Capítulo 20

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Él caminaba entre la oscuridad y las sombras.

Se sentía agotado y exhausto, tanto que su mente daba vueltas y vueltas pensando en el desastroso momento de su exilio, en la muerte de su padre y en la traición de su hermano.

Vuelo Raudo había sido el gato en el que más confiaba, él y el guerrero eran inseparables, y habían jurado defenderse mutuamente, pero claro era de esperarse que acabase traicionando al que le había brindado su cariño.

Pensó en su nombre de exilio… Acecho de Ratón. No sonaba tan malo, excepto por lo de ratón… pensó.

No sabía que hacer ahora… no tenía a donde ir, no tenía familia… otro clan.
No tenía nada.

Recordó a Barra Florecida y Junco, sus dos amigos.

Tal vez no fuese tan malo… podría ir al poblado y vivir ahí.

Aquella idea lo deleitó.

Decidido se cargó de energía y salió velozmente disparado hacia el poblado.

•     •     •

Las sombras que proyectaban las viviendas de dos patas, eran aterradoras, sin embargo el miedo no lo detenía.

Comenzó a olfatear el aire intentando identificar los olores de Barra Florecida y Junco.

Siguió avanzando hasta que llegó a una escarpada.

La trepó con agilidad y alcanzó la cima.

Arriba había varios gatos. Todos tenían la mirada vacía y con dolor.

Al acercarse reconoció el pelaje dorado con blanco de Barra Florecida.

La joven tenía la cabeza gacha y sus ojos eran de puro miedo.

Se acercó brevemente y le susurró:

– Barra Florecida, soy yo, Acecho Veloz –.

La gata volteó sorprendida y lo miró fijamente.

– ¿Qué haces aquí? –. Preguntó.

– Tenemos que hablar, te explicaré todo –. Le dijo.

La gata asintió y le hizo un gesto con la cola para que la siguiera.

Al cabo llegaron a un árbol hueco donde ambos se acomodaron.

– ¿Qué pasa con todos esos gatos? –. Le preguntó.

– Sombra… murió –. Dijo Barra Florecida.

– Oh no, lo siento mucho… –. Murmuró solemne.

– Todos los gatos del poblado tienen miedo… si no tienen un líder será su final… –. Dijo está con voz apagada.

– Me gustaría ayudarles… pero no sé cómo –. Dijo.

– No te preocupes… ¿y qué haces aquí? –. Murmuró Barra Florecida.

Él le relató la historia hasta su exilio. Conforme iba contando, los ojos de Barra Florecida se iban llenando de rabia y odio. Jamás la había visto así, pero sabía que aquel temperamento era lo que se necesitaba para sobrevivir.

– ¡Idiotas! –. Gruñó la gata dorada cuando finalizó la historia. – Pagarán por haberte hecho eso –.

Él asintió algo apagado al recordar los sucesos.

Barra Florecida lo miró y le dijo:

– Puedes quedarte aquí si quieres… ahora que Sombra está muerto no hay nadie que lo decida. Iré a velar su cuerpo junto a los demás, si necesitas algo… dime –. Murmuró Barra Florecida.

– Gracias –. Dijo posando el hocico sobre el hombro de la gata.

Ésta asintió y se alejó.

Él se acomodó en el hueco del árbol esperando relajarse y olvidar lo sucedido.

– Ahora si empieza tu destino –. Una voz le susurró.

– Si, ahora verás de lo que eres capaz –. Dijo otra voz.

Al instante las siluetas de Paso de Alce y Reflejo Solar, se hicieron visibles entre la oscuridad.

Ambos guerreros lo miraron con orgullo.

– No te sientas mal, esos idiotas verán que se equivocaron al insultarte… no verán más que dolor… –. Dijo Paso de Alce con tono maquiavélico.

Él se agachó sin ánimos. No tenía nada más… todo… se había borrado…

– ¿Qué hay de mi nombre? –. Preguntó a los guerreros oscuros.

– Tú le ves el lado malo a todo, ¿verdad? –. Gruñó Reflejo Solar.

Paso de Alce le pasó la cola por el costado a Reflejo Solar.

– No lo culpes… simplemente no ha visto el sentido de las cosas –. Murmuró el guerrero gris.

– Y… ¿Cuál es el lado bueno? –. Preguntó curioso.

– Tu nombre ahora es Acecho de Ratón, ¿No? Bueno… tu eres el "Acecho" y el Clan del Sol es el "Ratón", tu serás el Acecho que los hará sentirse como presas asustadas… los harás sufrir hasta que supliquen y pidan perdón… pero tú, no tendrás compasión… –. Dijo Paso de Alce con placer.

Él asintió. Tan sólo la idea de vengarse lo complacía más que nada…

Sus garras se apretaron contra la tierra dejando un surco.
La necesidad de matar lo dominó con rapidez, se vengaría…

Paso de Alce lo miraba con satisfacción.

– Esto es para lo que has entrenado toda tu vida, para ser el más poderoso del bosque –.

– Pero… ¿Qué haré ahora? No tengo Clan, ni apoyo… –. Dijo un poco decepcionado.

– Todo esto es tu Clan, y el Clan Oscuro lo será pronto igual que su territorio –. Gruñó Paso de Alce.

Él miró a los gatos del poblado, no tenían esperanza… su líder había muerto y no tenían a nadie más. Era su oportunidad de liderarlos y convertirlos en asesinos despiadados y sin corazón.

– Tienes razón, me apropiaré de estos gatos –. Dijo fieramente.

– ¡Bien! –. Aulló Paso de Alce.

– Te daré un consejo, no intentes ser alguien que no eres –. Ronroneó Reflejo Solar.

El guerrero rojizo tenía razón. Ya no era el inocente joven que intentaba seguir el código guerrero y que era la burla de varios. Ahora era Acecho de Ratón, Acecho Veloz había muerto al igual que Destello Soleado… había surgido un nuevo guerrero…

Levantándose, salió del tronco.

Saltó a la escarpada velozmente y se plantó ante todos los gatos que estaban ahí.

Algunos lo miraban confundidos y otros con desconfianza y hostilidad.

Tomando una bocanada de aire, comenzó a hablar:

– Mi nombre es Acecho de Ratón. Escuché que lamentablemente su líder, Sombra, murió… lo lamento mucho… no merecían eso… –. Habló con voz engañosamente dulce.

Todos lo miraron con curiosidad, y las preguntas comenzaron a surgir como agua de un arroyo.

¿De dónde vienes? ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?

Fueron las preguntas de muchos…

– Bueno… vengo del Clan del Sol… me exiliaron injustamente y ahora busco ayudarlos –. Respondió con certeza.

Murmullos comenzaron a surgir de la multitud de gatos. Al contemplarlos mejor pudo darse cuenta de que eran bastantes gatos, casi alcanzaban  la mitad de un Clan.

Se sentó sobre la escarpada contemplando a todos con satisfacción.

Un gato del fondo levantó la zarpa pidiendo la palabra.

– Adelante –. Murmuró arrogante.

Un musculoso gato de pelaje marrón con un aspecto enredado, surgió de la multitud.

– Mi nombre es Rivell, yo era la zarpa derecha de Sombra… así que tengo duda sobre cómo puedes ayudarnos –. Dijo con un poco de autoridad en la voz.

– Rivell, Rivell… a partir de este momento serás mi adjunto… y bueno… serás conocido con un nombre de Clan… sabés, tu pelaje da un buen nombre.
A partir de este momento serás conocido como Romelero –. Gruñó.

El recién nombrado inclinó la cabeza ante él.

– Gracias Acecho de Ratón. Me parece un buen nombre, y sería un placer ser tu adjunto –. Dijo.

Él asintió y continuó:

– La manera en la que los puedo ayudar es sacándolos de aquí.
Hay un Clan, llamado el Clan Oscuro… es un Clan débil, con un líder viejo y sin vidas. Perfecto para que lo ataquemos y lo conquistemos… tendrán un territorio abundante en presas, agua limpia y un campamento entero para vivir –. Ronroneó.

Los reunidos comenzaron a soltar gruñidos de aprobación. Todos parecían querer apoyarlo.

– Entonces entrenaremos para convertirlos en letales adversarios… que todos tiemblen con tan sólo escucharlos –. Ronroneó con diversión.

Los gatos del poblado comenzaron a corear su nombre con victoria y triunfo.

Bajó de la escarpada y se topó de frente con Junco y Barra Florecida.

– ¿Qué rayos crees que haces? –. Susurró Barra Florecida.

– Ayudando a tus pobres amigos… tú misma sabes que no tienen esperanza sin mí, yo soy el único que los puede ayudar –. Gruñó.

Barra Florecida asintió.

– Vale, tienes razón… mencionaste que querías entrenar a todos, ¿Cierto? –. Murmuró Barra Florecida.

– Sí, ¿Por qué? –. Dijo.

– Aquí solía haber defensores, se consideraban los mejores combatientes… te los puedo presentar si quieres –. Dijo ésta señalando con la cola la multitud de gatos.

– Vale –. Dijo él.

Barra Florecida corrió hacia el grupo del poblado.

Al cabo regresó rodeada de cinco gatos.

– Ellos son Drake, Lina, Blaker, Lop y Frent –. Murmuró la gata dorada.

– Perfecto, a partir de ahora serán conocidos con nombres de Clan también. Ascuas, Destella, Tifón Hendido, Mordida Letal y Espíritu Solitario –. Ronroneó gustoso con los nombres que había escogido.

Los cinco gatos asintieron inclinando la cabeza con respeto.

– ¿Qué tenemos que hacer, Acecho de Ratón? –. Preguntó Drake ahora Ascuas.

– Entrenar a sus compañeros, les mostraré otros trucos que me sé… y ¡aprenderemos nuevos! –. Dijo orgulloso.

– Está bien, comenzaremos con los más jóvenes –. Dijo Destella, sacudiendo la cola con determinación.

Él asintió complacido por la actitud de los gatos.

– ¿Qué haremos con los más viejos? –. Preguntó preocupado, Espíritu Solitario.

– No esperen a que los entrenemos ni que nos los llevemos… solamente serán un estorbo –. Dijo con voz tan fría como el hielo.

El gato gris retrocedió alarmado por el tono con que le había respondido. Sin embargo no le importó y continuó.

– Atacaremos mañana por la noche.
Y no tendremos piedad… –.








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