El mes pasó más rápido de lo que uno imaginaba, y el hecho de que ya estaban en vacaciones solo ponía más intensidad en la espera. Claro, Lincoln en todo el mes recibió noticias sobre su posible empleo, puesto, y las ventajas que tendría una vez sus padres firmen un contrato para que pueda comenzar a trabajar antes de la mayoría de edad.

Y por parte de Luna, digamos que tuvo sus oportunidades de tocar en una que otra fiesta, obtener reconocimiento, pero lo más, MÁS IMPORTANTE, fue que su relación con Lincoln creció mucho más desde aquella noche. De vez en cuando querían repetirlo, incluso en el día. Claro, tanto Luna como Lincoln comenzaron a usar protección. No querían sorpresas de regreso a casa, o al menos eso pensaban.

El día finalmente llegó, tenían todo su equipaje listo para el regreso, y la larga espera de 10 horas de viaje.

- ¿Todo bien, Luna? -Dijo Lincoln, tomando su mano-

- Sí, estoy bien. Creo que solo tengo malestares por tanta comida anoche -bromeaba Luna, recordando todo el caos que causaron anoche en su última fiesta en Miami-

- Bueno, pase lo que pase, estaré aquí para ti

Luna no pudo evitar sonrojarse por lo tierno que era. De hecho, habían optado por tener un nuevo cambio de Look para parecer una pareja, y que no fuera muy notable sus similitudes como hermanos.

Durante el viaje, Luna tenía fuertes mareos, y más de una vez tuvo que ir al baño. Fuera de eso, estaba bien, incluso tomando unas pastillas para los malestares.

Pensó que solo se trataba de una leve nausea o indigestión, pero la verdad era tan grande que cambiaría todo para siempre.