Capítulo 18

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La luna brillaba sobre el cielo negri-azulado mientras que las estrellas tapizaban el fondo haciendo que pareciesen pequeños fragmentos de hielo. En el campamento caían pequeños copos de nieve haciéndolo ver mágico y brillante bajo la luz de la poderosa luna.

El campamento estaba vacío, todos los guerreros se habían marchado a dormir mientras que Vuelo Raudo y él guardaban la vigilia que solían hacer después de convertirse en guerreros.

Se sentía tan emocionado y lleno de energía, tenía tantas ganas de gritar a los cuatro vientos que era guerrero pero la vigilia se lo prohibía, aparte de que iba a despertar a todos en el campamento.

Vuelo Raudo estaba sentado cerca de la base de la Cornisa Rocosa, sacudía la cola barriendo la nieve, mientras que sus ojos brillaban como estrellas. Hubiese apostado mil lunas a que el guerrero estaba igual de emocionado que él.

– ¡Acecho! ¡Hey, Acecho! –. Una voz le susurró desde uno de los muros rocosos del campamento.

Levantó la vista intentando ver de quién provenía, estaba seguro de que no era su imaginación.

Una piedra impactó contra su cabeza y rodó hasta la Cornisa Rocosa donde estaba Vuelo Raudo. Sacudió la cabeza algo adolorido por el impactó y luego volvió a escudriñar el claro, estaba bastante seguro de que la piedra se la habían lanzado a propósito.

Al girar la vista hacia un muro cubierto de liquen y brezo, captó el movimiento de un arbusto y las orejas rectas y finas de Florecida.

Disimuladamente se incorporó y avanzó por el muro hacia el aliviadero. Vuelo Raudo lo miró con curiosidad pero él le hizo un gesto indicándole que iba al lugar para aliviarse.

Vuelo Raudo asintió con un movimiento de la cabeza y se volvió a sentar de espaldas a él.

Aliviado comenzó a subir por el muro tratando de no resbalar, hasta que llegó arriba y se detuvo trastabillando para recuperar aire.

– ¡Acecho, por aquí! –. Lo llamó Florecida por entre los arbustos.

Se puso en pie y comenzó a avanzar fijándose de no hacer ruido o de que algún guerrero de su Clan estuviese cerca, sabía que si lo veían se enojarian y lo mandarian a realizar tareas de aprendices.

– Hola Acecho –. Ronroneó la voz de Florecida que lo observaba a unas colas de distancia.

– Hola Florecida –. Saludó con calidez, feliz por ver a su amiga de nuevo.

– Ya no me llamo Florecida –. Dijo la gata sacudiendo la cola con entusiasmo. – ¡Ahora soy Barra Florecida! –.

– ¡Felicidades! –. Ronroneó restregándose contra la joven. – Yo también tengo un nombre nuevo, ¡Ahora soy guerrero! –.

– ¿Y cómo te llamas? Dejame adivinar… ummm, ¿Acecho Oscuro? –.

– No, me llamo ¡Acecho Veloz! –. Dijo risueño y a la vez emocionado.

– Eso es ¡Fantástico! –. Ronroneó dándole un lametón.

– ¿Dónde está Zarpa de Junco? –. Preguntó preocupado. – Está bien ¿Verdad? –.

– Esa bola de pelos, pufff, sí, está bien, se ha quedado en el poblado, y ahora es Junco –. Dijo mientras se pasaba la lengua por una zarpa.

– Y… ¿Quién los nombra? –. Sonó confundido.

– Es un gato llamado Sombra, él nos da los nombres y  él lidera a todos los gatos del poblado, aunque es muy viejo y está algo débil, todos están muy asustados porque temen a quedarse sin líder, él es el que nos decía los mejores lugares para conseguir comida y agua. En el poblado es muy difícil vivir –. Barra Florecida sonó triste.

Él le pasó la cola por el costado. – No te preocupes, seguro que llegará alguien que lidere el poblado y les de lo que necesiten –. Ronroneó alentador.

– ¡Basta ya bola de pelo! No te pongas sentimental conmigo –. Dijo riéndose.

– ¡No estoy siendo sentimental! –. Protestó, aunque no pudo evitar reírse.

– Será mejor que regrese al campamento, si me pillan aquí entonces estaré en serios problemas –. Maulló despidiéndose de Barra Florecida. – Saluda a Junco de mi parte ¿Quieres? –.

– ¡Vale! –. Dijo la guerrera por encima del hombro.




Regresó al campamento en silencio, la noche comenzaba a desaparecer mientras el sol iba saliendo poco a poco.

Se metió por el mismo lugar por el que entró y salió al claro fingiendo haber estado ahí.

Vuelo Raudo se le acercó y le dió un golpe brusco en el costado, él no pudo evitar soltar un pequeño bufído de rabia.

– Buenos Días jóvenes, parece que están exhaustos, ya pueden hablar, su vigilia a terminado –. Ronroneó Destello Soleado con calidez.

Él inclinó la cabeza ante su padre, se sintió culpable porque su vigilia había acabado mucho antes, la había roto al hablar con Barra Florecida.

Al marcharse el guerrero, Vuelo Raudo se volvió furioso y le dijo:

– ¿Dónde te metiste? Por el amor al Clan Estelar, ¿Por qué no guardaste la vigilia? –. Su voz sonaba enojada.

– ¡Pero estuve en el aliviadero! –. Protestó.

– Yo fuí a verte, a ver si estabas bien, y no había nadie –. Gruñó.

– ¿Quieres bajar la voz? Harás que todo el mundo se entere –. Bufó. – ¡¿Y porqué me estabas espiando?! –.

– ¿Porqué saliste tú del campamento y no guardaste la vigilia? –. Le replicó.

– Basta ya, lo que haya hecho ¡no es asunto tuyo! –. Le dijo mordazmente.

Vuelo Raudo le dió la espalda y se metió a la guarida de los guerreros.

Suspirando, arqueó el lomo para estirarse y desentumirse. Sabía que ya no podía dormir así que se dirigió a la guarida de Oreja Parda, tal vez necesitara ayuda para algo.

– Hola Oreja Parda –. Saludó cortésmente.

– Buenos Días joven Acecho Veloz –. Ronroneó la gata.

– ¿Necesitas ayuda con algo? Puedo ayudarte con lo que sea –. Aseguró.

– Ummm, necesito un poco de Nébeda, en esta estación suele haber muchos resfriados y contagios de tos verde, es importante que esté preparada –. Dijo mirando las nubes.

– Puedo recolectar un poco si quieres –. Se ofreció ondeando la cola.

– ¿Sabés dónde hay? –. Preguntó dubitativa.

– Cerca del Poblado de Dos Patas ¿No? –.

– Sí, puedes ir, pero ten cuidado, hay muchos gatos renegados por esa zona, y regresa temprano pues hay Asamblea hoy y necesitas descansar –. Maulló mientras acomodaba hierbas en un pulcro montón.

– Sí, regresaré lo más rápido que pueda –. Aseguró. La idea de ir a la Asamblea lo hacía estallar de emoción, se imaginaba la cara de Zarpa de Zorro al enterarse de su nombramiento, seguro que se pondría igual de celoso que Zarpa de Halcón.





•       •      •

Llegó al inicio del Poblado de Dos Patas, era algo sucio y con un tufo atroz que le recordaba a la bilis de ratón.

Se detuvo frente a una casa que tenía un aspecto ruinoso y abandonado. Trepó por la valla y aterrizó al otro lado con un pequeño crujido.

Olfateó el aire en busca del dulce y tentador aroma de la Nébeda, hasta que captó un leve rastro cerca de una larga cosa verde que tenía aspecto de una serpiente, de esta brotaba agua a grandes chorros y emitía un ruido sonoro y molesto.

Cauteloso se acercó y divisó la Nébeda a unas colas de distancia de aquel objeto extraño. Se acercó con las orejas agachadas y comenzó a desenterrar la Nébeda con cuidado pero sin quitarle la vista a aquella cosa de dos patas.

– Tranquilizate, es una «Manguera de agua» seguro que no te hará daño –. Dijo una voz burlona que hizo que pegara un salto.

– ¡Hey! –. Bufó enojado – ¿Por qué has hecho eso? –.

– ¿Qué cosa?, no me digas que asustarte ¿Verdad? –. Dijo el gato con burla. Lo alcanzó a divisar mejor y pudo ver que era un gato de pelaje marrón oscuro con los ojos azules.

– ¿Quién eres tú? –. Gruñó interrogativo.

– ¿Yo? Me llamo Nick, ¿Y tú? –.

– Yo soy Acecho Veloz, es un placer conocerte Nick –. Ronroneó menos agresivo. – Estoy de paso recolectando Nébeda –. Le explicó.

– ¿Nébeda? –. Sonó confundido.
– Supongo que perteneces a los gatos forestales ¿No? –.

– Si… soy del Clan del Sol y soy guerrero –. Respondió contento.

– Suena interesante, yo soy del poblado y no pertenezco a los mininos domésticos, de hecho mi líder se llama "Sombra" –.

Las palabras de Barra Florecida volvieron a sonar en su mente:

"Sombra es mi líder, es viejo y está débil, todos temen quedarse sin él…"

– Puedes contar conmigo para lo que sea, siempre he pensado que mi lugar es dentro de un Clan –. Dijo el gato sacudiendo la cola con arrogancia.

– Gra… gracias –. Tartamudeó – Lo mismo digo –.

– Me voy, ¡Suerte con tu Nébeda! –. Le gritó el gato por encima del hombro.




Regresó al campamento con la Nébeda entre las fauces. La nieve comenzaba a caer sobre el suelo con mayor velocidad.

– ¡Oreja Parda! Ya traigo la Nébeda –. Ronroneó llamando a la curandera.

Ésta salió del hueco de su guarida con hierbas en la boca.

– Ufff, estoy exhausta, cuidar del campamento a sido muy complicado sin Tormenta, pronto tendré que tomar otro aprendiz, y ya sé quien –. Dijo la curandera mientras miraba a los cachorros jugar fuera de la maternidad.

Parecía que no había reparado en lo que le había dicho de la Nébeda pues no le dijo nada respecto a eso.

Él vió a Pequeña Tormenta, la cachorrita gris estaba sentada mientras veía como su compañero de camada: Pequeño Fuego jugaba con Pequeña Enlodada y Pequeño Soleado.

El pelo de Pequeño Fuego brillaba bajo el leve sol, en el cachorro no podía ver otra cosa que la cara de Tormenta de Fuego, era idéntico…

No había visto a Pequeña Nieve que estaba camuflada con la nieve que la rodeaba. Perlada y Flor de Ceniza observaban a sus cachorros con amor.

Anhelaba volver a ser un cachorrito, recordaba jugar con Vuelo Raudo en la nieve, eran tan felices.

– ¡Acecho Veloz! –. Oreja Parda lo estaba llamando. – Te dije que gracias por la Nébeda, puedes marcharte –. Ronroneó.

– Eh perdón y no hay de qué –. Respondió distraído.

Salió de la guarida y se sentó cerca de donde jugaban los cachorros.

Pequeño Fuego rodó hasta sus patas, cubierto de nieve.

– ¡Hola Acecho Veloz! –. Ronroneó feliz el gatito.

– Hola Pequeño Fuego –. Saludó risueño.

El cachorro salió disparado de nuevo a donde estaba Flor de Ceniza quien le dio un lametón en la cabeza.

– Hola Acecho Veloz –. La voz de su hermano lo saludó. – Siento lo que te dije en la mañana, tenías razón… no era asunto mío –. Suspiró.

– Oh, ya había olvidado eso –. Ronroneó comprensivo y le dió un coletazo afectuoso al guerrero.

– Me alegro de oír eso –. Maulló. –¿Irás a la Asamblea? –.

– No lo sé, pero espero que si, porque me muero de ganas de ver la cara de envidia de Zarpa de Zorro –. Masculló risueño.

– Seguro que si cerebro de ratón –. Vuelo Raudo se rió.

– Esperemos… –. Le dijo a Vuelo Raudo.






La noche caía sobre la hondonada y la luna brillaba sobre el paisaje nocturno.

– ¡Es hora de partir! –. Llamó Estrella Moteada desde la Cornisa Rocosa.

Los guerreros comenzaron a agruparse en el claro, listos para partir a la Asamblea. Zarpa de Halcón iba a asistir como premio de que había rastreado una patrulla del Clan Acuático cerca de la Laguna Soleada.

– Estoy muy emocionado –. Le susurró a Vuelo Raudo.

– Yo también –. Ronroneó el guerrero, sacudiendo la cola impaciente.

La patrulla se puso en marcha rápidamente, todos sus miembros iban orgullosos al poder anunciar y presumir de su victoria sobre la Laguna Soleada y que dos de sus aprendices ahora eran guerreros.

Conforme se acercaban al lugar de la Asamblea, captó el olor húmedo y a pescado del Clan Acuático, también pudo saborear el olor a páramo fresco y con brezo del Clan del Páramo.

Más allá el olor pantanoso y amargo del Clan Nocturno, anunciaba la llegada de sus guerreros encabezados por su líder.

Los guerreros del Clan del Sol se internaron sigilosos entre los gatos de los demás clanes.

Pudo ver las miradas recelosas de los miembros del Clan Acuático, que pasaban de ser frías a agresivas.

Sin esperar a más, Estrella Moteada fue a sentarse al lado de Estrella de Hielo, intercambiaron un saludo cordial y cálido de viejos amigos en su liderazgo.

– Suerte hermano –. Ronroneó Vuelo Raudo en su oreja.

– Gracias hermano, también suerte para ti –. Dijo cálidamente.

Se internó entre los gatos congregados, tenía la intención de hacer que todo el mundo se enterase de que ya era guerrero.

– ¡Hey, bola de pelo sin cerebro! –. Pétalo Sombreado corrió hacia él con entusiasmo.

– Hola Pétalo Sombreado –. Dijo restregandose contra la guerrera amistosamente.

– Me enteré de tu nombramiento –. Ronroneó – ¡Felicidades! –. Le dió un empujoncito.

– Gracias –. Dijo alagado.

– Te lo merecías, sinceramente ya me había cansado de esperar a que te nos unieras –. Dijo con burla.

– Si, también lo esperaba… –. Dijo tranquilo.

– ¿Cómo están los cachorros de tu Clan? –. Preguntó afable.

– Están bien, cada vez más grandes y fuertes, cuando sean guerreros le patearan el trasero a los del Clan Acuático –. Dijo orgulloso.

– Supongo que sí –. Dijo fiera.

– Me disculpas, tengo que hablar con alguien –. Dijo nervioso.

– Por supuesto, nos vemos al rato –. Ronroneó Pétalo Sombreado.

Sabía con quién tenía que hablar exactamente; Arenosa. Tenía que disculparse por haberla atacado.

Rápidamente la encontró junto a Zarpa de Zorro y Polvorosa. Poniéndose valiente y decidido, avanzó hacia los tres gatos.

– Hola –. Dijo tratando de sonar seguro.

– Pero miren a quien tenemos aquí, al líder de los idiotas –. Gruñó Zarpa de Zorro con hostilidad.

– ¡Ya cállate! –. Soltó Arenosa de repente. – Pueden marcharse por favor –.

– Está bien, vámonos –. Dijo Polvorosa pasándole la cola por la cara groseramente.

– ¿Qué quieres Acecho? –. Dijo Arenosa sin mirarlo.

– Quiero disculparme por lo que hice, nunca debí de haber hecho eso, eres mi amiga. Lo siento –. Se disculpó agachando sus orejas.

– No Acecho… no puedo disculparte, y ya no soy tu amiga, no puedo ser amiga de alguien que destruirá todo… –.

– Pero… ¿A qué te refieres? –. Dijo asustado.

– Déjame en paz Acecho. Sólo te advierto de algo, ten cuidado, las sombras acechan y tu futuro se ensombréce… –.

Dicho esto se marchó sin decir nada más.

– Ignora lo que te dijo esa curandera, todo lo que tenga que ver con el Clan Estelar, ¡Es basura! –. La voz fantasmal de Paso de Alce resonó en sus orejas como un eco.

Él asintió. – Si, Paso de Alce –. Dijo en voz baja.

El aullido de Estrella de Arroyo dió comienzo a la Asamblea.

Estrella Diurna se plantó sobre la gran roca y mirando a todos con tranquilidad, dijo:

– El Clan Nocturno no tiene nada que anunciar, todo ha estado tranquilo y tenemos suficientes guerreros y presas –.

Estrella Moteada asintió y empujó brevemente a Estrella de Hielo para que la dejara pasar. Mirando orgullosa a sus guerreros, anunció:

– El Clan del Sol tiene dos nuevos guerreros. Acecho ahora Acecho Veloz y Raudino como Vuelo Raudo, presentes en esta Asamblea –. Ronroneó orgullosa, con la intención de provocar envidia en los guerreros del Clan Acuático.

– Ahora que mencionas nombramientos Estrella Moteada, yo también tengo que anunciar algunos –. Gruñó Estrella de Arroyo.

Aquello pilló por sorpresa a la líder del Clan del Sol.

– Zarpa de Zorro, Polvorosa y Zarpa Torcaz, ahora son Corazón de Zorro, Tormenta Polvorosa y Garra Torcaz –. Dijo orgulloso.

Sintió como la rabia lo invadía, Corazón de Zorro ahora era guerrero, tendría más competencia.

Todos los gatos en el claro comenzaron a corear los nombres juntos de los nuevos guerreros, pero advirtió que resonaban más los nombres de Vuelo Raudo y él.

– ¿Qué hay de ti Estrella de Hielo? –. Preguntó Estrella de Arroyo.

– No tengo nada que decir, así que podemos concluir la Asamblea –. Murmuró.

La líder asintió con un movimiento de la cabeza y bajó de un salto la gran roca.

Se preparaba para marcharse cuando advirtió a Zarpa de Halcón hablando con Corazón de Zorro entre susurros.

No le dió importancia así que continuó avanzando.

Apesar de eso, sabía que algo malo ocurriría…

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