Capítulo VIII

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¡Sorpresa! El día de hoy serán dos capítulos por el precio de uno. Esto para agradecer sus votos y sus comentarios. De verdad que muchas gracias a todos. 

Capítulo VIII

Después de hablar con su hermana, Gulf fue a la mesa en donde se suponía lo estaría esperando Mew, sin embargo no fue así, éste seguía bailando con su fastidiosa madrastra y no se la veía muy contento. Entonces decidió que lo mejor era intervenir y ya no tanto por ayudar a su jefe, sino por los celos que lo estaban matando, aunque él no quisiera reconocerlo.

- Creo que lo mejor sería ir a separarlos ¿No crees? – Suchart se había acercado a él.

- En eso estaba pensando yo, pero... -

- ¿Qué pasa? – preguntó el hombre que no apartaba su vista de la pista de baile.

- Hay que quiero decirle señor, es respecto a Mew y a la señora Jai – dijo Gulf con evidente sarcasmo cuando dijo la palabra señora.

- ¿Ah sí? –

- Verá, Mew...-

- Ya lo sé Gulf – lo interrumpió – sé que mi hijo no tuvo nada que ver con esa arpía que tengo de esposa, por desgracia cometí un error al confiar más en ella, pero ahora sé que aunque no he sido un padre ejemplar para Mew, él jamás haría algo en mi contra –

- ¿Entonces no está molesto con él? – preguntó Gulf con entusiasmo.

- Nunca lo he estado – dijo el hombre – tengo que reconocer que está vez mi hijo ha conseguido a alguien que vale mucho la pena, espero que se dé cuenta antes de dejarte ir –

Gulf pensó que eso sería imposible, Mew no era un hombre que quisiera una relación estable en esos momentos, y dudaba de que en un futuro fuera a formar un hogar, así que por muy buen candidato que él fuera, nunca habría nada entre ellos. Además, él solo estaba fingiendo ser su novio, no tenían nada en realidad.

- Mew – lo llamó de pronto su padre – lo ideal es que bailes con tu novio y yo con mi mujer –

- Si papá – le dijo al hombre eternamente agradecido – vamos Gulf – lo tomó de la mano y se alejaron un poco de ellos - ¿De qué has hablado con mi padre? –

- Él dice que está arrepentido por haberte juzgado mal por todos estos años, así que solo te falta hablar a ti –

- ¿Cómo has logrado eso? – cuestionó Mew sorprendido.

- Él fue a hablar conmigo, yo no hice nada –

- Te has convertido en mi amuleto de la suerte cariño – Mew lo abrazó fuertemente.

- Yo no soy un amuleto de la suerte – se quejó el menor.

- Pensé que te quejarías por el abrazo – dijo Mew – además, yo creo que si eres un hermoso talismán de la fortuna, yo siento como si estuviera bajo un hechizo tuyo –

- Seguramente es el nefasto perfume que usa tu madrastra, es horrible – comentó Gulf sin separarse de los brazos del mayor.

- No lo creo, eres tú él que me marea... él que me vuelve loco, y lo peor es que lo sabes Gulf – le dijo al oído.

- ¿Entonces soy una amenaza para ti? –

- Eres una amenaza de la que no quiero escapar – confirmó Mew.

- Mew... será mejor que me vaya, yo... -

- Puedes irte cuando quieras – dijo Mew extendiendo ambas manos y de alguna manera dejó el camino libre a la fuente de sus deseos.

Pero Gulf estaba atrapado, sabía que lo mejor y lo correcto era irse, alejarse de Mew que sí representaba una amenaza para su salud mental, él también lo deseaba pero aceptarlo no sería lo más sensato. No debía aceptarlo.

No obstante, algo en la mente de Gulf le hizo ver que no tenía nada de malo dejarse llevar por lo que estaba sintiendo, después se preocuparía por las consecuencias, ese momento tenía que disfrutarlo, por lo que decidido dio dos pasos, recargó su cabeza en el pecho de Mew y le rodeó el cuello con ambas manos. Y así comenzaron a bailar, una balada suave y delicada que provocaba que sus movimientos fueran lentos y plácidos aumentando la tentación y el deseo en ambos.

Gulf podía percibir el olor de la colonia que usaba Mew, mezclado con el calor de su cuerpo, notaba que la respiración del mayor se volvía cada vez más irregular al igual que los latidos de su corazón.

Para desagrado de ambos, el DJ había cambiado la canción por una melodía más animada y se separaron un poco, sin embargo seguían bailando uno muy cerca del otro. El menor movía sus caderas de manera sensual y Mew se vio embaucado en los eróticos movimientos, pero notó que no era el único hombre que lo miraba con deseo, y eso no le gustó para nada, sentía su sangre hervir nada más de pensar que alguien más viera a Gulf con pasión. Sin dudarlo, lo tomó de la mano y lo llevo a un lugar más solitario y oscuro.

- Mew, espera, vamos muy rápido – dijo Gulf que era llevado con el mayor a toda prisa.

- ¿Acaso te gusta exhibirte? –

- Oye Mew, cada vez actúas más raro, ¿Qué pasa? Parece como si estuvieras celoso –

- No soporto que alguien más te vea con el afán de llevarte a la cama –

- Pero tú... -

- Sabes que era lo último que tenía pensado que pasara Gulf, pero ahora te deseo más que nada – dijo Mew y se acercó a besar el cuello del menor.

- No, Mew... - le ordenó Gulf sin embargo en lugar de una orden parecía un susurro que no quería ser escuchado –

- Yo sé que deseas lo contrario – afirmó el mayor.

Y con eso, Mew atrapó los labios de Gulf con una pasión devastadora, fue un beso totalmente enloquecedor, lleno de calor que poco a poco aumentaba la excitación en ambos, ese beso jamás iba a ser suficiente, necesitaban más, anhelaban sentirse unidos. Sin embargo, a pesar de la mala fama que tenía, Mew era un caballero y luchando contra su propio deseo separó sus labios de los Gulf.

- Cariño, si no... si no paro ahora, no podrá hacerlo después –

- ¿Por qué Mew, por qué nos ha tenido que pasar esto ahora? – preguntaba Gulf sin separarse del mayor – yo estaba muy bien cuando tú no me agradabas –

- Por favor cariño, no vamos a discutir eso ahora ¿O sí? –

- Mew... yo... yo... - no podía hablar pues los besos que Mew le estaba dando en el lóbulo de la oreja no lo dejaban pensar con claridad – yo... no quería llegar a desearte tanto - confesó.

- Todo esto es tu culpa pequeño hechicero – le dijo con cariño – ¿Qué es lo que has hecho conmigo? – sus manos comenzaban a acariciar más partes de la anatomía de Gulf – no puedo dejar de tocarte, eres mi droga Gulf... te necesito tanto... eres algo que no quiero evitar.... –

- Ya lo sé Mew... pero debemos parar – indicó Gulf, pero Mew sonrió pues el menor comenzaba a desabrochar los primeros botones de camisa y tocaba su pecho con suavidad.

- Mmm...Gulf... así cariño... me encanta cuando me tocas – susurró el mayor.

Gulf se sentía atrapado en ese mar de sensaciones placenteras que lo estaban quemando, jamás había tenido la necesidad de entregarse a alguien con esa urgencia y apetito, ni con San y mucho menos con Mark... ¡Mark!... su nombre lo hizo volver a la realidad.

- No Mew, esto ya no puede seguir – le dijo empujándolo ligeramente.

- ¿Qué tiene de malo que nos deseemos? –

- Yo no soy el chico adecuado ni tú lo eres para mí –

- Gulf... necesito... hacer el amor contigo... - soltó el mayor casi como una súplica.

- Eso no fue lo que acordamos cuando me trajiste contigo –

- Está bien... - suspiró tratando de calmarse – tú tienes la decisión –

Gulf se quedó muy callado observando la cara de frustración de Mew, y además se había sorprendido de lo que le había dicho.

- ¿Acabas de decir que la decisión es mía? –

- Mira Gulf, aunque no lo creas, jamás en mi vida he estado con alguien a la fuerza, y por mucho que te desee, no comenzaré hacerlo contigo, tú tienes algo especial –

- ¿Y esperas que te creo eso? –

- Allá tú si lo haces –

Mew se dio la vuelta dispuesto a dejarlo solo, se sentía enojado y dolido por lo que Gulf le había dicho, sin duda no habría forma de hacerlo cambiar de parecer, siempre tendría esa mala imagen de él, y solo él era el responsable de haberse creado esa nefasta reputación. Ahora, no le quedaba más que reflexionar sobre el nuevo sentimiento que nacía en él, sabía que lo deseaba como nunca había deseado a alguien, pero no quería que lo suyo con Gulf fuese algo pasajero. ¡Maldición!, pensó Mew, ahora su miembro le dolía y todo por culpa de ese pequeño hechicero que lo había cautivado sin darse cuenta.

Por su parte, Gulf se dio cuenta de que no podía seguir con Mark, y no porque pensara que podía tener algo serio con Mew, sino porque se daba cuenta de que su verdadero novio no lo atraía ni física, ni emocional y mucho menos sexualmente y que solo estaba con él porque lo trataba bien.

- Después de todo eres un buen tipo Mew, aunque me cueste admitirlo – dijo Gulf para evitar que Mew se alejara más.

- Tu problema ese ese Gulf –

- ¿De qué hablas? –

- Encasillas a las personas y no ves la realidad –

- Supongo que tienes razón –

Mew se quedó observando un momento la expresión del menor, ¡Demonios!, pensó. Ese chico lo tenía fascinado e iba a ser muy difícil sacarlo de su mente.

- Vamos Gulf, seguramente van a preguntar en dónde hemos estado –

- Creo que tu familia debe suponer lo que hemos estado haciendo – quiso bromear el menor pero Mew no tenía ganas de seguirle el juego.

- Vamos – repitió Mew y se giró para caminar la mesa en dónde habían estado sentados antes sin preocuparse de tomarlo de la mano o abrazarlo por la cintura.

Gulf notó el cambio de humor Mew y sintió una punzada de dolor en el pecho. Pero se dijo que eso era lo mejor.

Después de un par de horas, los recién casados se despidieron de todos para irse a descansar pues al día siguiente se irían de luna de miel a las islas Maldivas y los invitados regresaron al jardín para continuar con la fiesta que parecía que iba a durar toda la noche y parte de la mañana.

Mew y Gulf no volvieron a bailar ni juntos ni con otras personas, se perdieron en conversaciones con las personas con las que compartían la mesa. Y aunque Mew se portó educadamente, no se mostró cariñoso en ningún momento. Alrededor de la dos y media de la madrugada, a Gulf lo empezaba a vencer el sueño y el cansancio, por lo que le dijo a Mew que quería irse a descansar y ambos se retiraron a la habitación.

- Lo bueno es que nuestra habitación está del otro lado, el ruido no nos molestará – comentó Mew que parecía de mejor ánimo.

- Lo malo es que tenemos que caminar mucho – se quejó Gulf.

- No seas perezoso –

- Lo siento, la fiesta me tiene agotado –

- Y como no, si bailaste con todos en la fiesta –

- No empecemos a discutir Mew – advirtió Gulf.

- De acuerdo, ¿Te apetece una copa? –

"Me apeteces más tú en la cama", pensó Gulf al mismo tiempo que le entraban unas ganas terribles de besar y acariciar a Mew.

- ¿No que no querías continuar con eso? – preguntó Mew.

- ¿De qué hablas? –

- No te hagas Gulf, de lo que estás pensando –

- ¿Cómo sabes lo que estoy pensando? – preguntó preocupado.

- Tus ojos expresan mucho –

- ¿Estás diciendo que parezco un libro abierto? –

- Solo digo que tus ojos son hermosos – Mew sonrió con desgano.

Gulf miró con detenimiento a Mew, cada vez que lo veía con atención confirmaba que era muy atractivo y... sensual, su cuerpo estaba hecho a la perfección, una linda obra arte... sus ojos eran lo que más le gustaba, eran tan enigmáticos que podía perderse con gusto en ellos, le gustaba mucho ver sus ojos. 

- ¿Acaso ahora me ha salido otro ojo? – preguntó Mew al sentirse incómodo con la mirada penetrante de Gulf.

- No, los que ya tienes son muy hermosos – admitió Gulf sin pensarlo.

- ¿De verdad? – Mew sonrió – dime más cosas, halágame... - pidió con un puchero juguetón que encantó a Gulf.

Pero no dijo una sola palabra más, se limitó a caminar lentamente hasta quedar frente a él. Ya había tomado la decisión y no se iba a arrepentir por eso, seguiría adelante hasta el final, pero, quería hacerlo sufrir un poco primero.

Tomó el rostro de Mew entre sus manos y lentamente comenzó a juntar sus cabezas para después unir sus labios. Sintió como de inmediato el mayor se rindió a la iniciativa de Gulf, gimiendo placenteramente cuando la lengua del menor invadió su boca. Sin embargo, fue un beso demasiado breve para el gusto de Mew. 

- ¿Por qué has hecho eso Gulf? –

- Te quería dar una sorpresa – respondió.

- Menuda sorpresa, cariño –

- Iré a darme una ducha entes de acostarme – anunció el menor.

- De acuerdo, yo tomaré una copa antes de subir –

- Está bien –

Gulf subió a la habitación que ambos compartían, sin duda, no se arrepentía de haber besado a Mew, todo lo contrario, se sentía sumamente feliz y realizado, y curiosamente libre. Se había dejado llevar por su instinto y por su deseo y las cosas no le habían salido nada mal. Además, Mew no se había quejado de eso.

Entró a la habitación e inmediatamente se dirigió al cuarto de baño en dónde pensaría muchas cosas.

No duró mucho pues tampoco era una hora conveniente para estar tanto tiempo en la ducha, cuando salió encontró a Mew mirando por la ventana y con solo los pantalones del pijama, y su cama echa sobre el sofá.

- Esperaba a que salieras, quiero lavarme los dientes –

- Lamento haber tardado – dijo Gulf.

- No te preocupes –

Mew se dirigió al cuarto de baño con su cepillo de dientes en la mano; a Gulf le gustó mucho el detalle de que el mayor hubiera hecho la cama en el sofá, eso quería decir que no había pensado en acostarse con él solo por el beso que le había dado antes de subir, pero las intenciones que tenía Gulf era completamente diferentes a las suyas.

Corrió al sofá y deshizo totalmente la cama de Mew, después caminó hacía la ventana para hacer como si nadie hubiese ocurrido. Su corazón latía frenéticamente y sus nervios se dispararon cuando escuchó que Mew salía del baño.

- ¿Gulf? –

- Dime... -

- ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? – Gulf se giró para encararlo y verlo a los ojos.

- Quiero que me lleves a la cama y me hagas tuyo – dijo con seguridad. 

No tuvo que insistir ni repetir su deseo. Mew caminó directamente hasta él, lo tomó por la cintura y lo llevó lentamente hasta la cama para depositarlo con extremo cuidado como si se tratara de una frágil figura de cristal para después acariciar con delicadeza el exquisito cuerpo que tenía debajo de él. 

A Gulf le excitaba ver las imponentes manos de Mew recorrer su caliente cuerpo, y cada caricia aumentaba el sentimiento de placer que sentía.

Sus lenguas se unieron en una sensual batalla en la que aunque necesitaban tomar aire para respirar, ansiaban sentirse unidos y sentir el calor del otro a través de sus bocas. Mew se separó de los labios ajenos para descender lentamente por la barbilla y el cuello de Gulf dejando a su paso besos que estremecían al menor a los cuales respondía con ligeros rasguños en la espalda de Mew.

El mayor disfrutó morder, lamer y chupar del cuello de Gulf por unos minutos, el sabor de la piel de ese chico se había convertido desde el primer instante en su sabor preferido. Pero Mew quería disfrutar más de aquel cuerpo, poco a poco fue bajando por su vientre hasta llegar a su despierto miembro que estaba cubierto solo por un bóxer algo ajustado, dejando ver con claridad la erección del menor.

Mew deseaba saborearlo, sentirlo en su boca y disfrutar de su sabor, desvío su mirada hacia el rostro de Gulf y éste lo observaba con unos ojos brillantes llenos sensualidad y desesperación. El menor ya lo quería sentir dentro y se asustó de su propia necesidad, desde San no había sentido tanta impaciencia porque alguien lo tomara y lo penetrara salvajemente. Mew había despertado en él un deseo incontrolable.

Sintió como la mano del mayor tomaba su miembro y con la otra acariciaba sus nalgas, un par de traviesos dedos recorrían la punta de su virilidad haciéndolo gemir casi de dolor debido al enorme placer que lo estaba quemando. Tuvo que cerrar los ojos en un vano intento de aguantar semejante tortura, sin embargo, cuando pensó que nada podía superar esa dicha, sintió como la lengua de Mew comenzaba a pasearse por su pene lamiendo desde la base hasta la punta rozando deliberadamente sus testículos. Gulf se sentía desfallecer y se ponía más duro al pensar como la saliva de Mew se mezclaba lascivamente con el líquido pre seminal que salía de su miembro.

Los sonoros gemidos de Gulf, hacían que Mew disfrutara al máximo su tarea, su propio miembro se endurecía y chorreaba con cada ruido que salía de los deliciosos labios del menor, nunca se había sentido así con nadie, por lo general sus amantes chupaban su miembro y luego él los penetraba para después venirse fuera, nunca había eyaculado dentro de ellos, pero con Gulf era diferente, quería que el menor disfrutara hasta límites impensados para él, sabía que sería imposible lograr que Gulf le suplicara con palabras que lo penetrara y lo hiciera suyo, pero se encargaría de llevarlo a un estado en el cual sin decir una sola palabra le demandara entrar en su interior. 

Con delicadeza y sin dejar de chupar la masculinidad de Gulf, introdujo un dedo dentro en aquella húmeda entrada, en la que pudo además sentir que no solo estaba ya mojada sino que era increíblemente cálida.

- Cariño, estás endemoniadamente mojado y caliente – dijo el mayor y metió un segundo dedo en aquella cavidad.

Los dedos de Mew en su entrada, su mano masturbando su pene y su lengua jugueteando con sus testículos provocaron que Gulf poco a poco fuera perdiendo la fuerza en su cuerpo, el menor jamás imaginó que existiera placer como el que estaba experimentando. Y sin poder evitarlo explotó su semilla en la mano de Mew, su respiración era agitada, necesitaba recuperarse un poco porque sabía que su jefe aún no terminaba con su trabajo.

Y no estaba equivocado, Mew se volvió a acomodar encima de él, tomo su miembro recién liberado y lo juntó con el suyo para masturbarlos juntos. Cuán equivocado estaba al pensar que nada podía superar el placer que Mew había hecho sentir momentos atrás, sentir el miembro del mayor rozando eróticamente el suyo lo hizo gemir con fuerza.

En Gulf crecía nuevamente y con más vigor la necesidad de tener a Mew dentro de él, quería que Mew lo llenara de calor, con el calor de su virilidad, con su esencia de su miembro, lo que estaba haciendo eran simples juegos.

Sintió como las poderosas manos de Mew acariciaban sus piernas para separarlas, el mayor no aguantaba más, su pene estaba erecto y con ganas de derramarse dentro de Gulf. Lo colocó en la entrada del menor y con suavidad lo introdujo hasta que sus testículos chocaron con las nalgas de su pequeño novio provocando que ambos soltaran un fuerte gemido que seguramente se escuchó por toda la mansión.

Gulf apretó los labios y la sábana cuando sintió que Mew había llegado hasta el fondo, era la primera vez en su vida que sentía que así quería quedarse para siempre, con el erecto miembro de Mew invadiendo su cuerpo con extrema calidez, no cambiaría por nada del mundo ese momento, incluso se regañó mentalmente por no haber sucumbido antes al deseo de Mew.

Poco a poco las embestidas por parte del mayor iban aumentando en velocidad y fuerza, enredó las piernas en el cuerpo de Mew para profundizar aún más los embates que estaba recibiendo y que el miembro de su amante tocara el punto exacto que lo hacía exigir cada vez más.

- Gulf... oh Gulf... - Mew gemía el nombre del hombre que lo estaba volviendo loco – me tienes completamente rendido a ti cariño –

El mayor entraba y salía con gracia y maestría del cuerpo de Gulf, mientras que éste ayudaba moviendo sus caderas para satisfacer más su placer y el placer de Mew. Sin poder creerlo, sentía que iba a venirse por segunda vez en la noche, él siempre creyó que al tener relaciones solo se correría una vez y ya, pero Mew le estaba enseñando de la mejor manera posible que podía liberar su semilla las veces que fuera necesario.

- Cariño... necesito venirme... - avisó el mayor sabiendo que en cualquier momento iba a estallar.

- Hazlo dentro de mí, Mew – susurró.

Mew gimió como un animal en celo y alcanzó su clímax dentro de la cavidad de Gulf, y es que cuando escuchó a su novio decir que quería que se viniera dentro no pudo soportarlo más, esas palabras lo habían excitado al grado de estallar en su interior. Cuando Gulf sintió el caliente líquido dentro de él no pudo evitar exclamar su nombre. 

El menor se sentía sumamente cansado, pero extremadamente feliz por haber hecho el amor con Mew, tenía que reconocer que, en realidad, oculto detrás de peleas sin sentido, amaba a ese hombre y estaba perdidamente enamorado de él.

Lo último que sintió antes de quedarse dormido fue que los brazos de Mew pasaban por su cintura y lo abrazaba a su cuerpo con mucha ternura.

Continuará... 

Espero que les hayan gustado estos dos capítulos. 

Gulfito por fin cayó, y no solo eso, ha reconocido que en el fondo ama a Mew Suppasit ¿Saldrá todo bien entre ellos?

Recuerden que se aceptan cualquier tipo de comentarios, pero me reservaré de responder ofensas e insultos. 

¿Nos leemos en la próxima? (๑'•.̫ • '๑)

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