EP 05

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Un susurro suave y el cosquilleo de una respiración pesada cerca de su cuerpo hace que Yeonjun se remueva con gracilidad sobre las sábanas, estirándose lánguidamente contra el calor de un cuerpo que lo envuelve mientras suelta un profundo bostezo que termina siendo un ronroneo ahogado en su garganta cuando siente ligeras y suaves caricias en su cabellera grisácea, unos dedos cepillan los mechones con pereza y se siente bien, tan bien que casi vuelve a quedarse dormido pero la luz de la mañana se filtra entre las persianas y se derraman sobre su cara, deslumbrándolo con molestia. Su cuerpo se siente entumecido y un poco adolorido pero definitivamente con más energía que el día anterior, la fatiga ha desaparecido casi por completo lo cual indica que ha tenido mucho tiempo para descansar la noche anterior, por suerte.

— Mmm... gatito.

Sus ojos se abren de par en par al escuchar esa dulce voz enronquecida y somnolienta a un lado suyo, demasiado familiar que no puede dar crédito a lo que ha escuchado. Se incorpora abruptamente cuando se da cuenta de que la cama en la que estaba durmiendo no es la suya, así como tampoco puede reconocer esa habitación en la que se encuentra pero lo que definitivamente sí conoce de memoria es esa figura que duerme profunda y tranquilamente a su lado, inconsciente de todo lo que está sucediendo. Trata de convencerse de que es sólo una alucinación mientras se talla los ojos con fuerza en un intento de despabilarse por completo.

¿Por qué rayos está en la misma cama que Choi Soobin y cómo llegó ahí en primer lugar? Esas y otras tantas preguntas comienzan a surgir en su cabeza rápidamente, abrumándolo con retazos borrosos del día anterior aunque demasiado dispersos como para aclarar sus dudas. Tiene que parpadear varias veces seguidas para asegurarse de que no está soñando pero al voltear y encontrarse de nuevo con el rostro de su vecino —ligeramente esponjado por el sueño— puede convencerse de que definitivamente no está soñando, lo que es mucho peor.

— Gatito — Soobin murmura por lo bajo en medio su sueño, su mano busca a tientas la suave melena gris y al no encontrarla se rinde, desplomándose sobre la almohada —, gatito.

Yeonjun ahoga un sonido de sorpresa antes de que pueda escaparse de sus labios, con la agilidad felina se desenreda de las piernas del chico y se levanta de la cama, procurando no hacer algún movimiento brusco o ruido que pueda despertarlo. Cuando abandona el calor de la cama, una sensación de desasosiego lo invade por un instante y se obliga a sacudir el deseo de volver a los brazos del menor.

Se dispone a salir lo más pronto de la habitación pero en cuanto pone sus piernas en movimiento, un escozor repentino le recorre las extremidades, deteniéndolo a mitad de camino hacia la puerta y cuando agacha la mirada se sorprende de encontrar unas vendas —demasiado ajustadas— cubriendo unos cortes en su piel que lucen bastante recientes, está seguro de que no tenía esos el día anterior por lo que está totalmente desconcertado y preocupado. ¿Qué diablos sucedió anoche?

El murmullo de Soobin revolviéndose en su cama vuelve a ponerlo alerta y finalmente sale de la alcoba sin demorarse más, sin embargo, la misión de escape aún no termina y, como ya es de esperarse, su suerte no está de su lado esta mañana. Casi tropieza de la impresión cuando al intentar atravesar la sala de estar se encuentra con otro chico desparramado sobre el sofá en una posición un tanto extraña e incómoda, está abrazando una almohada mientras ronca por lo bajo, un hilillo de saliva se resbala por su barbilla pues duerme con la boca abierta. Ese debe ser el compañero de Soobin y novio de Taehyung. Yeonjun lo observa por detenimiento por unos segundos reprimiendo una risa, absolutamente no es lo que esperaba ver aunque no es del todo decepcionante, puede ver cierto encanto escondido en él, realmente escondido.

El peligris no pierde más tiempo y se apresura hacia la salida, caminando rápidamente de puntillas evitando pisar las bolsas de comida chatarra que alguien ha olvidado recoger. Llega a la puerta sin hacer ningún solo ruido y cuando gira el picaporte, lo escucha, el rechinido de la vieja puerta de madera de sus vecinos. Mierda.

— ¿Soobin-ah? — pregunta al instante el desconocido con voz áspera y perezosa, aún se escucha adormilado.

Escucha el cuchicheo del chico acomodándose mejor en el sofá después de apagar el televisor, que hasta el momento aún seguía encendido. Yeonjun contiene la respiración y reza a todos los dioses que conoce por ayuda.

— ¿Vas a salir tan temprano? — pregunta arrastrando las palabras.

— Mmh — es lo único que atina a decir tratando de sonar lo más parecido al tono de Soobin, rogando en silencio por no ser descubierto.

— Okay, okay — la voz del sujeto se hace más apagada hasta que lo único que vuelve a escucharse en el departamento son los ligeros ronquidos.

Yeonjun no lo piensa más y aprovecha en momento, rápidamente sale del lugar cruzando a grandes zancadas el pasillo que los divide y lanzándose dentro de su propio apartamento como si el exterior fuera un campo de batalla. Una vez que se encuentra a salvo en su casa y se asegura de que nadie ha notado su gran escapada, se permite relajarse; se derrumba con la espalda contra la puerta deslizándose lentamente hasta que cae de culo en el suelo y suelta el aire que había estado atrapado en sus pulmones todo este tiempo.

— ¿Qué acaba de suceder? — masculla con la mirada desorbitada y el corazón latiendo a mil por hora por la adrenalina. Cierra los ojos con fuerza y golpea su cabeza contra la superficie de la puerta— ¿Cómo llegué ahí?

╰ ✧ ╮

Soobin se remueve incómodo por la repentina falta de calor bajo su cuerpo, palmea el espacio a su lado en busca de un suave y cálido pelaje que acariciar pero sólo encuentra un vacío helado en sus sábanas, lo que lo hace despertar aturdido y desorientado. Mira a su alrededor intentando abrir bien los ojos, sintiéndose bastante confundido.

— ¿Amiguito? — llama con preocupación mientras se levanta de su cama y comienza a buscar en cada rincón de su habitación; bajo las almohadas, debajo de la cama, en el armario e incluso en el baño, pero no hay ni un solo rastro del gatito y tampoco hay indicio de dónde pudo haber ido.

— ¡Soobin-ah! — Jungkook vocifera desde algún lugar de su pequeño departamento y lo único que puede pensar es que lo ha descubierto, seguramente se ha encontrado con el pobre animalito y ahora lo va a echar a él y su pequeño amigo peludo.

El azabache se lo piensa por un momento, podría fingir que no tiene idea de dónde ha salido el gatito y convencerlo de que se ha colado a su apartamento, quizá si pone mucho empeño podría hacer que Jungkook quiera adoptarlo y ¡problema resuelto! Pero desecha la idea cuando recuerda que ni siquiera es bueno actuando y menos mintiendo por lo que ese plan está destinado a la ruina. Así que simplemente toma aire y suelta un suspiro de desaliento.

— ¿Soobin? — vocea de nuevo su hyung y aunque Soobin no se quiere hacer ilusiones, parece escuchar a su compañero bastante relajado y para nada molesto, lo que le da un poco de esperanzas.

El aludido se asoma discretamente verificando si el gatito se encuentra a la vista pero lamentablemente aún no hay ni una pista de él, así que se dispone a salir de su habitación y dirigirse hacia la sala de estar que es de donde proviene la voz apaciguada del mayor. Halla al castaño recostado en toda su extensión sobre el sillón de dos plazas, puede deducir que se ha quedado dormido mirando alguna película y no tiene mucho de haber despertado, hay algunas envolturas vacías tiradas a su alrededor y el luce como un desastre, sus ojos hinchados decorados con ojeras ligeramente oscuras debajo de ellos y su cabello desaliñado, aún está usando la ropa del día anterior y definitivamente no ha tomado una ducha.

— Buen día Jungkook hyung — saluda con timidez mientras se acerca cautelosamente, aún esperando un regaño de su parte pero lo único que recibe por el momento es un largo y profundo bostezo que termina contagiándole — ¿volvió muy tarde anoche? — agrega intentando no parecer muy sospechoso.

— Uh-hum... — afirma con un bufido lleno de cansancio mientras se talla la cara para despabilarse — Tengo algo importante que preguntarte, Soobin — el tono grave de su voz y la expresión seria en su rostro hace a Soobin estremecerse.

— Hyung, lo siento mucho pero no pude evitarlo, lo encontré en la calle y estaba lastimado, me partió el alma así que lo ayudé, pague por sus medicinas y lo traje a casa. Sé que no debí hacerlo pero en verdad no podía dejarlo solo y herido. Y ahora no logro encontrarlo por ninguna parte y tengo miedo que algo le haya sucedido — se apresura a decir Soobin, las palabras saliendo de su boca con rapidez intentando excusar sus acciones como si se trata de un delito. Su rostro se deforma en una mueca de preocupación y tristeza mientras continúa disculpándose — Realmente lo siento mucho mucho mucho, hyung. Por favor no me eches, prometo no volver a hacerlo sin consultarlo contigo antes.

Cuando por fin termina todo su discurso alza los ojos para mirar al mayor de los dos que había estado evitando, Jungkook lo está observando con los ojos bien abiertos y las cejas juntas en una expresión de completa confusión, le toma un minuto entero analizar todo lo que ha dicho Soobin en menos de diez segundos, tratando de comprender de qué rayos está hablando y por qué cree que lo va a echar del departamento.

— ¿Qué?

— ¿Qué? — repite el azabache en un balbuceo.

— Soobin, simplemente quería pedirte un consejo sobre cómo pedirle perdón a alguien. Ayer tuve una discusión con Taehyung y ahora me siento terrible por comportarme como un idiota y dejar su apartamento sin arreglar las cosas — explica Jungkook con cierta tristeza reflejándose en todo él. Agacha la mirada un tanto apenado y juguetea con sus dedos.

— Oh, vaya... — Soobin se siente sonrojar hasta las orejas, definitivamente no veía venir esto y ahora no sabe que decir, no se le ocurre algo que pueda decir para consolar al chico que parece contener su tristeza con una sonrisa apagada y un suspiro pesado — Hyung, siento mucho escuchar eso. Puedo ayudarlo a hornear algo para Taehyung hyung, pero vas a necesitar más que unos panecillos para hacer que te perdone. Tienes que hablar con él sobre cómo te sientes y sobre todo debes de escuchar lo que él tiene que decir, estoy seguro que arreglarán las cosas si hablan de ello como adultos.

— Sí, eso me temía — masculla Jungkook antes de soltar un bufido frustrado, después de hacer un pequeño berrinche por unos segundos, vuelve su atención hacia el menor y le mira expectante con una ceja arqueada y una sonrisilla petulante — Soobin-ah, ¿metiste a un chico anoche mientras no estaba?

— ¡¿EH?! No, no es eso hyung. Lo está malinterpretando — replica rápidamente, el color volviendo a tomar posesión de sus mejillas.

— ¿Entonces por qué tanto alboroto? No voy a echarte por traer a casa un gatito callejero, Binnie~ — una sonrisa ligera y juguetona se forma en el rostro de Jungkook y no puede evitar una risita burlona cuando nota a Soobin perder todo el color de su cara para luego teñirse de un tono cereza.

— ¿Lo sabías? — es lo único que logra decir en medio de su estado de shock.

— ¡Por supuesto! Anoche vi la bolsa con las medicaciones sobre la mesa y cuando me pasé por tu habitación para saber si había llegado, te encontré dormido abrazando al gato gris. Demasiado tierno para molestarme por ello, Soobin.

— ¡Eish, que terrible hyung! No deberías hacerme sufrir así, realmente creí que me echarías a la calle — se queja en seguida, cruzándose de brazos y mirando de mala manera al castaño ganándose una carcajada fuerte y ruidosa en respuesta. Entonces recuerda que ha perdido al gatito y vuelve a preocuparse — Por cierto, ¿lo has visto por aquí?

— No desde anoche, ¿por qué?

— Creo que lo perdí — Soobin murmura con timidez rascándose la nuca en un gesto de nerviosismo, le avergüenza un poco decirlo pues es absurdo perder a una mascota en un departamento tan pequeño.

— Tal vez se haya escapado y esté andando por los pasillos del edificio, podrías preguntarle a los vecinos si lo han visto — sugiere el mayor amablemente.

— Tienes razón, haré eso ahora mismo.

— Por supuesto que tengo razón — fanfarronea con orgullo fingido mientras se levanta del sillón y comienza a recoger las envolturas tiradas a su alrededor — Y ya que vas a salir ¿podrías traer leche y cereal? Anoche me terminé lo poco que quedaba y no he desayunado.

Soobin se ríe y asiente con gentileza, tiene prisa por encontrar al gatito así que se apresura hacia el interior del baño y se asea en tiempo récord, saliendo del cuarto con el cabello aún húmedo, luciendo mucho más fresco y relajado. Se despide de Jungkook prometiendo no tardar mucho y asegurándole que va comprar lo que le ha pedido, después de eso sale sosteniendo la bolsa de medicamentos en una muñeca y, sin rodeos, cruza el pasillo dirigiéndose hacia el primer lugar qué se le ocurre.

Soobin golpea la puerta con sus nudillos, lo hace tres veces en un ritmo particularmente alegre, luego da un paso atrás y espera... No hay respuesta, simplemente un murmullo ahogado por los muros. Vuelve a tocar, esta vez con un poco de inseguridad; checa su móvil para verificar la hora: 11:34 am ¿Podría estar dormido? Tampoco hay respuesta. Soobin comienza a sentirse un poco decepcionado pero por alguna razón no quiere dejar pasar la oportunidad de volver a charlar con su vecino a solas, así que una vez más levanta el puño y está a punto de volver a llamar cuando la puerta se abre y aparece Choi Yeonjun frente a él.

— Buen día Yeonjun hyung — saluda regalándole una sonrisa ligera y burbujeante.

— B-buen día Soobin, ¿necesitas algo? — dice de vuelta y cree reconocer un poco de nerviosismo en su voz.

Adorable, esa es la primera palabra que cruza su mente en cuanto lo mira. Está usando la misma ropa del día anterior que luce arrugada y desaliñada, su rostro se nota sonrojado y esponjoso, sus labios un poco hinchados al igual que sus ojos castaños que lo mirar con sorpresa, su cabellera grisácea desordenada le hace querer llevar su mano y cepillar esos mechones rebeldes que van en todas direcciones. Sí, es definitivamente adorable.

— En realidad sí, vengo a preguntarle si ha visto a un gatito por el edificio.

— ¿Un gatito? — repite con estupor, de pronto se remueve con incomodidad y sus ojos divagan en otra dirección evitando a Soobin, lo cual le parece extraño y le pone un poco desilusionado.

— Uh-hum, es más o menos de este tamaño — levanta las manos y las separa con las palmas abiertas creando una distancia que le sirve de referencia — Es completamente gris y no lleva puesto un collar. Ayer lo encontré en la calle, tuvo un accidente con una alcantarilla oxidada y se lastimó las patas traseras, así que lo traje a mi apartamento y desde esta mañana no ha aparecido. Creo que se escapó y está rondando por los pasillos ¿Lo ha visto?

Su corazón se detiene por completo y se le corta la respiración, entonces los recuerdos de la noche anterior le caen como un balde de agua helada; Soobin y su horrendo amigo, la brisa nocturna, la alcantarilla vieja, el veterinario y todo lo demás. Todo vuelve a él enseguida y la culpa lo golpea con fuerza cuando recuerda a Soobin llorando de camino a casa mientras le prometía que lo iba a cuidar, lo había hecho preocuparse tanto y todo por su maldita mala suerte. Cómo es que Soobin puede no odiarlo, Yeonjun quiere que su vecino lo odie así podría alejarse de él sin sentirse como un imbécil porque cuando es amable... Dios, no puede simplemente evitarlo cuando le sonríe de esa forma.

— ¿Yeonjun hyung? — Soobin lo llama, sus ojos parecer preocupados por el repentino silencio abismal del mayor.

— En realidad, es mi gato — la mentira se escapa de su boca antes de si quiera pensar en lo que está diciendo y lo que esto puede causar. Soobin parece sorprendido por la declaración, Yeonjun se golpea la frente mentalmente queriendo retirar lo dicho pero ya es demasiado tarde para retractarse, así que sólo continúa mintiendo —. Es muy travieso y malcriado, anoche se escapó como suele hacerlo. Esta mañana estaba fuera de mi departamento y por suerte ya está conmigo.

— Ya veo... — murmura Soobin aún desconcertado, tiene un sentimiento extraño en su estómago pero no se atreve a replicar, simplemente esboza una sonrisa tímida — Entonces me alegra escuchar que ya volvió a casa — no puede ocultar la desilusión en su rostro, esperaba poder ver al gatito de nuevo porque era muy tierno y adorable, además aún debía recibir su medicación — ¡Es cierto! Ayer lo llevé al veterinario para atender sus heridas y le recetaron estos medicamentos. La receta con especificaciones y horarios está dentro junto con lo demás.

Soobin rápidamente se deshace de la bolsa de plástico y se la entrega al peligris quien la toma y echa un vistazo al interior para después volver su atención a él, sus ojos resplandecen con un brillo de lo que podría ser culpa.

— Muchas gracias Soobin, lamento mucho todo por lo que te hizo pasar — dice Yeonjun genuinamente agradecido, puede sentirlo en sus entrañas y Soobin sólo puede sonreír apenado y un tanto acalorado.

— No fue nada, me alegra haber podido ser de ayuda.

Por un momento ambos chicos se intercambian una mirada en silencio, sin saber muy bien que decir o hacer y sin realmente tener ganas de despedirse. Yeonjun traga saliva como si estuviese preparando para decir algo y Soobin alza las cejas inconscientemente esperando por ello, realmente emocionado.

— ¿Te gustaría pasar? — suelta torpemente y abre más la puerta, revelando parte del interior del apartamento.

Soobin no tiene que pensarlo por mucho tiempo, ni siquiera tiene que detenerse a analizar la propuesta porque se encuentra inmediatamente asintiendo con entusiasmo. Yeonjun lo imita con inseguridad y luego se hace a un lado para dejarlo entrar.

El azabache lo sigue por detrás hacia la sala de estar, sus ojos rápidamente viajan por toda la habitación captando cada uno de los detalles de la decoración. A pesar de ser básicamente una réplica de su propio apartamento, hay ciertas cosas que le dan un toque mucho más personal e íntimo como por ejemplo, los estantes repletos de una extensa colección de lo que parecen ser cómics antiguos y esa vieja rocola bastante retro que está escondida al fondo, se pregunta si seguirá funcionando; incluso el ligero desorden en el departamento le parece encantador. Le gusta mucho más que su propio hogar.

— Lamento el caos, no he tenido mucho tiempo para organizar — dice apenado al tiempo que comienza a recoger varios objetos al azar, creando un espacio libre en su sofá para Soobin — Puedes sentarte aquí, iré por bebidas ¿Te gusta la soda de cereza o prefieres limonada?

— Soda de cereza está bien, gracias hyung — Soobin se deja caer sobre una plaza en el sillón y juguetea con uno de los cojines amarillos. Yeonjun vuelve a la sala con dos latas de soda en las manos y parece que ha aprovechado para rápidamente peinar su cabello, roñándome una risilla ahogada al menor. Vuelve a agradecer al peligris por la bebida y después de ambos beber un trago, se quedan en silencio.

— Uhm...

— ¡Yeonjun hyun, estás lastimado! ¿Que ocurrió? — la pregunta rompe el silencio repentinamente, Soobin mira angustiado las vendas que rodean cada una de las pantorrillas de su vecino.

El peligris termina atragantándose con la bebida y tose con fuerza, sintiendo el molesto escozor y burbujeo de la soda en su nariz, le deja un regusto empalagoso y tiene que respirar hondo para acallar la tos.

— A-ayer me caí de la scooter, no fue nada grave — miente ágilmente sintiéndose mal mientras lo dice. Lo odia, odia mentir sobre todo a Soobin pero no puede evitarlo, no tiene otra forma de ocultar todas esas cosas que podrían delatarlo ante el menor. Si no lo hace, en cualquier momento el menor podría encontrar todas esas "casualidades" bastante sospechosas y eso no sería nada bueno.

— Que alivio, espero que puedas recuperarte pronto al igual que su gato — responde con gentileza pasando desapercibido el engaño de Yeonjun, en cambio, se da cuenta de algo que no había pensado antes — Por cierto, ¿cómo se llama el gatito?

— Ah... — se lo piensa un segundo, buscando algún nombre para una mascota pero no es fácil recordar uno por el momento, así que simplemente elige su propio apodo — Junie, su nombre es Junie.

— Junie — repite analizando cada letra de la palabra y luego sonríe ampliamente, mostrando esos dientes perlados haciendo que sus ojos se achiquen hasta casi desaparecer — me gusta, es adorable como él.

Yeonjun no puede detener el sonrojo que se apodera de su rostro al escucharlo decir eso. Dios mío, ¿qué sucede con él? Por qué reacciona así si sabe muy bien que Soobin se refiere al gatito y no a él, aunque prácticamente son la misma persona-animal.

— Soobin, ¿cuánto gastaste en el veterinario y los medicamentos? Quiero pagarte de vuelta.

— Ni se te ocurra hyung, no tienes que pagarme por nada. Ya dije que me alegra haber podido ayudar, no lo hice para ser recompensado — refuta Soobin con seriedad, tomando desprevenido al mayor.

— Pero-

— De eso nada, no voy a aceptar lo que sea con lo que me quieras pagar — se cruza de brazos y lo mira con el semblante frío y natural. Parece mucho mayor de lo que es y Soobin tiene que ahuyentar todos esos revoloteos en su estómago.

— ¿Ni siquiera si-?

— De ninguna forma, hyung.

Yeonjun termina por asentir aceptando los hechos y reprime una sonrisa que amenaza con formarse en sus labios debido a lo terriblemente adorable que Soobin luce cuando actúa con severidad.

— Vale vale, gracias de nuevo Soobin — lo dice con una honestidad que se transmite en su voz pero con un significado que Soobin no podría entender — Fuiste de mucha ayuda.

Poco tiempo después, cuando finalmente terminaron sus sodas y una tímida conversación, Soobin se disculpa por tener que retirarse, asegura que disfrutó de haber pasado tiempo con Yeonjun y le asegura que lo verá pronto. El mayor sólo puede aceptar todo lo que dice el azabache, se siente extrañamente feliz y emocionado por esa promesa de verse de nuevo. Cuando se despiden en la entrada, Soobin le regala por última vez una de esas maravillosas y mágicas sonrisas que calientan el corazón del peligris y esa sensación de calidez continúa por mucho tiempo después, incluso cuando Soobin ya no está cerca Yeonjun puede sentir esa sensación de cosquilleo por todo el cuerpo y solo cuando está punto de dormir se permite sonreír a solas ante el recuerdo de su vecino. Soobin le agrada, quizá un poco más de lo que debería.

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