XXVIII-Camino y aprendizaje.

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Aiden sabía que necesitaba a los Aventureros para llegar a la mazmorra, y también sabía que servirían de coartada y camuflaje ante todos aquellos Aventureros que se dedicarían a cazarlos ahora que un recibieron una recompensa jugosa sobre sus cabezas. Pero aún así, el presentimiento de estar haciendo algo malo le tallaba lentamente la cabeza.

Intentó evitar esos pensamientos concentrándose en la conversación táctica que tenían en una taberna solitaria a las afueras del pueblo, en la que discutían los detalles del viaje.

—Tomaremos dos mazmorras de camino a las Montañas Naranja. Serán de un nivel más bajo que esa, y nos servirán para reabastecernos y mantenernos durante el viaje. Queda abierta la posibilidad de hacer una más en el camino de ser necesario —dijo el Sacerdote, Hover.

Asintió mirándolo a los ojos, a lo que continuó hablando.

—En el Gremio más cercano a la última Mazmorra, contrataremos Aventureros para completar los requerimientos e ingresar. Si no conseguimos el dinero necesario, ofreceremos parte del botín final, aunque como el pago no se hará por adelantado, deberá ser mayor.

"No sabemos aún el método de viaje, podemos usar Caballos, Mortrel's, o en el caso de querer despilfarrar dinero, podemos usar Hiriones.

—No, no pienso volver a volar —habló Iris tajante.

Aiden casi sonrió, recordando la caída libre al bosque de Sertán semanas atrás.

—Los Hiriones son caros, pero nos llevarían mucho más rápido que cualquier otra bestia que podamos costear, y no son nada incómodos —respondió Hover.

—Quizás sea mejor ahorrar el dinero —agregó Aiden para secundar a Iris.

—Lo dejaremos a una votación para luego. A mi realmente tampoco se me antoja estar agarrado a la piel áspera de esos bichos, y depender de sus inusuales alas cortas —concluyó Rosnri.

—Igual no creo que podamos usar Hiriones —habló uno de los gemelos.

—Dagan tiene razón, los precios subirán, o no estarán disponibles —dijo Dago.

—Todo estarán intentando cazar a la princesa y a su acompañante, querrán viajes rápidos con tal se ser los primeros en llegar —agregó Dagan.

—Es lo que haría yo —asintió Dago.

Aiden evitó tragar grueso o mostrar algún tipo de nerviosismo por la conversación. Le recordaba que estaba mintiendo.

—Aunque bien sabes que no somos ese tipo de gente —respondió Rosnri.

—¿Ah no? —preguntó Iris, quizás demasiado aliviada.

—No. Ese tipo de gente es escoria de la más inmunda —habló Rosnri, sus facciones endurecidas.

Aiden suspiró de alivio, llevándose todas las miradas de la mesa. En su cuerpo un cosquilleo de gratitud y su mente un agradecimiento a Urahvé. Aunque ya lo sabía, era un alivio asegurarse de ello, y de paso, seguir con la mentira de antes.

—Las órdenes de ese estilo las imponen gente poderosa —dijo Nuria, y Rosnri puso una mano sobre su hombro para calmarla—. Y ellos solo buscan más y más poder siempre que pueden, sin importar cuantos inocentes deban asesinar para conseguirlo.

La cabeza de Aiden chispeó con decenas de recuerdos del Scripta, golpeando su cerebro con un pinchazo de dolor. Odiaba esa sensación, y más odiaba no poder rescatar nada de valor. Al menos tuvo claro que él tampoco era así, ni quería serlo.

—Tuvimos un encuentro con Aventureros Mercenarios hace unos años, perdimos gran parte de nuestro grupo —explicó Rosnri mientras trazaba círculos con el pulgar sobre el brazo de Nuria—. No nos interesa ayudar a ningún bando ni poder. Nos dedicamos a esto para ayudar a quien realmente lo necesita, y para sobrevivir en este mundo sin ser lacayos de nadie. Esa es la esencia de nuestra Aventura.

Aiden sintió la determinación corriendo por sus venas al oírla. Lo cual le hizo plantearse una pregunta: "¿Cual es la esencia de mi aventura?". Debería pensarlo detenidamente para asegurarse de dar con la respuesta. Mientras tanto, Iris seguía llevando la conversación sobre el día de salida, y las futuras sesiones de caza. Ambos sabían que aprovechar el tiempo era lo esencial, si querían volverse lo suficientemente fuertes para vencer a los Al-tinhoa.









Cuando el día llegó, partieron. El grupo de Aventureros marchaba en la misma formación que utilizaban para el combate. Siempre preparados por si algún inconveniente fuera a presentarse. La mayoría de bestias huía al sentir la presencia de los clase S, a no ser que se encuentren en grupos grandes o sean manipulados por una bestia mayor, lo cual no presentaba ninguna amenaza. Eso sí, los humanos eran un factor a consideración que no podía ignorarse. Ellos podrían intentar asediar a un grupo de Aventureros confiando plenamente en sus estrategias. Fuera de las grandes ciudades, en terreno de Aventureros, no era tan sencillo sobrevivir. Aún así, en el día y medio que llevaban de viaje, no hubo inconvenientes de ningún tipo.

El terreno había pasado de ser herbal y frondoso, a uno tan arisco que cuando el sol se reflejaba en los ocasionales lagos que encontraban, Aiden debía cubrir sus ojos. Una desventaja más que encontró a sus sentidos superiores. Eso y que los Mortrel's defecaban al caminar, por lo que el pestilente olor a heces lo seguiría siempre.

Las bestias hervíboras fueron las escogidas al final para llevar a cabo el viaje, debido a su potencia física y de carga superior a la de un caballo, podían cubrir extensas zonas sin mucho descanso, y con una carga mayor. Aiden agradecía con todo lo que tenía, que Iris domine las monturas a la perfección, y que el largo de más de dos metros le permitiese al Mortrel montar dos personas sin ningún tipo de complicaciones. Una montaña de hueso sobresaliente por el centro de lomo lo dividía en dos, dejando así dos asientos perfectos, evitando que Aiden tenga que asirse ridículamente a Iris. El mortrel se sostenía tres gruesas patas por lado, cuyas pezuñas se desgastaban con el suelo árido. La cabeza redondeada y obtusa culminaba en una mandíbula redonda, y los dientes romos característicos de un herbívoro.

A Aiden le esperaba un largo viaje hasta su objetivo, y aunque iba acompañado de gente poderosa, sabía que no debía dejarse estar. Por ello, a pesar de las intensas jaquecas que le provocaba hurgar en los recuerdos de su scripta, pasaba todas las noches buscando formas de aprender nuevos hechizos, nuevas formas de combate y estrategias.

Allí comprendió que no todos los recuerdos eran explorables, y que los más fuertes de cada portador eran los más fáciles de encontrar. Algunos de los recuerdos que podía evocar tardaban solo diez segundos en hacerlo vomitar y chillar de dolor, debido a su intensidad.

Aiden aún recordaba como intentó buscar entre los recuerdos que tenía el scripta sobre los Cinco Héroes, y ver a Fekia Wang desplegando hechizos de una magnitud tan imponente sólo le hacían frustrarse y luego estremecerse de dolor. Era obvio que ella tenía un caudal de dyn infinitamente superior a él, y que la técnica pasaba a un plano secundario. Por otra parte, le costaba acceder a los recuerdos del Al-tinhoa que portaba el scripta de oscuridad, más que nada, por que los recuerdos más fuertes que tenía éste, eran retazos de una descomunal batalla contra los Cinco Héroes. Fue imposible para Aiden ver más de unos segundos sin sentir que estuviera a punto de morir, y que su cuerpo reaccionara como si le hubiera caído un rayo encima.

Similar ocurría con los recuerdos de su padre. Por más que intentó hurgar en ellos, fue inútil, frustrante y doloroso.

Por ende, los principales aportadores a su arsenal fueron dos magos que portaron el scripta's de oscuridad luego de la Guerra de la Unión, ya que estos eran los únicos que podían entrenar y experimentar tranquilos. Gracias a Urahvé, uno de ellos era un Dominador de aqua antes de absorber el scripta, y otro era excelente Dominando umbra. Tampoco eran fuertes ni prodigiosos en exceso, por lo que se habían avocado a la investigación y mejora de las técnicas básicas. De hecho, Aiden era mucho más talentoso que los portadores del scripta de los que aprendía, aunque mucho menos inteligente. La dificultad más grande que tenía al aprender de ellos, era cuando interferían los fuertes recuerdos que tenían ellos. Aiden se sentía un completo invasor de la privacidad ajena. Lo que menos quería era presenciar partos o funerales, en especial lo primero.

Aún recordaba el rostro sorprendido de Iris cuando el cuerpo de Aiden reaccionó inconscientemente a un recuerdo intrusivo subido de tono mientras entrenaban a las afueras del pueblo, en una zona despejada del bosque.

Sacudió la cabeza para alejar la pena y volvió a centrarse en los hechizos que iba repasando, jugando y practicando su dominium con el agua que llevaba en su odre. Con los días, su núcleo había comenzado a retomar fuerza, aunque esta recuperación se potenciaba a la par que él forzaba a su núcleo a trabajar. Aunque su técnica y comprensión del dyn estaban avanzando, sabía que aún le quedaba tiempo hasta recuperarse por completo y realizar los mismos hechizos que antes había utilizado. Se evidenciaba al momento que intentaba Expulsar esferas de agua como ataques. Estas avanzaban un par de metros y luego se deshacian, o simplemente impactaban sin la potencia suficiente como para hacer daño.

A pesar de haber tenido sus habilidades a un punto superlativo para su edad en poco tiempo, ahora sentía la misma sensación que tenía en los músculos luego de hacer mucho ejercicio: Como si estuviera débil, falto de potencia.

Con la esfera de agua del tamaño de un puño que dominaba formó dos, y luego las volvió dos líneas rectas. (No tan rectas debido al ajetreo de la marcha en el Mortrel) Intentó luego enrollar las líneas en ambas muñecas, sin mutar, solo dominándolo, moldeándolo para que se ajuste a su cuerpo. Deshizo las cuerdas de agua, y con todo el cuidado posible, intentó guardar la mitad dentro se de odre, mientras aún mantenía una esfera. Ya sentía sudor bajar por su pecho de la concentración. Lo consiguió derramando una parte considerable, y se dispuso a practicar con la pequeña fracción sobrante uno de los hechizos de aqua que quería replicar del antiguo portador.

Con un ligero movimiento circular de la muñeca, el agua pasaba de una esfera a una mini corriente que rotaba en alrededor de su mano. Cuando completaba el círculo y extendía la mano:

—Expulsar —susurró.

El chorro de agua abandonó su mano, y aunque el haya apuntado a su otra mano para repetir el hechizo, este terminó de alguna forma golpeando la protuberancia huesuda del Mortrel, que lanzó un bufido de alivio.

La que no se puso feliz, fue Iris, quien se dió la vuelta inmediatamente para quejarse.

—Mira Aid... Indra —le recriminó en un susurro—, no se que cosas pervertidas estés viendo en tu biblioteca mental, pero como no dejes de estar jugueteando ahí atrás, te alquilo uno de estos en el pueblo siguiente. Voy a empeñar mi espada si es necesario.

Aiden se encogió un poco, Iris llevaba días más irritable de lo habitual. En parte la entendía. La princesa no había avanzado ni un poco en lo que absorber el scripta respecta, y Aiden no era un consejero excepcional.

—Está bien, lo siento. ¿Nos detendremos pronto para seguir entrenando?

—Lo haremos, pero no intentaré lo del scripta. Estoy perdiendo tiempo que podría invertir en otras cosas, en las que tu no puedes ayudarme, maestro.

Aiden rodó los ojo ante su provocación. Era recurrente en llamarlo de esa forma de manera irónica.

—Deja de llamarme así ¿quieres? —respondió—. Además es obvio que no puedo ayudarte, lo único de magia que sé lo aprendí de mis...

La palabra "amigos" se atragantó en su garganta luego se recordar quien había sido su principal tutora.

—Lo que sea, llegaremos al próximo pueblo justo a pasar la noche, y tendremos tiempo al día siguiente.

Aiden asintió, y como era costumbre para él, extendió su Sonar de sombras para captar algún indicio de bestias. Había extendido su radio unos metros más, pero no conseguía dirigir las sombras de manera que éstas se extiendan solo hacia un punto.

Contuvo las ánsias de seguir entrenando con el agua de su odre, y se distrajo con la teoría de los hechizos que recordaba. Cuando una duda surgió por ello, buscó a Hover con la mirada para preguntarle un poco sobre los Mutate.

—¡Hey, señor Hover! —le gritó una vez lo tuvo a la vista.

El sacerdote giró la cabeza, y redujo la velocidad para ponerse a la par con él. Detrás suyo montaba Erl, asido con fuerza al Mortrel y en un sueño profundo que Aiden admiraba.

—¿En qué puedo ayudarte, Indra? —le preguntó— y ya te dije que puedes llamarme Hover a secas, tampoco estoy muy mayor —sonrió el elfo.

Aiden encontraba genuinamente amable al sacerdote, y se sentía mal por ocultarles su identidad. Pero lastimosamente no creía posible que sea de otra forma

—Usted es un Sanador de agua bastante habilidoso, y quería saber si podía explicarme algo.

—¿Quieres ser Sanador hijo? —preguntó Hover entre sorprendido y entusiasmado.

—No es eso señor —dijo Aiden llevándose una sonrisa de Hover—. Es sólo que, quería saber que tanta utilidad puede tener el dominium a largo plazo.

—¿A que te refieres? —respondió Hover curioso.

—Estoy teniendo dificultades para mutar dyn —confesó con algo de pena—. Y no quisiera quedarme estancado. Por eso quiero saber que tan lejos puedo llegar utilizando dominium.

Bueno, era una verdad a medias. La dificultad que tenía para mutar dyn, era un efecto secundario que combatía desde que absorbió el scripta.

—Hmm. Es posible llegar lejos usando dominium, sí —dijo Hover rascando su barbilla—, pero sólo si tienes un caudal de dyn privilegiado o te especializas en ignis o terra.

Lo último que dijo fue desalentador para él, que no tenía una cantidad de dyn muy superior al promedio, ni tenía afinidad a los elementos que mencionó.

—Bueno, eso era todo.

—¿Quieres dejar de molestar al señor Hover, A... Indra?

—No me molesta para nada, V. Y ya les dije que pueden llamarme Hover —respondió sonriente—. En cambio, me hace feliz ayudar a los nuevos talentos como ustedes.

—Gracias, señor Hover —respondió Aiden inconscientemente.

—Bah, olvídenlo. Volviendo al tema anterior, la fortaleza de un mago depende de muchos factores. Lo más práctico es especializarse en un tipo de magia, la que mejor se te dé.

—En mi caso Aqua —respondió Aiden.

—No, no me refiero a eso Indra. Me refiero al tipo de Aventurero que quieras ser, y al rol que quieras desempeñar. En mi caso, Sanador, en el caso de Erl, es un guerrero a corta distancia. Todo esto lo decidimos en base a nuestras habilidades iniciales. Erl es fuerte físicamente, y tiene un caudal de dyn sobresaliente, pero no es lo que uno llamaría un prodigio de la técnica. Es por eso que refuerza sus armas con terra, y en casos específicos utiliza mutate.

"Por mi parte en cambio, soy bueno con la técnica, por lo que puedo mutar dyn sin problemas, pero mi caudal de dyn me impide ser un atacante a larga distancia, y mi falta de habilidades físicas me impide ser un guerrero a corta distancia, así que la sanación de agua es perfecta para mí.

—Por mi parte, tengo un balance entre técnica y caudal, pero escasa habilidad física —ayudó Iris.

—Exacto, entonces si V buscara ser un guerrero, quedaría estancada pronto, igual que yo si buscara ser un mago atacante, o Erl si intentara ser un Sanador de tierra.

—Supongo que la afinidad no es todo lo que se debe considerar —suspiró Aiden.

—Aunque también es importante... hay afinidades que son por mucho mejores para el combate en niveles iniciales —respondió Hover.

—Ignis y Terra —asintió Aiden—. La tierra y el fuego son dañinos para el humano incuso sin necesidad de utilizar magia, el viento y el agua difícilmente lo son de manera natural.

—Es por eso que la mayoría de soldados rasos del ejército son de rangos bajos, pero con afinidades a Ignis o Terra. Digamos sin desprestigiar a nadie, que son útiles a pesar de no ser excepcionales.

"Aqua y Ventus son difíciles en sus etapas primerizas si sólo se busca atacar a lo bruto, pero tienen mayor maleabilidad y creatividad en su uso, por ende son más versátiles, y para su mejoría debes esforzarte en otros aspectos. Si yo expulsara luego de dominar aqua, sentirías un golpe y poco más, en cambio si tuviera la afinidad de fuego y usara la misma técnica, el daño sería mayor. Por ende son más dañinos con mínimo esfuerzo.

Aiden asintió. Algo desmotivado y preocupado por su futura utilidad. A éste paso, no podría hacerse lo suficientemente fuerte como para enfrentar a sus enemigos. No podía depender enteramente de un scripta que si quiera entendía por completo. Recordando las palabras de Hover, volvió a avivar la conversación.

—Dijiste que son más versátiles, y que hay que centrarse en otros aspectos...

Hover lo miró y lo señaló con una sonrisa, como si estuviera esperando la pregunta.

—Es más sencillo de lo que crees Indra.

—¿Podrías decírmelo entonces? —preguntó entusiasmado.

—Nop.

—¿Eh?

—Que no te lo voy a decir —aclaró Hover.

Aiden sonrió confundido. "¿Se está burlando de mí?"

—Eso lo entendí, solo quiero saber la razón —preguntó Aiden.

—Un buen profesor no da todas las respuestas a sus estudiantes —dijo éste guiñando un ojo mientras azuzaba al Mortrel para que recupere su ritmo anterior.

Aiden se quedó pensativo, y se preparó para seguir entrenando con el agua de su odre. El problema fue que Iris se dió cuenta.

—Espero que aprendas a cabalgar con algún recuerdo que tengas ahí —inquirió Iris.

"Se cancela el entrenamiento". Suspiró Aiden reprimiendo una risa.



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