28. Que el creador decida

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Cuando una sirena duerme, lo hace debajo del agua con los ojos cerrados y sus cabellos llevados por la corriente, sus brazos recogidos reposan en su pecho, sus colas siguen ondeando lentamente, lo que permite ver el destello de sus escamas potenciando así el brillo y la gama de colores que ellas lucen, había oído hablar de lo relajante y bello que es verlas dormir, pero por extraño que parezca en mi infancia en Dorlokein jamás tuve la ocasión de ver a una sirena en su profundo e hipnotizante sueño.

Así fue como en los primeros rayos de luz quede dormido contemplando embelesado a Aerith, desconozco cuanto tiempo he dormido, pero mi cuerpo adolorido me demuestra que no fue lo suficiente. He despertado por la fuerte lluvia que golpeaba con fuerza el techo creando que el agua se filtrara por el mismo como pequeños chorros de agua.

En el tanque de cristal Aerith también ha despertado, pareciera que el lugar va a salir volando en cualquier momento. Mi compañera de cautiverio me miro muy confusa como buscando una respuesta con la mirada y me dijo:


- ¿Qué es ese silbido?, ¿lo oyes?

Apenas me había percatado del sonido que ella describe, pero era cierto que si prestabas atención se escuchaba un chirrido similar a un silbido descompasado, cuando me empiezo a preguntarme también de que se podría tratar, Aerith y yo hallamos la respuesta delante de nuestros propios ojos. Una criatura de poco más de medio metro de altura, cubierta de pelo blanquecino con tonos azulados, ojos grandes y grises, cuernos y manos negras, orejas extremadamente grandes para su tamaño, dicha criatura estaba empapada, se observaba altamente nerviosa y portaba a sus espaldas un saquito de tela que guardo apresuradamente detrás de unas jaulas vacías.

La criatura está claramente asustada y al parecer herida, pues de su cuerpo sale un líquido platino muy similar a la sangre, Aerith y yo contemplamos horrorizados como tenía clavado una punta de flecha igual a las que el cazador tiene en la misma cabaña granero donde nos encontramos, nos miramos uno al otro sabiendo qué le pasara a esa criatura que solo buscaba refugio para dar su último aliento, tememos que Karonthe entre en cualquier momento a la búsqueda de su presa. En el exterior la lluvia  ha encontrado su fin y las goteras dejan de fluir, pero esa calma dura poco dado que como era de esperar, Karonthe acaba de entrar furioso gritando como un monstruo feroz.

 Al parecer la pequeña criatura había entrado a su cabaña para robarle algo de comida en medio de la lluvia, y el cazador está dispuesto en acabar con su vida como venganza por sus actos. Cuando encontró la criatura herida y asustada le arrebato la vida de manera salvaje y brutal, tanto Aerith como yo quedemos en absoluto silencio a sabiendas de que seguramente uno de nosotros dos sería la próxima víctima de ese salvaje cazador.

Karonthe se marcha arrastrando con un gancho a la criatura peluda dejando por su paso un hilo de sangre platino, el ambiente se ha vuelto tan denso y hostil que ese podría cortar con cualquier filo de un arma, pero para sorpresa de ambos fue cortado por unos pequeños silbidos que venían de la bolsa de tela que ha cobrado vida, de ella aparece una réplica diminuta de la criatura peluda con un trozo de pan en sus manos, al parecer eran madre e hijo, y la madre se aseguró de salvar a su progenitor por encima de todo.

La cría peluda comienza a devorar su pedazo de pan, una vez acabado alzo su mirada y comenzó a caminar torpemente hacia nosotros, claramente se trataba de un bebe de una criatura característica de esta jungla, pues jamás había visto ni oído hablar de una criatura similar. Seguramente está buscando a su madre y ese hecho me rompe el corazón, dado que esta adorable criatura se ha quedado huérfana a muy temprana edad. Por suerte Karonthe olvido revisar si había alguna criatura peluda más en la cabaña granero.

La torpe criatura porta un medallón idéntico al de su madre, quizás se trata de un amuleto de protección característico de su cultura. Tanto Aerith como yo estábamos contemplando la pequeña criatura cuando sus manitas y cuernos negros empezaron a brillar de un azulado intenso y de sus manos emergió un agota de agua que con el paso del tiempo fue creciendo y expandiéndose, al parecer estas criaturas son capaces de generar y controlar el agua, un hecho que sin duda me parece altamente sorprendente, estamos quizás delante de una criatura elemental del propio creador. La criatura deposita su enorme gota de agua en el suelo creando un pequeño charco en el que se tumba a jugar salpicando alegremente.

No podía creer que fuera tan alegre en un lugar tan hostil, pero que supongo que la inocencia y dulzura de esta criatura eran algo extremas. Sin poderlo evitar se me escapa una carcajada, cosa qué provoca que el pequeño me mire con extrema curiosidad, se levanta de su charco y se dirige hacia mi jaula con ligera torpeza al andar, le ofrezco mi mano y el sonriente se agarra a mis dedos con fuerza, Aerith me mira sorprendida y dice:

- ¡Pero qué cosita más tierna!, estoy muriendo de amor.

El pequeñín al oírla se acerca al tanque de ella y se queda mirando buscándola por todo el tanque de cristal, Aerith se sumerge de nuevo par que la vea y acerca su rostro a la pequeña criatura, ambos unen las palmas de las manos a través del cristal, creando una escena de lo más memorable, pero al parecer ese contacto no es suficiente para la criatura y comienza a hacer brillar sus manos y sus cuernos para en esta ocasión elevar una gran masa de agua del tanque sacando así a Aerith de su cautiverio, cuando la deja en el suelo y toda la superficie de la cabaña se inunda de agua el pequeño aprovecha para saltar sobre ella y abrazarla con fuerza.


Esta pequeña criatura peluda es tan alegre que ha conseguido que por primera vez olvidemos nuestra desdicha, que olvidemos que estamos condenados a morir entre esas frías jaulas de hierro. Al darme cuenta de ese hecho me doy cuenta demasiado tarde del peligro en que ahora están Aerith y el pequeño, los pasos de Karonthe se oyen en el exterior y Aerith empuja a la cría a unas cajas para que no lo descubran. El cazador al entrar hace notar su grave voz:


- Se puede saber que haces fuera del tanque serás linda, pero no muy lista, al menos de esta manera me lo pones más fácil, ha llegado el momento de investigar tu don, averigüemos los limites de tu cuerpo.

Dicho esto Karonthe coge a Aerith y la cuelga de los brazos en una tabla, estoy convencido de que dicha mesa la usa para despellejar sus presas sin importar que aun sigan con vida, empiezo a temer por la integridad de la hermosa sirena cuando el cazador sujeta en su mano un cuchillo afilado de gran tamaño. Karonthe con una sonrisa perturbadora empieza a rasgar la cara y las extremidades de Aerith, para un momento a ver como se desangra a la espera de una regeneración que no ocurre, pero está dispuesto a desafiar de mil maneras la fisonomía de Aerith, pues él cree que el poder de resurrección está en su cuerpo y no en el colgante que ella lleva.

La impotencia y la ira inunda mi cuerpo dispuesto agredir verbalmente a Karonthe me dispongo a agarrarme con fiereza a los barrotes de la jaula cuando una pequeña mano temblorosa agarra mi cuerpo, me giro y veo al pequeño peludo repleto de lágrimas y temor, comprendo entonces que para salvarle la vida es mejor que no llame la atención de Karonthe. Empujo a la cría a mis espaldas para taparlo con mi cuerpo, me arrodillo exhausto y cierro mis ojos para transmitir la máxima calma al pequeño, pero no puedo evitar visualizar los horrores por los que está pasando Aerith en estos momentos.

Mis oídos traicioneros captan el crujir que crean varios artilugios en el cuerpo de Aerith, como también captan el gorgoteo de la sangre golpeando el suelo, debo apaciguar con la impotencia de no hacer nada al respecto para salvar el pequeño con la esperanza de que ella pueda soportar todo el dolor y sufrimiento que le está causando el cazador, puedo percibir los alaridos internos que ella se está callando por dentro.

De repente un silencio sepulcral se crea en la estancia, seguido de un resoplido de Karonthe quien decide marcharse sin más, seguramente agotado por no obtener resultado alguno en la supuesta regeneración del cuerpo de Aerith, se marcha de la cabaña y cierra con un candado para evitar que nadie pueda salir.

Aerith apenas podía respirar y mucho menos moverse y salir de aquel lugar, en ese momento el pequeño salió de la jaula con la misma facilidad con la que había entrado, en ese instante desee ser tan pequeño como él. La criatura peluda de nuevo uso su don para envolver a la sirena en agua, pero en esta ocasión el agua tenía un brillo especial que provoco que todas las heridas se curaran al instante, gracias a ese hecho, ahora tengo claro como puedo ayudarles para rescatarlos y que sean libres.

El pequeño después de curarla se sentó con tristeza, pareciera como si hubiera perdido toda su vitalidad, quizás el tremendo esfuerzo realizado lo dejo exhausto. Aerith se acercó como pudo hacia mi jaula, después de todo lo que ha sucedido hace apenas unos minuto y verla intacta como si nada hubiera parece que sea algo irreal, ella me mira con una sonrisa antes de decirme:

- No voy a dejar a este pequeño solo, yo lo cuidaré, seré su nueva madre si hace falta. Debemos de salir con vida de aquí.

- No podría estar más de acuerdo, y vosotros juntos podéis hacerlo, marchaos ahora mismo se libre.

- No vamos a irnos sin ti, olvida eso ahora mismo.

- Os tenéis el uno al otro, no necesitáis nada más, podéis hacerlo.

- No estarías aquí si no fuera por mi culpa, si yo no hubiera golpeado cuando solo querías rescatarme, no cometas los mismos errores que yo, deja que te ayude, creo que puedo hacerlo.

Veo en su mirada una determinación, que sé que es irrefutable, ha decidido sacarme de allí, aunque eso le cueste la vida, así que no tengo más remedio que resignarme y esperar a que esto acabe de la mejor manera posible si es que hay alguna buena. Ella golpea con su cola en varias ocasiones el candado de la jaula sin resultados, más allá de rasguños y moretones en su cuerpo. Para mi sorpresa el pequeño peludo se une a sacarme de esa jaula, juntos prueban con todas las herramientas que hay en la cabaña granero, con golpes, mordeduras, chorros de aguas y un sin fin de cosas más que finalmente provocan que en una arremetida el candado ceda y se abra, aunque más bien se ha destruido por completo.

Somos libres, cojo a Aerith en brazos y me sorprende lo ligera que es pese a su gran cola, el pequeño se sube sobre ella, con mucho cuidado salimos de la cabaña granero y empezamos a andar hacia la zona de vegetación frondosa más cercana. Por desgracia, Karonthe, se ha percatado de nuestra huida y nos sigue desde cerca gritando como un loco y con dos sables.

Corro lo más que me permiten mis piernas internándome por la parte frondosa de la selva, todos nuestros corazones están muy acelerados, esquivo varios árboles más y parece que lo hemos perdido de vista, así que me siento a descansar junto a un precipicio donde las vistas la noche estrellada son hermosas, podemos respirar tranquilos después de haber sido vendidos, maltratados, mutilados y usados al fin somos libres o eso es lo que creemos.

De las sombras surge Karonthe como alma enloquecida por la ira desenfrenada, en su aparición nos ha herido a Aerith y a mí, me encuentro delante de él, dispuesto a usar mi cornamenta y todo mi cuerpo en un duelo a muerte.

Él lanza su primer ataque que consigo esquivar a duras penas, seguido de un segundo ataque que consigue rasgarme el costado, los mismos movimientos se repiten en varias ocasiones dando como resultado que mi cuerpo está lleno de cortes, se agote por momentos, no sé cuanto podre aguantar. Karonthe se prepara para lanzarme su ataque final cuando recibe un coletazo de parte de Aerith que lo deja sin sentido, el pequeño aprovecha para lanzarle en la cara un chorro de agua, debo aprovechar la ventaja que me han dado mis compañeros y me lanzo sobre él para atestarle una buena cornamenta que provoca que pierda el equilibrio y caiga precipicio abajo, con tan mala fortuna que una piedra cae sobre sus piernas dejándolo inmovilizado pero vivo.

El pequeño se acerca a el precipicio y todo su cuerpo empieza con el brillo azulado característico de su don, en cuestión de segundos ha creado en su entorno un remolino de agua de una fuerza considerable, no puedo creer todo lo que es capaz de hacer esta pequeña criatura, la voz de Aerith me arrebata de mis pensamientos.

- Él lo sabe, Yum-yum lo sabe, sabe que la mató, cuando invoco esa agua curativa nuestras mentes se fusionaron haciendo que ambos viéramos los recuerdos del otro, ese tipo de sinergias es algo que hacen las sirenas con algunas criaturas acuáticas, es una conexión más allá de lo físico. Yum-yum y yo estamos conectados, la ira que ahora mismo siente está haciendo que no sepa controlar su don, algo en su interior está pidiendo venganza.

No podía creer toda la información que ella me había dado, al parecer el pequeño tenía un nombre y ese nombre era Yum-yum, con cautela me acerque a él, no podía permitir que una vida más soportara una dura carga.

- Yum-yum, su vida no merece la pena, si lo matamos ahora que está indefenso, que nos diferenciara de él, que hará que él sea un asesino y nosotros no, Yum-yum escúchame por favor, no lo hagas pequeño, cálmate y ven aquí.


Abro mis brazos dispuesto a recibirle, él poco a poco se va tranquilizando y el remolino se va reduciendo a medida que él se calma, viene a mis brazos y estrecha su pequeño cuerpo junto a mi pecho y mirando al cazador digo:

-Dejemos que sea lo que el creador crea.

Dicho esto y a modo de respuesta, un rayo atraviesa el cuerpo de Karonthe calcinándolo por completo y dejándolo sin vida. Los tres no quedamos perplejos por lo que acaba de suceder ante nuestros ojos, sea casualidad o no, no cabe duda de que ahora somos criaturas libres.

Nos ponemos en marcha en búsqueda de un lugar donde poder pasar la noche y que Aerith pueda estar en su hábitat, porque aunque Yum-yum la va refrescando de vez en cuando, tampoco queremos agotar a la pequeña criatura, que aunque sea poderosa no deja de ser un cachorro.

Guiados por Yum-yum salimos de la jungla para adentrarnos en la comarca de Cephyr, el paisaje que se abría ante nosotros era deslumbrantemente hermoso, la vegetación era luminiscente y reaccionaba al mínimo roce creando juegos de luces y colores de lo más impresionante, ante nosotros se erguía un imponente lago de grandes dimensiones y agua cristalina, el paraje era tan puro e ilusorio que daba la sensación de estar en un paraíso aun por descubrir.


Después de este completo capítulo que nos llevará a un nuevo poema, únicamente nos queda salir de esta visión que ha durado nada más y nada menos que 4 capítulos. Recuerdo que si os ha gustado votad, comentar y compartir.

¿Qué os parece Yum-yum?

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