EP 02

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Su estómago gruñe y ruge fuertemente en protesta y demanda por un desayuno, pero no hay tiempo para comer. La noche anterior no pegó un ojo para poder terminar su proyecto de arte que había olvidado hacer por estudiar para los exámenes parciales, y por esa razón se ha quedado dormido, además, su alarma no ha sonado esta mañana y ahora Yeonjun tiene sólo veinte minutos para llegar a su primera clase de la semana.

Se las arregla para deshacerse de sus pijamas en unos pocos segundos y decide qué tal vez una ducha no sea necesaria hoy, así que apresura a tomar ropa al azar de su desordenado armario, encuentra su móvil en el camino y da unos cuantos clicks para después llevar el aparato a su oreja sosteniéndolo contra su hombro mientras que lucha para ponerse unos jeans deslavados y una camiseta que espera no esté sucia.

Habla Kiyong — dice una voz burbujeante al poco tiempo.

— Necesito que me cubras, voy tarde a clase — explica de inmediato soltando un gruñido cuando el pantalón se atora en sus caderas — Por favor.

¿Otra vez? Apenas es lunes — responde el chico al otro lado de la línea y el peligris puede imaginar que en su rostro hay una sonrisa socarrona.

— Me quedé despierto haciendo el proyecto de art-¡Eh!— aprieta los dientes cuando el zip de los vaqueros pellizca la piel pálida y suave de su pelvis por encima de su ropa interior.

Está bien — una risilla resuena en su oído y luego un suspiro bajo — ¿Un resfriado suena creíble? ¿O prefieres un accidente de camino a la universidad?

— Mmm... El bus se atrasó — Yeonjun sugiere al tiempo que termina de colocarse la camiseta.

Ni siquiera tomas el bus — apunta Kiyong entre una carcajada sonora y alguien lejano le pregunta qué es lo que le hizo gracias.

— ¡Da igual!

Vale, vale. Diré que al bus se le pinchó un neumático.

— Gracias, eres el mejor — dice a modo de despedida y finalmente la llamada termina.

Yeonjun se cepilla los dientes en tiempo récord y en cuestión de unos minutos ya ha guardado todo lo que necesita en su mochila, asegurándose por segunda vez que lleva lo más importante: el proyecto. Se apresura a salir de su apartamento, dando saltitos mientras se coloca los tenis con una mano y con la otra se cepilla el cabello intentando estilizarlo para que no se vea como si acabara de salir de la cama, aunque lo ha hecho.

Corre por el pasillo pero se detiene a pocos metros de las escaleras y el elevador. Las escaleras hasta el momento eran su única opción pues tomar el elevador definitivamente no es algo que quisiera hacer bajo ninguna circunstancia pero ya es tarde, demasiado tarde; él se encuentra en el quinto piso y no es un gran atleta, sabe que al menos le tomará diez minutos recorrer todo el camino hasta la plata baja incluso si se apresura. Por otro lado, las puertas del ascensor se están cerrando... Sin darse más tiempo de analizar todo lo que podría salir mal, toma una decisión precipitada y se lanza hacia el interior del ascensor justo antes de que las puertas se cierren por completo.

Oh mierda, está en un ascensor... ¡Está en un maldito ascensor! Su cabeza se llena de imágenes mentales de las mil y un situaciones desastrosas que podrían suceder en ese mismo instante. Mierda. Mierda. Mierda.

Cierra los ojos fuertemente y aprieta el agarre a su mochila cuando un crujido proveniente de alguna parte de todo el mecanismo se hace escuchar en el pequeño espacio y puede jurar que este es su fin. En el mejor de los casos, simplemente el elevador se detendrá de emergencia y quedará atrapado por un tiempo... En el peor, las cuerdas metálicas, viejas y oxidadas, se romperán y caerá a una gran velocidad por unos buenos tres segundos hasta que se estrelle contra el suelo y termine como una plasta sobre la fea alfombra mohosa y maloliente. ¡Todo eso a causa de haberse quedado dormido!

— Uhm... ¿Vecino? — una dulce voz ligeramente nublada por la preocupación estalla su pequeña burbuja de malos pensamientos y lo regresa a la realidad — ¿Se encuentra bien?

Yeonjun mira a su izquierda y sus ojos se abren de par en par cuando se encuentra con ese lindo rostro que recordaba haber visto días antes. Es el nuevo residente del apartamento otro lado del pasillo. ¿Cómo es que se llama? ¿Woojin? ¿SooYang? No puede recordarlo.

— E-eh, sí — balbucea ensimismado por la forma en la que el castaño lo mira con el ceño fruncido y un puchero inconsciente en sus labios. Siente sus mejillas teñirse poco a poco y tiene que apartar la vista para esconder su rostro y evitar que éste se dé cuenta de que se ha sonrojado terriblemente.

— ¿Acaso sufre de claustrofobia? Es que se ve muy pálido, parece que podría desmayarse — siente a su vecino adelantarse un par de de pasos y por pura inercia se encoge con temor — En serio no luce para nada bien.

El peligris se voltea para encararlo y refutar pero en ese mismo instante el elevador se detiene con una suave sacudida y el "ding" avisa a los dos chicos que el corto viaje ya ha terminado. Las puertas se abren con demasiada lentitud, así que Yeonjun se apresura a apretujarse entre ellas para salir lo más rápido posible de ahí, dejando al castaño atrás, totalmente confundido por su extraña actitud. Yeonjun siente una punzada de culpabilidad en su pecho y se detiene antes de atravesar la puerta principal del edificio sólo para darse media vuelta y vociferar:

— ¡Estoy bien, gracias por preocuparse!

En un santiamén ya se encuentra corriendo a través del estacionamiento para terminar montándose en su scooter y salir pitando de ahí en dirección a su universidad.

La sensación de alivio recorre su cuerpo sólo cuando su trasero se deja caer sobre su asiento y se derrumba sobre el escritorio que comparte con otros cuantos alumnos. El profesor de literatura lo mira con desaprobación desde lejos pero no se queja por su retardo.

— Parece que has corrido una maratón hasta aquí — se mofa Kiyong con una sonrisa burlona dibujándose en su rostro. Yeonjun rueda los ojos y chasquea la lengua en respuesta.

— Fue algo así. Incluso para evitar las escaleras, tuve que tomar el... ascensor.

Sólo entonces se da cuenta que, en efecto, ha tomado el ascensor y esa es la primera vez que lo hace desde su último incidente hace cinco años. No le ha sucedido nada, ni un solo rasguño. Absolutamente nada. Parpadea sorprendido con su reflexión y una idea fugaz atraviesa su mente: ¿Y si es gracias a que su nuevo vecino ha estado con él? No encuentra otra explicación para el hecho de que su mala suerte no le ha afectado en el ascensor. Algo no está bien, algo no es normal.

— ¿Podría ser? — murmura inmerso en sus pensamientos.

— ¿Podría ser qué? — Kiyong cuestiona con una expresión divertida, como su se estuviese entreteniendo con solo ver a Yeonjun tener un momento de reflexión profunda.

—  Nada, simplemente estoy divagando — el peligris sacude la cabeza y se obliga a desechar la idea absurda. No puede ser, debe estar demente si cree que un chico puede ser su repelente de mala suerte.

╰ ✧ ╮

Ser un gato de mala suerte a veces tiene sus ventajas. Por ejemplo, cuando un ratón aparece en su apartamento no debe de preocuparse por llamar a las personas de las plagas pues ama cazarlos por si mismo y dejarlos en la puerta del edificio lujoso de la esquina para asustar a los residentes, o también las caricias detrás de sus orejas y en su barriga después de una larga siesta.

— No puedo creer que siempre termino haciendo esto, cada vez que vengo de visita — masculla Taehyung con las palabras cargadas de resentimiento mientras continúa sobando de mala gana la pancita del gato gris que se encuentra acostado sobre su regazo.

Meow.

— Cállate, si no fuera por mi te habrías quedado sin cenar hoy — dice el azabache poniendo los ojos en blanco en un gesto de fastidio — Ni siquiera vine por ti esta vez.

Meow.

— Mi novio se mudó a este edificio recientemente. De hecho, creo que es el apartamento de enfrente.

Yeonjun sisea al escuchar eso y se remueve entre las manos de su único primo, haciendo que este se dé por vencido y lo ponga en el suelo.

— Fue suficiente, vine para visitar a mi novio, no para ser esclavo de un gato malcriado.

Meow meow.

El grisáceo bosteza y se estira con toda su extensión antes de mirar al mayor con esos ojos brillantes y afilados casi burlándose de la situación. Entonces maúlla una vez más, con desdén y prepotencia para después dar media vuelta y caminar con petulancia hacia la puerta.

— ¿Me estás corriendo?

Meow.

Taehyung se levanta soltando una carcajada seca y sigue al gato hasta la salida, se asegura que haya agua y comida en el plato de metal que utiliza cuando está en su forma felina y finalmente abre la puerta.

— No puedo creer que cada vez que vengo, termino siendo echado por un maldito gato de mala suerte — se queja aunque en el fondo ambos saben que realmente no le molesta para nada — Procura llamarme cuando vuelvas a ser tú.

El gato parpadea con lentitud fingiendo ignorar las palabras del azabache y observa en silencio cómo este desaparece detrás de la puerta, incluso logra escuchar sus pasos atravesando el pasillo y la puerta del otro apartamento abriéndose con un rechinido molesto. Su primo y otro chico intercambian unas palabras y un par de risas hasta que sus voces se ven ahogadas por el mismo rechinido.

Después de unos minutos de silencio abismal, Yeonjun termina por aburrirse y ya no se siente lo suficiente cansado como para tomar otra siesta, así que opta por salir un rato a su lugar favorito. Hoy es un día grisáceo pero cálido, perfecto para espiar a la gente qué pasa por ahí. Se escabulle por la ventana de su habitación y se acomoda sobre el borde del pequeño balcón, su cola colgando y rizándose con pereza mientras presta atención a las diminutas cabezas que caminan en la acera, demasiado inmersos en sus propios pensamientos como para darse cuenta de están siendo observados.

Una cabellera y voz conocida capta su interés, luce y suena bastante familiar pero no puede descifrar exactamente de quién se trata, es alguien que ha visto antes pero ningún nombre aparece en su mente, no importa cuánto se esfuerce por encontrarlo.

— No, ahora estoy fuera. Tuve que salir del apartamento pues llegó el novio de mi compañero y no quiero volver a estar presente cuando ellos dos... ya sabes — dice esa gentil voz a quien sea que se encuentre del otro lado del teléfono.

¿Novio de su compañero? Se está refiriendo a Taehyung, está seguro. Ahora realmente está interesado en saber quién es el castaño.

— ¿Visitar a alguien? No creo. Todos los que viven en el edificio son ancianos o familias — responde acompañado con un suspiro de desgano — A excepción de mi vecino de enfrente, él es bastante joven, creo que podría ser un par de años más grande que yo, no luce mucho mayor. Sin embargo, no creo que pueda visitarlo, seguramente está demasiado ocupado como para recibirme, además ni siquiera estoy seguro de agradarle.

Joder, es el chico de enfrente. El chico bonito con el que se sigue topando una y otra vez. El chico que dejó en el ascensor esa misma mañana. Vaya, así que su compañero de cuarto resulta ser el novio de su propio primo; eso sí que era una mala jugada del destino. Aunque claro, no sabe cómo es que se sigue sorprendiendo a este punto, su suerte nunca ha estado de su lado.

— Bueno... solo he tenido oportunidad de encontrarme con él un par de veces, ni siquiera he tenido la oportunidad una charla apropiada— las palabras del chico se hacen cada vez más apagadas y se siente la decepción en ellas —, por alguna razón siempre termina escapando como si me tuviese miedo o repulsión. No sé si hice o dije algo para molestarlo y tampoco es como si pudiese acercarme y preguntarle, probablemente saldría corriendo antes de que pudiese saludarlo.

Escuchando eso Yeonjun se siente terrible ahora, como la persona más grosera y maleducada de todo el planeta. No se había dado cuenta que estaba actuando como un completo idiota con el chico nuevo simplemente porque le aterraba causarle alguna mal. Se merece que su vecino lo odie por siempre y para siempre, de hecho, espera que lo haga, así no puede compadecerse y también ya no habría problema con evitarlo.

— Aún así, no estoy molesto con él, simplemente me intriga. Por alguna razón, siento curiosidad. Lo único que quiero hacer es conocerlo más a fondo, no puedo evitarlo.

Esa última oración lo toma desprevenido y siente a su pequeño corazón later con fuerza, si fuera humano en ese momento seguramente estaría sonrojándose hasta las orejas. ¿Por qué? Ni siquiera sabe el nombre del chico, no debería reaccionar así. Corazón, por favor mantén la calma.

Yeonjun no logra que escuchar más de la conversión pues está demasiado ocupado tratando de obligar a sus pensamientos dejar de dar vueltas al rededor de lo que acaba de escuchar y a su corazón a latir con normalidad. Por otro lado, una señora que va pasando por el camino, casualmente se da cuenta de la presencia de un gatito gris recostado al borde del balcón sobre ella, sin saber el poder de este curioso animalito se atreve a llamarlo y la suerte le juega una mala broma haciendo que se tropezara con sus propios pies y cayera sobre un charco.

Ahí está de nuevo, la única desventaja de ser un gato de la mala suerte: Dar mala suerte a quien se atraviese en su camino.

╰ ✧ ╮

Al principio hay una foto de referencia
de Yeonjun como gatito. Lo amo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro