Capítulo 15💥

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Nuestro  destino

.....


Pues no, ni borracha quería hacerlo, escuchando las canciones de Dua lipa simplemente bailaba sola en la pista.

Allí estaba, pasando vergüenza sola cuando apenas unas horas había dicho que no iba a beber tanto. Sí, yo era una muy mala bebedora... En la vida todo lo hacía mal, ¿Y por qué no... Ser la peor bebedora?

—Eleine ¿No puedes no dejar de hacer desastre así sea en los días de semana?— preguntó sarcástico — Aparte de control de ira necesitas ir a alcohólicos anónimos — aquella voz gruesa y ronca masculina, al girarme era él... Para mi sorpresa frente a frente, incluso encendida por el licor podía ver lo atractivo que era su rostro.

— ¿ Señor Elliot? ¿Qué haces aquí? — pregunté, traté de arreglar mi cabello desarreglado y alisar mi corta falda de jean, no era mi mejor look ya que la camiseta Blanca que tenía estaba sudada y mi cabello revuelto atado hacia arriba, no esperaba conseguirme a alguien, por lo que imaginaba incluso que mi maquillaje se había caído algunas horas atrás, él me miró y sonrió con aquella sonrisa débil que siempre daba como si le desagradaba.

— Estas haciendo una escena y tienes una cuenta que pagar, así que nos vamos. — ordenó tomándome del brazo, con firmeza me arrastro fuera de la pista de baile.

— ¡Oyeee! ¡ Déjame! Yo me voy cuando yo quiera.— le reclamé mientras me detenía y evitaba que me arrastrará del brazo, él suspiró y tomando mi cintura, elevó mi cuerpo cómo un costal de papas y lo colocó en su hombro.

— ¡Deja de tratarme como un costal de papas!, yo soy libre, así que déjame beber— me quejaba golpeando su espalda, y se sentía completamente firme... ¿También su trasero lo era? Lo pellizque y para ser un hombre, era bastante palpable, sentándome de frente en la barra y se paso las manos por el cabello mirándome incómodo.

— ¡Eleine!, compórtate como adulta...— me regañó y le sonreí nerviosa, no se en que momento sacó unos zapatos unos pequeños deportivos, tomando mi pierna; agachado frente a mi desató mis tacones —¿ Cómo puedes andar por alli con este calzado? — ajustando los converses, me los ató como si fuera a un niño pequeño, con mis tacones en mis brazos yo lo miraba detenidamente sus expresión concentrada en doblar las agujetas y haciendo un perfecto lazo.

— ¿Qué es esto?— Pregunté riéndome moviendo el pie de lado a lado para ver los zapatos en mis pies... era extraño ya que eran de mi talla.

— Te debía unos zapatos de la vez pasada, estaba cerca y me llamaron y los tenía conmigo, Eleine, siempre donde vas haces desastre, deberían llamarte "huracán Eleine". — se quejó mientras me bajaba se la barra tomándome de la cintura, en el suelo miré los zapatos haciendo puchero.

— Estos no son mis tacones de diseñador, no cuestan ni siquiera una parte de lo que le costó a George — reproche en voz baja.

— Cálmate, luego te busco tus zapatos de diseñador o lo que tu digas, sólo vamos a pagar la cuenta y nos vamos hasta que rompas algo— ordenó y lo mire molesta.

— ¡No me voy! tú no me ordenas, ni siquiera quieres acostarte conmigo — le grite y el bartender levantó la mirada con una sonrisa burlona mientras limpiaba la barra.

— La cuenta de la niña la pones en la mía, ¿Cuánto bebió siquiera para ponerse así?

— fueron 5 tequilas ... en un vaso de whisky hasta el arriba, ella siempre es así hasta que se acuesta a dormir y luego se va sola o con un hombre... si es que tiene suerte, ya que solo le gustan homosexuales — se burló el muchacho y yo me gire para insultarlo... pero era verdad.

— Vámonos Eleine, no entiendo para que eliges beber en un sitio mas alejado de donde vives — se quejó tratando de tomarme de los brazos y yo lo golpee con los tacones en el pecho.

— ¡Déjame! Yo me voy hasta que algún hombre en este lugar me diga de acostarnos porque nadie me quiere .. todos son homosexuales ¿Por qué? ¡ Nadie me quiere! ¡Estoy sola! Mi amiga se fue al sur, mi amiga de la universidad se fue a cumplir su venganza en Redville.. un momento no debía decir esto — me detuve mirando sorprendida a Dominic — nu le digas que ye ti dije — susurre atropellando las palabras rápidamente y colocándole el dedo en los labios para cubrirlo.

— Ni la conozco, así que vamos Eleine, vamos a casa... Algún taxi nos va a llevar y espero que no hagas nada tonto esta vez—

— ¡déjame! Todos dicen que estoy gorda pero no lo estoy, tu eres un ¡racista!— gritaba quejándome buscando cualquier insultó que se me ocurriera, pero ninguno era bueno; sacudiéndome y me aparté entre el forcejeo mi estómago me hacia sentir con dolor de cabeza y me detuve mirándolo fijamente.

Éste se movía de lado a lado

¿O era yo la que lo hacía?

— Lo siento— dije limpiando la camisa de Dominic, segundos antes había vomitado encima de él, una mezcla de lo que era licor, saliva y —¿Yo comí pizza? — me reí nerviosa mientras limpiaba su camisa y vi su rostro pálido, los ojos me pesaban y un sueño se apoderó de mi al igual que la vergüenza.

.....

Dominic Elliot.

Al ver a la pequeña en aquél estado de ebriedad me hacia sentir mal, ella había sufrido tanto y seguía sufriendo, pero me era difícil acercarme a ella, sosteniéndola en mis brazos la senté como pude en la barra mientras gritaba cosas sin sentido.

¿En verdad no te das cuenta que te trato de ayudar mujer? Pensaba mientras la sostenía y ella en un momento arrojó sobre mi una enorme mezcla de vomito y mire mi saco con asco, mi pantalón y mis zapatos cubiertos de la mezcla viscosa entre licor, pizza y saliva.

Ella desmayándose cayó sobre mi y la miré y aparte su cabello del rostro ¿te desmayaste o solo quieres evitar la responsabilidad?.

— Demonios Eleine, no entiendo como algo tan pequeño pudo vomitar semejante cantidad de basura — me quejé mientras trataba de no ensuciarla con su mismo vomito.— tú niño, llama a un taxi— le ordené al bartender, mientras sostenía la cabeza de la chica con mi mano y ella aparentemente dormía como un Ángel.

— Lo siento señor Elliot, creo que nadie quiera llevarlo así... si quiere le puedo prestar algo de los casilleros.. pero ninguno es tan grande como.. usted— respondió atemorizado Joaquín, el tonto bartender del local, inhalando y exhalando repetidas veces para no perder el control lo vi.

— ¿Y tu jefe? — pregunte y el muchacho nervioso me acercó un pañuelo y yo levante la ceja.

— Esta de viaje, pero ya te busco algún abrigo espera— dijo mientras se retiraba, con delicadeza limpie a la muchacha y la mire al verla tan tranquila, no podía creer que sea la segunda vez que me hacia esto.

— ¿ Acaso tienes este superpoder? Pregunté mientras trataba de apoyarla en la barra y Joaquín regreso con un abrigo barato, tirando el mío a un lado mire mi camisa salpicada y la desabroche. Sintiendo la mirada del joven y me di la vuelta incomodo, ni en la cárcel me sentía tan vigilado como el del veinteañero que mordisqueaba su labio, me quede en una camiseta sin mangas de algodón, como pude con aquellas servilletas que me pasaba el muchacho, limpiando fuertemente el pantalón y los zapatos; me coloque el abrigo encima.

— Te traje esta bolsita— dijo Joaquín extendiendo una bolsa de papel y yo metí las cosas de mala gana.

— Gracias, vamos Eleine... tenemos que ir a tu casa...— dije tratando de despertarla y por lo visto me tocaba de nuevo cargarla al ella no querer despertar.

Con fuerzas levante a la muchacha y la llevaba en mis brazos, como siempre lo hacía...Era posiblemente la segunda vez que vomitaba encima de mi y ya había perdido la cuenta de haberla tenido en mis brazos, parecía tan solo ayer cuando era solo una niña. Caminando por la calle casi muriendo por el olor asqueroso, ambos apestando a vomitó y cargando una muda de ropa vomitada en mi mano, paso mi salvación: ¡Un taxi!, alce la mano emocionado y esté se detuvo.

— Buenas noches, por favor a la calle...

— ¿Huelen a vómito? Se me bajan — se quejó el hombre.

— Le voy a pagar el doble por favor señor — insistí y el hombre negó con la cabeza.

— No, no, no gracias, luego el taxi apesta y no me gusta — insistió echándonos.

— Le dejo estos zapatos según ella son de diseñador y mi tarjeta para que me llame y yo le pago el doble —

— No, no, no, no... se bajan de mi taxi — reclamó el hombre y yo molesto me baje con Eleine aún durmiendo como si estaba en su casa

— ¿Y ahora Eleine?— Me pregunte, cargándola de nuevo en mi hombro boca abajo.

Y así como caminábamos por la calle, de pronto empezó a hacer arqueadas , deteniéndome y antes que la dejara en el piso volvió a vomitar mi torso y se acurruco para seguir durmiendo.

— Debería dejarte aquí mismo, mocosa ¿De dónde te sale tanto vómito? Para la próxima no me importa que te conozca desde siempre, pero te dejo aquí mismo y que otro sea encargue del problema.

Igual no la iba a dejar sola, iba todo engrasado de vómito y cargando 70 kilos de grandes senos y una gran hernia que posiblemente me saldría por ella, sentía la cálida piel de la muchacha pero siquiera esto lograría excitar a cualquier hombre.

— ¿Por qué eres así? Le Reclamé y ella simplemente se encogió como si estuviera en una cama y estaba dormida con la boca abierta, tenía que decidir si llevarla en brazos varias calles hasta su apartamento o dejarla en un motel, pero en su estado no sería bueno dejarla sola... Y en mi estado no llegaría muy lejos.

— Eleine... reacciona — le decía y ella seguía durmiendo en mis brazos y me cubría el rostro con su pequeña mano. —tienes el sueño mas profundo de lo que imaginaba—sin darme cuenta que mi salvación estaba conduciendo a unos metro.

— Ey, Señor Elliot, Dominic .. ey — me llamó, una voz femenina tocando la bocina y me giré.

— ¿ profesora Estela Heinz ? — el auto negro se aparcó a nuestro lado.

— Vamos, no voy a dejar a mi mejor alumno alli deambulando con ¿Señorita Broke?—Preguntó y yo sonreí.

En el automóvil me acomodé como pude en la parte de atrás con la "bella durmiente", ella seguía durmiendo tan tranquila y antes que dijera algo por el olor.

— Prometo pagarle la limpieza, mañana pase por la iglesia... y yo se lo pagaré — insistí nervioso.

— Tranquilo, ¿qué le paso? Veo que ya se acercaron lo suficiente, recuerda que este miércoles tienen que ir al encuentro — Estela era mi orientadora de control de "ira" y era irónico como habiendo sido seminarista en Italia a haber terminado aquí: un ex convicto por lavado de dinero cosa que no había hecho, un accidente en el pasado y lleno de vómito de la mocosa que tenía encima que dormía como una bebé babeando mi pierna.

— ¿Tienen pasado? — preguntó la señora Heinz haciéndome ahogar por la sorpresa y ella sonrió mirándome por el retrovisor.

Eleine me tomó de la mano y entre dormida la llevó a su rostro y la abrazó.

— Nadie me quiere, ni mami... ni mi padre.... ¿Por qué nadie me quiere? Solo mi abuelo y me da miedo regresar — balbuceo sollozando y se volvió a acomodar para dormir. Le limpie las lagrimas que caigan sobre su mejilla, acariciando aquel suave rostro marcado por una que otra peca, de labios carnosos y rostro aun infantil, no había madurado nada por haber sido empujada a la adultez muy rápido.

¿Estaré mal de la cabeza por pensar que me gustas? Es extraño haberme sentido curioso de como habías crecido, pero por mas rara que seas... — Yo te quiero tonta— le susurre al oído y ella se movió arreglándose en mi pierna.

— ¿ Decías algo? ¿Por qué no la llevas a tu casa? — preguntó Estela mirando por el retrovisor .

— Ella estará cómoda en su casa, es mas seguro allí... además, en mi casa no la puedo llevar así, tengo a alguien a quien le rindo cuentas — respondí sonriéndole mientras sostenía a la muchacha para que no rodará a un lado.

Al llegar al edificio donde vivía la bella durmiente, le di las gracias a la señora Estela y baje cargando a Eleine con lo poco que me quedaba de energía.

La noche estaba fresca y ni un ruido se escuchaba, Eleine había elegido un buen sitió a pesar de todo para vivir, el crimen se había disminuido en esta zona y a pesar de ser un sitio pobre era mas que todo el hogar de muchas familias numerosas, tomando a la chica que se me resbalaba de los brazos, entré con su llave al edificio, no sin sentir una extraña sensación de que era observado, gire mi cabeza dirección contraria y nada.

... No había nadie.

Tenía que cuidarla, aquél ataque de aquella noche no había sido solo un par de carteristas queriendo robarse el bolso de la chica, había algo mas denso detrás de ello y si esta sensación que tenía en mi espalda era lo que pensaba, Eleine no estaba a salvo en este "tranquilo barrio".

.....

Acostándola miré mi alrededor... ¿Qué tenía en tantas cajas? Levantándome mire algunos zapatos sobresalir y uno que otro abrigo. Buscando algo con que limpiarme hizo caer unas cajas al suelo y trate de recogerla, aún con el ruido ella solo babeaba la almohada, algo brillante en el suelo me llamo la atención y sonreí.

—¿Aún conservas esto? Le pregunté riéndome y lo coloqué en su mesa de noche. Aquél amuleto cuyo recuerdo estaba ligado con algo mas que mi chapuzón en un lago de desechos.

Un recuerdo de mi niñez y la de ella.

...

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