EP 09

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Sé que dije que sólo faltaban dos capítulos para terminar pero este capítulo se extendió un poco más de lo que esperaba entonces lo he divido en dos. Los publicaré juntos y el final quedará para después. Oh, también recomiendo escuchar la canción... ustedes sabrán en qué parte reproducirla.

Es extraño para Yeonjun; incluso cuando el pasillo principal de la universidad se encuentra repleto de estudiantes ansiosos por salir de ese lugar y el ruido de sus voces es demasiado alto para sus sensibles oídos, la voz de Choi Soobin se hace escuchar por encima de todo y lo inunda con una oleada de tranquilidad y alegría que jamás había experimentado estando en lugares tan transitados como los pasillos de la universidad. Es (en definitiva) demasiado extraño y ¿le gusta?

Vale, sabe que ahora mismo no está reprimiendo sus emociones y tampoco está cumpliendo la promesa que se había hecho semanas atrás aquella noche de la cita... pero es que mantenerse alejado de Choi Soobin es algo físicamente imposible para él. De alguna forma, Soobin ya se había colado en su interior y ahora era parte de su vida, no podía simplemente ignorarlo para siempre aunque quisiera. En cierta forma le hace feliz saber que no había perdido a su querido Soobin por ese horrendo viernes trece y hasta cierto punto se siente aliviado de que ambos silenciosamente hayan acordado no hablar más de ese día ni hacer preguntas al respecto, está claro qué hay cosas que todavía no se animan a contarse pero puede lidiar con esa situación con tal de seguir estando junto al adorable azabache y por suerte, las cosas volvieron a ser como antes... más o menos.

— Hyung, ya te dije que sólo es tu imaginación. Donghee no te está mirando extraño, así son sus ojos — dice Soobin en un tono quejumbroso pero lleno de diversión al miso tiempo. Se encuentran caminando por el pasillo principal del edificio de Artes Liberales, hombro a hombro mientras esquivan a los estudiantes que pasan a su alrededor haciendo bullicio por ser la última semana de clases antes de que comiencen las tan esperadas vacaciones de invierno. Vacaciones, justo lo que Yeonjun necesita.

— ¿Perversos? — sugiere el peligris con burla, entrecierra los ojos y enarca ambas cejas tratando de hacer una imitación barata de cómo luce el apuesto Kim Donghee cada vez que lo atrapa mirando en su dirección, con esos ojos que transmiten cierto... ¿interés? ¿curiosidad? No sabría cómo catalogar ese sentimiento pero sabe que hay algo rondando por la mente del chico y ese algo tiene que ver con él.

No sabe que es lo que ha pasado pero desde esa noche Kim Donghee no ha parado de observarlo como si hubiese algo interesante en Yeonjun y eso lo intriga, lo pone ansioso y lo único que quiere hacer es esconderse detrás de Soobin cada vez que lo encuentra mirándolo en los pasillos, en la cafetería o el jardín. Presiente que algo sucedió en esa cita entre Soobin y "el fastidioso" pero no se atreve a preguntar, no importa cuán nervioso lo ponga aún no tiene el valor de hablar sobre ello, así que simplemente se ha resignado a intentar no cruzarse en el camino del castaño para evitar su mirada, lo cual no es para nada sencillo.

— ¡Ah hyuuungie! No hagas eso, Donghee no se ve así ni en lo más mínimo — se mofa entre risillas cantarinas y Yeonjun sonríe naturalmente encantado con el sonido de la risa de Soobin tan cerca de él — Por cierto... — comienza a decir una vez se calma, ahora parece mucho más tímido cuando habla y parece evitar la mirada de Yeonjun — Recuerdas que hoy saldría con Jungkook hyung ¿cierto?

Yeonjun asiente emitiendo un ligero sonido de 'mmm' afirmando y espera a que el menor continúe.

— Pues me ha dejado plantado, su novio lo ha invitado a una noche de Netflix y ramyeon, sea lo que signifique eso hyung parecía muy emocionado y me dijo que no podía perdérselo por nada del mundo — Yeonjun casi se atraganta al instante y siente una vergüenza ajena apoderarse de él por lo que acaba de escuchar, sus orejas se encienden al rojo vivo y trata de disimularlo; por suerte Soobin no se da cuenta de todo eso ya que está demasiado ocupado luciendo terriblemente tierno e inocente murmurando y tratando de encontrar las palabras para formular su siguiente oración — En fin, lo que quiero decir es... tengo dos pases libres para la feria rodante y no sé si te gustaría... ir conmigo.

El peligris se queda en silencio abismal totalmente pasmado por lo que parece más de un largo minuto, probablemente ha dejado de respirar y sus pasos son titubeantes quedándose atrás. Soobin mira a Yeonjun con confusión, como siempre lo hace cada vez que el mayor comienza a actuar de esta forma, nunca está seguro de cómo reaccionar pero no le resulta incómodo en absoluto... hasta este momento.

— ¿Yeonjun hyungie? — lo llama con cautela, dudativo si debería o no poner su mano sobre su hombro, lo piensa por un segundo y decide que no lo hará por el bien de su hyung quien parece que todavía está analizando sus palabras. No puede evitar soltar una risilla nerviosa cuando el silencio se alarga y alarga, los ojos de Yeonjun evitándolo triunfalmente — Si no quieres está bien, comprendo totalmen-

— ¡Sí quiero! — Yeonjun suelta un poco demasiado alto, consiguiendo que algunos de los estudiantes que pasan les envíen una mirada extraña causando que ambos chicos se pongan mucho más tímidos y sus mejillas se tiñan de un bonito color rosa ardiente. Yeonjun se aclara la garganta tratando de disipar la tensión en el aire y esta vez habla mucho más tranquilo y casual (o al menos intenta) — Quiero decir... Sí me gustaría ir contigo, si tú quieres.

Soobin instantáneamente sonríe como sólo él puede hacerlo, enviando una corriente de calidez como un rayo de sol por todo su cuerpo y le resulta inevitable no sonreír de vuelta, realmente imposible.

— ¡Perfecto, es una cita! — exclama el azabache alegremente andes de retomar su andar — Nos vemos en el pasillo a las 7 ¿sí?

Yeonjun sólo puede asentir como un bobo mientras observa a Soobin alejarse despidiéndose con la mano para después desaparecer entre las demás personas. Pasan unos cuántos minutos hasta que Yeonjun logra recobrar la razón de lo que acaba de suceder...

Una cita.

╰ ✧ ╮

¿En qué estaba pensando? ¿En qué rayos estaba pensando al aceptar salir con Soobin esta noche? Casi puede mantener la calma cuando piensa en él y sus bonitos ojos castaños, sus mejillas de nube, sus dientecillos de conejito, sus preciosos hoyuelos, su linda sonrisa o su risita como de hada que le... ¡Está divagando otra vez! Ese es el gran problema, apenas logra concentrarse cuándo piensa en él, ni hablar cuando caminan juntos... ¿y ahora piensa que puede salir en una cita como si no sufriera de pequeños ataques de pánico cuando Soobin se acerca a él más de lo normal? Tiene que estar demente, sí, totalmente demente.

Yeonjun procede a vestirse entre maldiciones y refunfuños apagados, reprendiendo sus tontas desiciones mientras continúa arreglándose para el gran evento porque incluso si sabe que todo puede ir mal esta noche, aún desea tanto salir en una cita con Soobin... una cita de amigos, por supuesto. Cuando finalmente completa su atuendo, se atreve a mirarse en el pequeño espejo que cuelga detrás de su puerta, es apenas lo suficientemente amplio para ver su rostro y parte de su camiseta pero es suficiente para dar su aprobación. Ha intentado ir por un estilo bastante casual, algo que diga "esta es una cita pero no quiero parecer demasiado emocionado aunque en el interior siento qué hay todo un zoológico haciendo una fiesta disco"; así que se decidió por usar un suéter verde brillante bastante ligero para el invierno por lo que lo acompaña con una chaqueta de mezclilla a juego con sus jeans y sus zapatillas blancas favoritas.

Esta es la primera vez en mucho tiempo que se ha esforzado tanto en lucir bien y el resultado le gusta, de hecho cree que se ve bastante bien e incluso está a punto de darle a su reflejo un halago en voz alta cuando el sonido de unos nudillo chocando contra la madera vieja de su puerta principal lo toma desprevenido y le hace dar un respingo de la sorpresa. No necesita asomarse por el mirador pues sabe que sólo podría haber una persona esperándolo del otro lado de la puerta.

Le toma tres segundos de coraje en los que tiene que recordarse que sólo se trata de una cita amistosa y que nada malo podría ocurrirle mientras esté junto a Soobin, su adorable amuleto de buena suerte y felicidad, finalmente respira profundamente en un intento de calmar su ansiedad y se anima abrir la puerta; cuando lo hace todo rastro de arrepentimiento se esfuma como por arte de magia y lo único que siente es la emoción de anticipar lo que sucederá hoy porque la el chico que lo saluda con abertura y cariño no podría jamás dejar que algo malo le suceda.

— ¡Hola Yeonjun hyung!


Yeonjun no puede dejar de verlo, por más que intente controlarlo sus ojos siempre vuelven a caer sobre Soobin cada vez que habla, ríe o hace cualquier cosa. Se encuentra parado a su lado, escondiéndose un poco tras su sombra y espera no incomodar al chico pero este parece no notar la atención que recae sobre él pues está demasiado concentrado tratando de insertar los pequeños aros coloridos en las botellas de cristal puestas a unos metros alejados de ellos.

Soobin se ve excepcionalmente apuesto esta noche, no es como si antes no se mirara bien (porque claramente siempre luce increíble) pero hoy en particular el chico tiene algo distinto que lo hace brillar de una forma distinta. Enfundado en un suéter color albaricoque y unos jeans simples, Soobin logra verse como sacado de una revista de moda y el peligris no es el único que puede notarlo, todos a su alrededor observan fascinados al alto chico de cabellos oscuros y sonrisa contagiosa tratar de ganar el juego, sus ojos maravillados con la alegría burbujeante que transmite el menor de forma tan natural, como un pedacito de sol de verano en medio de una noche de invierno. Todo el mundo ríe con él y vitorean cuando hace anotación tras anotación, incluso el anfitrión del juego parece tan emocionado y absorto por el encanto de Soobin que ni siquiera tiene tiempo para enfadarse cuando el chico ya ha colado nueve de los diez aros en las botellas que equivalen más puntos.

— Hoy debe ser tu día de suerte, chico — el sujeto de atuendo extravagante y colorido dice desde su lugar bajo la pequeña carpa que es la que cubre el espacio de juego — Parece que harás la primera puntuación perfecta de la noche.

Todos se emocionan al escucharlo, Yeonjun imita a los demás a su alrededor y alienta al menor con pequeños aplausos y vítores que se ahogan en mitre las demás voces pero parece que el azabache sí que puede escucharlo perfectamente pues en seguida se voltea hacia su dirección y lo mira con ojos abiertos llenos de felicidad.

— Hyung, ¡es tu turno! — dice con mucho entusiasmo pero también como si acabara de recordar la existencia de Yeonjun, lo entiende, estaba tan absorto en ganar el juego y se estaba divirtiendo tanto que probablemente haya olvidado que Yeonjun se encontraba a su lado observándolo con admiración.

— Pero es tu último turno — balbucea con timidez. Puede sentir la atención puesta en él y si fuera un gatito en este momento probablemente sus orejas se aplanarían hacia atrás y su cola se agitaría rápidamente delatando la agitación que siente en el momento, por suerte es un humano y puede disimular su intranquilidad (más o menos) — No quiero arruinarlo.

— Está bien Yeonjunie, confío en ti — responde Soobin con ojos sonrientes y gentiles que logran apaciguar un poco su incomodidad.

Lo piensa unos segundos pero la presión que siente es demasiada así que termina cediendo muy pronto. Asiente con la cabeza en un gesto afirmativo y se aclara la garganta tomando el delgado aro color cereza que le ofrece Soobin amablemente.

Todos lo apoyan y animan a hacer el tiro de una buena vez, sin embargo Yeonjun se toma su tiempo para posicionarse en la dirección adecuada, entrecierra los ojos enfocando mejor la botella que quiere anotar, naturalmente se mordisquea el labio inferior, su mano tiembla un poco mientras apunta así que contiene la respiración y finalmente lanza el pedazo de plástico hacia el envase de cristal. El aro vuela por los aires y Yeonjun lo ve en cámara lenta como este choca contra la punta de la botella y cae al suelo significando que ha perdido.

Al instante puede escuchar algunos sonidos de decepción y un par de abucheos muy lejanos, las personas comienzan a dispersarse a excepción de quienes esperan impacientes por su turno. Yeonjun cierra los ojos y suelta un bufido con derrota.

— Es una lástima chicos, fue un buen juego — dice el anfitrión con lástima falsa y sin poder ocultar su sonrisa victoriosa— No podrán llevarse el conejo gigante pero aquí esta su regalo de consolación.

El hombre saca de la nada un pequeño peluche de conejo que es una réplica del que ambos querían ganar; el juguete es apenas del tamaño de la mano de Soobin, el pelaje es blanco y esponjoso como una nube, las orejitas que sobresalen están cubiertas con el mismo material peludo y caen a los lados de la cabeza, una mancha café cubre uno de los pequeños ojos de botón y la pequeña nariz es de una rosa pálido y tiene forma de corazón. Soobin toma el peluche y agradece al señor con una reverencia amable antes de comenzar a caminar junto a Yeonjun, quien parece ansioso por alejarse lo más posible de ese lugar claramente avergonzado.

— Uh, lo siento por eso. No soy bueno con este tipo de juegos... — ("o con ningún otro" quiere agregar) — Lo siento Soobinie, sé que en verdad querías ese peluche gigante.

— Nah, está bien hyungie — el pelinegro habla con desenfado y agita sus manos para restarle importancia al asunto, su voz es tranquila y alegre como siempre y funciona para quitar un poco la culpa que Yeonjun siente — Nos divertimos y eso es lo importante, además mira que curioso y tierno es este pequeño — levanta el peluche y lo aprieta contra su rostro con cariño. Yeonjun sonríe ante la escena tan linda.

— Igual que tú — opina antes de siquiera pensarlo y en seguida se da cuenta de lo que ha querido decir sus palabras, mira de reojo como Soobin, sin apartar el conejito de su cara, le envía una mirada conmovida y sus mejillas pálidas se tiñen rápidamente de un bonito tono rosa.

Antes de que el silencio se alargue y todo se vuelva incómodo y tenso, algo se atraviesa en el campo de visión del peligris y de pronto tiene la excusa perfecta para cambiar de tema "casualmente".

— ¿Quieres un helado? — pregunta abruptamente con una media sonrisa un tanto rígida y con su barbilla apunta hacia más allá de Soobin, donde no muy lejos se encuentra un pequeño puesto de rollos de helados.

El menor sigue la indicación de Yeonjun y voltea hacia atrás, luego vuelve su atención a su compañero esta vez más relajado y alegre, la idea le fascina y rápidamente asiente energéticamente.

— Nunca he probado los rollitos de helado ¡Vamos! — responde entusiasmado.

Muy pronto ambos chicos se encuentran ordenando lo que desean degustar, Yeonjun es rápido en elegir mientras que Soobin tarda un par de minutos en decidirse que combinación hacer; luego de otros minutos finalmente se decide por el de sabor taro y mora azul, cada quien recibe su helado y los dos se encaminan hacia la zona donde no hay tantas personas.

— No puedo creer que te guste el helado de choco-menta — Soobin murmura arrugando la nariz en una mueca de disgusto de tan solo pensar en la combinación tan común pero igualmente extraña — Es como comer dentífrico y chocolate juntos ¡Puaj!

— No es cierto, es delicioso. Deberías probarlo, Soobinie — la risa de Yeonjun es muy ligera como pocas veces lo hace sin embargo es una risa genuina y cálida — ¡Vamos prueba un poco Soobinie~!

Yeonjun y Soobin comienzan a forcejear entre ellos de forma traviesa, el primero tratando de meter la pequeña cucharada de su propio helado en la boca del otro, el azabache esquivando sus intentos y riendo a carcajadas que se vuelven ahogadas y dolorosas hasta que se detiene al sentir algo húmedo y gélido golpear su pecho y comenzar a mojar la tela de su suéter favorito. Ambos chicos se quedan quietos mirando sorprendidos a los aplastados rollitos de helado color verde con marchitas oscuras derretirse sobre el suave textil color albaricoque.

Es Yeonjun quién reacciona primero y se apresura a tomar una servilleta para empezar a limpiar los restos de helado, sus dedos arrastrándose sin intención sobre el pecho del azabache. Hace lo mejor que puede pero sólo termina empeorando la situación pues ahora el helado es remplazado por una gran mancha verdosa en el suéter.

— Mierda — suelta una maldición entre dientes apenas audible y luego se da por vencido dejando caer su mano aún costado, sus cejas se fruncen y sus párpados caen con vergüenza cuando mira de nuevo a Soobin, pero la expresión divertida del menor definitivamente lo sorprende — Soobin, yo-

— No te preocupes Yeonjunie hyung, fue un accidente y de cualquier forma planeaba llevar a la tintorería este viejo trapo — lo consuela con gentileza y recoge el vasito de cartón donde estaba el helado para tirarlo a la basura después. Yeonjun está a punto de disculparse de nuevo pero antes de si quiera abrir la boca, Soobin lo interrumpe — ¡Mira allá! Es el río Han, vamos hyung.

A Yeonjun no le cuesta mucho olvidar lo sucedido pues pronto se encuentra en el pequeño mirador junto a Soobin admirando el reflejo de la media luna sobre la superficie plateada del río que se alarga a un costado de la ciudad y parece no tener fin. A pesar de que es una noche increíblemente tranquila y silenciosa, el sensible corazón de Yeonjun no puede evitar acelerarse con el simple hecho de estar compartiendo helado con su crush mientras observando el paisaje en un silencio cálido y confortable. Cuando se mete la cuchara de Soobin a la boca y el regusto dulzón invade su paladar no puede reprimir una sonrisilla pícara. Después de todo se trata de un beso indirecto ¿cierto?

— ¿En qué piensas hyung? — pregunta Soobin llenando el silencio acogedor con su bonita voz de terciopelo.

— Ah, nada importante — responde en seguida el mayor y sus orejas comienzan a calentarse — Sólo tonterías y esas cosas.

— ¿Tonterías de qué tipo? — el azabache replica con curiosidad.

— Uhm... lo extraño que son las citas y todo eso ¿sabes? Nunca he logrado entender cómo funcionan — dice en cambio, no es exactamente una mentira.

— Oh, bueno nunca me había puesto a pensar en eso realmente. Siempre ando fantaseando con mis citas soñadas y extremadamente románticas — cuando Yeonjun hace un sonido de pregunta y lo mira con ojos de interés, Soobin suelta una carcajada apenada pero se explica mejor — Hyung, no te burles pero en el interior soy un romántico empedernido, siempre he soñado con tener alguna de esas escenas terriblemente clichés como en las películas y los dramas — confiesa sin más ni más.

— ¿En serio? No pareces del tipo — comenta el peligris ciertamente asombrado por este nuevo descubriendo acerca su vecino; puede verlo como una persona cariñosa por su aura tan adorable pero jamás se habría imaginado a Choi Soobin como un como un "romántico empedernido" como dice ser. Ahora que lo piensa, tiene mucha lógica e incluso puede decir que es un rasgo muy fuerte de su personalidad que no es sencillo de distinguir, algo qué tal vez simplemente Yeonjun conoce. Esa idea le agrada, ser el primero en saber ese pequeño secreto de Soobin, le agrada.

— Y... ¿alguna vez has vivido una de esas fantasías? — trata de sonar desenfadado y casual cuando Yeonjun pregunta, en el fondo sintiéndose preocupado por la respuesta que puede recibir. ¿Y si se trata de Donghee...?

— No realmente, todavía no — contesta Soobin con una sonrisa tranquila en su rostro mientras su mirada se pierde en la vista que tiene al frente y pasando por alto los ojos curiosos de Yeonjun que ponen su atención en él — Pero tengo el presentimiento que no esperaré por mucho tiempo más.

Justo después de pronunciar esas palabras, el cielo que había estado claro y lleno de estrellas durante toda la velada ahora comienza a oscurecer y difuminarse con nubarrones grisáceos cargados de lluvia invernal, un rayo atraviesa el cielo seguido del estruendoso trueno que retumba por toda la ciudad logrando asustar al gatito interior de Yeonjun quien tiene que reprimir el impuso de esconderse tras el menor. Si corren con suerte, sólo se trata de una nevada ligera y no de una tormenta.

Pero al igual que siempre y justamente cómo ha sucedido durante toda la cita, la suerte de Yeonjun no juega de su lado y apenas aparece el pensamiento optimista en su mente, el cielo rompe en llanto y las gotitas heladas se estrellan sobre sus cabezas, las carpas y el suelo. De inmediato las personas comienzan a desalojar la feria y varias atracciones cierran sus puertas, algunos puestos permanecen abiertos pero la mayoría apagan sus luces y en cuestión de minutos el lugar donde se encuentran se vacía casi por completo. Lo único que se mantiene ahí son ellos dos, las luces neón de la gran carpa y la música lejana que se ahoga en el sonido del repiqueteo de la lluvia.

— Soobin-ah tenemos irnos, nos vamos a empapar — avisa Yeonjun a punto de colocar una mano sobre el hombro de Soobin que hasta el momento no parece inmutarse por la tormenta. Este asiente muy lentamente un poco desanimado por la interrupción climática y se gira para seguir al mayor hacia la salida cuando de repente se detiene en seco y su mano rápidamente se cierra al rededor de la muñeca del peligris, tira de él para llamar su atención y detener su andar.

— ¿Qué-? — Yeonjun interrumpe sus propia palabras cuando siente la mano del menor apretar ligeramente su muñeca y da miedos vuelta sólo para encontrarse con un Soobin que no puede mirarlo a los ojos pero tampoco parece tener intenciones de dejarlo ir.

— Hyung, se que esto es algo muy raro de pedir pero... ¿podrías por favor quedarme un momento más aquí conmigo? — la petición suena más como una súplica y no hay forma alguna en la que Yeonjun pueda negarse, ni aunque quisiera.

Sólo después de que Yeonjun accede, con un sonido afirmativo y un asentimiento, Soobin suelta su muñeca simplemente para tomar su mano y atraerlo con un poco más de fuerza de la que esperaba, así que termina tropezando con sus pies y chocando contra el cuerpo de Soobin, es atrapado entre sus largos brazos que en seguida lo envuelven por la cintura y Yeonjun contiene la respiración cuando siente al chico reposar su barbilla sobre su hombro. Está en completo estado de shock y no sabe que hacer con su cuerpo que parece no reaccionar en lo absoluto.

Soobin es un poco más alto que Yeonjun por lo que tiene que inclinarse en lo más mínimo para poder abrazarlo como lo está haciendo, Yeonjun por el otro lado por fin se anima a devolver el gesto, llevando sus brazos por encima de sus hombros y apretándolos suavemente contra su cuerpo, su rostro casi escondido en el hueco entre su cuello y hombro. Puede respirar el aroma de Soobin que es una mezcla de jabón y té, puede escuchar la respiración pausada y sentirla acariciar su oreja, puede sentir los latidos cadenciosos y calmados viajando como vibraciones por todo su cuerpo.

En cualquier otro caso y con cualquier otra persona definitivamente no estaría dispuesto a hacer esto, pero se trata de su vecino quien es un romántico amante del cliché y de un abrazo bajo la lluvia mientras los primeros acordes de una canción que le parece vagamente familiar se escuchan a la lejanía, se trata de Soobin y eso es razón suficiente para Yeonjun.

— Está es mi canción favorita — susurra Soobin y su voz es como el susurro del viento, ligero y suave.

— Creo que podría volverse mi canción favorita también — reconoce y sus palabras son igualmente un susurro.

Le gusta esta sensación que lo invade, su corazón late con fuerza pero no está desbocado, en cambio parece acoplarse al ritmo de los latidos de Soobin, rítmicos y tranquilos, tampoco puede pasar por alto lo increíblemente bien que sus cuerpos parecen encajar, como piezas de un rompecabezas, y la forma en la que todo se siente como si esta fuera la primera vez. ¿Tiene sentido?

No necesita preocuparse por eso, sólo quiere dejar de pensar y comenzar a sentir, sólo quiere disfrutar de ese pequeño momento que Soobin le regala pero de pronto el frío se hace presente entre sus cuerpo y un sentimiento de vacío lo toma por sorpresa. Sin embargo, cuando abre los ojos se da cuenta que el vacío no permanecerá por mucho más pues es él quien ha soltado su agarre simplemente para poder posar sus manos a cada lado de la cara de Soobin, acunando su rostro y lo está atrayendo a sí. Los centímetros se hace cada vez más pequeños y es cuestión de segundos, finalmente va a suceder. Todo su cuerpo vibra y sus entrañas se retuercen pero Yeonjun sólo puede anticipar ese beso tan esperado y tan deseado, así que ignora cualquier otra cosa que suceda en él o a su alrededor.

Sólo un poco más. El espacio entre sus bocas se reduce milímetro a milímetro. Sólo un poco más. Sus respiraciones se combinan en una sola. Sólo un poco más. Sus ojos conectan y Yeonjun lo siente. Sólo un poco más.

Antes de que sus labios tengan la oportunidad de tocarse y que la magia suceda, algo sucede. Cuando escucha a Soobin soltar un suspiro de asombro lo entiende y por un momento intenta convencerse de que no se trata de lo que su cerebro le hace creer pero la mentira no dura mucho pues al abrir los ojos lo primero con lo que se encuentra es a Soobin siendo mucho —mucho— más alto que él, tanto que el azabache tiene agachar la cabeza para mirarlo directamente con ojos bien abiertos y llenos de confusión, totalmente desconcertado con lo que tiene enfrente y con la situación.

Yeonjun abre la boca para comenzar a dar una explicación lógica a todo lo que está ocurriendo pero cuando intenta hablar sólo una cosa sale de su garganta.

Meow.

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