1. Apariencias.

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Martes, 5 de Marzo de 2019.

Camino por los pasillos del colegio perdida en mis pensamientos. Soy consciente del bullicio de los estudiantes que caminan a mi alrededor de un lado a otro pero no les presto mucha atención, en realidad tengo mis propios asuntos que atender en mi cabeza. Y no es como si fuese una chica muy popular o sociable, en la escuela Redbaster yo tengo el papel de la chica invisible, y no hablo de una forma literal —aunque a veces pareciera cómo si en verdad lo fuera—, sino porque nadie se percata de que existo.

En fin.

Llevo días sin poder dormir bien debido a esa horrible pesadilla que siempre me asalta a mitad de la noche. Es demasiado extraño; nunca en mi vida había tenido pesadillas tan constantes, ya que siempre he evitado ver algún tipo de programa en la televisión que pueda perjudicar mi mente, ya saben, como esas películas de terror o serie paranormal y ese tipo de cosas.

¿Lo peor de todo? Es que no logró comprender nada de lo que sucede en ese sueño, todo es tan raro y desconocido, pero a la vez es como si hubiera alguna familiaridad con todo aquello; no sé cómo explicarlo. Creerán que estoy loca, y no los juzgo, después de todo yo también pienso lo mismo.

He pasado mucho tiempo tratando de buscar una explicación lógica para ese sueño; uniendo cabos para poder entenderlo, pero nada. He pensado en la posibilidad de contarle a mi madre sobre ello para ver si ella podría ayudarme o si al menos puede decirme qué hacer para ya no seguir lidiando con ello y poder tener un sueño normal pero la idea es descartada de inmediato, puesto que no quiero que ella piense que a su hija se le ha desajustado un tornillo.

¡Es tan frustrante! Es decir, empiezo con un sueño bastante normal y luego todo cambia de un momento a otro, todo se distorsiona y cada suceso es extraño, y todo termina en calamidad. Es horrible.

—¡Emma!

Alguien grita mi nombre a mi lado haciéndome soltar un chillido y dar un salto. Me llevo una mano al pecho como si con ese gesto pudiera evitar que mi corazón saliera corriendo de mi caja torácica, y me cuesta unos segundos más darme cuenta que se trata de Camile, una amiga —y única— que hice al iniciar el colegio.

—¡Madre mía, casi me matas del susto! —digo mirándola, aún con la mano en el pecho.

Suelta una carcajada antes de que reanudemos nuestra marcha rumbo a nuestra primera clase.

—No seas tan dramática —dice aún entre risas; yo entorno los ojos. Y agrega—. Además, te llamé tres veces y no me hiciste caso. Al parecer andabas de viaje en tu mundo, de nuevo.

—No te escuché —le dedico una sonrisa de disculpa—. Estaba ocupada tratando de recordar si tomé la tarea de literatura de mi escritorio. —miento.

—¡Oh, es cierto! —dice de forma dramática—. Casi olvido que estoy hablando con la chica nerd de toda la escuela Redbaster.

Ruedo los ojos pero es imposible no sonreír.

Camile Lancaster es la clase de chica que cualquier mujer envidiaría y la que todo chico desearía tener como novia. ¿Y quién no? Si es demasiado bonita, y no me malinterpreten, no soy lesbiana. Pero el hecho de ser mujer no me impide reconocer la belleza de otras chicas. Y mi amiga sin duda posee una belleza muy llamativa, con su piel blanca, cabello rojizo que le cae en ondas cubriéndole por completo la espalda, esas caderas anchas que hacen remarcar aún más lo diminuta que es su cintura, y un par de torres gemelas que hacen llamar la atención de todos los chicos que se cruzan en su camino gracias a los escotes que suelen llevar. Siendo sincera, ni siquiera tengo idea de cómo es que una chica como ella puede ser mi mejor amiga; es decir, somos dos polos totalmente opuestos, sin embargo, a ella parece no importarle las miradas reprobatorias que todo el mundo lanza hacia nosotras cada que nos ven juntas.

—¿En serio debo recordarte cuántas veces ésta nerd ha salvado tu trasero?

La escucho reír al tiempo que cruzamos el umbral de la puerta para entrar al salón de literatura.

Al momento en el que ponemos un pie dentro del aula, las miradas curiosas no se hacen esperar. Yo decido ignorarlas como todos los días, pero Camile, ella es otra canción.

—¿A caso se les ha perdido algo? —dice Camile alzando la voz en un tono bastante brusco.

La mayoría de los presentes desvian la mirada, algunos apenados, y otros indiferentes. Pero mientras avanzamos hacia nuestros respectivos lugares, se escucha una carcajada que retumba dentro de todo el salón y que me hace rodar los ojos, porque no necesito dirigir la mirada hacia donde proviene el sonido para saber que se trata del demonio encarnado, Chloe Weaver.

Dicen que las apariencias engañan, y nunca en mi vida he estado más de acuerdo en algo. Esta chica tiene un físico extremadamente hermoso; un rostro con rasgos delicados, nariz pequeña y perfilada, labios mullidos siempre bajo una capa de labial rojo, un par de ojos azules y grandes, y unas cejas y pestañas rubias muy pobladas. Tiene un cuerpo bastante esbelto, y con cada curva en el lugar correcto, un cabello súper liso y rubio, unos senos bastante grandes, y por si eso no fuese suficiente, su familia es una de las más poderosas de Red Blast. ¿Qué más podría pedirle a la vida? Quizá un corazón más blando, porque a veces me da la impresión que en su lugar tiene una piedra, o tal vez ni siquiera tiene corazón.

Chloe se ha encargado de hacerme la vida miserable desde el primer momento en el que puse un pie en el instituto. Toda mi vida he sido una chica tímida e insegura, y esa lunática se ha encargado de pisotear la poca autoestima que tenía. Sin embargo, Camile llegó para convertirse en mi súper heroína, defendiéndome siempre de la villana. Ella se ha enfrentado todas y cada una de las veces en las que Chloe se ha acercado para molestarme, insultarme e incluso, agredirme físicamente. Por eso, y muchas razones más es que desde entonces, consideré a Camile como mi mejor amiga.

—Ay, pero que grosera eres Cami —dice con voz burlona, acercándose a nosotras.

—Es mejor que te calles Chloe, hoy no estoy de humor para tus estupideces. —amenaza Camile.

—Vaya, vaya… parece que hoy no le pusieron la correa a la perra.

Al instante se escuchan las risas de todos en el salón de clases.

Dirijo la mirada hacia Camile, quien ha quedado con el rostro enrojecido, porque claramente se está conteniendo. De inmediato decido intervenir, aunque sé de antemano que al hacerlo esa bruja empezará a molestarme a mí pero no me importa, porque sé que si no lo hago Camile terminará metiéndose en más problemas. Ya que ella suele ser muy impulsiva, y si no la detengo, terminará por sacarle los ojos a Chloe.

Así que, justo cuando Camile da un paso hacia Chloe, yo intervengo y coloco mi brazo sobre el pecho de mi amiga para evitar que siga avanzando en dirección a la rubia. Hecho que hace llamar la atención de ambas, y entonces mi pesadilla comienza.

—Pero miren a quién tenemos aquí —dice con una sonrisa maliciosa pintada en los labios y elevando una de sus perfectas cejas rubias.

—Camile, sólo ignórala. —suplico a mi amiga.

—¿Quién te crees que eres, niña? —replica Chloe—. Eres tan patética e insignificante, que ni siquiera debería de perder mi tiempo contigo.

»Sólo mírate, te ves tan ridícula intentando parecer valiente, que en verdad das pena. No tengo ni idea de cómo es que Camile soporta estar tanto tiempo junto a alguien como tú. Y aún peor, que se diga ser la mejor amiga de una fenómeno. Hasta siento pena por tus padres, ¿sabes? No quiero ni imaginar lo difícil que debe ser tenerte como hija, y lidiar contigo todos los días.

He pasado por esto miles de veces. Chloe me ha insultado, pisoteado y herido tantas veces de las que ya ni puedo recordar. Aún así, no puedo evitar que mis ojos se nublen debido a las lágrimas contenidas. Es inevitable, que esa grieta que ha estado por años en mi interior, se haga aún más grande. Porque una parte de mí, sabe que, entre todas esas palabras hirientes que ésta chica me ha dicho, hay ciertas verdades.

No soy una chica valiente, no he sido la hija que mis padres quizá esperaban que fuese, y definitivamente no soy digna de tener una mejor amiga como Camile. Y el hecho de ignorar todo eso y hacer como si todo fuese normal, el imaginarme ser lo suficiente para mis padres y para mi amiga, aunque sea por un segundo, me convierte en una chiquilla patética y egoísta.

Cuando Camile parece estar a segundos de lanzarse sobre ella, el profesor Daniel hace su aparición dentro del aula. Inmediatamente todos guardamos silencio, y Chloe nos dedica una mirada retadora, pero yo tomo el brazo de Camile y la insto a continuar hacia nuestros lugares, y doy gracias al cielo que ella obedece. Pero antes, se acerca un poco más al demonio frente a nosotras.

—Recuerda que no eres intocable fuera de ésta mierda de colegio, Chloe Weaver. —escupe entre dientes.

Y entonces sí, nos dirigimos a nuestros lugares y tomamos asiento para entonces prestar atención a la clase, o al menos simular que lo hacemos.

Han terminado nuestras primeras clases y ahora nos encontramos en el receso, antes de continuar con nuestras respectivas clases.

Camile aún sigue algo irritada debido al encuentro con Chloe, es por esa razón, que nos encontramos engullendo nuestro desayuno en un silencio sepulcral.

De un momento a otro, las puertas de la cafetería se abren de golpe y entonces el silencio se acaba.

Los jugadores de fútbol americano entran riendo, gritando y empujándose unos a otros.

Desde el lugar donde mi amiga y yo nos encontramos, tenemos una excelente vista de todos los chicos que entran por esa puerta, ya que, nos encontramos situadas en una de las mesas cercana a la entrada de la cafetería.

Mirar a todos esos chicos, provoca que me ruborice, pues todos ellos están como para chuparse los dedos. Aunque eso es algo que jamás diría en voz alta.

Pero bueno… mientras sea mi cabeza, soy libre de pensar lo que se me venga en gana sin que nadie me juzgue por ello.

De pronto, una risa ronca y muy familiar me saca de mis cavilaciones, y cuando regreso la mirada en dirección a la entrada de la cafetería, mis ojos son capaces de observar la creación más hermosa que podría existir.

Matthew Coleman.

Un suspiro entrecortado escapa de mis labios al momento en el que su mirada se encuentra con la mía y siento que mi rostro se encandila al instante en el que el chico castaño sonríe en mi dirección. A cambio, yo le devuelvo una sonrisa tímida, y entonces soy incapaz de sostenerle la mirada, así que termino por inclinar mi rostro y concentrarme una vez más en el desayuno que se encuentra en la charola frente a mí.

Soy consciente del momento en el que Matthew pasa cerca de la mesa que comparto con mi amiga, pero la timidez y la cobardía se arremolinan en mi torrente sanguíneo y me impide levantar el rostro para dedicarle aunque sea, una última mirada.
El roce de la servilleta contra mi barbilla me hace dar un respingo y salir de mi estupor, sólo para toparme de frente con una muy divertida Camile.

Parece que la situación le ha cambiado el humor.

Al menos sirvo para algo.

—Tu baba casi inunda la cafetería —dice entre risas y yo sólo quiero enterrar la cabeza como el avestruz.

—Ya deja de molestar —pido avergonzada. Si antes me había sonrojado, ahora estoy segura que mi rostro parece un jitomate.

Mi amiga suelta una carcajada y niega con la cabeza.

—¿Hasta cuando piensas seguir de esta forma? —pregunta, después de superar su ataque de risa.

—No sé de que hablas. —refuto.

—¡Ay, por favor! —exclama con aburrimiento, y rueda los ojos—. ¿Acaso se te olvida que soy tu mejor amiga? Te conozco lo suficiente como para saber que te mueres por Coleman.

—¡Shhh! Cierra la boca que alguien puede oírte —la reprendo.

Ella ríe de nuevo y menea la cabeza, y me dedica una mirada cómplice, mientras que yo sólo me limito a cubrirme el rostro con ambas manos.

Matthew Coleman es el típico chico popular de la escuela, el deportista más aclamado por todos aquellos que son fanáticos del fútbol y aún por los que no tienen ni idea de a qué va ese deporte. Simplemente es el chico al que toda la escuela conoce y adora.

Él solía salir con Chloe, y ¿sinceramente? No entiendo cómo es que lograba soportarla; es decir, ella es como una hermosa princesa, pero que en su interior oculta a una horrible ogra.

En fin…

Ellos eran la pareja más popular del colegio, hasta hace unas semanas, cuando se supo que el cuento había acabado.

Yo he estado enamorada de Matthew desde que me encontraba en mi primer año de instituto, pero jamás he cruzado más que unas cuantas miradas con él. Nunca me he atrevido acercarme a él, la simple idea hace que me suden las manos y mi pulso se acelere. Simplemente es algo imposible. Pero cuando la noticia de su ruptura llegó a mis oídos, debo confesar que no me había sentido más feliz en la vida como en ese momento.

Camile y yo, nos dirigimos hacia la salida del colegio. Nuestras clases han terminado y muchos estudiantes van ya de salida al igual que nosotras.

Gracias al cielo, Chloe no volvió a molestarnos. Parece que la amenaza que le hizo mi amiga la hizo aplacarse un poco. Todos en éste plantel saben que Camile puede ser bastante agresiva cuando alguien la molesta. Es por esa razón que nadie se atreve a desafiarla, a excepción de Chloe, claro está.

Estando ya fuera del colegio, Camile y yo nos despedimos, prometiendo que nos veremos en la tarde para ir por una malteada y distraernos un rato.

—Pasaré por ti más tarde, ¿de acuerdo?

—Sí, está bien. —respondo—. Ésta vez te toca pagar a ti —le recuerdo.

—Ya lo sé —rueda los ojos—. Así que no quiero excusas para no ir, ¿Okay?

Suelto una risita y asiento. Nos despedimos una vez más, luego de ver llegar a su chófer listo para llevar a mi amiga a casa. Así que, la miro subir al auto y marcharse, no sin antes despedirse con la mano, a lo cuál yo le devuelvo el gesto.

Lamentablemente, mi amiga y yo vivimos en direcciones diferentes, por esa razón debemos separarnos apenas salimos del instituto. Sólo en algunas ocasiones cuando el chófer por una u otra razón no ha llegado por ella, hemos ido a tomar algo en una cafetería que queda a unas cuadras del colegio sólo para conversar un rato más, y después tomar nuestros caminos a casa.

Así que, esta vez, inicio el camino a casa. Y es hasta éste momento en el que me encuentro sola, cuando me permito pensar una vez más en los sueños que me han asaltado durante la noche las últimas semanas.

A ninguno de los sueños le encuentro sentido. Es decir, ¿cómo podría ser eso posible? Si cada uno de ellos, terminan llevándome a una persona totalmente desconocida para mí, pero eso no es lo peor, sino que, todos los sueños terminan en desastre, muertes, y una explosión.

Todo es sumamente confuso y aterrador.

Voy tan sumida en mis pensamientos, que ni siquiera me doy cuenta del momento en el que un auto reduce su velocidad y ahora va a la par de mi caminata, siguiéndome.

Doy un respingo cuando la ventanilla es bajada y entonces, mi mirada choca con unos ojos color miel que me observan muy amigablemente.

Por un momento pienso que todo es sólo es un espejismo y que mi cabeza me ha hecho una mala jugada, pero cuando una sonrisa demasiado encantadora es dirigida en mi dirección, sé que ni siquiera en mis deseos más ocultos habría podido imaginar una sonrisa tan hermosa como esa.

—Hola, ¿me permites llevarte a casa? —su voz ronca y masculina hace que todo el aire escape de mis pulmones. Y ahora mismo, creo que he olvidado cómo hablar.

Suelto un susurro ininteligible y el chico castaño sólo me observa con una gran sonrisa dibujada en su increíble rostro de infarto.

Me aclaro la garganta y trato con todas mis fuerzas de devolverle la sonrisa, pero creo que ha salido más como una mueca. Así que lo intento de nuevo.

—Yo… emm… —me aclaro la garganta una vez más—. Eh, ¿me hablas a mí? —cuestiono señalándome con un dedo.

Su risa ronca retumba dentro del auto y hace que se me ericen todos y cada uno de los vellos de mi cuerpo. Me dedica una mirada divertida.

—Pues no veo a nadie más por aquí —dice haciendo ademán de estar buscando a alguien a su alrededor—. Así que sí, te hablo a ti.

De pronto me siento muy, muy, pero muy nerviosa. Creo que me va a dar algo, lo juro.

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N

ota de la autora: ¡Hola! Bueno... aquí está nuestro primer capítulo, así que, oficialmente damos por iniciada ésta nueva aventura 👏🏼💗.

Emma parece una chica muy agradable, ¿no lo creen? Aunque algo tímida pero a mí me agrada🤭.

Espero que puedan disfrutar de la historia tanto como yo.
Hasta ahora, puedo decir que estoy sumamente satisfecha con los resultados obtenidos. Aún así, no descarto la idea de que puedo mejorar, ¿ustedes qué opinan? 😊

Agradezco de antemano su apoyo, y no olviden dejar sus comentarios para saber qué les ha parecido éste primer capítulo. Y si te ha gustado, ¡no olvides votar! ☆

Sin más por el momento, me despido 🤭.

Les mando un beso y un gran abrazo ♥️

—Paloma Novelo.

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