Rose

Mi mente estaba en blanco, busco y busco, más no recuerdo a las personas que me visitan constantemente, ellos dicen conocerme, que he tenido un accidente, sin embargo, he buscado cicatrices en mi cuerpo que confirmen sus palabras y no he encontrado ninguna; además están esas pesadillas, ese hombre tocándome sin que yo quiera; lo único bueno es que no he visto a ese hombre. Esa mujer Elena no me inspira confianza y mucho menos su esposo Lynch. No me pasan desapercibidas sus miradas, me desnuda con la mirada.

Por ello paso escondida en el armario la mayor parte del tiempo, hay días que me obligan a salir es cuando me pinchan con esas agujas, llamó a mi padre, es así como lo llamo en mis sueños el me rescata del hombre malo que me hace daño, él me cuida cuando tengo miedo.

-¿Dónde está Ray? ¿Qué han hecho con él y con Carla? -Ellos se miran entre sí, sin responderme.

-¡MALDISIÓN! ¡QUIERO VER A MIS PADRES! -Les grito y trato de apartarme de sus manos, al mismo tiempo recibo una bofetada de Elena.

-¡BASTA! Vamos a calmarnos. Elena sal de aquí y no vuelvas a entrar aquí de ahora en adelante seré yo quien este a cargo de Rose -La mujer me mira con odio y sale de mi habitación.

-Rose, si le vuelves a gritar a cualquier miembro del personal tendré que amarrarte a la cama y por lo consiguiente no volverás al armario. Sé que es tu lugar seguro y te gusta estar ahí. Ese será tu castigo -El brillo de sus ojos no me gusta, es el mismo que tiene el hombre de mis sueños.

-Quiero a mis padres. Quiero salir de aquí y regresar a mi casa -Le devuelvo la mirada. Miro enojo en ellos.

-Siento decirlo, Rose. Tus padres no han sobrevivido al accidente y el gobierno incauto las propiedades de tu padre. Al parecer debía impuestos. Así que por el momento este lugar es tu hogar hasta que decidamos que puedes irte -Trata de tocar mi pierna, al mismo tiempo me aparto de su toque.

-Bien, te dejaremos por hoy. Solo recuerda quien ha sido amable contigo la próxima vez que regrese -Lo dice como una amenaza.

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Para mi buena suerte a pesar de que el doctor Lynch no regresa, mis pesadillas se están presentando más seguido, casi no puedo dormir. El cansancio me vence. Todo a mi alrededor parece real, el hombre de siempre aparece, para recorrer mi cuerpo con sus sucias manos, grito hasta rasgar mi voz, todo esfuerzo es en vanos porque nadie viene a rescatarme, el hombre se ríe de mí, saca su cinturón para comenzar a golpearme.

-No, no por favor, no me lastimes -Le ruego.

-Nadie, vendrá a rescatarte todos están muertos eres mía, ¡MIA! -Me grita y despierto agitada. Mi corazón late con desesperación.

Quiero que me dejen ir, así que cada vez que me dejan la comida les pido que por favor me lleven a mi casa. La verdad que no quiero la comida. Los días anteriores después de comer me da mucho sueño.

-DÉJENME IR. SAQUENME DE AQUÍ -Me desgarro la garganta gritando, implorando todos los días. Pero nada, me encierro en el armario, ese lugar se ha vuelto mi refugio. Hasta que un día llego él, Peter.

Sus figura es intimidante, su sonrisa me desarma, el problema es que no confío en nadie. Él me sonríe no me exige que salga del armario. Me cuenta que también perdió a su familia, aunque le han dicho que su madre aún vive. No confía en nadie.

-¿En Elena si confías? Te he escuchado hablar mucho con ella -Más que hablar porque he escuchado gruñidos y jadeos provenir de su habitación.

-No, no confío en ella. Lo que he hecho es ganarme su confianza. Ella me da asco -Miro sus hermosos ojos grises, ellos reflejan la verdad y esa sonrisa de lado que me hace estremecer.

Los días pasan, Peter viene a acompañarme mientras duermo y vela mi sueño.

-¿Por qué tienes tantas pesadillas? -Peter me pregunta.

-No lo sé. Siempre es el mismo sueño y la misma persona la que me hace daño -Me mira sin entender.

-El hombre de mis sueños no lo he visto aquí. No sé como se llama y no entiendo porque me hace daño -Es la verdad.

-¿Qué te han dicho de tu familia? -Pregunta.

-Qué todos han muerto y que el gobierno se apoderó de todo. No les creo Ray, mi padre era muy honesto -Le cuento la verdad.

-Yo no confío en ellos, Rose. No debemos confiar en ellos -Asiento en silencio.

Un día decidí salir del closet, me sentía más confiada y sentí que podía confiar en Peter. La doctora Lincoln por suerte no ha vuelto, sé que ella compartía ciertas actividades con mi ahora amigo y eso es bueno porque él se siente incómodo con eso.

Esta noche decido darme un baño antes de que Peter venga, él me agrada y mucho cuando estoy con él siento cosas raras en mi estómago. Me volteo lo encuentro mirándome sus ojos recorren mi cuerpo y yo poso mis ojos en el bulto que tiene entre sus piernas, Peter capta hacia donde está dirigida mi mirada; me da vergüenza por lo que aparto la mirada.

De pronto está a mi lado, me toma por sorpresa, posa su boca sobre la mía, su lengua tratando de ingresar a mi boca, este acto es muy íntimo, siento que mi cuerpo arder. Le permito a su lengua entrar en mi boca ella juega con la mía. Se aparta de mi para quitarme la toalla que cubre mi cuerpo, mi rostro se calienta, al ver como brillan sus ojos al recorrer mi cuerpo.

Lo siguiente que supe, tener a Peter sobre mí, recorriendo mi cuerpo con sus manos, luego su lengua y al final sexo unido al mío, fue doloroso al principio, con los minutos el dolor se convirtió en placer y fue maravilloso, lo que me duele es saber que esa mujer Elena le enseño todo lo que me ha hecho.

-Eso fue maravilloso -Comenta luego de calmar nuestras respiraciones.

-Si lo fue. Fue ella, ¿verdad? Fue Elena quien te enseñó -Me confirma con su mirada avergonzada lo que imaginaba.

-Lo siento. No tenía opción. Estamos aquí encerrados a su merced. Te prometo que de ahora en adelante me negaré a estar con ella, solo contigo lo haré -Luego me mira a los ojos con una promesa.

-Yo espero que así sea -Le digo como esperanza de una promesa.

-Prométeme una cosa -Me pide mirándome a los ojos.

-Dime -Le pido.

-Si algún día nos separan, espera por mí. Te juro que te encontraré. No dejes que nadie te toque. Eres mía y de nadie más -Una lágrima se escurre de mis ojos.

-Te lo juro -Le prometo

Los días siguientes es como vivir en nuestro paraíso, pero como nada puede durar, caímos en un profundo sueño tanto que nuestros carceleros nos encuentran durmiendo juntos.

-¡¿QUÉ MIERDA PASA AQUÍ?! -El doctor Lynch me jala y yo trato de cubrirme con la sabana.

-No la toques, Lynch -Peter lo amenaza, ni siquiera se tapa.

-Tu no debías estar aquí, imbécil -Peter se ríe.

-Suéltame -Lo golpeo en su entrepierna y me suelta, por lo que corro hacia Peter.

-Viste, Rose. Que este hijo de puta no mire lo que es mío -Hago lo que Peter me pide.

-Tuya, ella no te pertenece -Le escupe Lynch

Un grupo de hombres ingresa a la habitación para llevarse a Peter y a separarnos. Peter lucha contra los cuatro hombres, logra vencerlos a todos, de repente aparece un hombre que nunca había visto.

-Te voy a encerrar y nunca saldrás de ese lugar, nunca la volverás a ver-Lynch amenaza a Peter.

-Lynch, tu no harás nada. Sabes a lo que me refiero -El hombre le habla mirando a Peter.

-Este hijo de puta se metió con lo que no le pertenece -Escupe Lynch.

-No es mi problema, Lynch. Tenemos un trato y voy a hacerlo efectivo en este momento -Mira a Lynch mientras Peter viste.

-Peter, hoy te iras conmigo. Te prometo que, si haces todo lo que te pido, nada le pasara a tu mujer -Yo niego no me puedo quedar en este lugar y menos con este hombre.

-Peter, no me dejes -Me pego a su cuerpo llorando.

-Nena, te dije que esto podía pasar. Te hice un juramento y lo voy a cumplir -Me toma entre sus brazos.

-Tengo, miedo -Le digo contra su pecho.

-Yo también, sin embargo, debemos ser fuertes -Me separa de su cuerpo y siento mucho, mucho frío.

-Te juro, Lynch que, si la tocas, si le haces daño. No habrá lugar en este mundo donde puedas esconderte. Te juro que voy a matarte. Sal de este lugar -Lynch lo hace.

-Te amo, Rose -Con esas tres palabras inicia mi infierno.

Vuelvo a esconderme en el closet, que de ahora en adelante se convertirá en mi refugio.