Escucho sus versos con la mayor atención posible, me genera alta curiosidad este ser.

Para mi asombro sus palabras y su voz están cargadas de pesar y melancolía. Pesar que desgarra mi cuerpo en un sutil vendaval, será que todos los poetas provocan lo mismo, será que el don de ellos va más allá de la rima y el verso.

Son tantas preguntas y tantas respuestas por descubrir, tantos misterios e intrigas que una no puede hallar.

Me decido a preguntarle dispuesta a saber la verdad, pero su respuesta no solamente no me la otorga, sino que realmente ha generado más misterios y dudas.

Debería de seguir con esta búsqueda o debería marcharme y dejarlo, no, no puedo dejarlo.

Lo único que tengo de certero es que me volví, sin saber cómo, la fiel oyente de este poeta.

Aunque ya no dice ni una palabra, él sigue observándome como si fuera capaz de ver dentro de mí. Entonces, con un leve gesto, le indico que estoy dispuesta a ello, que sigo adelante con este delirio.

Veo en su mirada como busca sus recuerdos, me da la sensación que busca en un pasado muy lejano de su memoria, tengo la sensación que esto empezará desde un gran inició.

Ni un sólo detalle se escapará de mis oídos