Capítulo 15. Christian

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El maldito Elliot.

Le dirige a Taylor una sonrisa burlona antes de acercarse a mi sala con las manos metidas en los bolsillos.

—Hola, Christian.

Mantengo la mirada fija en él.

—¿Qué quieres, Elliot?

No es común que mi estúpido hermano esté aquí, usualmente significa que quiere dinero o tomar prestado mi jet para llevar a su puta de la temporada en un viaje a las Bahamas.

Elliot se acerca al sofá y se inclina para tomar algo, hasta que lo levanta en su puño para olerlo es que puedo ver las jodidas bragas de Anastasia.

—Estoy buscando a mi prometida porque tenemos una cena importante, ¿Te importaría llamarla?

Maldito imbécil.

Dejo el vaso en la encimera con un golpe fuerte y me dirijo a él para arrebatarle las bragas que descuidadamente dejé descartadas sobre el sofá. Las quito de su mano con un movimiento rápido.

—¿Cómo lo supiste?

Vuelve a meter las manos en los bolsillos y camina por el borde de los ventanales con su puta sonrisa de mierda.

—Tu maldito auto está en todos lados, igual que tus ojos todo el tiempo sobre ella. Pensé que podías encontrar una mujer por ti mismo, pero creo que me equivoqué y necesitas robarte a la mía.

Estoy listo para responder su burla cuando el movimiento a mi derecha me distrae. Anastasia sale de la habitación con su vestido puesto y el bolso debajo del brazo, sus mejillas aún están rojas y el cabello alborotado.

Me acerco a ella y la detengo de entrar al ascensor sujetando su antebrazo.

—¿A dónde carajos crees que vas? —digo lo más bajo que puedo, pero es imposible con la furia corriendo por mis venas—. ¿Una mirada de Elliot y corres a su maldito lado?

—Christian, tengo que ir. —sus ojos buscan a Elliot antes de volver a mí—. Lo prometí.

Ella debe estar jodidamente bromeando. Y sin las malditas bragas.

—Bien. —dejo ir su brazo solo porque ella parece empeñada en irse sin importar lo que diga—. Pero no sales de aquí sin las bragas. Mi hermano podrá estar de acuerdo en que lleves el culo desnudo, pero yo no. Nadie ve lo que es mío.

Sus mejillas se tornan rojas y yo pongo las bragas de encaje en sus manos, luego señalo la habitación para que vaya. Sé que es su maldita prometida, pero eso no significa que permita que también él la mire.

Permanecemos en silencio, mirándonos con enojo hasta que Anastasia regresa, solo entonces dirijo mi furia a mi hermano.

—Basta ya de esto, Elliot. Está conmigo, acabo de cogerla en ese maldito sofá, ¿Necesitas más pruebas de que en realidad no te quiere?

Elliot la alcanza y la empuja hacia el ascensor, y yo malditamente quiero golpear su cara. Y luego castigarla a ella por irse.

—Esto no se trata de amor, ¿Verdad, nena? —le dirige a Ana una sonrisa divertida—. Pero apreciaría que dejaras de tirarte a mi prometida como si fuera una puta.

Presiona el botón del ascensor y ambos desaparecen detrás de las puertas metálicas. Y solo para lidiar con la frustración, me sirvo otro trago de whisky.

Solo entonces recuerdo que Jason está parado en el pasillo siendo testigo de todo el drama con Elliot y Anastasia. Bueno, al menos que sirva para algo mantenerlo informado.

—Averigua a dónde van, quiero saber si Elliot la está arrastrando a eventos públicos y por qué.

Sé que Welch podría descubrir eso pronto, solo hace falta que mantenga a sus hombres vigilando porque Elliot no hace nada en privado. Si tuviera qué hacerlo, recurriría a mi como hace dos años en Portland.

Tengo un mal presentimiento, algo que no he podido sacar de mi mente sobre las razones por las cuales ellos están juntos porque es obvio que ella está interesada en mi.

Me dirijo a la ducha para despejar todas mis dudas con agua fría y luego una cena, aunque toma media botella de whisky dejar de pensar en ella.

A la mañana siguiente, con resaca y jaqueca, salgo de mi habitación para ir a correr por la bahía para sudar todo ese alcohol fuera de mi sistema. Sin embargo, el aroma del café que preparó la señora Jones me atrae hacia la barra.

Tomo la taza caliente en mi mano y la levanto para beberla, pero la detengo cuando la fotografia de la primera plana del Seattle Times llama mi atención por la jodida cara en la fotografía.

Elliot Grey.

—Ese imbécil. —gruño, mirando la imagen de mi hermano en un traje oscuro y peinado implacable. La mujer de su brazo también me es familiar—. Anastasia.

Levanto la vista al encabezado y lo miro con atención, la sorpresa toma lugar después.

“Elliot Grey, una carrera en ascenso”.

—Maldición. —leo rápidamente el artículo que acompaña la foto y el encabezado—. ¿De empresario a aspirante político?

Qué carajos.

Mi teléfono suena en mi bolsillo y lo tomo para contestar, demasiado distraído para verificar quien llama.

—Grey. —le digo a quien sea que esté del otro lado de la línea.

La voz rasposa de Welch responde.

—Tengo la información que solicitó, señor Grey. —lo escucho dar algunos clicks antes de que mi teléfono timbre con la notificación de correos electrónicos—. Su hermano y su novia estuvieron ayer en la inauguración de un comedor comunitario en la zona sur, un mega proyecto de Construcciones Grey y Diseños Steele.

—¿Qué? —balbuceo más para mí que para él.

—Al parecer, su hermano está forjando una carrera política y los rumores dicen que pronto se estará lanzando para una candidatura menor.

Mi cerebro apenas puede procesar que el maldito imbécil de mi hermano haciendo algo de está magnitud. Ni siquiera yo me he aventurado en temas políticos porque odio estar en el ojo público. Y todos saben que Elliot ama los jodidos reflectores y la atención.

—Sigue buscando. —es una orden—. Lo que sea que esté planeando, quiero saberlo. Si piensa lanzarse por la maldita presidencia, quiero saber por qué partido y quiénes lo financian.

Conozco a Elliot, si está haciendo esto es porque hay un beneficio económico muy grande. Y estoy dispuesto a descubrir todos sus secretos.

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¡Capítulo nuevo!

1220sarai feliz cumpleaños, hermosa!!! Abrazos y buenas vibras para ti 🤗🥳🎉✨

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