Capítulo 17

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– Si, Paso de Alce, ya lo entiendo –.

– Bien, recuerda que este movimiento es muy peligroso si lo haces con las garras desenvainadas, pero ¿qué importa?, al fin y al cabo este movimiento es para dejarle una marca a tus enemigos –. Gruñó.





– ¡Hey Acecho! ¡Acecho! ¡Despierta! –. Una zarpa lo pinchó.

– ¡Hey! –. Protestó despertando.

– Lo siento, pero tenía que despertarte, ¡Hoy es nuestra evaluación! –. Exclamó Raudino con entusiasmo.

– Se me había olvidado... ¿Ya es? –. Preguntó levantándose rápidamente.

– Tormenta de Fuego y Pelaje Rayado ¡nos están esperando en el claro! –. Le gritó Raudino por encima del hombro.

Atúsandose el pelaje, salió disparado hacia el claro.

– Llegas tarde –. Observó Tormenta de Fuego.

– Lo siento, pero me quedé dormido –. Dijo algo avergonzado.

– Vámonos, no hay tiempo que perder, nos dividiremos el territorio. Pelaje Rayado se llevará a Raudino, tú y Zarpa de Halcón irán conmigo –. Ordenó el lugarteniente.

Él asintió, ya no se sentía decepcionado porque Zarpa de Halcón fuese a ir, al contrario, se sentía que bullía de pura energía. Ese día se convertiría en guerrero.

Raudino se le acercó y entréchoco su hocico con el de él.

– Buena suerte hermano, que el Clan Estelar te acompañé –. Ronroneó cálidamente.

– Gracias, y también buena suerte para ti –. Le dijo mientras el aprendiz se alejaba siguiendo a Pelaje Rayado por el túnel de aúlagas.


Los tres se pusieron en marcha rápidamente.

Llegaron a la arena de combate donde Pelaje Rayado y él, solían practicar técnicas de combate.

– Comenzaré contigo Zarpa de Halcón –. Dijo el lugarteniente.

Zarpa de Halcón comenzó a saltar entusiasmado, acercándose a él, le susurró:
– Observa como pelea un verdadero guerrero –.

Él no le prestó atención, lo último que necesitaba era que Zarpa de Halcón lo distragese en plena prueba. Tampoco se esperaba que lo hubiesen escogido primero, obviamente el lugarteniente iba a escoger a su hijo primero.

Aplastó un poco de hierba y la mulló para hacerla más cómoda, luego se acomodó con las patas debajo del pecho.

– ¡Atácame! –. Ordenó Tormenta de Fuego.

Zarpa de Halcón se agachó y corrió con desgano hacía el lugarteniente, éste lo esquivó y le dió un manotazo en la oreja.

Patético. Pensó malhumorado, él hubiese buscado un lugar donde atacar en vez de sólo lanzarse como si nada.

Zarpa de Halcón se volvió a lanzar veloz hacia su padre, esta vez el lugarteniente se movió lentamente, permitiendo que el aprendiz lo impactase en el costado.

¡Eso es injusto! Dejó que Zarpa de Halcón lo golpease. Quería protestar en voz alta, pero sabía que si lo hacía le podrían cancelar la evaluación.

Un pelaje cálido rozó el suyo y un aroma dulce y suave lo envolvió.

– ¿Nutria? –. Preguntó en voz baja.

Unos ojos azules tan suaves lo miraron con amor y calidez.

– Lo harás bien Acecho, confió en ti... –.

El dulce aroma de Nutria se desvaneció dejándolo solo de nuevo.

Se había perdido del resto de la batalla entre Zarpa de Halcón y Tormenta de Fuego, ahora los dos estaban sentados con las cabezas muy juntas, murmuraban algo que no podía entender.

Tormenta de Fuego se puso en pié y miró a Zarpa de Halcón con decepción.

– No aprobaste la prueba, ¡No puedo creer que no lo hayas hecho! ¡Te entrené para eso! –. Él lugarteniente erizó el pelaje rojizo con pura furia.

Zarpa de Halcón se encogió.

– Lo siento, no sé que me pasó, tal vez si lo intento otra vez, lo logre –. Murmuró.

– ¡Pero ya no habrá otra vez! –. Le espetó el lugarteniente.

Acecho alzó las orejas con determinación, él no cometería el mismo error que Zarpa de Halcón, él pasaría aquella prueba, ¿Por qué? Porque Nutria confiaba en él, porque Paso de Alce lo había entrenado para eso, porque ese era su sueño...

– ¡Acecho, es tu turno! –. Gruñó el lugarteniente.

Él asintió y se levantó, le iba a demostrar al lugarteniente que era y estaba listo para ser guerrero.

– Antes de eso quiero decir algo –. Dijo el lugarteniente. – El combate será con las garras desenvainadas –.

– ¡No! –. Esta vez no pudo evitar protestar. – Eso no es justo, Zarpa de Halcón peleó con las garras envainadas, ¡¿Por qué yo tengo que pelear así?! –.

– Porque yo lo digo y punto, no hay objeción, es una orden –. Dijo fríamente.

Él tuvo que asentir, era ser guerrero o achicarse ante un simple combate con las garras desenvainadas.

– ¡Atácame! –. Le ordenó.

Buscó rápidamente el lugar donde iba a atacar, tenía que ser perfecto o si no sufriría un zarpazo. Desenvainó sus afiladas garras y se sintió fortalecido al ver lo afiladas y curvas que eran.

– ¡Ataca en el costado! –. Una voz que reconoció al instante le susurró. Está vez no era Paso de Alce, sino Pico Afilado.

El Bosque Oscuro lo acompañaba, estaba seguro de que iba a vencer.

Sin previo aviso, se lanzó contra Tormenta de Fuego, éste trató de esquivarlo pero él fue más rápido y le desgarró el costado al pasar. La sangre del lugarteniente salpicó el suelo arenoso.

Aquél era un buen comienzo.

– ¿Estás seguro de que quieres continuar? –. Le preguntó al lugarteniente, jadeando.

– Por supuesto, ¿Por qué no? –. Y saltó hacía él, golpeándolo y tirándolo al suelo. Trató de zafarse se las afiladas garras del lugarteniente, pero no lo consiguió.

– ¿Te has rendido? –. Preguntó burlón el guerrero rojizo.

Él resollaba con rabia, no se iba a rendir tan fácilmente. Recordó el nuevo movimiento que le había enseñado Paso de Alce.
Pero no lo puedo usar con las garras desenvainadas, puede ser peligroso, pero... no tengo opción.

Haciendo y recordando las palabras de Paso de Alce, se lanzó hacía el cuello de Tormenta de Fuego y lo mordió, el lugarteniente trato de liberarse dejándolo libre, aprovechando su distracción, se zafó  y saltó al lomo del gato y le clavó las garras.

Tormenta de Fuego tenía el pelaje manchado de sangre escarlata, pero no le importó y siguió dándole zarpazos hasta que la voz de Zarpa de Halcón lo interrumpió.

– ¡Basta! ¡Basta! ¡Mira lo que has hecho! –. Le bufó, el lugarteniente estaba derrumbado en el suelo, había sangre por todas partes. Él se dió cuenta de que su pelaje blanco también estaba apelmazado de sangre, y que sus zarpas negras tenían pequeñas perlas escarlata.

– ¿Qué he hecho? –. Dijo asustado.

– ¡Ve a por ayuda! –. Le instó Zarpa de Halcón apresuradamente.

Él sin esperar dos veces, se lanzó corriendo hacia el campamento.






– ¡Oreja Parda! ¡Oreja Parda! –. Aulló desesperadamente.

– ¿Qué ocurre Acecho? –. La dulce voz de Estrella Moteada le respondió desde la guarida de la curandera, Oreja Parda salió tras ella.

– Es... ¡Tormenta de Fuego! –. 

– ¿Qué le pasó? –. Preguntó Estrella Moteada con alarma en sus ojos.

– En el entrenamiento... él me pidió... que lo atacase con las garras desenvainadas, yo... yo lo herí por accidente –. Dijo con miedo.

Sin escuchar más, Oreja Parda salió disparada hacia su guarida a por hierbas y después salió veloz del campamento.

Estrella Moteada lo miró cálidamente y le dijo:
– Vamos a mi guarida, y sirve que me cuentas como fue tu evaluación –. Ronroneó.

Él asintió aún tembloroso, y siguió a la líder hacía su guarida debajo de la cornisa rocosa.

– Ponte cómodo –. Lo invitó la líder.

– Si... si, gracias –. Tartamudeó.

– Relájate, lo que ocurrió no fue tu culpa. No puedo creer que Tormenta de Fuego haya sido tan insensato como para permitirte pelear con las garras desenvainadas, eso es una completa locura, pudo haberte puesto en peligro, pero ya veo que fue al revés. Supongo que esta noche alguien estará velando el campamento –. Ronroneó la líder.

– ¿Me convertiré en guerrero? ¿Pasé la evaluación? –. Preguntó emocionado, olvidando por completo lo que había pasado.

Ella asintió. – Si derrotaste a Tormenta de Fuego en una batalla con las garras desenvainadas... entonces eso significa que mereces ser guerrero –.
– ¿Porqué no vas a ver a Raudino? Regresó hace poco, y por lo que Pelaje Rayado me contó, él también se convertirá en guerrero junto contigo –.

– ¡Si! –. Él soltó un ronroneo encantado.

– De casualidad no sabes ¿Cómo fue la evaluación de Zarpa de Halcón? –. Preguntó la líder con interés.

Él miro dubitativo a la líder, no muy seguro de si contarle la verdad o no.

– Él no pasó... la evaluación –. Murmuró.

Ella asintió. – Es todo lo que necesitó saber, puedes ir con Raudino y contarle que al atardecer será su nombramiento –.  Maulló la líder.

Él asintió, despidiendose de Estrella Moteada, salió de su guarida y corrió al dormitorio de los aprendices.

Raudino se encontraba lavándose su lustroso pelaje negro y blanco.

– ¡Raudino! ¡Nos convertiremos en guerreros esta tarde! –. Exclamó.

El aprendiz se levantó entusiasmado.  – ¡¿Enserio?! Es lo mejor que he escuchado en este día –.

•    •   


El atardecer ya caía sobre la hondonada del campamento, el viento soplaba con fuerza y no había ni una sola nube que bloquease el sol.

Se había acicalado el pelaje antes de la ceremonia, también Raudino lo había hecho pues lo tenía cubierto de hojas y tierra.

Se sentía tan emocionado por aquél día, quería que ya comenzara.

Tormenta de Fuego había regresado al campamento con la ayuda de Oreja Parda y Zarpa de Halcón, había perdido algo de sangre pero no estaba tan grave.

Salpicadura Dorada se les acercó por detrás.

– Estoy muy orgullosa de ustedes dos, serán grandes guerreros –. Ronroneó.

Destello Soleado también se acerco y posó el hocico en la cabeza de ambos...

Estrella Moteada salió de su guarida y convocó al Clan: – ¡Que todos los gatos lo bastante mayores para cazar sus propias presas, se reúnan en torno a la Cornisa Rocosa! –.

Todos comenzaron a salir de sus guaridas, Zarpa de Halcón salió empujado por Zarpa de Sauce que lo instaba a salir, era más que obvio que el aprendiz no quería ver una ceremonia en la que él no iba a participar.

Flor de Ceniza y Perlada salieron de la maternidad con los cachorros detrás.

– ¡Esta tarde nos reunimos para celebrar una ceremonia de nombramiento!, debemos de sentirnos orgullosos de tener más guerreros, además de uno que derrota a un lugarteniente con una sola zarpa –. Ronroneó lo último risueña.

Por el claro comenzaron a oírse ronroneos de risa. Zarpa de Halcón fue el único que no se río.

Estrella Moteada calló las risas con un movimiento de su cola.

– Yo Estrella Moteada, líder del Clan del Sol, solicito a mis antepasados guerreros que observen a estos dos aprendices, han entrenado duro para comprender el sistema de vuestro noble código y yo los encomiendo a mi vez como guerreros. Acecho, Raudino, ¿Prometen respetar el código guerrero y proteger a su Clan, incluso a costa de sus vidas? –. Preguntó Estrella Moteada con voz profunda.

– ¡Lo prometemos! –. Gritaron los dos al unísono.

Estrella Moteada asintió. 
– Raudino, de ahora en adelante serás conocido como "Vuelo Raudo" El Clan se honra con tu lealtad y valor, y te damos la bienvenida como guerrero de pleno derecho al Clan del Sol –.

El aprendiz se acerco y Estrella Moteada posó su hocico en la cabeza de Vuelo Raudo, éste a su vez le dió un lametón respetuoso en el omóplato.
Al joven le brillaban los ojos con felicidad y entusiasmo.

– Acecho, de ahora en adelante serás conocido como "Acecho Veloz" El Clan se honra con tu coraje y astucia, y te damos la bienvenida como guerrero de pleno derecho al Clan del Sol –.

Él hizo lo mismo que Vuelo Raudo.
La felicidad estallaba en su interior, amenazando con explotar.

Todos comenzaron a corear su nombre con alegría.

¡Vuelo Raudo y Acecho Veloz! ¡Vuelo Raudo y Acecho Veloz!

Pero esa felicidad no iba a durar mucho...



Continuará…

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