Capítulo 19. Christian

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—¡Señor Grey! —Taylor irrumpe en la sala de juntas con un grito estruendoso—. Es urgente.

Alexander arquea las cejas, luego me mira esperando que haga algo, pero de ninguna jodida manera voy a reprender a Jason cuando luce alarmado.

—Caballeros. —es todo lo que digo antes de salir corriendo detrás de Taylor—. ¿Qué sucede?

Él presiona el botón del ascensor frenéticamente mientras me responde.

—Me llamó el hombre que asignó para la protección de la señorita Steele. —contengo la respiración sabiendo que lo que sigue no es bueno, si su nivel de alarma es un indicio—. Elliot está con ella.

¿Qué carajos?

Mientras el ascensor baja, le mando un texto a Andrea para que cancele el resto de mis actividades de la mañana y subo al auto que ya nos espera junto a la acera.

Taylor acelera el auto en dirección opuesta a la oficina de Ana, presiona el auricular en su oído antes de mirarme por el retrovisor.

—Subieron al auto de Elliot, conduce sin rumbo fijo.

—Bien.

En momentos como este, me alegra haber sido precavido y dejar a alguien con Ana, aunque ella estando sola con Elliot no debió haber pasado. Hablaré con el guardaespaldas seriamente sobre esto.

Por un maldito momento siento que estamos yendo en círculos en algunas calles, luego Taylor toma el rumbo hacia las afueras de la ciudad, la autopista siendo la única vía rápida que parece estar despejada hoy.

Jason gruñe y vuelve a mirarme por el espejo retrovisor.

—¡Mierda! —se arranca el auricular de un jalón—. El auto perdió el control y volcó.

Oh, carajo.

El pánico vuelve a arañarme el pecho, mi mente volando sobre todas las alternativas de esta catástrofe. Escucho a Taylor vagamente hablando por el micrófono, pidiéndole a alguien que llame a emergencias mientras sigue conduciendo a toda velocidad.

El tráfico parece aumentar a medida que nos acercamos y algunos autos se detienen a ambos lados a escasos metros del auto accidentado con las llantas hacia arriba. No espero a Taylor y bajo corriendo, observando al hombre de seguridad inclinado sobre un cuerpo.

—¡Ana! —grito al tiempo que me hinco, la figura pertenece a mi hermano—. Elliot, ¿Qué carajos pasó? ¿Y Ana?

El imbécil se ríe y la sangre brota de su boca, uniéndose a la profusa mancha debajo de él que se expande por el pavimento. Por cómo luce, diría que salió disparado del auto mientras daba vueltas.

—¿Y la ambulancia? —pregunto a nadie en particular, pero el hombre de Welch me mira.

—Lo siento, señor Grey. Son heridas internas, no puedo detenerlas. —señala a Elliot con las manos.

La sombra de Taylor aparece entre los dos, con el teléfono pegado a la oreja en lo que podría ser la cuarta llamada a emergencias, así que los dejo ahí para ir al auto para buscar a Ana.

Me arrodillo junto a la puerta del copiloto y miro dentro, Ana está ahí todavía atada al cinturón de seguridad con la cara llena de cortes y salpicada de sangre.

—¿Ana? —la llamo y ella abre los ojos—. Nena, estoy aquí.

Me sonríe brevemente antes de hacer un gesto de dolor.

—¿Puedes salir? ¿Te quito el cinturón?

—No, espera. —hace una mueca—. Mi pierna está atorada y temo que podría quebrarse más si caigo.

—Oh, mierda.

Recorro rápidamente su cuerpo con mis ojos, no parece tener heridas graves a excepción de los cortes, pero podría ser la misma situación que Elliot y ser algo interno. Mejor no moverla.

Alcanzo mi teléfono y marco yo mismo a emergencias, o a algún hospital privado que venga inmediatamente. Me pregunto si debería alertar a Grace de esto, pero decido que es mejor esperar a tener noticias.

—¿Qué fue lo que pasó?

Sé que no debería esperar a que ella esté estable y atendida en el hospital, pero el temor de que tenga alguna contusión en la cabeza me hace hablar para mantenerla despierta.

—Elliot estaba fuera de si. —dice en voz tan baja que suena como un susurro—. Dijo que no te dejaría ganar.

Ella tose un poco y yo intento tocar su mano para que se tranquilice.

—Condujo directamente hacia la intersección, y supe que quería estrellar el auto contra el muro de contención. —se interrumpe para dejar escapar un sollozo—. Forcejeé con él por el volante e hice que girara hacia el otro costado, entonces el auto dió vueltas.

Carajo. ¿Ese imbécil intentó matarlos a ambos?

Después de lo que parecen siglos, un par de ambulancias estacionan junto a mi y corren directamente a Elliot. Por la cara del paramédico, sus heridas son severas y lo atienden tan rápido como pueden mientras yo me enderezo para hablar con el paramédico.

—Está atorada. —le digo a uno de ellos—. Su pierna está prensada bajo el tablero y el cinturón...

—Señor, —me empuja para que me aparte—. Podemos hacernos cargo desde aquí, apártese.

Hago lo que me dice para no entorpecer la labor de rescate de Anastasia, pero no sé qué hacer con la ansiedad que siento. Busco con la mirada a Taylor, que habla con uno de los paramédicos que estaban ayudando a Elliot.

Me acerco ahí para escuchar.

—Elliot Grey. —dice Jason—. Yo llamaré a sus familiares.

—¿Usted lo conoce? —le pregunta.

—Es mi hermano. —le hago una seña a Taylor y él se aleja para darme privacidad—. ¿Ya lo llevan al hospital?

—Si. —cierra las puertas traseras—. ¿Viene con nosotros?

—No.

Debería ir con él, asegurarme que el maldito idiota se recupera para vivir el infierno que le haré pasar por lastimar a Anastasia, pero simplemente no puedo. Si voy con él solo intentaré golpear su maldito culo moribundo.

—Me quedaré con ella.

Apenas la liberan de los fierros retorcidos, subo a la ambulancia con ella y busco el número de Raymond Steele entre los correos de Welch para llamarlo. No es la forma en que quería conocerlo, esperaba tener buenas noticias para él antes de explicar por qué su hija no se va a casar con mi hermano.

Supongo que el momento de aclarar las cosas es ahora.

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Actualización de año nuevo 😊

💙✨

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