productividad había que tener mano dura- cuando terminó de recoger se sentó al lado de la ojiverde- Nadie supo el rollo raro que tuvimos, así pues me trataba como una empleada más delante de los demás- suspiró- sé lo que es contar el dinero para llegar a fin de mes, si para conseguir que nadie se duerma en los laureles y mantengan la empresa a flote tengo que ser satán, Gremlin o la odiosa bruja piruja lo seré, pero al final del día todos tienen un techo, un plato caliente, ropa para sus hijos, todo gracias a la mierda de la empresa que tanto odias.

Lexa esbozó una sonrisa adorable, Clarke le dio un beso en la mejilla fue a por ropa y fue a la ducha, era una suite, ese baño disponía de ducha con hidromasaje como una bañera con burbujas, pero sin llegar a ser Jacuzzi. Lexa se apoyó en el marco de la puerta con los brazos cruzados:

- ¿No te jodería perder la empresa si quiebra?

- Ya tengo mis almacenes y mi fortuna- respondió mientras se enjabonaba el cuerpo- puedo reinventarme invirtiendo en otro negocio si me apetece, los únicos que tenéis la de perder sois vosotros- abrió la mampara de golpe y miró amenazante a Lexa- una palabra de lo que te estoy contando y te daré un castigo- Lexa carcajeó- anda, mira si puedes pedir algo dulce de comer que tanto ejercicio me ha bajado el azúcar.

- Sí, señorita.

Dijo saliendo del baño, Clarke con una sonrisa divertida alzó aún más la voz:

- Vístete cuerpo serrano.

Se escuchó la voz de la morena responder desde el otro lado de la habitación:

- En cuanto desalojes la ducha, Gizmo.

Esa tarde no tenían un evento muy importante dedicado a la moda, más bien era un evento solidario contra las drogas a las que invitaban a las empresas que colaboraban donando grandes cantidades todos los años. Como si fuera un agradecimiento por los gestos altruistas de los empresarios. Hacían una yincana en el que los concursantes eran ciudadanos neoyorquinos que se habían apuntado al evento solidario:

- En realidad la mayoría usan las ONG'S como un medio de negocio- le susurraba Clarke a Lexa mientras observaban una de las pruebas- un tanto por ciento de lo donado desgrava, es decir dinero limpio regresa a nuestros bolsillos y que hacienda no puede tocar, reconozco que la mayoría de ONG'S que colaboro es con ese fin.

- Entonces ¿Les llega el dinero a las ONG'S?

- Pues claro, la cantidad que se ha desgravado lo devuelven una vez al año, es decir todo el dinero recaudado durante todos los meses van para ellos supongo.

- ¿Colaboras en alguna ONG porque quieres o lo haces para que regresen tu dinero?

Clarke se encogió de hombros y aplaudió:

- Algunas ONG me resultan más convincentes que otras, pero mayormente suelo donar más los que van con la lucha de drogas- hizo un gesto con la cabeza a una de las pruebas- como esto, al apoyo familiar y para investigaciones contra enfermedades, el futuro es la investigación y yo invierto en eso, por el avance del ser humano y de los beneficios que se puede sacar de eso, a nivel de salud digo ¿si mañana descubren la cura contra el Alzheimer? Tendría posibilidades de prevenirme llegando a la vejez- miró a Lexa- o poder avanzar y sacar en coma a una persona antes de que llegue a muerte cerebral.

Lexa estaba fascinada, que parlanchina estaba la ojiazul, normalmente es todo lo contrario, lo cierto es que le encantaba aquello. No le estaba contando de donde procedía ni nada por el estilo, pero al menos supo facetas de Clarke Griffin que no se esperaba. Era cierto, cuando invirtió en los almacenes hizo que su fortuna aumentara y que, si el día de mañana la empresa se iba al traste, ella seguiría estando sobrada de dinero:

- Me sorprende, señora Griffin.

Clarke volvió a mirar hacia delante con gesto travieso:

- Porque no puedo emplear mi lengua con otros quehaceres más divertidos.

Lexa dibujó media sonrisa y negó con la cabeza, esa mujer no tenía remedio, ya podía estar hablando de colores que siempre terminaba con fuego abrasador. Después de la yincana acabaron en un salón donde habían reunido a todos los empresarios, se basó en una cena ligera, unos discursos de agradecimiento y un par de horas con música animada. Clarke se mezclaba con los empresarios, aunque fuera de la industria de moda y textil ella también era una, siempre buscando otras salidas y si veía algo que invertir, comprar o que tuviera futuro ni se lo pensaría dos veces:

- Señora Griffin- dijo uno de los hombres mirando la pista de baile- ¿Esa no es su asistenta bailando con la señora Hunt?

La señora Hunt era una de las empresarias que hizo fortuna abriendo restaurantes, teniendo casi la edad de Clarke abrió el primer restaurante y así siguió hasta montar sus propias cadenas de restaurantes de comida rápida.

La rubia carcajeó, era cierto, Lexa y la señora Hunt estaban bailando, por cierto, la señora Hunt era una mujer de sesenta cuatro años y hacían los pasos de la macarena. En ese instante se olvidó de lo que estaba hablando con el señor Parsons, ya que no dejaba de mirar a la morena, se tapó la cara cuando le vio hacer el gesto del aspersor. No tenía vergüenza en algunas ocasiones, aunque le daba en la nariz, que las copas de vino que se tomó en la cena habían colaborado. Suspiró, le estaba dando demasiadas libertades, no dejaba de ser su asistente, si fuera otra ya le hubiera cantado las cuarenta, pero es que era tan mona animando a la señora Hunt. No se había cruzado mucho con esa mujer, pero las dos últimas veces le había visto desanimada por el fallecimiento del señor Hunt y esa noche parecía disfrutar en compañía de Lexa.

Aunque disfrutaba viendo como la morena robaba sonrisas a los presentes, llegó un momento en que los tacones la estaban matando. Tocaba marcharse, los presentes, bueno en realidad los más ancianitos lo lamentaron, ya que normalmente eran los olvidados y que esa jovencita tan maja se hubiera acercado a animarlos era de agradecer:

- Te pasas encantadora muchas veces.

Comentó la ojiazul riendo mientras miraba por la ventanilla de la limusina:

- Ni que los ancianitos fueran leprosos, siempre van a agradecer que se les tengan en cuenta.

- Seguro que le has robado el corazón a más de uno- puso una expresión burlona- y me atrevo a decir que la señora Hunt.

- Sin vergüenza me llaman a mi- comenzó a tararear- porque me río, me río y me vuelvo a reír.

- te desmadras cuando bebes.

Lexa hizo un gesto con la mano para quitarle importancia:

- Solo han sido cuatro copas de ese vino espumoso.

- Espero que te apetezca champán- dijo cuando el coche comenzó a aminorar para aparcar enfrente del hotel- he pedido una botella, para cuando llegásemos a la suit.

Se mordió el labio inferior para ocultar su sonrisa, aunque no ocultó su mirada de anhelo. Lexa posó su mano sobre el muslo de Clarke y dibujó media sonrisa:

- ¿Pretende emborracharme?

- Puede.

Respondió de forma coqueta, antes de salir de la limusina. Atravesaron el recibidor, pacientes como era costumbre, esperaron el ascensor, se abrieron las puertas, paciencia, antes de que se cerraran de nuevo Clarke ya se había enganchado a su cuello y comenzado a devorar la boca de Lexa, que respondió encantada con la misma fiereza:

- Y ¿esta impaciencia?

Clarke estrujó los glúteos de Lexa mientras que carcajeaba:

- verte bailar la macarena me ha puesto cachonda.

Lexa la atrajo más para besarla con más vehemencia:

- Me vas a volver una adicta al sexo.

La dijo casi sin separar sus labios:

- Soy una adicta al sexo.

Añadió la ojiazul alzando una ceja.

Por fin llegaron a la planta donde se encontraba la suite de Clarke. Ya habían dejado la cubitera con dos copas y la botella de champan. Para poner la guinda al pastel un baño relajante en esa fabulosa bañera, bueno la ojiverde le había susurrado cosas muy obscenas y guarrillas cuando lo estuvieron haciendo, su número diez de la lista y sin habérselo pedido, así que ella también quería tachar un numero de la lista de Lexa. La primera en entrar fue Clarke y esperó a que la morena apareciera con las copas de champan, ésta se echó para adelante para que Lexa se sentara detrás y posicionar a la ojiazul entre sus piernas. Clarke recargó la cabeza sobre su hombro, mientras notaba como sus brazos le rodeaban la cintura, extrañamente sus manos no fueron directas a su pecho o a su sexo, como habría hecho otro, disfrutaron de las burbujas de la bañera, el agua caliente relajante:

- Me estas mal acostumbrando- dijo Lexa entre risas antes de dar un trago al champan- cuando llegue a chicago estoy viendo que daré mucho uso al huevo ese.

Clarke carcajeó, Lexa le hablaba con su mejilla pegada a su sien y con una mano hacía figuritas en su abdomen, entre caricias y cosquillas:

- Haz bien tú trabajo como asistenta y puede que te recompense algún día.

- Vamos, que voy a desgastar el huevo.

Clarke volvió a carcajear:

- Aun estás a tiempo de estudiar lo que te gusta- acarició la rodilla de Lexa- lo importante es que seas feliz, de trabajar en lo que más te llene.

- Clarke, hacer eso es como retroceder- entrelazó sus dedos mientras miraba el agua pensativa- todos los años que malgaste sacándome la licenciatura de Administración de empresas, si no hubieran sido por mis compañeros, esos años de mi vida habrían sido una mierda ¿para qué? Pensaba en el futuro feliz con Costia y, sin embargo, ese futuro a cada vez lo veo más negro.

- ¿Por qué?

Preguntó con el corazón a mil:

- En ocasiones siento que no me quiere a mí, si no la persona que quiere que sea- buscó la mirada azulada de la rubia- muchas veces serás una perra sin escrúpulos- hizo que pusiera los ojos en blando- pero hasta tú has mostrado más interés por mi forma de ser que mi prometida.

Clarke se giró para quedar cara a cara con la morena. Y Costia ¿qué pretendía que fuera Lexa? Era atenta, cariñosa, apasionada cuando hablaba de los animales, de su familia incluso muchas veces de la propia Costia. ¿Qué quería? Más dinero, eso no daba la felicidad, sin embargo, el sentarse a horcajadas sobre sus piernas y besarle, eso era bonito. Clarke por el momento había comprobado siempre que le ha necesitado, había estado ahí. Tenía dos defectos a los ojos de la rubia, su hipocresía y por muy cariñosa que fuera, como pareja estable no era para nada fiable. En parte por su culpa lo reconocía, en un principio la morena se resistió, no, sonrió en su fuero interno, no lo hizo:

- Si tan perra, egoísta y fría que soy ¿por qué accediste a lo que te propuse?

Lexa sonrió y dijo con tono divertido:

- Porque estás muy buena- acarició el rostro de la ojiazul- es algo que ni yo me explico, me he pasado años rechazando mujeres, muy guapas, por cierto, curiosamente lo sigo haciendo ¿Por qué tu no? No lo sé, incluso llego a pensar ¿Qué pasará cuando tenga a Costia junto a mí de nuevo?- se encogió de hombros- antes pensaba en ella y me excitaba, ahora tú me nublas por completo.

- No cariño- dijo Clarke esbozando una risita mientras acariciaba su miembro erecto- estás excitada.

Lexa se lamio el labio a la vez que su respiración se agitaba:

- Te tengo a horcajadas- comenzó a mover la pelvis acompañando las expertas caricias de Clarke- desnuda, es inevitable excitarme.

Clarke acercó su rostro al de Lexa y con una sonrisa traviesa:

- Número cuatro de tu lista- dijo acelerando el ritmo de su masturbación, Lexa gimió- prepárate para el buen sexo en la bañera.

Little Flashback

Durante horas soportó las terribles contracciones que le provocaba el condenado bichegillo. Así le había llamado en alguna ocasión, cuando le cantaba y le hablaba a su barriguita. Casi toda una noche, posicionado de culo tuvieron que practicarle episiotomía, un bonito recuerdo en su cuerpo de su primer hijo, ya que cuando fuera una mujer de éxito pensaba traer muchos hermanitos a Alexander.

Cuando le sostuvo en brazos por primera vez, era tan pequeño, tenía el cabello rubio, pero el color de los ojos de Finn, en cuanto éste le vio, le brillaron los ojos. Ambos se abrazaron sonriendo a ese pequeño ser que trajeron al mundo:

- Mira que hemos hecho, Clarke.

- Lo se.

Dijo la adolescente de quince años, Finn que cumplió sus diecisiete, miró a la chica con ojos ilusionados:

- En cuanto podamos nos casamos- besó a Clarke en la frente- hemos formado una familia- sonrió feliz- Te quiero mi vida- besó al bebe- os amo.

- ¿por siempre jamás?

Preguntó Clarke completamente feliz, puede que fuera porque su cuerpo estaba con las hormonas revolucionadas, pero estaba feliz. Ironía de la vida, la película favorita de Clarke era la de Piter Pan, quizás le recordaba mucho que sus "hermanos" y ella eran niños perdidos obviando el que vivían en un mundo para nada parecido al mundo Jamás:

- Por siempre jamás mi vida.

Fin del Flashback

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