Capítulo III

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Capítulo III

Llegaron muy tarde a la capital de la moda y del amor pero aun así pudieron apreciar la puesta de sol bañando la icónica torre Eiffel. Era una lástima que no tuvieran tiempo para hacer turismo en la zona, pensó Gulf; la familia de Mew había enviado una limusina muy elegante por ellos, a Gulf no le sorprendió pues su jefe era sumamente rico.

- Esto es muy lujoso Mew – dijo el menor al ver los asientos de piel y los tres computadores portátiles que estaban en el interior del pomposo vehículo.

- Bueno, a mi madre le encantan las comodidades –

- Con esto puede alimentar fácilmente a una escuela de bajos recursos en Tailandia ¿Qué no lo sabe? –

- A mí madre no le preocupan esas cosas – dijo el mayor – solo le interesa su comodidad y placer –

- Me la describes como si fuera un mounstro, sin embargo ¿Por qué te molestas tanto por ella? – preguntó Gulf.

- Sencillo, ella es mi madre – respondió con esas sonrisas que usaba para conquistar a alguien.

- Pues déjame decirte que eres el mentiroso número uno de todo el mundo –

- ¿A qué te refieres Gulf? –

- Dices que tu familia es un desastre, y que solo quieres a tu abuelo, pero lo que tratas de hacer es ganar la confianza de tu padre y acerca de tu madre estoy seguro que la adoras ¿Acaso me equivoco? –

- Tú cariño, eres algo más que una cara bonita y un cuerpo de infarto ¿Verdad? – Gulf sintió que la sangre se aglutinaba en sus mejillas pero no se quedó callado.

- Te recuerdo que he llegado a donde estoy gracias a mi capacidad y mi cerebro – quiso aparentar molestia pero el comentario de Mew había logrado descolocarlo.

- Y eso es bueno, pero hay que reconocer que los chicos guapos y con cerebro escasean –

- Tú eres el experto en eso, yo no salgo con toda Tailandia -

- Ni yo – negó con una sonrisa pícara – solo con los mejores –

- Eres incorregible –

No faltaba mucho para llegar a su destino y Gulf comenzaba a sentirse nervioso. Trataba de tranquilizarse con el pensamiento de que solo estarían el fin de semana ahí. Después de eso, todo volvería a la normalidad y se tomaría algunos días de descanso para no tener que ver la cara de su jefe por mucho tiempo.

Pero los nervios volvían a él cuando recordaba que el asunto por el cual había decidido ayudar a Mew era familiar, y a él no se le daba muy bien las cosas de familia porque su padre era un hombre muy estricto y eso de querer ser libre le había costado muy caro. Aún estaba pagando por ello.

Gulf quedó estupefacto ante lo que sus ojos veían, el coche entró a una carretera mucho mejor y más cuidada que las autopistas de Francia por las que habían transitado minutos atrás, rodeada de una especie de bosque donde no muy a lo lejos se podría apreciar la famosísima torre Eiffel. Toda la vista era espectacular, el pasto verde perfectamente cortado, los árboles podados con simetría casi imposible de creer y la tranquilidad que emanaba ese lugar lo hacía sencillamente perfecto.

Al llegar la entrada principal de la mansión se sorprendió mucho más, era más hermosa y más grande de lo que se había podido imaginar, no podía con exactitud calcular la cantidad de personas que cabían en ese lugar, ni cuántas habitaciones podía llegar a tener, pero estaba claro que aquello no era una mansión sino un palacio.

- Es muy bonita Mew – dijo Gulf a sabiendas que ese adjetivo se quedaba corto para describir el fascinante edificio.

- ¿De verdad te gustó cariño? – preguntó mientras ambos bajaban del carro.

- Sí, es muy hermosa –

- Sabía que te gustaría – dijo Mew con seguridad sorprendiendo a su acompañante.

- ¿Cómo es que lo sabías? – preguntó Gulf alzando la ceja – lo dices como si me conocieras muy bien –

- Solo lo sé –

- Eres raro, Mew –

- Y eso te encanta – el mayor le dedicó una sonrisa juguetona.

En ese instante se abría la puerta de mármol con un enorme espejo al centro. Un mayordomo exageradamente alto y delgado fue el encargado de recibirlos; Gulf se quedó impresionado pues ese sujeto era bastante parecido al típico mayordomo de las películas de Hollywood.

- ¿Sucede algo Gulf? – preguntó Mew al observar la cara de asombro que tenía.

- El mayordomo... - susurró.

- ¿Qué pasa con él? –

- ¿Es de verdad? – preguntó con inocencia pues aun no podía creer que un hombre como ese pudiera existir.

Mew soltó una carcajada que dejó desconcertados tanto al hombre que abrió la puerta como a Gulf, recordaba que él mismo había tenido esa impresión al ver a Hopkins cuando era un niño, pero un infante es mucho más fácil de impresionar, la sorpresa de Gulf le había causado ternura y no pudo evitar reírse.

- Hopkins – habló Mew – el joven quiere saber si usted es de verdad... -

- Por supuesto que soy de verdad, señor – habló con formalidad.

- Es de verdad – le dijo Mew al oído provocando en Gulf un gran enojo. ¡Lo había dejado en vergüenza!

- Muy gracioso Mew – le dijo – por favor no le haga caso Hopkins, Mew tiene un extraño sentido del humor –

- Lo conozco desde que era un niño – comentó el susodicho.

- ¿Somos los primeros o los últimos en llegar? – preguntó Mew cambiando el tema.

- Los últimos por el día de hoy – respondió el empleado – le informo que la cena se servirá en una hora en el comedor principal –

- Perfecto, eso nos dará tiempo de instalarnos, gracias Hopkins –

- Por nada señor, Charles llevará sus maletas a su habitación –

Mew guió a Gulf dentro de la mansión y la vista interior dejó perplejo al más joven. Sin duda alguna la decoración de aquel sitio era perfecta, moderna, minimalista y completamente acorde a la personalidad de la familia Suppasit. Habían logrado fusionar el estilo típico francés de una mansión de ese tamaño con las exóticas costumbres tailandesas. Colores, muebles, figurillas y cuadros combinaban en armonía absoluta.

- Oye Mew ¿Cuánto lleva Hopkins trabajando para tu familia? –

- Como lo has oído desde que yo era un lindo niño –

- Cuanta modestia la tuya – comentó el menor rodando los ojos.

- Lo sé, es una de mis tantas cualidades –

- No sabía que tenías tantas cualidades – espetó - ¿Podrías darme un mapa de este lugar? Temo que podría perderme –

- No te preocupes por eso cariño, yo no me apartaré de tu lado – respondió el mayor.

Al escuchar eso, Gulf sintió que sus mejillas ardían y volteó la cara para que su acompañante no pudiera verlo. No tenía una explicación lógica para ese sonrojo, por eso era mejor que el otro no se diera cuenta.

- Bien Gulf, hemos llegado – informó Mew.

Cuando éste abrió la puerta, una enorme habitación se dejó ver, era grandísima y muy lujosa. La cama era bastante grande, adornada con un juego de sábanas de seda color azul marido, frente a ella una pequeña sala con dos sillones individuales y uno de tres asientos; también tenía un balcón con una mesa de jardín y claramente un baño independiente.

- ¿Te gusta? – preguntó Mew.

- Sí gracias, ahora si no te importa me gustaría que me dejaras solo porque quiero darme una ducha rápida antes de bajar a la cena –

- Creo que... no puedo irme –

- ¿Por qué? – preguntó el menor.

- Bueno, es que hay algo que no te dije – respondió Mew.

- ¿Más mentiras? –

- Lo siento – se encogió los hombros y sonrió de forma traviesa.

- ¿De qué se trata? – el menor intentó calmarse.

- Tenemos que dormir en la misma habitación.

Un silencio ensordecedor envolvió la habitación. El primer pensamiento que pasó por la mente de Gulf fue que había escuchado mal, pero descartó el hecho porque él mismo Mew le había dicho que no se podía ir, luego pensó que quizás se trataba de una broma, pero al notar la expresión de su jefe de dio cuenta de que hablaba en serio.

- ¡¿Qué dices?! – gritó el menor cuando entendió mejor la situación.

- Por favor no grites – pidió Mew

- ¿Por qué demonios no me dijiste nada? –

- Lo olvidé – respondió como si nada.

- ¿Esperas que te crea eso? – Gulf no podía creer en la respuesta de ese sujeto.

- Ese ya será tu problema, pero como las cosas se organizaron desde hace mucho tiempo, mi familia pensó que vendría con mi verdadera pareja y lo lógico es que compartiéramos habitación, te recuerdo que no saben que solo vas a fingir –

- Pero yo no tengo intención de compartir esta recámara contigo –

- Pues debes hacerlo, sino Jai va a empezar a sospechar y el que hayas venido habrá sido en vano – refutó Mew –por favor Gulf –

El más joven estaba muy enojado, jamás pensó que tendría que pasar por eso. Pero él se había prometido ser un buen actor y ayudar a su molesto jefe con el problema familiar que tenía. Respiró profundamente. 

- De acuerdo Mew, estaremos en la misma habitación, pero no en la misma cama, así que tú dormirás en el sofá –

- ¿Yo por qué? – preguntó el mayor de manera inocente.

- Porque yo soy tu invitado –

- Pero tu complexión es más pequeña que la mía, estoy seguro que tú si cabes perfectamente en el sofá –

- ¡Mew!, no estoy para bromas, así que no me provoques –

- No estaba bromeando, pero tú ganas –

Después de haber aclarado el lugar en el que dormiría, Gulf se dirigió a su maleta para sacar algo de ropa y cambiarse en el baño. Mew por su parte comenzó a desabrocharse con extrema lentitud los botones de su camisa. Por alguna extraña razón Gulf no podía apartar los ojos de las manos de Mew, hasta que éste lo sacó de su distracción.

- ¿Acaso quieres ayudarme Gulf? – preguntó el mayor de manera seductora.

Gulf se dio cuenta de lo que estaba pasando y se sintió terriblemente avergonzado, sus mejillas se pintaron de color rojo pero él juraba que no era por vergüenza sino por enojo, Mew había jugado con él. Por eso prefirió no contestar y se fue directamente al baño para refrescarse un poco.

Otro factor para que el enojo de Gulf aumentara era el hecho de que tenían que compartir habitación, y es que sabía que sería un verdadero tormento convivir con Mew esos días pues era más que evidente que su jefe disfrutaba su retorcida manía de molestarlo. No entendía por qué lo hacía, solo recordaba que desde el primer día que los presentaron Mew se había dedicado a molestarlo con bromas y comentarios que en ocasiones rayaban en lo infantil y en otras si rebasaba el límite. Malamente, se había acostumbrado a la actitud de su jefe y sobrellevaba las ocurrencias que éste tenía, ya que algunas veces, él mismo actuaba igual. 

Intentado quitar a Mew de sus pensamientos, Gulf solo se lavó la cara y comenzó a preparar su ropa que consistía en un pantalón negro que se ajustaba a sus largas y definidas piernas, una camisa de manga larga color turquesa algo holgada con cuello en "uve" que dejaba al descubierto parte de su cuello y pecho. Había optado por usar unos botines color negro y como accesorio llevaba solo su reloj en la muñeca derecha. Su atuendo lo hacía lucir muy guapo, pero sin duda lo que lo hacía verse sexy era su cabello negro que peinaba de manera rebelde y el tono rosado de sus labios que resaltaban más con el bálsamo labial que solía usar para mantenerlos humectados.

Satisfecho con los resultados, se vio por última vez al espejo y salió del baño.

Mew ya se había cambiado, y Gulf tuvo que admitir que ese hombre con cualquier cosa que usara de veía bastante bien. Llevaba puesto un pantalón color blanco y una camisa color azul marino de manga larga y ajustada a tu torso. Su cabello lo había peinado hacía atrás lo que lo hacía lucir su impecable y cuidado rostro.

- Te ves muy guapo, siempre he dicho que tienes mucho estilo al vestirte – le dijo Mew al verlo.

- No sabía si esto es lo adecuado para la cena de esta noche – de pronto Gulf se vio dudando si estaba vestido para la ocasión - ¿O me cambio? –

- Tú hasta desnudo lucirías bien, cariño – le dijo Mew con esa sonrisita picarona que a Gulf tanto le molestaba.

- ¡Ya basta Mew! – le gritó apenado.

Al mayor le hubiera gustado seguir molestando a Gulf, sin embargo en ese momento llamaron a la puerta y con la mirada se dijeron que la mentira tendría que empezar ya. Así que Mew fui a abrir la puerta e inmediatamente su cuello se vio rodeado por unos brazos de mujer con un aroma espantosamente rancio, quizás se trataba de un perfume caro pero apestaba horrores, pensó Mew.

- Mew, querido, hace mucho tiempo que no nos vemos – dijo la mujer con voz sensual.

Por unos segundos Gulf observó que su jefe trataba de liberarse de los brazos de aquella mujer, y supuso que se trataba de su madrastra Jai, así que su trabajo especial estaba a punto de comenzar.

- Hola – saludó Gulf con seguridad acercándose a ellos – creo que tus brazos están encima de mi novio – dijo con una sonrisa que a leguas se veía falsa. 

Jai quedó sorprendida por la actitud tan posesiva que ese joven, al cual no conocía, había mostrado.

- Espero que tus manos no se vuelvan a quedar atrapadas en algo que no te pertenece – terminó de decir el menor dedicándole una sonrisa a Mew.

- ¿Y quién eres tú? – preguntó Jai.

- Soy Gulf – dijo sin quitar la sonrisa de triunfo de su rostro.

- Debes ser la última conquista Mew – le dijo la mujer con desprecio.

Eso hizo enfurecer al menor, detestaba a ese tipo de mujeres que se daban aires de grandes divas cuando por dentro estaban podridas, pero él no estaba dispuesto a dejarse humillar por ella, y mucho menos iba a "perder" a su novio por esa mujer.

- Por supuesto, pero creo que te equivocas con el término, soy su novio no su conquista – aclaró el menor – y tú debes ser Jai, la mujer de su padre – con aquello quiso dejarle en claro que ella pertenecía a otro hombre y que Mew era solo suyo, en esa mentira que se habían creado, pensó Gulf.

- Mew, querido, creo que tu novio es muy posesivo, ten cuidado porque después te tendrá comiendo de su mano -

- Creo que es un poco tarde para tu advertencia – dijo Mew con una cara de felicidad que Gulf nunca había visto antes – me tiene completamente a sus pies – tomó la mano de Gulf y depositó un dulce beso en su dorso.

El menor no se esperaba eso, sin embargo no dijo nada. Solo observó a Mew actuar delante de aquella mujer, su corazón se aceleró cuando sintió la calidez de la boca de su jefe en su mano cuando le dio aquel beso. Era la primera vez que Mew lo besaba, sí, era un beso en la mano, nada del otro mundo y quizás no significaba nada para el mayor, pero a él lo había sacudido de una manera en la que nunca se hubiera imaginado. Recordó que hasta ese entonces no habían acordado qué debían hacer o decir delante de los demás por lo que pensó en solo seguir el juego de Mew. 

- Supongo que tiene algo que los demás no – dijo Jai con enfado.

- Claro que sí – afirmó Mew – él es mi complemento perfecto, es hermoso, inteligente, dulce, cariñoso, adorable, estoy seguro que no hay nadie en el mundo mejor para mí que Gulf – todas aquellas palabras se las dijo a su novio mientras lo miraba a los ojos, y por breves segundos Gulf pensó que de verdad Mew pensaba eso de él.

- Además no estoy casado ni tengo a nadie más, en mi vida solo está Mew – comentó Gulf sabiendo que era una mentira, pero con la firma convicción de que aquella desagradable mujer entendiera la indirecta.

- Pero no creas que por eso Mew se casará contigo – sin duda Jai no se iba a dejar de Gulf – él no es ese tipo de hombres, te quiere para una aventura –

- Yo no estaría tan seguro – comentó Mew sabiendo que la conversación se estaba volviendo cada vez más peligrosa, notaba que ni Gulf ni Jai iban a dar su brazo a torcer, estaba mal, pero se estaba divirtiendo al verlos pelear por él, y si debía elegir a uno de ellos, por mucho se quedaría con Gulf aunque no llevasen bien ni fueran pareja en realidad lo prefería millones de veces a él.

- Ahora dices eso, pero yo te conozco Mew – fue lo último que dijo Jai pues la voz de su esposo Suchart Suppasit se hizo escuchar.

- Así que aquí estás – dijo el hombre recién llegado.

- Hola cielo – dijo Jai con una sonrisa fingida – he venido a saludar a Mew y a su última conquista  –

Durante unos segundos, Gulf pudo observar que el señor Supassit no parecía muy contento.

- Me da gusto verte de nuevo hijo – habló serio – y es un placer conocerlo joven – se dirigió a la pareja de Mew.

- Su nombre es Gulf – lo presentó Mew – él es mi padre Suchart Suppasit – dijo viendo a su novio.

- Mucho gusto señor Suppasit –

- Bien Gulf, espero que disfrute mucho de su estancia en este lugar – comentó con una sonrisa apenas perceptible – será mejor que bajemos a cenar Mew, sino estamos a tiempo para la cena tu madre se molestará mucho –

- Lo sé papá -

Gulf intentó soltarse del agarre de Mew pero éste le dijo que no con la cabeza, porque Jai empezaría a sospechar y se aprovecharía de eso para acosarlo. Y aunque se sentía raro en los brazos de Mew, que lo había abrazado por detrás cuando Jai le dijo que nunca se casaría con él, no le molestaba del todo, sino por el contrario le ocasionaba una sensación de inesperado placer.

- Mew, ¿Cómo se llama tu mamá? – preguntó Gulf al oído.

- Nin –respondió el mayor.

- Nin siempre quiere llamar la atención de todo el mundo – comentó irritada Jai.

- Es su casa, y ella puede hacerlo – Mew defendió a su mamá.

- En eso tienes razón – Suchart apoyó a su hijo y los cuatro salieron de la habitación para dirigirse al comedor principal.

Cuidadosamente bajaron las escaleras y Gulf pudo observar que el gran salón de aquella mansión contaba con cinco altísimas puertas que llevaban, cada una, a un balcón con una preciosa vista al lago, al jardín principal y al bosque que había visto cuando recién llegaban a ese lugar. Además había unos hermosos candelabros decorando parte del techo de aquella elegante habitación, sabía que a esos objetos tan opulentos y llamativos sería muy complicado asignar un valor, se veían extremadamente finos y caros.

El salón estaba lleno de gente, con seguridad podría decir que no era posible que un alma más entrara en ese sitio y Gulf se sintió un poco mareado al ver tanta gente y por el ruido tan molesto que hacía la orquesta y la gente al hablar.

- Parece que mi madre ha invitado a mucha gente – comentó Mew asombrado de ver a tantas personas juntas en el mismo lugar.

- Vaya que la familia Suppasit es numerosa – dijo Gulf en modo de broma.

- ¿Te has dado cuenta de que tú eres el centro de atención? – preguntó Mew muy cerca de él.   

- Sí, creo que se estarán preguntando ¿Quién es ese atractivo joven que acompaña a Mew? – sonrió divertido ante su propia ocurrencia.

- Ese comentario sonó tanto a mí –

- Lo sé, de tanto convivir contigo me estas contagiando tus defectos – Gulf lo miró a los ojos con diversión, a veces, en muy contadas ocasiones podían llevarse bien y bromear de manera sana y sin dañarse tanto.

- Bueno Gulf, prepárate, es hora de ir a saludar a mi madre, actúa bien –

- No tienes que decirlo, ten por seguro que no te defraudaré – dijo con convicción.

- Cierto, me ha sorprendido como has actuado con Jai –

- De nada jefe, de nada –

Antes de que llegaran a su destino, Nin, que ahora llevaba el apellido Booyaket, caminó hacia ellos rodeando a su "pequeño" hijo en un cálido abrazo.

- Mew Suppasit, eres un hijo malvado – regañó – hace mucho que no venías a visitarme –

- Madre no exageres –

- No es así, y lo sabes – la mujer besó la mejilla de su hijo y de percató de la presencia de Gulf - ¿Y este chico tan guapo y elegante es tu novio? –

- Así es madre, él es mi novio – dijo Mew tomando por la cintura a Gulf – mamá él es Gulf, Gulf ella es mi madre Nin Booyaket –

- Gulf Kanawut mucho gusto señora – dijo el menor cordialmente.

- No, no, llámame Nin – pidió la mujer – bienvenido querido, por favor siéntete como en casa –

- Gracias Nin – agradeció Gulf mirando con cariño a la mujer.

- ¿Y qué edad tienes tesoro? – preguntó la mujer al novio de su hijo.

- Veinticinco años –

- ¿Lo dices en serio? – la mujer no podía creerlo – te ves mucho más joven, bueno ambos no aparentan la edad que tienen –

- Eso es todo un cumplido – dijo Gulf contento con la apreciación de la madre de Mew.

- Mew, quiero que conozcas a alguien muy importante – dijo la mujer cambiando drásticamente el tema.

- ¿A quién? – preguntó el mencionado.

- Al padre del chico con el que se va a casar tu hermana –

- ¿De verdad es necesario que lo conozca? – preguntó con fastidio Mew.

- Por supuesto que sí, vamos –

Nin tomó del brazo a su hijo y éste llevo de la mano a Gulf. Los condujo por casi todo el salón buscando al futuro suegro de Joo Suppasit, la hermana de Mew, hasta que después de un par de minutos lo encontró cerca de la puerta de la biblioteca.

Al llegar, a Gulf sintió que se quedaba sin aliento y su corazón se detenía, no podía ser cierto que el hombre al que estaban buscando fuera su padre, eso era completamente imposible, una maldita y macabra broma del destino. Hubiese preferido mil veces encontrarse con su antiguo novio San, antes que encontrarse con su propio padre. No sabía qué hacer, quería irse, desaparecer, que la tierra se lo tragase, cualquier cosa era buena con tal de no estar ahí. Su padre le había dicho en el pasado "Gulf, tú ya no existes para esta familia"  y después lo había echado de casa sin ningún tipo de remordimiento. Pero no se podía ir, primero porque ese hombre ya lo había visto y segundo porque Mew no soltaba su mano, rápidamente llevó su mirada a la unión que mantenía con su novio y lo apretó con más fuerza, claro que Mew lo sintió y regresó el apretón... "No sueltes mi mano Mew", pensó, pues en esos momentos era, por absurdo que se pudiera escuchar, lo único que le daba valor y fuerza.

Supo que su padre tampoco quería verlo, pues cuando le dirigió la mirada pude ver en ella solo asco y odio.

- Mew, cariño, él es el general Mongkut Traipipattanapong – dijo Nin mientras los presentaba – general, él es mi hijo Mew Suppasit, el hermano mayor de Joo –

- Mucho gusto general – saludó Mew haciendo un pequeña reverencia – permítame presentarle a mi novio, él es Gulf Kanawut –

Gulf vio como la cara de su padre se llenaba de desagrado y repugnancia al enterarse de que era novio de Mew, sabía perfectamente lo que su padre pensaba de la homosexualidad, y jamás lo llegaría a entender.

Sin embargo, no iba a permitir que lo tratara mal ni que lo humillara, así que con el valor que le daba el contacto de Mew le habló a su padre.

- General, que inesperada sorpresa, hace mucho tiempo que no nos encontrábamos – comentó el menor con la cara el alto – no ha cambiado nada –

- Usted tampoco ha cambiado joven Kanawut – contestó su padre de forma fría.

- ¿Qué pasa aquí, acaso ya se conocían? – preguntó Nin

- El joven Kanawut era amigo de la familia – expresó Mongkut.

- Así es, y me encantaría saludar a su familia, general – Gulf sabía que su padre jamás lo dejaría acercarse a ellos pero quiso ponerlo en jaque al decirle aquello delante de Mew y su madre. 

- Le daré sus saludos – dijo con enfado – si me disculpan iré a buscar a mi esposa y a mis hijos, con permiso –

El hombre se dio la vuelta para desaparecer en el mar de gente. Gulf sabía perfectamente que su padre jamás le daría sus saludos a su madre y hermanos porque ese hombre no quería que se acercara a su familia, desde que lo había corrido de la casa lo había separado de ellos.

Pero de alguna manera estaba emocionado de que su familia estuviese ahí, tenía una oportunidad de hablar con ellos si su padre se descuidaba. "Ojalá y ellos también quieran verme", pensó.

- ¿De dónde conoces al general? – preguntó Mew.

- De mi infancia, pero no nos llevamos bien – comentó.

- Eso parece pero ¿Por qué? –

- No es un hombre fácil de tratar Mew – respondió, no iba a decirle la verdad.

- Sí, de eso también me di cuenta, te miraba con odio ¿Le hiciste algo? – la curiosidad de Mew era mucha.

- Quiero cambiar de tema – pidió el menor.

- De acuerdo cariño – dijo Mew sin más – eres un chico muy misterioso y eso me gusta mucho, presiento que este fin de semana será muy... prometedor.

A Gulf no le agrado mucho oír lo que había dicho Mew. O mejor dicho le provocaba nervios la forma en la que había dicho, sin duda alguna para él, ese fin de semana sería algo que nunca llegó a imaginar.

Continuará... 

Fue un capítulo un poco más largo pero fue necesario para explicar algunas cosas. 

Aunque aun queda por ahí la incógnita de qué fue lo pasó con Gulf y su familia. 

Recuerden que se aceptan todo tipo de comentarios, pero me reservaré de responder ofensas e insultos. 

¿Nos leemos en la próxima? (๑'•.̫ • '๑)

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