EP 11

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Las tardes de invierno en la ciudad suelen ser frías y agitadas, las calles llenas de nieve y personas enfundadas en sus atuendos de invierno mientras caminan apresuradas de un lugar al otro, incluso durante las vacaciones de invierno la vida es activa en la capital. Sin embargo, en el pequeño apartamento número 27 de un viejo edificio, el clima invernal es remplazado por un ambiente cálido y acogedor.

Yeonjun ríe por algo que ha dicho uno de los personajes de esa serie americana que tanto le gusta (friends) y Soobin, aunque no logra entender bien, supone que ha hecho algún chiste bastante gracioso pues la audiencia dentro de la televisión ríe a la par del peligris, sin embargo la risa rasposa y enmudecida del mayor es mucho más cautivadora que cualquier otra, Soobin puede sentir la vibración del sonido a través de su cuerpo y sólo quiere acurrucarse más contra el cuerpo a su lado en busca de más de esa sensación tan agradable.

Unos brazos lo arropan y mantienen calentito mientras descansa sobre su nuevo lugar favorito para pasar el rato: el cuerpo de Yeonjun; su cabeza reposa sobre uno de los hombros del peligris y sus piernas permanecen enredadas sobre las de su hyung en una posición extrañamente cómoda, una de sus manos se encuentra jugando con los cabellos grisáceos de su nuca, mientras que a su vez la larga mano de Yeonjun se esconde bajo la tela del suéter negro (que ha tomado prestado del armario del mayor) y se posa en la base de la columna del azabache, trazando suavemente pequeños garabatos con la yemas de los dedos que le hacen soltar risitas ahogadas de vez en cuando, y tiene que esconder su rostro en el hueco entre el cuello y hombro de su hyung para disipar la timidez que le ataca cuando Yeonjun le acaricia la espalda desde la base hasta la punta con toda la intención de hacerle cosquillas.

El Choi mayor siente la risa de Soobin ahogarse contra su cuello y cuando esta se disuelve, es remplazada por su respiración rítmica y el cosquilleo de las pestañas rozando contra la piel sensible de ese escondite. El ambiente en la habitación es pacífico y silencioso por lo que no es extraño que ambos chicos comiencen a sentirse un poco somnolientos, sobre todo estando en los brazos del otro; Soobin aún se esconde en el cuello de Yeonjun y sus manos todavía juguetean con los mechones deslavados pero esta vez con menos entusiasmo. Por un momento Yeonjun cree que Soobin se ha quedado dormido ahí mismo y tan solo la idea le resulta terriblemente enternecedora, hace surgir una pregunta en su cabeza: ¿Cómo sería dormir juntos? Rápidamente ahuyenta el pensamiento, sintiéndose enrojecer ante la imagen mental de ellos dos en una misma cama y lo que eso conllevaría, pero no puede negar que definitivamente es algo que quiere hacer con Soobin.

Un escalofrío le recorre toda las vértebras y hace estremecerse sutilmente cuando siente los labios húmedos y tibios de Soobin presionarse con suavidad sobre la piel sonrojada y sensible de su cuello. El azabache levanta la cabeza y atrapa su mirada, sus ojos brillan con dulzura mientras se hacen más pequeños debido a la sonrisa de labios cerrados que le dedica con cariño simplemente para él, estirando su cuello y ladeando el rostro hacia Yeonjun como una silenciosa petición de uno de esos delicados besos que tanto disfruta.

Los labios de Soobin son cálidos y dulces justo como el chocolate caliente con malvaviscos en Navidad, se sienten suaves y esponjosos como algodón de azúcar, y se mueven suavemente sobre los suyos deleitándose con la sensación de pequeñas descargas eléctricas en todo su cuerpo. Yeonjun se permite saborear y acariciar todo lo que desea, su boca mimando con parsimonia mientras que su mano libre acuna una las mejillas níveas del menor y la otra, aún escondida bajo el suéter, comienza a recorrer toda la longitud de su espalda con extrema y tortuosa lentitud, viajando por toda su columna y en su camino aprovecha para acariciar la piel extremadamente sensible de las costillas y bajar hasta sujetar la cintura de Soobin simplemente para poder acercarlo mucho más a su cuerpo. Fuera de su pequeña burbuja aún se puede escuchar el murmullo de la ciudad, el lejano ruido de la TV y el susurro de sus labios, respiraciones y cuerpos moviéndose a un mismo compás.

Bajo su toque, Choi Soobin sólo puede removerse buscando más y más de esa electricidad que le recorre todo el cuerpo como un rayo y le eriza la piel. Suelta un jadeo ahogado cuando siente a Yeonjun tirar de su carnoso labio inferior entre los suyos, mordiéndolos muy ligeramente para luego acariciarlo con la punta de su lengua con cierta timidez que Soobin encuentra curiosa y adorable incluso en un momento como este. Abre los labios un poco más e intencionalmente deja escapar un gemido muy bajito contra la boca del peligris invitándolo a llegar más lejos, ni siquiera tiene tiempo para sentir vergüenza de pedir por más pues Yeonjun responde profundizando el beso inmediatamente, y aunque ya lo esperaba, la sensación de ser invadido le toma por sorpresa, en la mejor de las formas.

Yeonjun está por todas partes, en cada rincón, en cada respiración y en cada caricia, puede sentir sus manos recorrer su cuerpo trazando cada curva en el con admiración y sujetarlo contra él como si no quisiera dejarlo ir nunca. Soobin no quiere irse nunca, no quiere abandonar jamás este pequeño mundo que han construido entre besos y mimos, podría vivir en los labios suaves y tibios de Yeonjun definitivamente.

Esta vez es el mayor quien suspira sobre su boca cuando las manos manos de Soobin se adentran bajo la vieja camiseta un tanto deslavada, y sus dedos husmean traviesamente sobre el abdomen plano y pálido en dirección hacia el pecho. Es en ese momento cuando ambos chicos tienen que romper el beso y separarse para tomar aire, totalmente abrumados por la intensidad de todas estas nuevas sensaciones que de pronto están experimentando. Esta es la primera vez que comparten un beso de este tipo, tan necesitado y hambriento, y están disfrutando cada nueva reacción del otro.

— Soobinie~ — el nombre proviene como un ronroneo apagado desde la base de la garganta de Yeonjun, su voz es mucho más grave por al menos dos octavas y se escucha agitada y rasposa.

Soobin, con la respiración trabajosa y tratando de recuperar el aliento, deja caer la cabeza y apoya la frente contra la de su hyung, respirando sus jadeos. Abre los ojos lentamente mientras goza del sonido de su propio nombre siendo pronunciado por Yeonjun, con esa voz tan agitada y grave que le resulta demasiado sensual para su propio bien.

— Hyung, no te has convertido... — apunta Soobin con voz ahogada mientras sonríe tiernamente mostrando esos coquetos hoyuelos que el mayor siempre halaga. Claramente está impresionado de cuán lejos han llegado sin tener otro adorable y gatuno incidente.

Yeonjun chasquea la lengua en desaprobación y hace un mueca graciosa, arrugando la nariz y abultando los labios, cuando escucha el comentario del azabache.

— Shh... no lo menciones o despertarás mi mala suerte — lo reprende con un tono juguetón en sus palabras pero también es una advertencia real. Ambos saben que están tentando a su suerte en momentos como este pues cuando Yeonjun comienza a tener todas estas sensaciones tan intensas siempre termina convirtiéndose en un gato tarde o temprano — Si no pensamos en eso, tal vez no suceda esta vez — trata de animarse pero en el fondo sabe que no hay remedio para lo inevitable, simplemente disfrutar hasta que la magia haga lo suyo.

Por un momento se quedan en silencio, uno muy cómodo, sólo compartiendo una sonrisa amorosa y tratando de calmar a sus corazones que laten desbocados el uno contra el otro. La mano de Yeonjun aún acaricia la cintura del pelinegro y con su otra mano soba la mejilla enrojecida por la flata de óxigeno con extremo cuidado y cariño.

— Junie, ¿cre- crees que podríamos intentar... de nuevo? — Soobin susurra con timidez inusual en él, lo que lo hace lucir mucho más lindo que de costumbre. El mayor naturalmente enarca ambas cejas y lo mira con ojos curiosos, preguntando si lo dice en serio — Quiero saber cuán lejos podemos llegar sin que tú... ya sabes — agrega al final y aparta la mirada nerviosamente, sus rostro se enciende en un bonito tono rosado debido a la vergüenza y Yeonjun simplemente puede soltar una risilla pícara completamente encantado por la belleza de su vecino.

Ni siquiera tiene que responder con palabras, simplemente se inclina para poder reclamar como suya la boca de Soobin, sus labios apresando y maltratando los del menor dejándolos hinchados, rojizos y sensibles para después mimarlos con leves caricias húmedas con la punta de su lengua que se abre paso hacia el cálido interior de su boca y lo único que Soobin puede hacer es separar más los labios para dejar entrar a Yeonjun con total libertad, se entrega al beso profundo y necesitado, siguiendo el ritmo abatido y jodidamente tortuoso que el mayor marca. El pelinegro se deja llevar por las tantas sensaciones que de pronto le invaden, deleitándose con el peso de aquel músculo húmedo ajeno explorando su boca con delicadeza y tocando todos los lugares correctos para hacerlo gemir por lo bajo, y se vuelve demasiado bueno cuando dos grandes manos se ciñen al rededor de su cintura apretando con la fuerza suficiente para dejar ligeras marcas rojizas sobre la piel lechosa.

Las manos del menor se posicionan sobre los hombros de Yeonjun, sus dedos hundiéndose en la piel tibia y suave bajo la camiseta y aprovecha el momento para tirar de su hyung mientras él se deja caer lentamente hacia atrás hasta que se encuentra con su espalda contra los cojines del sofá y Yeonjun sobre él, sus manos a cada lado de su cabeza y tiene que separar las piernas para darle más espacio al peligris.

Yeonjun lo siente, no sabe muy bien qué es exactamente ese cosquilleo en su vientre que se extiende hacia mucho más abajo y es algo nuevo, siente calor por todas partes y de repente tiene la necesidad de liberarse de toda capa de ropa que tiene encima de él. Se pregunta si Soobin se sentirá de la misma forma que él y como si el menor pudiera leerle la mente, responde con un sonido gutural parecido a un quejido mientras estira y frota su cuerpo lánguidamente contra él, sus manos viajan hasta la parte de atrás de su cabeza y tiran de su cabello dejándole saber que él también lo siente. Por ese precioso instante, Yeonjun está seguro de que esta será la gran ocasión y aunque el había pensado en hacerlo especial para ambos (sí... había pensado en tener sexo con Soobin mucho antes de besarlo, se declara culpable) definitivamente no se opondrá a que suceda aquí y ahora, de cualquier forma y en cualquier lugar será especial mientras esté con Choi Soobin.

Sin embargo el destino nunca juega a su favor y cuando parece que todo está yendo viento en popa, algo logra interrumpirlos y sacarlos de su pequeña burbuja de amor. Soobin pega un respingo y Yeonjun salta hasta el otro extremo del sofá, totalmente aterrorizados cuando ambos escuchan el usual rechinido de la vieja puerta principal al abrirse y cerrarse con fuerza.

— ¡Junie-yah! — la característica voz de su primo, Taehyung, resuena por el pasillo y todo el departamento, cuando este finalmente se asoma hacia la pequeña sala de estar, se encuentra con dos adolescentes agitados y pálidos mirándolo como si se trata de un fantasma — Oh, lo siento, no sabía que tenías visitas... Hola Soobinie.

— Hola Taehyung-ssi — saluda de vuelta Soobin haciendo una reverencia con el cuerpo rígido como una tabla de madera.

El recién teñido de azul observa a su primo menor de reojo y puede notar que tiene los labios hinchados y las mejillas sonrojadas. Entonces se da cuenta de que lo más seguro es que haya interrumpido su sesión de besos. ¡Qué divertido! Siempre había soñado hacer eso, pero Yeonjun nunca había tenido una relación antes... ¿Eso quiere decir que su primo y el compañero de departamento de su novio están liándose?

— ¿Interrumpí algo importante? — pregunta con toda la intención de mortificarlos mucho más de lo que ya se encuentran.

Ambos adolescentes intercambian miradas alarmadas por un micro segundo y luego vuelven su atención hacia el azulado sacudiendo su cabeza energéticamente.

— ¿Seguros? Lucen bastante... acalorados — dice Taehyung recalcando la última palabra con un subtono sugerente y enarca una ceja coquetamente — Puedo irme y volver cuando no estén ocupados.

El azabache se levanta del sofá de un salto y levanta las manos hacia al frente con las palmas extendidas en un intento de detener a Taehyung de dar media vuelta e irse.

— ¡No! No, no, no. Yo me iré — se apresura a decir Soobin y enseguida se voltea para despedirse del peligris con un fugaz beso en la mejilla que Taehyung no pasa desapercibido — Hasta luego, hyung. Te llamaré después. — murmura antes de atravesar todo el apartamento con largas zancadas y luego desaparecer tras la puerta principal.

Sólo hasta que escucha la puerta del apartamento de enfrente cerrarse, se gira para encarar a Yeonjun quien parece asustado por la presencia de su primo.

— ¿Desde hace cuánto tiempo se están liando ustedes dos? — pregunta Taehyung con diversión en sus palabras, cruzándose de brazos y recargando un costado de su cuerpo contra la pared.

— No nos estamos "liando" — responde a la defensiva el menor y comienza a alisar su ropa con mucho cuidado — No es lo que crees.

— Entonces ¿están saliendo? — cuestiona en cambio Kim, esta vez siendo sorprendido por la respuesta de Yeonjun.

— No... todavía — la última palabra suena como un murmuro abatido del peligris que no parece muy agradecido por la visita sorpresa y comienza a encontrar irritante la actitud petulante de Taehyung.

— Wow, eso sí que es nuevo. Jamás creí que viviría lo audience para verte saliendo con alguien, y menos con un chico lindo como lo es Soobin.

— ¡Oye! Que poca fé tienes en tu primo favorito — se queja Yeonjun de forma infantil, haciendo un puchero y frunciendo el entrecejo, pero Taehyung ignora el adorable gesto y se encoge de hombros — Además, ya te dije que aún no estamos saliendo.

— ¿Por qué no? ¿No te gusta lo suficiente?

— Me gusta mucho, demasiado. En realidad, estoy terriblemente enamorado de él — el peligris confiesa con total sinceridad.

— ¿Le apesta el aliento? — pregunta un poco más curioso el mayor.

— ¡Qué! ¡No! ¿Por qué eres tan estúpido? — replica mosqueado con la actitud fanfarrona de su primo.

— Entonces si te gusta tanto como dices y no le apesta el aliento  ¿por qué no le pides que sea tu novio? — esta vez Taehyung pregunta genuinamente interesado en la situación de Yeonjun y tanto preocupado por él.

— Quiero hacerlo... pero no sé cómo. Deseo que sea algo especial para reponer todo por lo que lo he hecho pasar — dice mordisqueando su labio inferior un tanto apenado por sus palabras y sus sentimientos ocultos. Usualmente Yeonjun no se muestra tan abierto en cuanto a sus sentimientos, mucho menos con Taehyung, así que hablar sobre esto y expresarse con las palabras adecuadas le cuesta un poco.

— Con eso quieres decir que...

— Con eso quiero decir que por una sola vez quiero poder dar el primer paso. Soobin siempre ha sido el primero en acercarse a mí; fue él quién se presentó en el pasillo, fue él quien se interesó en mí y también me invitó a una cita. Él siempre está dando el primer paso para todo y quiero que esta vez sea diferente, quiero que sienta que yo también estoy interesado en él — explica. Yeonjun siempre se ha sentido en desventaja en lo que respecta a Soobin, siempre va un paso detrás de él y no puede evitar notarlo con las pequeñas acciones que su no-novio hace con él, siempre tomándolo en cuenta y haciendo todo más sencillo. Como la cita, había sido Soobin quien lo invitó y también fue él quien tiró de él para abrazarlo, era el azabache quien buscaba a Yeonjun en la universidad y quien lo esperaba cada mañana en el pasillo que compartían. Todas esas cosas tan pequeñas pero con un gran significado es lo que hace a Yeonjun sentirse como un completo tonto que no tiene el valor suficiente para estar con Soobin.

— Vaya, has tocado una fibra sensible en mi corazón — masculla el de caballera turquesa mientras se limpia una lágrima ficticia con la punta de su dedo índice y deforma su bonito rostro en una mueca de empatía— Está bien, ya no ruegues más. Te ayudaré a preparar la mejor proposición en todo el universo.

Yeonjun rueda los ojos con fastidio pero no rechista, en realidad le alegra mucho que Taehyung (el chico rompecorazones, experto en el amor) vaya a ayudarlo. Incluso puede sentir que la suerte comienza a ponerse de su lado.

— Ya veremos que tan bueno eres.

╰ ✧ ╮

Les toma una semana completa planear todo a la perfección, y durante esos siete largos días Yeonjun ha aprendido dos cosas nuevas sobre Kim Taehyung: 1) Es un excelente planificador de eventos pero tiene demasiada poca paciencia con sus clientes, en este caso Yeonjun, 2) Taehyung puede ser realmente romántico y sensible cuando se lo propone, inlcuso llegando al punto de ser demasiado meloso para soportarlo. Para su fortuna, después de varias visitas al centro comercial, llamadas telefónicas, corrección de diálogos y ensayos, ambos han logrado organizar la cita perfecta para Choi Yeonjun.

Debido a que ha pasado la mayoría de sus tardes junto a Taehyung, Yeonjun ha tenido que cambiar sus tardes de series con Soobin a noches de Netflix y ramyeon, sólo que ellos realmente ven películas en la plataforma y cenan ramyeon, y sí, hay besos ocasionales pero cuando las situación se comienza a calentar demasiado siempre se ven interrumpidos por algo, a veces se trata de una llamada inesperada de los padres de Soobin, otras veces es Jungkook quien se ha quedado encerrado fuera de su apartamento y necesita ir al baño, aunque la razón más usual tiene que ver con Yeonjun convertido en un gato. Cualquiera que sea la distracción, las noches siempre tienen el mismo final: Yeonjun acostado sobre el regazo de Soobin bastante somnoliento mientras este acaricia su cabeza con cariño hasta que ambos se quedan dormidos.

La parte buena de todo eso es que Yeonjun finalmente puede dejar de reprirmir tanto sus emociones, así que no se siente tan agotado como lo hacía un par de meses atrás cuando Soobin no tenía ni la más mínima idea de que su crush era mitad felino, y por suerte durante la semana de la planeación Yeonjun ha tenido oportunidad de convertirse en gato suficientes veces para recobrar fuerzas que le permitan estar al menos veinticuatro horas como humano sin preocuparse de accidentalmente convertirse a mitad de algo importante.

El sonido característico de su móvil le avisa que ha recibido un mensaje y el apodo con el que tiene agendado a Soobin aparece en la pantalla cuando esta se ilumina, rápidamente desbloquea el aparato con un movimeinto de dedo e ingresa en el primer chat que aprece en su bandeja de mensajes.

SooSoo 🐰 🤍

Hyungie, sé que dije que llegaría al medio día
pero mi madre quiere que la acompañe a un café
con sus amigas. Al parecer quiere presumir a su
hijo que estudia en Seoul ㅋㅋㅋ

Tardaré un poco más de lo esperado pero prometo
que tomaré el siguiente tren y estaré ahí justo a
tiempo para mi sorpresa.

Aunque creo que sería mejor que me dijeras ahora
qué es lo me ocultas hyung, así no tendré que
preocuparme y estresarme todo el camino
de vuelta a casa pensando si planeas asustarme ¬¬
11:06 am

No tienes de que preocuparte, SooSoo.
No te asustaré :D
¿O tal vez sí? ¬¬
11:07 am

Aaah, hyung
No digas esas cosas. Realmente tendré mucho
miedo cuando llegue al lugar donde me citaste :(
11:07 am

Tranquilo, te juro que no se trata de
una broma de terror.
Por cierto, ¿estás seguro de que
tienes la ubicación correcta?
No quiero que te pierdas en el
camino y me dejes plantado D:
11:08 am

¡La tengo! Estaré ahí, confía en
mi Junie hyung ;)
11:08 am

De acuerdo, SooSoo.
Ten un buen viaje de vuelta~
11:09 am

Lo haré. Te quiero hyung,
te veré pronto ♡
11:10 am


Yeonjun suspira tontamente al leer las ultimas palabras que escribió Soobin, lo boca se estira en una sonrisa boba que hace doler sus mejillas que aun se están acostumbrado a sonreír más de una vez al día. Ese es el efecto de Soobin en él, le hace ser esta persona tan dulce y cariñosa que jamás habría podido pensar en convertirse, y realmente le gusta este cambio. No le importa en absoluto incluso cuando Taehyung y su único amigo lo molestan diciendo que ya ni siquiera lo reconcen. Está bien porque Soobin le hace sentir alegre y enamorado, y no planea ocultarlo más.

Un par de horas más tarde, después de que se asegurara con Taehyung de que todos los planes están en orden y sin ningun imprevisto, Yaejun decide que es una buena idea convertirse en gato un rato para poder recobrar más fuerzas y también esperar a que las horas pasen mientras espera a Soobin. Así que no le toma mucho verse en el espejo convertido en ese gatito de pelaje esponjoso y grisaceo, sus orejitas moviendose ligeramente y su cola oscilando de un lado a otro con pereza.

Sin mucho más que hacer dentro de su apartamento, Yeonjun decide salir a tomar un poco de aire fresco y acazar a un par de ratones para dejar en la puerta del edificio lujoso, hace mucho no hace eso y es divertido ver a los residentes asustados. La ventana de su habitación está abierta dejándole caminar por el borde del balcón para luego saltar de corniza a corniza hasta que sus patitas pisan el suelo sin haber sufrido ni un sólo rasguño.

Conoce las calles de su alredor a la perfección por lo que no le cuesta encontrar su camino hacia uno de sus callejones favoritos para cazar animalitos, algunos gatos callejeros lo miran con extrañeza y maullan roncamente como un saludo entre viejos amigos. Se divierte un largo rato jugando con los gatos más jóvenes y atrapando ratones, está tan inmerso en su realidad gatuna que olvida el pasar del tiempo hasta que pronto el sol comienza a ocultarse y se da cuenta de que ya no queda mucho tiempo, tiene que volver a casa ahora si quiere estar a tiempo para recibir a Soobin en el jardín donde lo había citado, así que se apresura a correr entre las cellejuelas que ya conoce, sin embargo, al doblar la última esquina se encuentra con una sorpresa no tan grata.

No tiene oportunidad para escapar de ahí pues en un parpadear de ojos unas gigantescas manos lo sujetan por el cuello y la cola con más fuerza de la que debería, asfixciándolo a tal punto que puede sentir sus pequeños pulmones punzar a falta de oxígeno, lanza zarpasos y arañazos hacia todas direcciones esperando poder dañar al apestoso hombretón que lo lleva en manos. Siente el miedo latiendo con fuerza en su pequeño cuerpo y ahora más que nunca desea poder ser un humano para defenderse y escapar pero es cuestión de instinto; cuando una situación es demasiado peligrosa su naturaleza lo obliga a convertirse y quedarse como un gato hasta que se tranquilice, pero la falta de aire no ayuda para nada para mentener la calma, y cuando siente que podría desmayarse, el aire vuelve a sus pulmones repentinamenre junto a un dolor estremecedor a causa del gran golpe que se lleva cuando es lanzado al interior de una vieja y oxidada jaula de metal que apesta horrores y se encuentra en la parte trasera de una antigua vagoneta.

Yeonjun sisea y se revuelve lleno de impotencia intentando salir del reducido pedazo de metal pero es en vano, sus patas no pueden abrir la puertecilla de la jaula y el conductor claramente no tiene intenciones de dejarlo libre. Observa al sucio hombre subirse al asiento de enfrente y dar marcha con un rechinido de neumatos, el vecindario que tanto conoce comienza a alejarse y alejarse, están llegando a una de las avenidad principales, demasiado lejos de su hogar y aunque tiene miedo por lo que pueda sucederle, lo único en lo que realmente puede pensar es Soobin. ¿Cómo logrará escapar de aquí para encontrarse con Soobin? ¿Creerá que lo ha dejado plantado como un mala broma? ¿Y si jamás vuelve a verlo? Todos esos pensamientos fugaces cruzan su cabeza mientras se aleja cada vez más y se hace tarde para su cita.

¡Ey, Sung-In! ¿Donde mierda estás? — una voz que proviene de los altavoces se hacen escuchar fuerte y claro — ¿Por qué no has traido nada aún?

— Estoy en camino, acabo de atrapar a lo que parece un Chartreux o un Azul ruso, no lo sé bien pero estoy seguro que podremos venderlo por mucho — responde el hombre con voz oxidada y rasposa, demasiaso tenebrosa.

Vamos hombre, apresúrate. Necesitamos venderlo lo más pronto posible.

— Estaré ahí en quince minu- ¡MIERDA!

De pronto, el conductor es sorprendido por una luz roja en el semáforo y el vehículo frena de sopetón, la pequeña jaula que encarcela a Yeonjun es lanzada hacia un costado con fuerza causando que la rejilla se abra con un crujido y el espacio es apenas suficiente pero el grisáceo logra escabullirese fuera y ve su oportunidad de escapar através de una de las ventanillas traseras que está abrienta y da directamente hacia la calle llena de coches que esperan impacientes por la luz verde.

No lo piensa mucho, no hay tiempo para razonarlo o se arrepentirá, así que sin más ni más se lanza por la ventana hacia el exterior y por un segundo siente que está a salvo sobre el sucio asfalto, pero el rugido de los motores y el rechinido de los neumátinos vuelven a ponerlo alerta y en sus cinco sentidos. Los autos se aproximan a él a una velocidad increíble y la adrenalina le hace correr a todo lo que da hacia el otro lado de la calle pero no es lo suficientemente rápido, lo sabe, y el ruido de los carros atruena en sus oídos, puede presentir que su suerte no estará de su lado de nuevo y justo cuando voltea hacia un lado, se encuentra con un enorme automovil a punto de estrellarse contra él, así que simplemente cierra los ojos esperando el golpe, sin embargo el impacto y el dolor nunca llegan, lo que sí llega es el característico olor a hule quemado y por un instante cree que es así como se siente la muerte: nada.

Solamente se atreve a abrir los ojos cuando siente que se eleva en el aire y un par de brazos lo envuelven casi de manera protectora, al alzar la mirada aparece frente a él un rostro familiar que definitivamente no esperaba ver de nuevo en absoluto pero que ahora mismo es casi como un milagro.

Kim DongHee lo lleva en brazos hacia en interior de su propio auto, ignorando triunfalmente a los conductores que pasan a quemarropa a su lado haciendo sonar el claxon con furia claramente disgustados por el imprevisto a mitad de la calle. El castaño simplemente lo arrulla con una sonrisa triste y lo deja cuidadosamente sobre el asiento del copiloto una vez se introducen en el vehículo y después de asegurarse de que no hay alguna herida en el gatito, arranca y se pone en marcha. No puede creerlo. Yeonjun quiere preguntar tantas cosas, al universo, al destino y al chico que conduce su auto en dirección desconocida.

Meow. (¿De dónde apareciste?)

Meow. (¿Por qué me salvaste?)

Meow. (¿A dónde me llevas?)

DongHee le envía cortas miradas llenas de preocupación cada vez que Yeonjun maulla con consternación y una de sus manos deja el volante para estirarse y posarse sobre la cabeza peluda, rascando levemente tras las orejas en un intento de calmar las ansias del gatito, funciona por un momento pero en cuanto el chico deja de acariciarlo y la cita con Soobin vuelve a su mente, se pone aun más ansioso que antes. El castaño toma su celular y teclea un número rápidamente para después llevarlo a su oreja y sostenerlo ahí mientras que sus ojos continúan sobre el camino y con la otra mano conduce. Yeonjun quiere gritarle que es ilegal manejar y hablar por teléfono al mismo tiempo pero lo único que sale de él es un maullido seguido de un siseo enfadado.

— Hola, siento llamarte tan repentinamente — DongHee suena algo apenado al hablar haciendo que Yeonjun se pregunte quién estará al otro lado de la línea — Uhm, te escuchas algo distraído ¿te encuentras bien?

El gris, ni aún con su oído más sensible, no logra escuchar la voz del otro interlocutor, así que se queda atento a la conversación entre el chico y el desconocido en espera de encontrar alguna pista de hacia donde se dirige pues no puede reconocer las calles por las que van.

— Vaya, lamento escuchar eso, seguramente debe estar en camino. No te preocupes mucho ¿sí? — DongHee asiente escuchando la respuesta de la otra persona y luego respira hondo (como si estuviese tomando valor) antes de decir: — Sé que este no es el mejor momento para decirte esto pero... encontré a tu gatito a mitad de la calle, iban a atropellarlo así que lo traje conmigo y voy camino a tu edificio.

¿Qué? ¡No! Él no tiene dueño, es Choi Yeonjun, no un gato de casa. No pueden devolverlo a alguien que no le pertenece. Tiene que detenerlo antes de que algo peor suceda, tiene que detenerlo pero es un gato y sólo puedo sisear y aruñar lo cuál no es de mucha ayuda.

— Ya veo, entonces iré allá y lo llevaré... No, no me agradezcas, no me molesta en absoluto. Te veré allá ¿vale? No tardaré.

Yeonjun trata de idear una solución atodo este desastre. Tiene una cita a la que va tarde, quieren devolverlo a alguien que ni siquiera conoce y Soobin debe estar decepcionado de él. Utiliza todas sus neuronas tratando de encontrar una respuesta, no puede convertirse en humano frente a DongHee por ningún motivo pero estando como un gato tampoco puede hacer mucho; tal vez podría escapar cuando el castaño habra la puerta pero si lo ha llevado a un lugar muy lejano no sabría como volver a casa. ¿Qué debe hacer?

El auto aparca frente a un parque y DongHee lo toma en brazos antes de que Yeonjun logre decidirse, así que forcejea y se revuelve del agarre del chico pero no logra escaparse de sus brazos por mucho que lo intenta. Maulla desgarradoramente, esperando que alguien venga a su auxilio y es entonces cuando lo escucha...

— Shhh... Tranquilo Junie, ya te tengo. Ya te tengo. — ese familiar calor lo rodea y su mirada es atrapada por los ojos tristones y llenos de alivio de Soobin que enseguida lo pega a su pecho y lo abraza con amor, su mano dejando leves caricias en su espalda. El azabache vuelve su atención al chico frente a él y le regala una sonrisa de agradecimiento haciendo una ligera reverencia — DongHee hyung, gracias por devolverlo. En serio estaba muy muy muy preocupado; no puedo creer que lo hayas recordado.

El mayor se rasca la nuca y sus orejas se tiñen de rojo, esta es la primera vez que Yeonjun ve a Kim DongHee avergonzado genuinamente, ojalá pudiera tomar una foto del momento.

— Sí, bueno... supuse que te habrías quedado con él para cuidarlo después de esa noche en la veterinaria. Por cierto, nunca me disculpé apropiadamente por dejarte ahí sólo, y tampoco por no acompañarte de regreso a casa, escuché que casi te asaltan. Lo siento mucho Soobin — murmura realmente apenado y ambos, Yeonjun y Soobin, pueden sentir la honestidad en esa disculpa.

— No te preocupes, es cosa del pasado. Además, fui yo quien te dijo que no me acompañaras a casa, necesitaba pensar, así que no te culpes por eso — comenta en respuesta el azabache con la sombra de una sonrisa en sus labios, DongHee asiente tímidamente.— Gracias por devolverme a Junie, hyung — dice para luego volver a hacer una reverencia de agradecimiento.

— No fue nada, espero que no vuelva a correr peligro, es un gatito muy lindo.

— Trataré de protegerlo siempre, lo juro — y esa última promesa es para Yeonjun, lo dice con todo el sentimiento que puede transmitir y espera que el gatito logre entender el significado de sus palabras. Yeonjun se acurruca aún más contra el tibio cuerpo de Soobin, maulla y ronronea respondiendo con cariño al juramento.

Yo también te protegeré siempre.

╰ ✧ ╮

— Esta fue la peor sorpresa de todas, ¿por qué me harías preocuparme hasta la muerte por tí hyung? — acusa el azabache haciendo un berrinche y tiene razones para quejarse. Se cruza de brazos y aplana los labios mirando severamente a su hyung que yace sentado al otro extremo del sofá de su propio apartamento, afortunadamente ya como un humano común y corriente — No fue para nada gracioso.

— Antes que nada quiero decir que en verdad lo siento tanto, esta definitivamente no era la sorpresa que tenía para ti, Soobinie — explica apresurádamente Yeonjun, sintiendose bastante nervioso y temeroso de la reacción de Soobin. ¿Qué tal si estaba tan enfadado con él que lo dejaba? — Y-yo había planeado tantas cosas que se que te iban a gustar porque eres un romántico sin remedio y sé cuanto amas los clichés, así que le pedí ayuda a Taehyung y me esmeré mucho en encontrar el jardín más bonito de la ciudad para hacer un picnic en el atardecer; llamé a todas las florerías que pude buscando Ambrosias porque esa es tu flor de nacimiento y quería sorprenderte con un detalle único sólo para ti; preparé toda tu comida preferida con mis propias manos y eso me tomó al menos siete intentos para lograr que el sabor fuera decente — las palabras brotan de él como una cascada imparable pues quiere hacerle saber a Soobin todo lo que quería darle porque lo quiere tanto y desea que él sepa eso, pero a causa de su estupidez ahora lo había arruinado —; conseguí unos fuegos artificales que explotan en forma de corazón porque eso es demasiado cliché y tu lo amarías, y te iba pedir finalmente que-

La palabras quedan atrapadas sobre los labios de Soobin pues se ha lanzado hacia el peligris y sin previo aviso sus boca invade el espacio personal de su hyung. Yeonjun gime en sorpresa, para después dejarse llevar por la forma en la que Soobin lo besa, sus brazos se cierran al rededor de la cintura del menor y saborea algunas lágrimas saladas que se escurren por las mejillas níveas, sus manos pronto acunan su rostro y barren las gotitas con sus pulgares, depositando cortos besitos de mariposa por toda su cara tratando de borra el rastro del llanto, Soobin suelta una risilla por las cosquillas que esto produce en él y ambos terminan abrazos fuertemente entre risas y sollozos ambos de alegría.

— ¿En serio preparaste todo eso por mi? — susurra Soobin, sus labios rozando húmedamente la piel pálida del hombro expuesta por la camisa nueva del peligris. Yeonjun asiente lentamente sin alejarse ni un sólo milímitro de la calidez del cuerpo del más alto.

— Tal vez no sea la cita perfecta que imaginaste... — el mayor vuelve a ser interrumpido, esta vez no son labios de Soobin sino su dedo índice que se posa sobre su boca acallándolo por un momento.

— No digas eso. Cualquier cita será perfecta mientras sea contigo, hyung — lo reprende con cariño, sin quitar aun el dedo de su posición — Además, te esforzaste tanto en planearla que estoy seguro iba a ser más que perfecta.

— Es una pena que lo haya arruinado... — se lamenta Yeonjun soltando al chico para poder mirarlo a los ojos — Míranos, ahora estamos en mi viejo partamento comiendo ramyeon — eleva la barbilla en dirección a la mesita frente a ellos, donde un par de envases de ramyeon aun humeantes esperan por ser devorados — cuando deberíamos estar viendo los fuegos artificiales.

— Ya habrá otra ocasión para hacer esa cita, dejaré que lo vuelvas a intentar en San Valentín — repone Soobin con una sonrisa más alegre en un tono juguetón, haciendo a Yeonjun soltar una risa airada y genuina — Mientras tanto, hay un sin fín de cosas que podemos intentar hacer antes de ese día — esta ves sus palabras tiene una connotación más pícara, algo que el mayor no pasa por alto, sonrojándose de inmediato.

— ¡Yah, Choi Soobin! No digas esas cosas — interfiere un poco alarmado en medio de las carcajadas cantarinas del menor que parece estarse divirtiendo con la reacción de su hyung.

— Hablo en serio hyung, hay tantas cosas que quiero probar contigo. No puedo esperar para hacerlas... — vuelve a sugerir Soobin con toda la intenciónde mortificarlo.

Antes de que Yeonjun pueda decir algo más, otro beso es robado de sus labios, luego otro y otro. Le hace olvidarse de sus penas y sus preocupaciones, de todo a su alrededor y lo único que existe son ellos dos y sus besos, sus caricias y sus corazones latiendo al mismo rítmo. Cuando se separan, Soobin le regala una de esas preciosas sonrisas que lo hacen lucir adorable, abultando sus mejillas y achicando sus brillantes ojos, sus hoyuelos apareciendo con encanto; y Yeonjun no tiene más opción que sonreir de vuelta, con la misma felicidad que el azabache le dedica, porque ese es el efecto que Soobin tiene sobre el mundo y nada, ni incluso un gato de mala suerte, podría opacar esa alegría y amor.

— Te amo, hyung — las palabras son apenas un susurro en medio de la oscura y silenciosa habitación, pero jamás dejaran la mente de Yeonjun, seguirán resonando por el resto de su vida como su canción favorita, de eso está seguro.

— Yo también, Soobinie — lo dice con cada ricnón y cada fibra de su corazón, tratando de evocar cada uno de sus sentimientos en cada una de las letras.

Existen 7625 millones de personas en el mundo pero Yeonjun no podría pensar en alguien mejor que Choi Soobin para compartir esos pequeños momentos que le traen tanta felicidad a su vida. Es cursi y cliché, eso está bien porque no puede imaginar un mundo en el que no despierte cada mañana para encontrarse con su adorable vecino en el pasillo frente a sus apartamentos, aquel que hace a su corazón latir a distintos compases con la melodía de su risa, el único que puede hacerlo sonreir con sólo una mirada, su amuleto de buena suerte.

— Hyung, dilo de nuevo.

Yeonjun sonríe de nuevo, inclinándose para besar de nuevo a Soobin. Antes de cerrar el espacio entre ellos, lo mira a los ojos, y dice fuerte y claro:

— Te amo, Soobin.

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meow

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