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-¿En verdad lo harás?

Una mujer de hermosos ojos cual césped, abrazaba un bulto que dormitaba en un par de mantas color azul.

Sus ojos brillaron, como si estuviera conteniendo las lágrimas.

-No tengo otra opción.

-¿Y por qué me lo dices a mí? Sabes que si lo deseo, tendrás que cuidarla aunque no lo quieras -gruñó el hombre de melena azabache. Sus ojos azules eran intimidantes, pero la mujer no se dejó amedrentar.

La de ojos color césped apretó las mantas que abrazaba con fuerza. Deseaba tantas cosas... Pero sabía que no podía cumplir ni siquiera la mitad de ellas.

-No puedo cuidarla. Estará siempre en peligro si permanece a mi lado.

-¿Acaso crees que no lo sé, mujer? -preguntó el hombre con ojos duros- Pero ella te necesita. Ahora mismo es vulnerable, los monstruos la buscarán a kilómetros y si la abandonas ahora...

-Por eso tengo que dejarla ir -lo interrumpió, su rostro mostró el más puro de los dolores mientras veía a la infante en sus brazos. No quería dejarla, no deseaba y en lo más profundo de su corazón, sabía que no podía... Pero era necesario. Era por su bien-. Si permanece a mi lado, él la encontrará. No podré protegerla y todo será en vano.

-Te odiará.

Sus ojos miraron al hombre con la expresión más valiente que Zeus había visto en mucho tiempo.

Jocelyn Fairchild era una mujer fuerte y capaz de cualquier cosa que se propusiera. Era hermosa. Con cabello rojizo y ojos verdes, muy cálidos y duros al mismo tiempo. Tal vez por ello el dios del cielo se fijó en ella.

Pero todo tenía un precio y Jocelyn estaba por pagar el suyo.

-Elijo mil veces que esté a salvo -dijo Jocelyn con voz rota-. Aunque termine odiando mi solo recuerdo; siempre eligiré su vida. No importa si me odia... Quiero que viva lejos de todo esto.

Un trueno se escuchó.

Ni siquiera las Moiras pudieron preveer lo que estaba por suceder.

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Volví con más potencia, bitch 7u7

Atte.

Nix Snow.