Capítulo 25

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Fuera de la casa se escuchó la bocina de un coche.__________ se volvió y miró por la ventana.
Era el remolque de la agencia de vehículos de alquiler.

—Parece que han venido a buscarte—comentó ella.

_______ lo escuchó suspirar y Taehyung alargó una mano y la puso sobre su mejilla
estudiando su rostro con el tacto como si tratara de memorizarlo hasta el último detalle.

Su caricia fue increíblemente suave y cálida y, a pesar de todo lo que le había dicho
__________, sintió que su corazón se abría de nuevo a él como se abre una flor.

¿Cómo era posible que en tan solo tres días aquel hombre hubiera llegado a significar tanto para ella?

________ no conseguía explicárselo, pero así era. Habían entablado un poderoso
lazo en todos los aspectos que importan entre un hombre y una mujer.

Más de lo que ella hubiera podido nunca imaginar. ______ habría podido pasarse la vida buscando y buscando, y no bailar jamás lo que ambos habían descubierto el uno en brazos del otro.

Ni hallar jamás, tampoco, lo que sentía charlando con él sobre cosas ordinarias de la
vida, sobre el pasado, sobre el futuro y sus esperanzas para ella y para Jackson.Junto a
Taehyungse sentía más segura que nunca, más ella misma que nunca. Simplemente era
feliz con tal de que él la mirara.

¿Por qué tenía que acabar todo así?

Era una lástima.

Una verdadera lástima.

Una estupidez.

Era triste, pero ________ sabía que ambos tenían miedo: miedo de arriesgar lo que habían conseguido, de tratar de hacerlo funcionar y echarlo todo a perder.

—No eres lo que yo esperaba, Park _______  —dijo él en voz baja.

—Ni tú,Kim Taehyung —contestó ella con una sonrisa.

Tae le devolvió la sonrisa, se inclinó hada adelante y besó brevemente sus labios.

_________ sintió de pronto el impulso de abrazarlo y enterrar el rostro en su hombro, de estrecharlo como si jamás le fuera a permitir marcharse.

Queria decirle que
sus palabras, su indiferencia, habían sido una farsa.

Rogarle que la perdonara.

Pero permaneció helada, sin moverse, hasta que él la soltó y se volvió para recoger su
pequeña bolsa y su ordenador portátil.

—Hasta pronto, _______. Cuídate... y cuida de Jackson—dijo Taehyung en voz baja,ronca, mientras caminaba hacia la puerta.

—Hasta pronto, Taehyung.
________ se quedó de pie junto a la puerta y lo observó subir a la camioneta.

Taehyung le dijo adiós con la mano.

Ella contestó con un gesto similar, pero enseguida se
mordió el labio y sus ojos se nublaron con las lágrimas.

Entonces entró y cerró la
puerta.

Aquella tarde, cuando Jackson fue a la tienda al salir del colegio, _______ lo encontró tan cabizbajo que enseguida comprendió lo que le pasaba. Estaba deprimido por la partida de Taehyung.

Ella también estaba deprimida, pero esperaba saber
disimularlo. Trató de mostrarse alegre y feliz delante de él, pero no consiguió animarlo.

Jackson habló de Taehyung constantemente, por la tarde y durante la cena, y ________ hizo
cuanto pudo para cambiar de tema.

Jackson se lamentaba de que no podría comunicarse
por correo electrónico con Taehyung hasta que no tuviera un ordenador, riéndose obligado a escribir cartas de su puño y letra._________ trató de convencerlo de que las cartas eran un sistema de comunicación fabuloso, y además podía mandar en ellas sus dibujos. Eso reconfortó en parte a su hijo, pero cada vez que ella creía haber superado el tema el
chico preguntaba qué hora era y comenzaba a hablar de nuevo de Taehyung, preguntándose si habría llegado ya a Seoul.

—Seguro que ha ido directo a la oficina —comentó Jackson—. Ya sabes, por lo de la emergencia.

________ asintió y le ofreció varios postres tentadores. Por fin su hijo pareció comenzar a olvidar. Al acostarlo, sin embargo, su hijo volvió a preguntar:

— ¿Crees que Taehyung me enviará de verdad esa sorpresa que me prometió, mami?

— ¿Sorpresa?, ¿qué sorpresa?

—Ya sabes, cuando gane en el Brain Quest Taehyung prometió que me mandaría una sorpresa al volver a Seoul.

— ¡Ah... sí! —recordó ______.

Taehyung se había dejado llevar por un impulso, reflexionó—. Bueno... Taehyung es una persona muy ocupada, Jackson... muy ocupada... —repitió lentamente—. Estoy segura de que te mandará algo si se acuerda... pero, a decir
verdad... puede que tarde bastante tiempo en acordarse, ¿sabes?

—Bueno, claro, ya me lo imagino —asintió Jackson—. Tampoco esperaba que corriera a una tienda de juguetes en cuanto llegara a Seoul ya sé que le llevará tiempo. Por ejemplo, puede que lo reciba la semana que viene, ¿no?

—Puede —contestó ella sin convicción—. Puede que llegue... pronto.

_______ había oído contar alguna vez que «pronto» era una palabra con distinto significado para los niños y para los adultos.

Para los mayores, por ejemplo, significaba un momento impreciso durante el año en curso, mientras que para los niños el plazo se reducía a los siguientes cinco minutos.

______ acarició el cabello de Jackson y rogó para que Taehyung se acordara. Si no lo hacia, el corazón de su hijo se rompería.

En realidad ella sabía muy bien que, para su hijo, lo importante no era la sorpresa, sino el hecho de saber que Taehyung se acordaba de él, que le importaba su promesa.

¿Se acordaría?, se preguntó. Solo el tiempo podía contestar a esa pregunta.

También para ella sería terriblemente larga la espera. Sobre todo si Jackson no dejaba de hablar de Taehyung.

________ sabía que le costaría olvidar a aquel hombre , pero si su propio hijo no cesaba de hablar de él como si fuera un superhéroe... bueno, entonces olvidar a su amante de una sola noche, le sería absolutamente imposible.

La primera noche tras la partida de Taehyung,ella lloró sobre la almohada. Lloró larga, sinceramente. No quería hacerlo, pero al meterse en la cama y volverse hada el lado en el que había dormido él inhaló su fragancia, y eso fue su perdición.

Los días pasaron, y su hijo comenzó a hablar de Taehyung cada vez menos. Quizá
comenzara a conformarse con la idea de que, a veces, podía mantenerse una relación
íntima con una persona para luego separarse, reflexionó.

Quizá su hijo comenzara a
comprender que Taehyung, posiblemente, no mantendría su promesa.

________ procuraba mantenerse ocupada. Abría la tienda antes de tiempo y se quedaba hasta más tarde por las noches. Sacaba las cosas de los armarios y los limpiaba a fondo, como no lo había hecho en años. Por la noche, después de la cena, trabajaba en el jardín, plantando semillas y cavando hasta que se hacía de noche y le dolían las
piernas y los brazos. Y, a pesar de la dureza del trabajo, necesitaba tomar un baño caliente para poder dormir... solo que el hecho de entrar o salir de la bañera le recordaba a él.

Todo, cualquier cosa, le recordaba a él. Solía almorzar en el café todos los días, pero desde su marcha evitaba el local. Ni siquiera escribir constituía ya una distracción y un escape.

Había comenzado una nueva novela de misterio sobre unos asesinatos en un balneario de lujo, pero cada vez que se sentaba a escribir se quedaba en blanco, mirando al vacío, mientras su mente recordaba una y otra vez las escenas favoritas de los días transcurridos junto a Taehyung... y de la gloriosa noche.

A veces se preguntaba si el se habría comportado de un modo distinto de haber sabido que ella era escritora. Quizá hubiera debido contarle que llevaba una doble vida secreta. _______ sabía que él era muy suspicaz con cualquier mujer que no tuviera
su mismo nivel económico, que tenía miedo de que solo persiguiera su dinero.

Muchas veces había sentido la necesidad de contarle sus éxitos, pero desde la primera noche,
nada más ver su actitud engreída y sus ideas preconcebidas acerca de las mujeres en general y de ella en particular, se había reprimido.

De algún modo, por muy ilógico que pareciera, ______ se daba cuenta de que deseaba que Taehyung la quisiera tanto, de tal modo, que lo demás no importara.

Que no importara, por ejemplo, que ella era, en apariencia, una persona totalmente inadecuada
para él. Hacerle saber que tenía por delante un futuro respetable, más allá de su trabajo en una simple tienda, con un horizonte lleno de éxitos literarios, quizá... bueno, eso lo echaría todo a perder.

Por mucho que le simplificara las cosas a él.

Sería cabezonería, pero deseaba que Taehyung la amara por sí misma. No por la etiqueta o la identidad social, superficial, que pudiera nadie colgarle para impresionar a sus amigos importantes. ¿Acaso si dejaba de ser la pobre madre soltera de Daegu si se convertía en una novelista de éxito, iba a quererla más?

Falso.
Absolutamente falso.

Ella deseaba que la amara por ser sencillamente _______, la mujer a la que había conocido por pura casualidad y de la que se había enamorado.

Deseaba que la amara tanto que ni siquiera pudiera vivir sin ella.

Fueran cuales fueran su pasado y sus circunstancias. Eso debía bastarle, pensaba. A veces imaginaba que le escribía una carta.

Una carta corta, alegre e
intrascendente, en la que ni volcaba su corazón ni lo presionaba para que hiciera nada.

Simplemente le hacia saber que, a pesar de la forma en que se habían despedido, lo
echaba de menos... porque estaba convencida de que iba a seguir haciéndolo.

¿Acaso era tan terrible? Taehyung era uno de esos hombres a los que les gusta
dominar, controlar la situación. Estaba convencida. No obstante, a pesar de todo, estaban ya en el siglo veintiuno. Las mujeres podían tomar la iniciativa en temas amorosos. No era necesario que se sentara en una torre de marfil como la princesa de un cuento para esperar a que su príncipe encantado la devolviera a la realidad...

¿o sí?

_______ imaginaba a Taehyung en Seoul en su casa. Lo imaginaba con uno de sus trajes de diseño, sentado en su oficina, tratando de solucionar una complicada
maniobra legal.

El gabinete, probablemente, estuviera en un rascacielos, en un edificio de cristal de vistas espléndidas. Y, tras el día de trabajo…

Sí, se imaginaba a Taehyung saliendo con mujeres.

Mujeres maquilladas, profesionales, guapas. Sin duda él podía elegir.

_______ se imaginaba aquella parte de su vida hasta que el dolor le resultaba tan
intenso que tenía que olvidarlo. Entonces trataba de pensar en otra cosa.

No, no le escribiría. Ni siquiera una postal. Ni lo llamaría. Su momento juntos, el lazo especial entablado entre ambos... no había sido más que una farsa.

Hasta su acto de amor.

Maravilloso, perfecto, había dicho él. Sí, igual de perfecto que una foto, que se toma por pura casualidad y después se guarda eternamente, olvidada, en un libro.

Ella jamás habría encajado en su vida, y eso también podía imaginarlo.

¿Volvería a saber algo de él alguna vez?

Era improbable.

¿Lo olvidaría alguna vez?

No.

Estaba segura.



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Nueva actualización....

Está historia se está terminando.....

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