Capítulo 23

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La luz de la luna brillaba aún, colándose por las grietas de su guarida.

Había regresado del bosque un poco agotado. Los sucesos y la muerte de su mentor habían jugado un papel importante para su destino, y lo sabía.

Se siguió limpiando la sangre de sus zarpas. Levantó una zarpa hacia la corriente de luz que se filtraba por las aberturas, esta relució con la sangre escarlata brillando aún.

No sabía desde cuándo le había empezado a gustar el color escarlata.

Dejando llevar sus pensamientos se centró en sus futuros planes.

Su poderoso Clan ya estaba conformado, todo estaba en orden y sus guerreros eran fuertes, con todo el entrenamiento y el deseo de tener un futuro fuera del poblado, los había llevado a convertirse el letales adversarios. Perfectos para su venganza.

No quería lanzar ningún ataque aún, era demasiado pronto, además dependían de algo muy importante... un curandero. Sin él su Clan podría morir.

Pensó vagamente en Pequeña Tormenta, la cachorrita del Clan del Sol sería una perfecta curandera con un poco de entrenamiento... pero sería demasiado arriesgado raptarla.

De todos los guerreros que tenía ninguno tenía pinta de ser o poder ser curandero, y por su mente sólo pasaba la silueta de un gato que era borrosa.

Cerró los ojos apartando sus turbios pensamientos. Ya encontraré a alguien que ocupe el puesto, se dijo.

Sin darse cuenta, la ola de sueño lo arrastró profundamente.

Al despertar se sacudió y volteó a su alrededor. Los árboles desnudos y oscuros del Bosque Oscuro se alzaron ante él.

Se estiró sacudiendo su pelaje blanco y avanzó tranquilamente por el sendero que conducía al claro de encuentro.

El aroma seco y amargo del Bosque Oscuro le caló la lengua e intentó apartar el sabor. Había algo extraño en el ambiente, un aroma familiar pero a la vez desagradable.

Siguiendo el sendero de árboles y hongos luminosos, llegó por fin al centro del claro.

Se sobresaltó al ver a Paso de Alce, Reflejo Solar y Espejo de Cristal ya esperándolo.

No se esperaba una visita de éstos. Más bien había venido al Bosque Oscuro para relajarse y acomodar sus pensamientos.

- Bienvenido de nuevo Acecho de Ratón -. Ronroneó Paso de Alce.

Él inclinó la cabeza y se acercó más a los guerreros oscuros.

Espejo de Cristal le miró de reojo.
- ¿Sabes por qué estás aquí? -.

- No, sinceramente -. Murmuró.

- La tradición de un líder es recibir las nueve vidas del Clan Estelar ¿No? -. Maulló Paso de Alce.

- Si, pero qué tiene que...

- Lo mismo ocurre con el Bosque Oscuro -. Lo interrumpió Reflejo Solar quien por primera vez hablaba.

- El Bosque Oscuro solamente te puede dar una cantidad de vidas limitada. Tres para ser exactos -. Paso de Alce sacudió la cola con tranquilidad.

La emoción bulló por su cuerpo. Recibiría vidas, como un líder de Clan. Sería invencible.
- Entiendo, y es bueno -.

- Nosotros te las daremos, y te brindaremos dones -. Ronroneó Reflejo Solar.

- ¡Genial! -. No pudo evitar decir.

- Comencemos -. Ronroneó Paso de Alce.

El guerrero gris se inclinó hacia él con sutileza y honor.

Advirtió que el guerrero oscuro comenzaba a emitir un brillo rojizo y sus ojos antes ámbar ahora lucían rojo escarlata.

Estuvo tentado a retroceder ante su aspecto, pero se contuvo.

Éste se inclinó y tocó su cabeza con el hocico.

- Con esta vida te concedo poder y fortaleza, pero sobre todo... honor -. El guerrero gris ronroneó.

Había escuchado a los veteranos murmurar sobre lo que sentían los líderes al recibir vidas, pero siempre había pensado que era mentira, ahora sabía que estaba equivocado.

Al recibir la primera vida, una sacudida de dolor lo golpeó con fuerza. El agudo dolor y agonía de miles de garras clavándose en su piel le provocó que perdiese el aliento.
Cuando creyó que se iba a morir ahí mismo, la sensación cambió y se vió así mismo liderando a su Clan.
La sensación placentera de sentir que su Clan lo acompañaría siempre y lo apoyaría, lo relajó.
Se dejó deleitar con aquella visión hasta que terminó.

Paso de Alce lo miraba tranquilamente.
- Estoy muy orgulloso de ti -. Ronroneó con un susurro.

Él lo miró agradecido. Nunca hubiese llegado tan lejos sin su apoyo, y se hubiera quedado derribado después de su exilio, sin embargo Paso de Alce siempre le mantuvo fé e intentó apoyarlo, incluso más de lo que su propio Clan lo había hecho.

El guerrero retrocedió dejando pasar al siguiente guerrero, Reflejo Solar.

Éste lo miró con su hipnotizante mirada verde. Le sostuvo la mirada esperando a que dijese algo. A pesar de que el guerrero naranja también lo había apoyado, nunca había entablado una conversación con él, pues poseía un carácter serio y apartado.

Al fin el guerrero se inclinó haciendo lo mismo que Paso de Alce.

- Con esta vida te doy inteligencia, audacia... y... conciencia... -. Murmuró lo último con un deje de tristeza y dolor.

No supo que recuerdos se habían removido en la mente del guerrero. Lo único que sabía era que probablemente éste había hecho algo sin conciencia, de lo que más tarde se había arrepentido.

La vida que Reflejo Solar le dió, fue una mezcla de culpa, tristeza pero por encima de todo, ira.

Se sintió tan astuto como un zorro. Pero después el sentimiento de culpa ahogó la sensación.

Vió un destello de sangre rojiza pasando por sus ojos antes de desaparecer. Lo último que escuchó de la visión fue un grito de dolor antes de que todo quedase en silencio.

Volvió al claro. Reflejo Solar ya se estaba retirando.

No supo lo que había visto, pero probablemente había sido alguna escena en la vida del guerrero que había hecho que se arrepintiese, pero desafortunadamente demasiado tarde.

Espejo de Cristal se acercó a él con sus penetrantes ojos azules contrastados como reflejos de agua. Siempre le había sorprendido eso, sus ojos eran reflejos. Reflejos que reflejaban cosas que ni él mismo entendía.

Espejo de Cristal era el más joven de los guerreros del Bosque Oscuro, por no mencionar que también era el más inteligente y con muchos conocimientos útiles. Vagamente había escuchado su historia... aunque desconocía por qué sus ojos eran así.

Apartando sus pensamientos se acercó más al guerrero gris para hacer contacto y que éste le diese la vida que tanto ansiaba.

- Con esta última... vida, te doy...

El guerrero no acabó la frase cuando de repente por el claro apareció un enjambre de guerreros, todos parecían ser oscuros, pero no los conocía.

Trás ellos surgió una esbelta gata rojiza. Era Escarlata.

La gata sacudió la cola en dirección a sus guerreros y estos comenzaron a rodear a Paso de Alce y Reflejo Solar, impidiéndoles pasar.

Escarlata se acercó con sutileza por el claro hasta llegar a ellos.

Espejo de Cristal intentó detenerla colocándose en frente de él.
- No te acercarás a este guerrero -. Gruñó.

- ¡Ja! ¿Tu crees que no? -. Con un repentino golpe de sorpresa derribó a Espejo de Cristal y luego lo tomó del cuello, lanzándolo contra un árbol.
El atigrado gris se quedó inmóvil.

Con rabia él se colocó en posición de ataque. La sangre bombeaba por sus venas con la adrenalina corriendole por dentro.

Estaba dispuesto a asesinarla otra vez si fuese necesario.

- ¿Cómo supiste que hoy sería el otorgamiento de vidas -. Gruñó Paso de Alce a Escarlata.

- Ummm... ¿Qué dirías si uno de tus propios soldados oscuros, te traicionara? -. Ronroneó de forma provocativa.

A Paso de Alce se le convirtieron los ojos a rendijas y su pelaje se erizó.
No supo distinguir si estaba sorprendido o furioso.

- Tenía que decírselo... esta es una guerra, y solamente los más fuertes ganan -. La voz de un gato surgió de entre los arbustos.
Un poderoso atigrado surgió caminando con tranquilidad.

- ¡Imbécil traidor! -. Paso de Alce le soltó con toda la rabia del mundo.
Jamás lo había visto tan enojado.

Reconoció al atigrado vagamente, se había presentado con él cuando conoció por primera vez a los guerreros oscuros. Era Llama de Tigre.

- Lo siento Paso de Alce... pero tu me arrebataste el liderazgo y es mi turno de vengarme -. Ronroneó Llama de Tigre.

Paso de Alce lo miraba con rabia y furia. Su pelaje estaba completamente erizado y sus ojos llameaban rojizos, era como estar viendo las llamas del sol.

Reflejo Solar mientras tanto observaba examinado a sus atacantes y buscando una manera de salir.

- Vengo a entregarte una vida, como cortesía... quiero que líderes al Clan Oscuro de una manera correcta -. Murmuró Escarlata.

- ¿Una vida? -. Se sorprendió. Aquella gata le iba a entregar una vida... cómo era eso posible si ésta lo odiaba demasiado.

- No te sorprendas querido... es una cortesía mía -. Ronroneó.

La gata rojiza comenzó a acercarse a él.

Se contuvo a retroceder. Necesitaba aquella vida costase lo que costase.

Dejó que la gata tocase su cabeza con el hocico.
Su contacto estaba frío como la nieve y lo heló.

- Con esta vida... te doy amor... compasión... calidez... pero sobre todo protección... -. Ronroneó con una suavidad alentadora.

Se sorprendió por todo eso. Hubiese esperado que le diese ferocidad o valentía... pero nada de eso había ocurrido. Tal vez todo eso también fuese necesario para liderar a su Clan. Además no necesitaba ser un tirano con su Clan, solamente con sus enemigos.

Estaba a punto de separarse cuando la guerrera lo derribó al suelo inmovilizandolo. - Aún no he acabado querido -. Ronroneó.

El pánico se apoderó de él. ¿Es que acaso iba a matarlo poco a poco hasta que solamente le quedase una vida?

Con horror se sacudió intentando liberarse, pero no lo consiguió.

- Por último... con esta misma vida te quito la cordura. Que no sepas ver lo que está mal y lo que está bien. Que te ciegue la sangre y te desquicie la locura...

- ¡No! -. El horror se apoderó de él al comprender las palabras de la gata.

Sin poder hacer más se sumió en oscuridad.

• • •

La patrulla bordeó el pequeño estanque en busca de presas.

La noche anterior la había pasado fatal. Con su tercera vida sin cordura era complicado saber cuando la perdería.

Había decidido salir a cazar para su Clan. Como líder tenía que acatar las mismas reglas que los líderes de Clan.
Además no le molestaba en absoluto, siempre intentaba ayudar a su Clan, y su actitud pasada había cambiado, convirtiéndose en orgullo y preocupación por sus guerreros.

Anteriormente había nacido una camada de cachorros, que vendrían perfectamente.
Como cualquier Clan las reinas recibían un trato especial. Gracias a algunos conocimientos de Destella, los cachorros y su madre habían sobrevivido. Pero eso no era suficiente, necesitaban un curandero.

- ¿Te encuentras bien, Acecho de Ratón? -. Murmuró Barra Florecida.

Él asintió. - Si, estoy bien, gracias. Solamente pensaba... necesitamos un curandero -. Dijo.

- Si... ¡Espera! Conozco a alguien que podría ser perfecta para curandera -. Ronroneó con entusiasmo.

- ¿Ah sí? ¿Quién? -. Ronroneó interesado.

- Hay una gata en el Clan del Río... su madre era una Proscrita... ambas viven ahí. Digo... ella tiene seis lunas... pero cuando crezca puede ser una gran curandera -. Maulló.

- ¿Seis lunas? Es una broma ¿verdad? No podemos esperar más, necesitamos un curandero ya -. Dijo.

- Se paciente... además ella está recibiendo entrenamiento por parte de los curanderos del Clan del Río -. Ronroneó. - Conozco a su madre, y sé que ella nos entregará a su hija para que la llevemos al Clan Oscuro -. Barra Florecida sacudió la cola con determinación.

- Ummm... está bien... esta noche tendremos curandero -. Ronroneó.

Su liderazgo empezaba, y con un curandero podría empezar a planear su venganza.

La profecía de los cuatro había comenzado... la oscuridad era él. Lo había entendido por fin.

Él era la oscuridad y esta no se detendría...




Fin

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