EP 01

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Yeonjun sube el último escalón de las escaleras con pesadez acompañado de un gran y profundo bufido de cansancio. Se siente agotado después de haber subido hasta el quinto piso usando las escaleras, pero definitivamente prefiere hacer ese agotador pero muy seguro viaje y evitar por completo subirse a un elevador, le hace falta demasiado valor como para arriesgarse a tomar uno de esas cosas.

Comienza a caminar por el pasillo con la vista centrada en la pantalla de su celular que muestra una conversación mundana con su hyung pero al escuchar un sonido extraño detiene su andar y su atención se dirige hacia el frente, buscando de dónde — o mejor dicho, de quién — provino el ruido. Lo último que espera encontrarse es exactamente lo que tiene en frente de él; un chico, que jamás había visto antes en el edificio, está parado a mitad del angosto pasillo luchando por encontrar la llave correcta para abrir la puerta del departamento 28 mientras que en sus brazos se balancean varias bolsas de papel llenas de comida y algunas otras cosas.

El primer pensamiento que Yeonjun tiene es que debe dar media vuelta y salir de ahí antes de que el chico note su presencia, por desgracia ya es demasiado tarde para eso pues sin quererlo ha soltado un pequeño ruido de sorpresa logrando obtener la indeseada atención de lo que parece ser su nuevo vecino de enfrente.

Yeonjun siente la boca seca como un desierto e intenta disimuladamente relamerse los labios y calmar a su corazón desbocado que amenaza con salirse de su pecho, todo a causa de la sonrisa amplia y brillante que le ha regalado el castaño. Sin darle más vueltas al asunto y después de unos segundos en los que prácticamente su mente dejó de funcionar, el peligris avanza por el pasillo tratando de llevar su mirada a cualquier cosa menos el desconocido que continúa teniendo problemas en abrir su propia puerta, pero es inevitable no echar un vistazo hacia el nuevo vecino cuando pasa a su lado y éste hace una reverencia educada a la que Yeonjun corresponde con rapidez evitando el contacto visual a toda costa.

— Hola, es un gusto finalmente verlo por el edificio.

Yeonjun da un respingo cuando la cálida voz del sujeto lo toma por sorpresa mientras sus manos torpes buscan sus propias llaves en cada uno de sus bolsillos. El peligris simplemente asiente con la cabeza sin emitir el más mínimo sonido y apenas mirando por sobre su hombro a su vecino. Parece que ambos tienen problemas encontrando sus llaves...

— Me mudé aquí hace poco más de una semana, creía que era el único que vivía en este piso pero hace un par de días me enteré de que tenía un vecino — el desconocido suelta una carcajada suave y un tanto tierna. Yeonjun se pregunta cómo es que el chico puede sostener tantas cosas en sus brazos y no tener ni una gota de sudor recorriendo su frente, pero desecha el pensamiento tan rápido como viene, en cambio simplemente se limita a parpadear y asentir muy ligeramente —, así que me alegra mucho finalmente conocerlo... Me llamo Choi Soobin — se presenta el castaño regalándole una sonrisa gentil que ilumina su rostro y hace que sus ojos casi desaparezcan detrás de sus mejillas.

Entonces los brazos de Soobin tiemblan un poco y las bolsas que sostiene se tambalean, Yeonjun piensa que quizá debería ofrecerse a ayudarlo para que su vecino pueda abrir la puerta del departamento y finalmente desaparecer en el interior para terminar con ese incómodo encuentro.

— Yo... — comienza a decir Yeonjun pero como por arte de magia u obra del destino, las bolsas que Soobin carga deciden romperse, dejando caer todas las cosas en su interior antes de siquiera poder terminar la frase y todas las buenas intenciones del peligris por ayudar al chico son fácilmente remplazadas por el temor a que algo peor suceda, así que sin demorarse ni un segundo más, mete la llave en el picaporte abriendo la puerta de su propio apartamento y se esconde en el interior de este, dejando del otro lado a su vecino en un estado de confusión por tan repentina actitud.

Yeonjun observa a través del mirador de la puerta como Soobin suspira y calmadamente se dedica a recoger sus cosas y finalmente entrar al apartamento, no sin antes dar un último vistazo hacia la puerta del apartamento del peligris con una expresión de completa confusión y un tanto decepcionado.

Solamente cuando Yeonjun se asegura de que su vecino ya se encuentra sano y salvo dentro de su hogar, se permite soltar el aire que hasta el momento no sabía que estaba conteniendo en sus pulmones. Por primera vez en mucho tiempo, es capaz de sentir su corazón latir en su pecho y... ¡oh, por dios! ¿Acaso se ha sonrojado?

╰ ✧ ╮

— ¡Soobin-ah! — una voz lo llama desde alguna parte del departamento — ¡Soobin-ah! ¿Eres tú?

El castaño reconoce el sonido de la ducha apagarse rápidamente y segundos después se encuentra con un Jungkook semidesnudo — una toalla enroscada al rededor de su estrecha cintura es lo único que lo protege — a mitad de la sala de estar mientras que el trabaja en guardar los alimentos en el refrigerador.

— No, soy un ladrón que casualmente se parece a ese tal Soobin del que hablas — bromea con su hyung imitando la voz de un señor malo — ¡Ay hyung, sólo estoy jugando! — se queja de forma infantil cuando se gana un golpe inofensivo por parte de su mayor.

— ¡Oh, Binie! ¿Estuviste bebiendo tan temprano? Tus orejas están todas rojas y también tus mejillas — menciona Jungkook apuntando hacia el rostro sonrojado de su compañero de habitación. Tal como lo ha mencionado, las puntas de sus orejas y rechonchas mejillas se han pincelado de un bonito color rosado que solo le agrega al chico un toque más de ternura — Soobin, no es algo decente tomar a estas horas de la mañana. Además mañana comenzamos clases y créeme que no deseas pasar tu primer día de clases en la universidad con una resaca, te lo digo por experiencia — Jungkook representa el desagrado de ese recuerdo con una mueca de terror y se estremece casi de manera inconsciente.

— Hyung, ni siquiera tengo el valor suficiente para comprar alcohol para ti y tus amigos — comenta Soobin riéndose bajito por la expresión del mayor y agradeciendo en silencio que pasará por alto el hecho de que se había sonrojado y que claramente no había sido por alcohol.

Era definitivamente extraño pero tenía cierto encanto, su vecino desprendía esa aura misteriosa y mística que había llamado la atención de Soobin desde que lo vió por primera vez y por alguna razón aún desconocida no podía evitar pensar en que secretos escondería el misterioso vecino.

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