HANNAH

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Tranquila Hannah, respira. Seguramente el edificio tenga como setenta plantas. Es imposible que os lleguéis a ver.

-Martin- llamé a mi chófer.- ¿Qué piso es?

- el 72, el más alto de todos.

Mierda.

Acabé agarrando mi equipaje a mala gana y anduve hacia el edificio maldiciendo mi suerte.
¿De verdad me estaba pasando esto? Era casi imposible. Con la de pisos, casas y apartamentos que había en Nueva York... ¿Puede salir ya la cámara oculta? Ja Ja.

Abrí la puerta con la llave que me había entregado mi chófer y subí por el espacioso ascensor por el que ya había subido antes en compañía del Sr. Lancaster.

Cuando llegué a mi planta, respire hondo tratando de tranquilizarme, y me dirigí a la puerta opuesta a la de Tyler, y abrí con mis llaves.

- ¡Hola! Hannah, ¿Verdad?- Se levantó ágilmente del sofá y vino hacia mi.
Me pilló por sorpresa su actitud, no dejaba de sonreír amablemente y hablaba tan rápido que se pisaba sus propias palabras. - Yo  me llamo Stacey, Stacey García. - Me ayudó con las maletas y cerré la puerta detrás de mi.- ¡Me alegro de que compartamos piso! Yo también trabajo en Lancaster, ¿Sabes? Pero por supuesto, mi puesto no es tan bueno como el tuyo, deberás de sentirte alag...- Tres golpes seguidos en la puerta la interrumpieron.- Y mira que le he dicho que use el timbre.- Dijo dirigiéndose a la puerta.  

-¿Quién es?- Pregunté mientras me dejaba caer sobre el sofá en el que ella estaba antes.

Detrás de la puerta apareció un chico, lo sé porque se les oía hablar amistosamente, sin embargo estando tendida en el sofá de aquella manera, ellos solo podían apreciar mis tacones de LV aún puestos. No tenía ganas de socializar con nadie,  la velocidad con la que Stacey hablaba, hacía que valiera por diez personas.

Al cabo de unos minutos, se despidieron y esta cerró la puerta.

- Eran nuestros vecinos.- De repente volví a inmutarme al escuchar la palabra vecinos.- De hecho, puede que lo conozcas, es el hijo de nuestro jefe, Tyler. Ha traído una cosa que le pedí, y un regalo de bienvenida para ti de parte de su familia.- Me tendió una bolsa.- ¿Os conocéis? Porque ha sido muy generoso... Yo conozco a Tyler de toda la vida y no se molestó en darme nada cuando me mudé aquí...

- Seguro que no es nada, solo un detalle. - La interrumpí, abriendo la bolsa. Había un pequeño táper transparente con un cupcake en su interior.

¿Un cup cake? ¿Eso se regalaban los ricos entre ellos?

A menos que fuera un cup cake envenenado...

Deja de decir tonterías

- Pues nada, ya tengo cena.- Dije mientras sostenía mi cup cake en las manos.

- Mejor, porque no tenemos casi nada, mañana me tocaba ir a hacer la compra... jeje- Me sonrió nerviosa.- ¿Quieres que te enseñe tu cuarto?

El piso no estaba nada mal, era igual que el de los Lancaster, pero la decoración no era tan moderna, le daba un toque un poco más acogedor.

En cuanto llegué a mi cuarto le di las buenas noches a Stacey y me desplomé en la enorme cama de sábanas turquesas.
A quién iba a mentir, me encantaba aquella habitación. Un buen colchón, no como el abollado de Matt, y un un extenso escritorio blanco que doblaba el tamaño del que tenía con Matt, y el cual encima, compartíamos. La casa era tan pequeña, que siempre tenía que acudir a la oficina para trabajar, pero aquí con Stacey había incluso una habitación de sobra para que montara mi propio despacho.

Ojalá no me gustara tanto esto.

Cogí el cupcake con las manos, y lo observé levantándolo sobre mi, que todavía estaba tumbada boca arriba en la cama.

Tyler, ¿Qué estás tramando?
Muerta de hambre, le quité el envoltorio dispuesta a comérmelo cuando un papelito bien doblado me cayó en la cara.
Dejé el cupcake sobre su bolsa y despegué el papel. Era una nota.

Una carta de amor

Hannah, no te pases.

La acerqué a mi cara un poco más para poder leerla:

Así que no te basta con verme todos los días en el trabajo, vecinita. Tú y yo nos lo vamos a pasar muy bien.
PD. Me hubiera gustado darte un cupcake en mal estado pero lo eligió mi hermana.

Tuve una extraña sensación cuando terminé de leer, ¿a qué se refería con que nos lo íbamos a pasar muy bien?
En cuanto entraramos por las puertas del edificio Lancaster, yo pensaba cambiar completamente mi actitud hacía el, no podía permitirme que el Sr Lancaster viera que no teníamos una buena relación su hijo y yo, podría ser perjudicial.

Sería competitiva y firme, como siempre había sido en los aspectos del trabajo. No permitiría que Tyler se me acercara para ponerme nerviosa, el no iba a ganar en esto. Dejé la nota en alguna parte de la cama y me solté el pelo, exhausta.

Rodé por la cama, y quedé de frente al enorme ventanal que se extendía por toda la pared. Aquella vista me recordó a la que vi en la fiesta del Sr Lancaster. Pequeños puntitos blancos por todos lados daban luz a la ciudad. Eran como estrellas caídas del cielo, y atrapadas por la belleza de Nueva York. Me había enamorado completamente de aquella ciudad desde que la visite con mi familia hace siete años.
Al cabo de un rato, me acabé quedando dormida, vestida y sobre las sábanas.

━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━

Un rayo de luz hizo que abriera los ojos. El sol ya se veía salir por el hueco de los edificios, entre ellos, la torre Lancaster, que destacaba por su anchura y altura.
Observé el reloj digital que había en la mesita de noche, era una de las pocas cosas que había en la habitación, puesto que ni siquiera contaba con una silla para mi majestuoso escritorio.
Eran las 6.48 AM, así que me permití vaguear un rato en la cama hasta que sonara la alarma de las 7.

Cuando sonó, me levanté prácticamente de un salto. Odiaba hacer el vago y perder el tiempo. Cinco minutos después ya había enderezado la cama y estaba rebuscando ansiosa algo en mi maleta que no estuviese arrugado. Acabé encontrando un par de piezas completamente lisas, y me las puse. Fui a la cocina, y estaba a punto de hacerme un café, cuando Stacey apareció por la puerta.

- Es mejor ir de compras temprano, cuando todavía quedan fresas...- dejó un par de bolsas sobre la encimera junto a mi.- ¿Quieres? - me señaló un paquete de Starbucks que tenía en la mano. - No sabía cuál te gustaba, así que he traido cuatro distintos...

- Cualquiera me parece bien. - Sonreí sinceramente acercándome para coger la bolsita.

Stacey podría sobornarme si quisiera trayéndome todas las mañanas algo así.

Tal vez anoche la juzgué demasiado.

Se le veía nerviosa, estaba claro que le intimadaba un poco, y solo trataba de caerme bien.

Saqué de la bolsa los cuatro vasos, y sin dudarlo ni un segundo ,cogí el capuchino con hielo. También había un par de galletas, que hicieron que sintiera nostalgia, siempre las tomaba com mi familia cuando vivía en España.

Ahora hacía un año que no los veía. Las cosas se habían complicado desde la última vez. Tuvieron que  pagarle la universidad a mi hermano pequeño, y no tenían suficiente dinero como para permitirse un vuelo a nueva york. Yo les hubiera dejado el dinero encantada, pero eran muy orgullosos y se negaron.
Además, mi madre no apoyaba mi relación con Matt, y eso provocó varias discusiones.
Pero ahora se suponía que estabamos bien, así que los podrías invitar en Navidades a pasar las Navidades en esta casa

No debería de estar haciendo planes, el piso es temporal.

Es temporal solo si tú quieres que lo sea.

Y no lo quiero, quiero volver con Matt.

Segura?

Reprimí todos esos pensamientos y revisé que lo tenía todo en mi bolso, lista para salir.

Me despedí de Stacey y guardé mis nuevas llaves.

El ascensor no tardó mucho en venir, me subí, y busqué entre los ochenta botones la planta principal. Las puertas se estaban cerrando cuando un brazo se interpuso en la acción y estas se abrieron de golpe.

- Gracias por esperarme, vecinita.

Puse los ojos en blanco mientras daba pasos hacía atrás, hasta que acabé chocando con una de las paredes del ascensor. Tyler ocultó una risita.

De repente se había vuelto un ascensor muy pequeño, ¿No?

- Un cupcake, ¿enserio?- Rompí el silencio.

- Bueno, siento defraudarte si es que esperabas un Bolso Birkin.- Sonrío irónicamente.

- No esperaba nada.- Me encogí de hombros.

Y de nuevo hubo silencio. ¿Desde cuando el ascensor era tan lento?

- ¿Qué tramas?- Volvió a hablar, esta vez, acercándose a mí.

- Nada.

- Te has mudado literalmente al apartamento de enfrente, no me digas que ha sido casualidad.

- Lo ha sido, el piso lo buscó mi asistente.

- Así que tu excusa es que eres rica... Pues yo no lo veo así.- dio un paso más hacia mi.- Yo creo que, por algún motivo, quieres tenerme cerca.

Otra vez con sus jueguecitos de ponerme nerviosa. No me podía volver a pasar esto. Él no tenía ningún tipo de poder sobre mi.

- Quizas tengas razón...- Me acerqué yo. Estaba claro que no se esperaba mi respuesta, apenas se inmutó.- Pero... así de cerca...- le susurré mientras acercaba mi rostro al suyo a una distancia peligrosa para ambos.
Se había quedado inmóvil, podía notar su corazón latir, mientras yo acariciaba su pecho con mi mano. Y su respiración irregular era lo único que se escuchaba en el pequeño ascensor.

¿Se estaba poniendo nervioso?

Cuando nuestros labios estaban solo a un par de centímetros de distancia, volví a hablar:

-¿Sabes que es lo que dicen?

-¿Qué?- preguntó tan bajo que a penas le oí. Parecía que tenía miedo de que sus palabras pudieran dañar la cálida atmósfera que se había formado.
Le miré a los ojos, pero no le encontré. Estaba completamente embobado, mirando mis labios con deseo. Por primera vez yo tenía el control.

Y no estaba nada mal

- Que es mejor tener al enemigo cerca.- sonreí de la misma manera en la que él lo solía hacer, y di un paso atrás.

Acto seguido la puerta del ascensor se abrió, y le empujé suavemente hacia atrás con mi mano, andando con paso firme fuera del edificio.

Cuando le di la espalda, tuve que aguantar una risita.

Le había ganado en su propio juego.

Tyler Lancaster, estás perdido.

Buenoooo
Perdón por no actualizar en tanto tiempo, ahora retomaré escribir más a diario y tendréis al menos 2cap por semana ;)

Increible lo que ha hecho Hannah, ¿No?

Quiero saberlo, sois Team Matt o Team Tyler???,

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