Capítulo Extra. Ana

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

21 de Mayo de 2011.

(Viene de la introducción)

.
.
.

Tengo un dolor de cabeza horrible. Apenas estoy volviendo a la conciencia después del sueño cuando ya siento como si enormes tambores sonaran en mis oídos.

Y odio el alcohol.

Abro los ojos lentamente, tratando de enfocar hacia la lámpara en el techo con la suave luz que entra por una de las cortinas abiertas. No es mi apartamento...

—Oh, carajo.

¡Ya lo recuerdo! Las imágenes de anoche me golpean como si estuviera viendo una película que hasta ahora parece ser de amor: un chico guapo de ojos grises, cabello cobrizo rizado, un baile lento en la pista del apestoso bar al que Kate me arrastró.

¿Christian? Estoy segura de que ese era su nombre porque luché contra el alcohol en mi sistema para recordar a quien le entregaba mi virginidad.

El recuerdo me causa un calor de arriba a abajo.

Por una vez en la vida fui impulsiva y apasionada, lanzándome a los brazos de este chico después de que Kate me retara a hacer algo loco. Lo logré. Conocí a Christian y decidí en ese momento que quería darle una parte de mi.

Pero hoy siento que podría estar entrando en pánico.

Me siento en la cama sintiendo mi pecho con la sábana suave, no necesito mirar para saber que a Christian no está ahí. La habitación se siente fría y nada que parezca artículos personales están en la cómoda.

Nada.

¿Se fue?

Conecté con un chico que me parecía lindo y guapo, ¿Y él desaparece a la mañana siguiente?

Oh, Dios. Me levanto de la cama y voy al baño, luego me visto lo más rápido que puedo agradeciendo que mi ropa no tiene vómito, solo el apestoso olor del alcohol que me recuerda esa noche.

Abro la puerta un poco con la mayor calma, pero la voz de las mucamas me advierte que están justo afuera de la habitación.

—¿Cómo lo reconociste? —pregunta una.

—¡Todo mundo lo conoce! Es el soltero más codiciado de Seattle.

—¿Y? —la amiga insiste—. Debe ser un completo play boy saltando de cama en cama.

—Por cómo luce, apuesto que si.

Oh, rayos. Un poco de bilis sube por mi garganta ante el pensamiento de lo que estas mujeres dicen. ¿Caí en los encantos de un mujeriego? De pronto ya no me siento tan especial.

Y tiene sentido que se fuera antes de que yo despertara para ahorrarme la vergüenza de mirarlo y preguntar si nos volveríamos a ver. Dios, necesito salir de aquí ahora mismo pero las mucamas no se mueven.

—Entonces tú también quieres un poco de eso... —se ríe una de ellas—. ¿Esperas entrar a la habitación y encontrarlo desnudo y dispuesto?

—¿Por qué no? Una puede soñar.

Carajo.

Estiro la manija con más fuerza y levanto los hombros aunque por dentro la vergüenza me hace bajar la cabeza. La mirada de ambas mujeres, con su carrito de servicio entre esta habitación y la siguiente, me compadecen.

—Oh, cariño. —la que estaba hablando se cubre la boca—. Disculpa, ¿Te despertamos?

La otra mujer le dedica una mirada condescendiente, luego agita su mano como si yo no hubiera escuchado todo lo que dijeron.

—¿Podemos entrar a hacer la limpieza ahora?

No es mi habitación, ni mi novio. Me hago a un lado y asiento, luego me dirijo por el pasillo hacia el ascensor.

Las voces de las mujeres todavía se escuchan antes de que entre.

—¿Castaña? Pensé que dijeron que había entrado con una rubia...

Por fortuna el ascensor timbra cuando llega al piso y entro ahí lo más rápido que puedo para salir. Cuando paso por el vestíbulo me doy cuenta que estoy en el Heathman, sola.

Rodeo con fuerza mis brazos sobre mi chaqueta de mezclilla y camino en dirección al apartamento que comparto con Kate, esperando que ella esté ahí.

Anoche, después de que me encontré con Christian, no volví a verla. Solo envío un texto diciendo que conoció a un chico y planeaba estar con él toda la noche. Espero que al menos resultara mejor para ella.

Y como no voy a ser de esas chicas obsesionadas, tomaré esto como lo que fue: un ligue de una noche con quien parece ser el soltero más cotizado de la ciudad y me convertiré en una muesca más en su cama.

Después de todo, probablemente él tampoco me recordará.

Y es mejor así.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro