EP 10

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El capítulo anterior tenía poco más de 4K palabras y este 2k así que son 6k palabras, lo siento, no me odien.

Pequeñas gotitas heladas se desprenden de los mechones oscuros que se pegan a su frente al igual que toda su ropa se pega a su cuerpo y crea esta sensación tan molesta e incómoda. Aún están empapados por la lluvia y sus cuerpos tiemblan ligeramente cada vez que una corriente de aire se cuela entre la tela de sus suéteres y les recorre la piel húmeda. El sillón del apartamento de Yeonjun comienza a mojarse bajo los cuerpos de los chicos y probablemente tendrá que secarlo apropiadamente después, no obstante eso es lo menos importante de la situación.

Los ojos de Soobin no han dejado de fijarse en su particular vecino desde hace media hora y ahora lo mira con cautela esperando el momento en el que Choi Yeonjun vuelva a convertirse mágicamente en un gatito pero al parecer eso no va a suceder pronto.

El peligris no ha hablado mucho desde la feria, demasiado avergonzado y alarmado por lo sucedido, sus pensamientos yendo y viniendo como un tornado, preguntándose si esto sería el final de todo... ¿Lo habría arruinado todo? Parte de él espera que no fuera así pero a juzgar por la expresión en el rostro de Soobin y la forma en la que permanece distante de él, tiene la sensación de qué tal vez está es la forma en la que todo acabará.

— No lo comprendo...

Es Soobin quien habla primero, su voz temblorosa llena el silencio tenso y abismal en el oscuro pequeño apartamento. Yeonjun nunca antes se ha sentido tan aliviado de escuchar la voz de su vecino, es como una rayo de esperanza en su interior aunque sabe que aún no debería cantar victoria.

— ¿Qué acaba de suceder? ¿Realmente te convertiste en un gato? ¿Por qué no luces ni un poco asustado? ¿Es esta la primera vez que te sucede? — las preguntas se desbordan de los labios de Soobin como una cascada imparable y se puede escuchar la preocupación y un poco de curiosidad en sus palabras. Sus mirada viaja por todo el cuerpo del Choi mayor, de arriba a abajo y se concentra en encontrar algún indicio de algo extraño pero no, es sólo el Choi Yeonjun de siempre que lo mira con esos ojos tímidos que tanto le gustan.

Le toma un momento poder entender cada cuestionamiento y formular una respuesta algo coherente ¿realmente es algo coherente su situación?

Yeonjun inspira hondo, llenando sus pulmones de valor en un intento de calmar esa terrible ansiedad y nerviosismo que se ha apoderado de su cuerpo, pero necesita hacer esto de una buena vez.

— Soy un gato de la mala suerte... Literalmente — dice con cuidado y suena como un total disparate, sin embargo Soobin asiente confirmando lo obvio.

— La primera vez que lo dijiste creí que era una metáfora, no esperaba que realmente fueras uno. Definitivamente no es algo que suceda todos los días.

— Sí bueno... Espera ¿lo mencioné antes? — Yeonjun pregunta rápidamente sorprendido de escuchar eso. No recuerda haber dicho algo sobre su maldición antes y por supuesto no estaba en sus planes decírselo a la única persona que le gustaba.

— Mmh, fue aquella noche en la fiesta de Jungkook hyung. Estabas un poco demasiado ebrio y lo dijiste mientras mirábamos Haikyuu — el fantasma de una sonrisa absurda aparece en el rostro del azabache pero pronto vuelve a poner esa expresión de confusión en su bonito rostro — Tal vez tuve que tomar más en serio tus palabras.

— Vaya, lo siento por eso. No planeaba decírtelo de esa forma y tampoco esperaba que te enteraras de esta forma, de hecho, esperaba que jamás lo supieras — confiesa el mayor genuinamente apenado, su mano inconscientemente comienza a juguetear con los hilos que se secaban de las costuras del sofá en una forma de disipar su estrés.

— ¿Por qué? ¿No confías en mi? — Soobin suena un poco dolido ante la declaración y no se molesta en ocultarlo.

— ¡No, no es eso! — se apresura a corregirse — Es sólo que... es algo complicado y no estaba seguro de cómo lo tomarías, aún no estoy seguro.

— Bueno, no puedes saberlo hasta que me lo expliques...

Yeonjun tiene que obligarse a hacer de sus nervios un manojo y tirarlo lejos, se anima y da palmadas en la espalda mentalmente tratándose de darse valor. De cualquier forma, el temor es mucho mayor que su valentía pero aún así lo hace, finalmente explica todo con detalle.

— Todo comienza con una maldición muy muy muy antigua que recayó en mi familia mucho tiempo atrás, ha estado en nosotros por generaciones y no existe forma de romperla, esta- esta maldición nos hace convertirnos en gatos cada cierto tiempo... parte de esta magia también provoca que cosas malas sucedan a nuestro al rededor, es por eso que me considero un gato de la mala suerte — el chico de cabellos oscuros escucha atentamente cada palabra y asiente ligeramente animando a Yeonjun a continuar hablando —; hemos tratado de encontrar la forma de evitar que esto suceda pero no hay mucho que podamos hacer, es algo inevitable así que decidimos simplemente vivir con esto como un secreto. Hasta hace poco realmente creí que realmente no había cura para mi mala suerte pero un día apareciste al otro lado del pasillo, me sonreíste y desde ese día... Quiero decir, cada vez que estas a mi alrededor las cosas malas que deberían pasar no pasan o simplemente tu encuentras la forma de sacar algo bueno de ello, se que suena cursi y un poco cliché pero — por primera vez en la noche Yeonjun es capaz de mirar a Soobin directamente a los ojos, esos ojos castaños y profundos que le hacen sentir seguro, y esta vez habla con total y completa honestidad — eres mi amuleto de buena suerte.

— ¿Esa es la única razón por la que te hiciste mi amigo? — Soobin pregunta con timidez después de unos segundos de silencio tras analizar toda la información que de pronto estaba en su cabeza — ¿Porque soy un amuleto?

— ¡Qué! ¡No, no, no! — aclara el peligris alarmado — Esa es una razón pero es por mucho la menos importante, en verdad me agradas. Usualmente evito interactuar con los demás porque las cosas malas suceden cuando estoy cerca y eso está bien porque los demás también me ignoran... pero tú no. Tú no me intentas evitar, eres amable conmigo y yo... no puedo evitar querer ser tu amigo pero tampoco quiero causarte problemas porque creo que eres muy lindo y gentil y... realmente me gustas, mucho en realidad.

Choi Yeonjun tiene que apartar la mirada del chico de cabellos oscuros pues se siente demasiado avergonzado de haberse confesado de esta forma tan... descuidada, Soobin definitivamente merece algo mejor. Pero cuando escucha esa risilla cantarina llenar sus canales auditivos y el tacto cálido sobre su mano fría, tiene que volverse hacia él sólo para poder ser testigo que esa sonrisa genuina que hace que sus ojos se achiquen tiernamente, sus mejillas luzcan mucho más esponjosas, sus dientecillos se asomen entre sus labios rosados y esos hoyuelos coquetos se hagan presentes.

— No es una broma ¿cierto? — pregunta tontamente Soobin a su hyung y cuando esté asiente, sólo puede sonreír mucho más. Siente a su corazón derretirse dentro de su pecho y es extraña a este bueno — Entonces deberías saber que siempre me has gustado, cuando me dejó plantado en el pasillo la primera vez que lo conocí, desde ese momento he estado interesado en ti hyung — confiesa con diversión pero suena realmente honesto y el cariño en sus palabras no podría jamás pasar desapercibido — No me importa si eres mitad felino o tienes una maldición, realmente quiero seguir a tu lado hyungie, incluso si eso me trae mala suerte. Así que por favor, no intentes escapar de nuevo porque en verdad me gustas mucho y me gustaría estar contigo siempre.

Y lo demás viene de forma tan natural, como si lo hubieran hecho desde el primer día y se siente correcto. Las sensaciones están por todas partes y en cada lugar; Yeonjun siente la calidez de las manos de Soobin sobre su pecho y la respiración pasiva acariciando su piel, sus propias manos acunan el rostro del menor y con sus pulgares barre algunas gotitas que resbalan por su barbilla. Se toma todo el tiempo del mundo para captar cada detalle del momento, las pequeñas pestañas enmarcan sus bonitos ojos almendrados que brillan con emoción y anticipación, los mechones azabache rebeldes pegados a su pálida piel de azúcar y sus labios rosados que silenciosamente esperan ser besados.

Cuando el espacio entre sus bocas se cierra es como un golpe de adrenalina que pronto se disipa en una oleada de tranquilidad que los envuelve y se siente como estar flotando en el mar, todo es paz y el único sonido que ambos pueden percibir es el latido rítmico de sus corazones. El beso no es necesitado ni despertado, en cambio sólo se trata de sus labios presionados delicadamente, es simplemente una caricia suave y cariñosa que acaba tan pronto como empieza, cuando se separan es Yeonjun quien sonríe primero y lo hace como nunca antes, tan lleno de felicidad que le cuesta contenerse.

— Me gustas mucho, Choi Soobin — dice posteriormente con ganas de repetirlo una y otra vez hasta que eso sea lo único en lo que el más alto pueda pensar.

— Tú también me gustas mucho, hyungie — declara el aludido devolviendo la sonrisa con mucho más cariño. Y es casi como una promesa entre los dos, un acuerdo silencioso que permanecerá por un buen rato, de eso están seguros.

Entonces, en ese momento y de forma repentina, un pensamiento cruza su cabeza y tiene que preguntar antes de que algo más suceda.

— Pero... ¿qué sucede con Kim Donghee? ¿La cita que tuvieron? — pregunta Yeonjun tomando a Soobin por sorpresa al mencionar ese nombre, pero la sorpresa sólo se transforma en un poco de vergüenza.

— Tal vez no soy tan buena persona como todos creen — murmura el pelinegro con cierta picardía y una sonrisilla traviesa mientras sus mejillas se pincelean de tonos rojizos y rosados —, la verdad es que estaba tratando de llamar tu atención, hyung.

— ¿Intentabas hacerme sentir celoso? — repite con total incredulidad y sus ojos se agrandan observando como Soobin sonríe apenado al tiempo que asiente.

— ¿Funcionó?

— Demonios sí — confirma con claridad recalcando cada palabra — No puedo creer que- — ni siquiera puede recordar que es lo que estaba a punto de decir pues lo único que su mente puede procesar en el momento es el sabor a moras azules y taro que invade su boca.

Soobin lo besa de nuevo, esta vez con un poco más de entusiasmo y Yeonjun sólo puede aceptarlo, entre abriendo los labios y dejando que sus bocas se amolden entre sí; el azabache sabe a helado y esperanza (si esto tiene sentido), su aliento es cálido y fresco, sus labios húmedos y esponjosos y se sienten realmente bien. Así, aún empapados por la lluvia y con ligeros escalofríos recorriendo sus cuerpos mientras las manos de Yeonjun sujetan a Soobin de la cintura y el menor atrapa su rostro entre sus largas manos para evitar que desaparezca, se olvidan de todo y sólo son ellos dos, el susurro de sus respiraciones y el repiqueteo de la lluvia fuera de su delicada burbuja.

Y todo está bien, todo es perfecto porque a Yeonjun le gusta mucho Soobin y a Soobin le gusta Yeonjun. Ambos están juntos ahora y sabe que todo estará bien.

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